Una nueva denuncia pone en el centro una conducta humana que ha sido la tónica de las temporadas estivales de los últimos años: autos deportivos, motos y 4×4 transitando por las playas que albergan vida bajo y sobre la arena. Ese es el caso de la recién estrenada playa Las Salinas en el balneario de Santo Domingo, Región de Valparaíso, donde automóviles y variados vehículos motorizados transitan a diario por las costas de esta desembocadura. 

Huella vehículos, Playa Las Salinas (5/02/2021) © Héctor Gutiérrez | Oikonos
Huella vehículos, Playa Las Salinas (5/02/2021) © Héctor Gutiérrez | Oikonos

A pesar de ser una actividad prohibida en todas las playas, dunas, humedales, ríos y lagos del país desde 1998, el tránsito de vehículos particulares en las arenas y dunas es una tónica que se repite año a año, generando la destrucción de nidos y muerte de polluelos en las arenas a causa de las ruedas de los automóviles. 

Denuncia en Las Salinas: tráfico vehicular en la playa 

El 15 de diciembre de 2020 se habilitó una playa que antes contaba con un difícil acceso en la comuna de Santo Domingo. Hablamos de la playa Las Salinas ubicada al lado de la Reserva Nacional El Yali, el cual tiene la calificación de ser un sitio Ramsar (Convención Relativa a los Humedales de Importancia Internacional Especialmente como Hábitat de Aves Acuáticas). 

Reserva Nacional El Yali © Héctor Gutiérrez | Oikonos
Reserva Nacional El Yali © Héctor Gutiérrez | Oikonos

A pocas semanas de su inauguración, comenzaron a surgir reportes de personas que evidenciaban el paso vehícular a gran velocidad por las arenas del borde costero, tanto de día como de noche. Héctor Gutiérrez es uno de ellos. El ingeniero en recursos naturales y coordinador de proyectos de conservación de la ONG Oikonos, ha sido testigo presencial de lo que ocurre en la localidad, afirmando que se asemeja a “una verdadera carretera” que pone en peligro los nidos y polluelos que se camuflan en la arena. Analizando las patentes de los vehículos implicados, el ingeniero destaca que la mayoría son de la Región Metropolitana. 

Playa Las Salinas © Héctor Gutiérrez | Oikonos
Playa Las Salinas © Héctor Gutiérrez | Oikonos
Playa Las Salinas © Héctor Gutiérrez | Oikonos
Playa Las Salinas © Héctor Gutiérrez | Oikonos
Playa Las Salinas © Héctor Gutiérrez | Oikonos
Playa Las Salinas © Héctor Gutiérrez | Oikonos

Siendo el hogar de aves como el pilpilén común, el zarapito o incluso algunos zorros en la reserva aledaña, la Playa Las Salinas es un espacio que alberga una variedad de animales que se alimentan, descansan y reproducen en la localidad. Incluso algunas aves vienen desde el Ártico y ocupan estos lugares para recargar energías. “Esa zona además es una desembocadura, y tiene un trato distinto a una playa común, porque una desembocadura es una zona de concentración de aves. Tienes muchas más aves que el resto de las playas”, explica María Angélica Vukasovic, científica del Laboratorio de Ecología de Vida Silvestre de la Universidad de Chile (LEVS). 

 

Playero, Santa María © Héctor Gutiérrez | Oikonos
Playero, Santa María © Héctor Gutiérrez | Oikonos

En este contexto, la ecóloga además advierte que el paso de vehículos por la arena blanda es una “trampa mortal” para aquellas formas de vida. Monitoreando este tipo de situaciones por más de 15 años en distintos lugares, la experta explica que “hay momentos en que la arena está muy blanda, los vehículos se entierran mucho y las huellas son muy profundas. Si un pollo que mide 10 centímetros cae en estas huellas, queda atrapado en una trampa mortal, no puede escapar porque no vuela”. 

Gutiérrez, quien además es habitante de la zona, describe que “los vehículos transitan por el área de influencia de esta área protegida por el Estado, particularmente en la Reserva Nacional El Yali,” añadiendo que este tipo de situaciones no solo es un riesgo para los animales del lugar, sino que también para las personas que disfrutan de la playa. “Los autos pasan a gran velocidad, y con el sonido del mar es difícil escuchar cuando viene un vehículo”, comenta. 

Pilpilén común, Santo Domingo © Héctor Gutiérrez | Oikonos
Pilpilén común, Santo Domingo © Héctor Gutiérrez | Oikonos
Zarapito, Santo Domingo © Héctor Gutiérrez | Oikonos
Zarapito, Santo Domingo © Héctor Gutiérrez | Oikonos

Desde la Municipalidad de Santo Domingo afirman que lo ocurrido “es un problema grave para todo el ecosistema».  Mercedes Martínez, Directora de la Dirección Corporativa de la institución, explica que el sector en cuestión está bajo la administración de CONAF (Corporación Nacional Forestal), y no del municipio. La funcionaria comenta que el organismo estatal “tiene indicaciones de la prohibición de que accedan vehículos a la playa y a la reserva», ya que es una localidad «tremendamente importante, no solo para la comuna sino para el país». 

Además, también existen registros del paso de estos vehículos motorizados en la playa Las Salinas durante la noche, lo que implica otro riesgo para estos ecosistemas. La ecóloga de la Universidad de Chile explica que en la noche las aves están descansando en las playas, y si pasa un auto y las encandila “la cantidad de aves que deben estar muriendo atropelladas debe ser muy alta”.

Registro nocturno paso de autos, Playa Santa María del Mar, Santo Domingo © Héctor Gutiérrez | Oikonos

Según lo que comentan desde la municipalidad, los vehículos que entran a la playa lo hacen a través de sitios de propiedades privadas, por lo que el  “control se hace mucho más difícil». Frente a este escenario, hacen un llamado a realizar las denuncias correspondientes. «Esta playa como está recién habilitada, a nosotros nos ayuda mucho que nos hagan llegar los reclamos para poder ver la forma, junto con CONAF, de hacer un control más exhaustivo», puntualiza Martínez.

Playa Las Salinas © Héctor Gutiérrez | Oikonos
Playa Las Salinas © Héctor Gutiérrez | Oikonos

No solo Santo Domingo: un problema país

El caso de Santo Domingo no es un elemento aislado. Esta situación es una constante a nivel nacional y que ha ido en aumento a lo largo de los años, según mencionan los expertos consultados en este artículo. 

Sin ir más lejos, el año pasado recogimos en un reportaje los efectos de esta práctica en los distintos ecosistemas costeros. Entre los principales impactos que ocasionan los vehículos se encuentra la erosión o compactación de los suelos, producto de la presión directa que ejercen las ruedas sobre la superficie y la vegetación; la perturbación o pérdida de biodiversidad local, como plantas y animales; conflictos sociales con otros usuarios de estos espacios; y daños al patrimonio cultural y arqueológico, como ha ocurrido en el norte de Chile con la competencia internacional Rally Dakar, que ha deteriorado geoglifos, tramos del camino del Inca y antiguos conchales.

Desembocadura río Itata © María Angélica Vukasovic
Desembocadura río Itata © María Angélica Vukasovic

Un ejemplo de aquello reciente tuvo lugar en Tunquén, donde comenzaron a transitar vehículos por el sector playero. Eso llevó a organizaciones a tomar acciones legales, generando que la Corte Suprema acogiera un recurso de protección y prohibiera el paso de vehículos motorizados hacia el campo dunar de la zona sur de la playa. El fallo tuvo lugar el 4 de enero de 2021, y para la Fundación Tunquén Sustentable fue un gran logro. Pacuala Muggli, miembro de la organización, expresa que esto “es un precedente para que la población esté atenta y vea que efectivamente se pueden lograr cosas”. Aunque advierte un problema que es sistemático: la falta de fiscalización para cumplir la norma. “Lo logramos pero se siguen metiendo autos”, lamenta Muggli. 

Falencias en la fiscalización 

Para hacer cumplir la norma la fiscalización es clave. Sin embargo, muchas veces no da abasto por la extensión de costa, el número de fiscalizadores o las demoras en llegar al lugar por parte de la autoridad marítima. “La fiscalización es muy limitada, y la mayoría de las veces funciona en base a denuncia. Esta situación afecta a muchas playas del país y es un hecho que la Directemar, institución encargada de la fiscalización, no puede acudir a todos los lugares”, explica Gutiérrez desde la ONG Oikonos. 

Sin ir más lejos, a finales de enero de este año el diputado Juan Santana (PS), presentó un proyecto de ley para endurecer las sanciones a vehículos que transiten por el borde costero. Además, el proyecto busca que las infracciones sean cursadas por los Juzgado de Policía Local y aumentar las fiscalizaciones. 

Si eres testigo del ingreso de un vehículo a playas, dunas o ecosistemas similares, denuncia y entrega la patente del vehículo infractor al número 137, contacta a la Capitanía de Puerto más cercana, o envía la información a través de redes sociales.

 

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