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Parque de Insectos Ishiku Lemu: Un viaje al corazón del bosque valdiviano, donde los insectos son protagonistas
En medio de la selva Valdiviana, en la puerta de entrada al Santuario de la Naturaleza Carlos Andwanter, surge el Parque de Insectos Ishiku Lemu, un destino que invita a conectar con la naturaleza, a aprender sobre la importancia de la conservación y a vivir una experiencia inolvidable ligada a los pequeños invertebrados del bosque. En esta nota, desde el parque nos cuentan más detalles sobre el lugar.
Un gran burrito (Rhyephenes humeralis) sobresale en medio del bosque valdiviano. Con su gran tamaño, atrae a un niño que, curioso, se acerca a conocerlo. Es una representación en gran escala de un pequeño insecto que se camufla entre los troncos y la hojarasca, que busca justamente dar a conocerlo y educar sobre él. En el recorrido, otras maquetas adornan el paisaje y, por su puesto, uno que otro insecto se asoma para lucirse.

Eso es parte de la experiencia que ofrece el Parque de Insectos Ishiku Lemu, que en mapudungun se traduce como “bosque de insectos”. Se ubica a 20 kilómetros de Valdivia, en el sector de Punucapa, invitando a descubrir la magia oculta del bosque valdiviano.
Se trata de una experiencia transformadora que conecta la educación ambiental con el turismo sostenible, en un entorno natural privilegiado, en las cercanías del Santuario de la Naturaleza Carlos Anwandter. Desde sus inicios en 2024, este innovador emprendimiento ha sabido adaptar la ciencia a la divulgación, enfocándose en insectos y ofreciendo una propuesta accesible para todas las edades, desde preescolares hasta adultos mayores.

Pequeños y grandes insectos
Recorrer los senderos del Parque de Insectos es adentrarse en un libro de ciencias a cielo abierto, ambientado con maquetas gigantes de insectos nativos que revelan sus características únicas y su rol fundamental en el ecosistema.
Su sendero principal está diseñado pa observar, explorar y descubrir la biodiversidad del lugar, desde pequeños insectos hasta las aves ahí presentes. Para ello cuenta con letreros interpretativos, además de las maquetas, que permiten fomentar el aprendizaje a través de la observación.


Se trata de un sendero circular de cerca de un kilómetro y medio de extensión que se interna en el hualve del lugar, mostrando los pequeños ecosistemas presentes. Si bien no existe un catastro específico de especies de insectos del lugar, Gabriel Bendezú, uno de sus fundadores, afirma: «Al tratarse de un hualve, existe la posibilidad de que incluso nos topemos con artrópodos que no han sido identificados. Pensamos esto porque son ecosistemas muy ricos en cuanto a biodiversidad, pero a su vez de difícil acceso, por lo que han sido poco estudiados».

Pese a lo anterior, existen al menos unas 30 especies comunes de ver, que incluyen al borrachito (Apterodorcus bacchus), burrito vendado (Aegorhinus nudipennis), cantabria (Chiasognathus grantii), escarabajo de la luma (Cheloderus childreni), peorro (Ceroglossus chilensis), pololo (Aulacopalpus punctatus), abejorro chileno (Bombus dahlbomii), avispa de oro (Sphictostethus gravesii), coliguacho (Osca lata), palote (Bacunculus spp.) y cigarra (Tettigades chilensis), entre otros.
Por el momento, el lugar solo cuenta con un sendero, pero en un futuro se planea habilitar otro de dos kilómetros hacia la parte alta del parque, con vistas privilegiadas al Santuario de la Naturaleza Carlos Anwandter.


Un lugar para educar y conservar
Ishiku Lemu está en la puerta de entrada del Santuario de la Naturaleza Carlos Anwandter, en un sector en el que antes del terremoto de 1960 había grandes pampas de cultivo, teniendo un acceso solo fluvial. Tras el evento, estas tierras se inundaron unos tres metros, cambiando para siempre el paisaje. Según explican desde el parque, a los 20 años del terremoto, el lugar se repobló con flora y fauna nativa: “en este contexto está inmerso nuestro parque de insectos, posibilitando a los visitantes sorprenderse con abundante biodiversidad de nuestra selva valdiviana”.

Así, hay árboles antiguos y grandes, que albergan un ecosistema repleto de musgos, líquenes, invertebrados y aves que nidifican, entre otros. Ahí, por ejemplo, se ve el clásico helecho costilla de vaca (Blechnum chilense), con sus hojas verdes y extensas que parecieran ser una costilla de vaca, que emergen de su tronco.
El parque abre sus puertas durante todo el año, ofreciendo una experiencia diferente en cada estación. En primavera, los insectos emergen y la vida se renueva con una explosión de actividad. En verano, los senderos se adornan con el rojo intenso de los copihues, la flor nacional de Chile. En otoño, el paisaje se transforma con la llegada del misterioso mundo fungi, que tapizan el suelo, ramas y troncos con sus formas y colores. En invierno, el parque se convierte en un refugio mágico, donde la experiencia del bosque lluvioso invita a conectar con la naturaleza en su estado más puro, mientras se disfruta de la gastronomía local y se aprende sobre la vida de los insectos en los meses fríos.


No es necesario reservar hora de visita con anticipación. Para recorrer todo, las visitas guiadas destinadas al público general, dirigidas por expertos, ofrecen una experiencia enriquecedora y adaptada a cada grupo de edad.
Por otro lado, el parque ofrece un programa escolar de ciencias alineado con los objetivos curriculares del Ministerio de Educación, brindando a los estudiantes una oportunidad única para aprender sobre biodiversidad, conservación y sustentabilidad. Así mismo, se ofrecen talleres y actividades para todo público, como el taller de plantas medicinales y el taller de botánica de hualves, que rescatan el conocimiento ancestral y la conexión con la naturaleza.
«Solo es necesario reservar con anticipación para recorridos con grupos de distinto tipo, como grupos de colegio, visitas de empresas, grupos de turismo, tercera edad, etc.», comenta Gabriel.

“Creemos que el turismo puede ser una herramienta poderosa para la conservación”, continúa. “Queremos que cada persona que visite el Parque de Insectos Ishiku Lemu se convierta en un embajador del bosque valdiviano y se comprometa a proteger este patrimonio natural”, agrega.
El recorrido puede culminar con una visita a la cafetería, un espacio para deleitarse con los sabores auténticos de la región, reinventados con un toque único. Aquí, la repostería casera cobra vida con productos locales y de estación, en una elaboración artesanal que fusiona la tradición polaca con innovadoras adaptaciones. “Cada bocado es un homenaje al origen de Aleksandra, cofundadora del parque, quien ha plasmado en cada receta el legado de su tierra natal, Polonia, creando experiencias culinarias memorables en un ambiente cálido y acogedor”, explican desde el parque.

Por este trabajo, han recibido el premio “Más Valor Turístico 2024” de Sernatur, un reconocimiento a su propuesta innovadora que combina turismo rural, cultural y de naturaleza con educación ambiental y gastronomía local. Además, Gabriel Bendezú, co-fundador del parque, recibió el premio “Mérito Turístico 2024” por su compromiso ambiental y valor educativo.

Por el momento se trabaja en dos proyectos enfocados en mejorar la experiencia de los visitantes. El primero es la construcción de una sala de interpretación ambiental para talleres permanentes. El segundo es la habilitación de audioguías para usar a lo largo del sendero, para dar la posibilidad de recibir información a los visitantes a través de audios. Esta estaría adaptada a diferentes edades e idiomas.
Coordenadas para la aventura
Ishiku Lemu se encuentra en el sector de Punucapa, a solo 30 minutos de Valdivia, en un entorno natural privilegiado. Se accede por la ruta que conecta Valdivia con Niebla y se desvía hacia la ruta T340 con dirección a Punucapa, pasando la Isla Teja y el Puente Cruces.

¿Cómo llegar?
Desde Valdivia se accede fácilmente en menos de 30 minutos por un camino totalmente asfaltado. El transporte público es algo escaso, pero hay algunas opciones los fines de semana que se pueden consultar de acuerdo a la época del año en que planifiques tu visita. El viaje en embarcación es muy llamativo y hermoso, pero a la vez es una actividad que no está del todo regulada. Para asegurar que tendrás una buena experiencia, hazte asesorar por las personas del Parque de Insectos para que te oriente y recomienden la mejor manera para acceder vía fluvial. El parque cuenta con estacionamiento y acceso señalizado a lo largo de la ruta en Punucapa.

Horarios y tarifas
- Abierto los fines de semana y festivos, de marzo a diciembre, de 11:00 a 18:00 hrs y todos los días de 11:00 a 19:00 en enero y febrero.
- Consultar por tarifas y programas especiales en sus redes sociales.
Contacto
- Por teléfono al +569 71634447 o en sus redes sociales: IG parque_de_insectos.