Plaza Yungay. Crédito: © Jesús Alberto Yajure
Plaza Yungay. Crédito: © Jesús Alberto Yajure

«Boric, por barrios más seguros«, «Boric Presidente, a la defensa de los derechos«, rezan dos pancartas dispuestas durante varias semanas en la plaza Yungay, en el centro de Santiago. Las expectativas y anhelos de los vecinos del barrio Yungay, un barrio patrimonial en el centro de Santiago, cobraron nuevos fuegos con el anuncio del presidente electo Gabriel Boric —con 36 años, el presidente más joven de la historia del país— de romper con la tradición de instalarse en el sector oriente de Santiago. En cambio, el nuevo presidente eligió como su residencia oficial una casona antigua, situada en calle Huérfanos, entre calles Libertad y Esperanza. En esta casona, recién pintada de color celeste y que desde el 11 de marzo es conocida como la residencia presidencial, el nuevo presidente vive junto a su pareja, Irina Karamanos.

La residencia oficial está enclavada en el barrio Yungay, el primer barrio republicano de Chile, situado corazón del centro de la ciudad, un barrio histórico y patrimonial, plagado de algunas calles en adoquines, con casas y edificios antiguos, con construcciones desgastadas por el tiempo, con enormes arboladas, con decenas de colectivos, agrupaciones sociales, vecinales, disidencias, migrantes, minorías y grupos culturales, en el que las manifestaciones, deseos y aspiraciones de sus vecinos se expresan por todos lados, con pancartas, con grafitis en las paredes y muros, con intervenciones artísticas, con mosaicos en sus veredas y edificios, o con la danza de grupos de jóvenes en su plaza.

Residencia oficial del presidente Gabriel Boric en el barrio Yungay. Crédito: A UNO –
Residencia oficial del presidente Gabriel Boric en el barrio Yungay. Crédito: Agencia UNO.

Este es un barrio cruzado por ciclovías, lleno pequeños negocios, parques y juegos para niños. Es, en resumen, un barrio con callejuelas y pasajes en lugares inesperados, con algunos edificios nuevos, con una plaza que tiene mucha vida, que se llena de música y ruido de gente, de mascotas, de grupos de danza, de niños corriendo. Pero es también un barrio aquejado por problemas y demandas no resueltas junto con otras dinámicas, como la inseguridad, la acumulación de desechos, el desorden, el abandono de edificaciones de enorme valor histórico y patrimonial y el derrumbe parcial de otros, así como el empuje de la industria inmobiliaria por hacerse de espacios. Los vecinos recibieron al nuevo presidente con alegría y júbilo, pero también con esperanza de que algunos de estos problemas puedan ser canalizados y resueltos por su residente más célebre.

Barrio Yungay: Historia, origen y patrimonio

Antigua residencia del sabio polaco Ignacio Domeyko. Crédito: © JAY
Antigua residencia del sabio polaco Ignacio Domeyko. Crédito: © JAY

La historia del barrio Yungay se remonta, de acuerdo con la Memoria Histórica de Chile, a 1835 cuando los entonces propietarios de los terrenos sobre los que actualmente se encuentra el barrio, vendieron parte de los terrenos a empresas loteadoras. Al subdividirse y , dejándose espacio en ella para la futura Plaza Yungay y la parroquia San Saturnino. El Estado chileno compró el sector más occidental del «llanito» para crear la Quinta Normal de Agricultura. Este fenómeno de expansión y crecimiento contribuyó a consolidar al sector como la primera expansión hacia la periferia que tuvo Santiago.

Placas conmemorativas en la antigua residencia Domeyko. Crédito: © JAY
Placas conmemorativas en la antigua residencia Domeyko. Crédito: © JAY

«En la década de 1840, la instauración del barrio se vio reflejada en las páginas de algunos periódicos nacionales como El semanario de Santiago y El Mercurio de Valparaíso y se consolidó con la llegada de algunos intelectuales que se asentaron en su territorio, como el profesor y exiliado político argentino Domingo Faustino Sarmiento, el geólogo francés Amado Pissis y el sabio polaco Ignacio Domeyko, quienes otorgaron al barrio Yungay una fisonomía ligada a la residencia de incipientes grupos medios y vinculados al trabajo en el aparato público«, se recoge en Memoria Chilena.

Iglesia en la esquina de Plaza Yungay: Crédito: © JAY
Iglesia en la esquina de Plaza Yungay: Crédito: © JAY

El crecimiento demográfico del sector llevó al Arzobispado de Santiago a erigir la Parroquia de San Saturnino en 1844, construida por segunda vez en 1887. A su vez, en 1861 se finalizó la construcción de la iglesia y claustro de Los Capuchinos, en las calles Cumming con Catedral. Pero uno de los eventos más relevantes ocurrió en 1888, cuando se inauguró el principal símbolo urbano de Yungay: el monumento al roto chileno del escultor Virginio Arias, que selló al barrio como el sector del «roto» y de la chilenidad dentro de la ciudad.

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Monumento en la plaza Yungay. Crédito: © JAY

Durante el siglo veinte, el Barrio Yungay fue retratado por la literatura a través de obras como Juana Lucero (1902) del novelista Augusto D’Halmar y durante los años cuarenta por La sangre y la esperanza (1943) de Nicomedes Guzmán, quien ambientó su novela en la parte más norte de Yungay, mostrando el mundo marginal de los proletarios ferroviarios cercanos a calles Mapocho y San Pablo.

Peluquería Francesa en barrio Yungay. Crédito: © JAY
Peluquería Francesa en barrio Yungay. Crédito: © JAY
Edificio histórico Peluquería Francesa, en barrio Yunngay. Crédito: © JAY
Edificio histórico Peluquería Francesa, en barrio Yunngay. Crédito: © JAY

En la década del veinte se construyeron, en la parte más sur del barrio —calle Huérfanos—, hermosos y elegantes cités como el Lucrecia Valdés de Barros y el Adriana Cousiño, además del Teatro Novedades, en Cueto. El terremoto de 1985 afectó las construcciones del sector, especialmente aquellas edificadas en el siglo XIX. Pese a esto, el surgimiento de organizaciones vecinales como el Comité de Adelanto del Barrio Yungay, al igual que la renovación de establecimientos señeros como la «Peluquería Francesa», han impulsado nuevamente los históricos lazos comunitarios de uno de los barrios más llamativos de la capital.

Organización social y demandas vecinales

Bienvenida al presidente Gabriel Boric al barrio Yungay. Crédito: © El Desconcierto.
Bienvenida al presidente Gabriel Boric al barrio Yungay. Crédito: © El Desconcierto.

Los vecinos del barrio Yungay poseen fuerte sentido de pertenencia y están bien organizados. Tanto así, que sus vecinos consiguieron su declaración como Zona Típica, algo que se espera que ayude a resguardas, proteger y conservar gran parte de su arquitectura patrimonial, que hoy muestra algunos signos de deterioro y abandono. La expectativa ahora es, claro está, que la llegada del nuevo presidente se constituya en un aporte en la revalorización de este barrio patrimonial.

La noticia de la elección del presidente fue recibido por júbilo entre vecinos, dirigentes, organizaciones sociales, culturales, feministas y colectivos agrupados en todo el barrio. Especialmente por la concejal Rosario Carvajal, presidenta de la Asociación de Barrios y Zonas Patrimoniales, y quien lleva 12 años promoviendo a Yungay como un destino turístico y patrimonial de Santiago, con un recorrido histórico levantado sobre la base de los relatos, anécdotas, datos históricos y el cúmulo de testimonios de vecinas y vecinos. En entrevista con Radio U. de Chile, Carvajal explica el significado de este hito:

Es una tremenda señal política que un Presidente de la República opte por vivir en el sector poniente de la ciudad y no como en los últimos 60 años, donde Presidenta y Presidentes han vivido en el sector oriente encapsulados en barrios que son bastante perfectos. Es un barrio que tiene una historia y personajes que se conectan mucho con el perfil del presidente Gabriel Boric… Viene a reforzar toda esa lucha de protección de un barrio que se caracteriza por su organización, por ser un barrio diverso y popular, con gran cantidad de familias migrantes. Cuando el Presidente Gabriel Boric opta por el Barrio Yungay, opta por todo eso, y por la historia y trayectoria de lucha del movimiento vecinal que ha sido capaz de frenar la especulación inmobiliaria”, planteó.

María Marrufo, vecina desde hace cuatro años del barrio, aspira a que la presencia del presidente motorice cambios en algunos aspectos del barrio, como la recolección de desechos y una mejoría integral que abarque la recuperación de edificaciones antiguas, ornato y embellecimiento de áreas públicas: «Otro tema pendiente es la presencia de indigentes y la atención a los más desfavorecidos«, plantea esta mujer de 22 años, que señala las carpas de personas sin hogar, mientras camina por la calle Libertad, a la altura de la plaza.

Reuniones entre líderes vecinales y autoridades para revisar tema de aseo en Yungay. Crédito: Twitter/@rosarioxstgo
Reuniones entre líderes vecinales y autoridades para revisar tema de aseo en Yungay. Crédito: Twitter/@rosarioxstgo

El problema de la basura no es nuevo. La acumulación de desechos en esquinas y contenedores rebosando es común en el barrio. La junta de vecinos ha tomado ya cartas en el asunto, con reuniones entre líderes comunitarios de la Dirección de Aseo para identificar focos y puntos clave, además de diseñar estrategias que incrementen la frecuencia en la recolección de basura y escombros.

Otra vecina de 52 años, que opta por declarar sin brindar su nombre, se queja de la inseguridad y de la cantidad de migrantes sin control. También explica que hacen falta campañas ciudadanas a cuidar y mantener los espacios urbanos, pues asegura que es común que personas hagan sus necesidades en las veredas y vías: «No hay regulación ni mucho control. Se ha incrementado  la delincuencia y los hechos de violencia. Dos veces he escuchado gritos como a las seis de la mañana, de gente que dice que la están cogoteando (sic), hay más asaltos por celulares. Lo otro es que mucha gente no aprecia el barrio y usan las calles como sus baños, se orinan por todos lados«, plantea la mujer mientras camina.

Karin Huber, trabajadora de un restaurant cercano a la residencia presidencial, ha visto el incremento de turistas y visitantes en el sector en las últimas semanas. Dice que es bueno, puesto que ayuda a los negocios y a la creación de empleos. La llegada del presidente ha preñado de nuevos sueños y metas a los vecinos, que ahora esperan que se materialicen y que por  medio de acciones pequeñas y grandes, puedan encontrarse soluciones y canalizarse estas demandas que, eventualmente y como la mayoría aspira, redunden en el crecimiento, mejoría y revalorización de un sector de la ciudad que tiene un enorme potencial para convertirse en un polo de desarrollo turístico, residencial sin perder el atractivo de un barrio caminable, apacible, lleno de una agenda cultural y social rica, de vida de barrio y bienestar.

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