Muchas personas piensan que para introducirse al mundo de las aves deben necesariamente contar con un buen equipo de binoculares, tener considerado al menos unas cuantas salidas a un cerro o humedal y contar con una buena cámara fotográfica. Si bien eso es deseable, hay una manera mucho más fácil de iniciarse y es simplemente OBSERVAR (con los ojos y con los oídos). Si tienes una ventana en tu casa ya puedes comenzar en el día, mes y la estación que quieras.

La pandemia es un escenario ideal para comenzar a darnos cuenta de nuestro entorno cercano, de observar y escuchar a aquellos visitantes de nuestros jardines y plazas. Muchas personas se asombran de la cantidad de aves que conviven con nosotros una vez que empiezan a observar: aves que pensaban que se veían sólo en revistas, reportajes o que no sabían que existían y que viven mucho más cerca de lo imaginado.

Parte de nuestro compromiso con el entorno, es conocer para cuidar y transmitir esa información a las futuras generaciones. ¿Qué más entretenido que jugar a descubrir las aves de nuestro jardín, plaza o calles cercanas con los más pequeños o cualquiera que quiera maravillarse de aquellas aves que cohabitan con nosotros?

Para entusiasmar a todos a llevar a cabo este descubrimiento, a continuación, hay una lista de 31 especies de aves que, SÓLO desde el entorno más cercano como la ventana, el patio y la plaza del barrio desde una casa en Santiago, se han podido ver, escuchar y ser partícipes en vivo y en directo de la más entretenida serie ornitológica. Esta incluye desde comportamientos de alimentación, apareamiento, arquitectura de nidos, hasta eventos de caza. Así, en plena ciudad se pueden asombrar de la cantidad de aves que habitan con nosotros y de las diversas actividades y comportamientos que podemos descubrir sólo con OBSERVAR.

Jilguero común (Sporagra barbata)
Jilguero común (Sporagra barbata) ©wingsfromsouth

Acá tenemos una primera lista de aves que podemos observar durante todo el año, destacando algunas particularidades de algunas para que les sea más fácil reconocerlas. Estas son la paloma doméstica (Columba livia), el zorzal común (Turdus falcklandii), queltehue común (Vallenus chilensis), tórtola común (Zenaida auriculata), chincol (Zonotrichia capensis), gorrión (Passer domesticus), mirlo común (Molothrus bonariensis), tordos (Curaneus curaneus), cachudito común (Anairetes parulus), diuca común (Diuca diuca), tijeral común (Leptasthenura aegithaloides), tenca chilena (Mimus thenca), rara (Phytotoma rara), cometocino de Gay (Phrygilus gayi), diucón (Xolmis pyrope), tiuque (Milvago chimango), jilguero común (Sporagra barbata), loica común (Sturnella loyca), chercán común (Troglodytes aedon), codorniz (Callipepla califórnica), golondrina chilena (Tachycineta meyeni).

Cachudito (Anairetes parulus) ©wingsfromsouth
Cachudito (Anairetes parulus) ©wingsfromsouth

Los mirlos, de color negro tornasol los machos y cafés las hembras, tienen la particularidad de que no construyen nidos, y por tanto ponen sus huevos en nidos de otras especies que los crían. Por este motivo a veces podemos ver, por ejemplo, a un chincol alimentando a su cría que es considerablemente de mayor tamaño que el progenitor.

Mirlo y chincol ©wingsfromsouth
Mirlo  (Molothrus bonariensis) y chincol (Zonotrichia capensis) ©wingsfromsouth

Las raras tienen su canto sonoro metálico y cantan desde la punta de una rama donde se destaca su iris rojo y su pecho color ladrillo, más intenso en los machos. Los jilgueros muy ruidosos y gregarios no pasan desapercibidos por sus colores amarillos y negros.

Rara (Phytotoma rara) ©wingsfromsouth
Rara (Phytotoma rara) ©wingsfromsouth

Al pequeño chercán lo podemos divisar en el piso o en una pared buscando insectos entre el follaje, siempre con su colita parada y dando saltos rápidos y escurridizos y al cachudito lo distinguimos por su penacho oscuro característico y su iris claro.

Chercan (Troglodytes aedon) ©wingsfromsouth
Chercan (Troglodytes aedon) ©wingsfromsouth

Visitantes de estación

También, los visitantes de invierno sin duda alegran nuestros jardines y ayuda a polinizar flores nativas como el copihue que, si bien es del sur, se puede dar acá en Santiago y es polinizado únicamente por el picaflor chileno (Sephanoides sephanoides). La viudita (Colorhamphus parvirostris) nos deleita con su canto lastimero. Es tímida, de color café, de tamaño pequeño y la podemos encontrar en las ramas altas de los árboles.

Picaflor (Sephanoides sephanoides) ©wingsfromsouth
Picaflor (Sephanoides sephanoides) ©wingsfromsouth
Viudita (Colorhamphus parvirostris) ©wingsfromsouth
Viudita (Colorhamphus parvirostris) ©wingsfromsouth

Los visitantes estivales como el Fío fío (Elaenia albiceps) llega a reproducirse en primavera verano a la zona central y lo podemos sentir por su característico trino que se escucha con un tímido “fío”. Si lo vemos descubriremos su característica cresta eréctil con un parche blanco en el centro de la corona.

Fío fío (Elaenia albiceps) ©wingsfromsouth
Fío fío (Elaenia albiceps) ©wingsfromsouth

Un mayor desafío

De la familia Strigidae (búhos y lechuzas, entre otros) podemos encontrar al chuncho común (Glacidium nana), el tucúquere (Bubo virginianus) o la lechuza (Tyto alba).

En las siguientes fotos podemos ver el registro de un cernícalo con su presa y un aguilucho adulto volando, típico por su banda alar de color oscuro.

Debemos estar atentos a sus cantos fuertes en las noches, mirar los árboles al atardecer y buscar en el suelo las egagrópilas que son bolas formadas por restos de alimentos no digeridos que regurgitan este tipo de aves y que nos darán pistas de que visitan y se alimentan en esos lugares.

Las siguientes fotos nos confirman que estas increíbles aves viven muy cerca de nosotros, pero que su reserva es un desafío para todo aquel que se inicia en el mundo de las aves.

Tucuquere (Bubo virginianus) ©wingsfromsouth
Tucuquere (Bubo virginianus) ©wingsfromsouth
Egragopila ©wingsfromsouth
Egragopila ©wingsfromsouth

Siempre las aves de caza han despertado interés en los amantes de las aves, seguramente por su majestuosidad, por el desafío de saber reconocerlas y por su fugaz avistamiento, pero si miramos el cielo en forma constante, se darán cuenta que existen aves de mayor tamaño que vuelan sobre nosotros, siempre patrullando para encontrar alimento o descansando en postes de luz o torres de alta tensión y si tenemos suerte podemos verlos incluso cazando o alimentándose. Estos son el halcón peregrino (Falco peregrinus), cernícalo (Falco sparverius), el peuco (Parabuteo unicinctus), el águila (Geranoaetus melanoleucus) y el aguilucho común (Geranoaetus polyosoma)

Cernícalo (Falco sparverius) ©wingsfromsouth
Cernícalo (Falco sparverius) ©wingsfromsouth
Aguilucho (Geranoaetus polyosoma) ©wingsfromsouth
Aguilucho (Geranoaetus polyosoma) ©wingsfromsouth

Teniendo esta lista que hice yo, ¿te animas hacer una en tu propio barrio?

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