“La patria está donde está el corazón”, con estas palabras Verena Häussermann, mejor conocida como Vreni, resume la razón que la llevó a adoptar la nacionalidad chilena y dejar hace más de 15 años su país natal, Alemania, para instalarse en la Patagonia chilena, lugar al que ha dedicado prácticamente la mitad de su vida a estudiar.

Fue en 1994 cuando, por primera vez, llegó a Chile a través de un programa de intercambio de la Universidad de Múnich donde cursaba sus estudios de biología. ¿Su destino? Concepción, donde ahondaría en sus estudios de biología marina en la Universidad de Concepción, con énfasis en invertebrados marinos.

©Verena Häussermann
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En aquella ocasión viajó junto a su actual marido, Günter Försterra. Ambos trajeron consigo sus equipos de buceo con los que se dedicaron a explorar la costa penquista durante clases, para diversos trabajos y estudios. Pero Concepción no fue suficiente. Sabiendo que Chile contaba con una extensa costa en sus casi 5.000 km de largo, decidieron que tendrían que volver al país.

“Llegamos el año 97’ o 98’ por medio año. Nos compramos una camioneta y nos fuimos desde Arica a Punta Arenas, buceando cada 200 kilómetros”, me cuenta Verena, que aún conserva su acento alemán. Fue en esta aventura, que se enamoró de la Patagonia chilena. “Cuando entramos a la Patagonia, de repente había muchas más especies, muchos más colores, riqueza y todo era mucho menos conocido”, dice Vreni, quien asegura que tanto ella como su marido sintieron un flechazo inmediato por estos paisajes prístinos y decidieron que ese sería el lugar en el que trabajarían.

A 20 años de este primer encuentro con la vida submarina del mar patagónico, sus fiordos y canales, ambos compañeros de aventura continúan trabajando juntos, explorando la singular biodiversidad de estas áreas remotas y recopilando datos necesarios para preservar este patrimonio único y frágil. Así lo demuestran los más de 65 estudios publicados por Verena Häussermann sobre la biodiversidad en el sector, las cerca de 100 especies nuevas que han descubierto en los fiordos de la región de Los Lagos, y la publicación de la primera Guía de Fauna Marina Bentónica de la Patagonia Chilena, que realizaron juntos en 2009.

©Verena Häussermann
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Y por supuesto este esfuerzo no ha pasado inadvertido. En 2011 Vreni, que desde 2003 se desempeña como directora del Centro Científico Huinay, fue nombrada “PEW Fellow in Marine Conservation”, un destacado reconocimiento internacional otorgado a investigadores y científicos por la ONG Pew, para apoyar proyectos innovadores que desarrollen e implementen soluciones a los desafíos que presentan los océanos alrededor del mundo. En 2014, la Universidad Católica de Valparaíso la galardonó con el Premio a la Excelencia en Investigación y en 2016 su trabajo fue reconocido con el premio Rolex Award for Enterprise –Una especie de premios Oscar en temas relacionados a la innovación social, cultural, médica, tecnológica y medioambiental–, convirtiéndola en la primera  mujer chilena en recibir este reconocimiento.

©Verena Häussermann
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Por esto y más, es que para este Día de la Mujer en Ladera Sur queremos destacar sus esfuerzos en la Patagonia Chilena. No te pierdas esta entrevista que realizamos a Vreni Häussermann, donde nos cuenta más sobre su trabajo y su reciente nominación como finalista en la campaña “Mujeres que dejan Huella” del Mall Alto Las Condes.

Has dicho que al conocer la Patagonia, hubo un flechazo inmediato. ¿Pero qué es lo que al día de hoy continúa enamorándote de este lugar?

A mí me gusta mucho el mar y la montaña, y hay pocos lugares en el mundo donde están tan cerca como en los fiordos. Y yo creo que estos fiordos son los más bonitos que hay (ríe).

¿En todos los años que llevas estudiando esta zona, qué cambios has podido ver en el entorno?

Hay muchos cambios, cuando llegué a Huinay por ejemplo, al fiordo Comau, había tres salmoneras y hoy en día hay 23 gigantes. La mayoría son hasta diez veces más grandes que los pequeños que estaban hace 10 o 15 años. Así que ya en la superficie los cambios son dramáticos, pero también buceando, la biodiversidad está disminuyendo. La abundancia de especies está disminuyendo. Por ejemplo hicimos una comparación de un área en Comau entre 2003 y 2013 y en solamente 10 años se redujo la abundancia de muchas de las especies a un 25% de lo que había antes. Hay especies que están desapareciendo, que ya no vemos en el fiordo, por ejemplo hermitaños, pequeños cangrejos, porque ellos probablemente se ven afectados por los remedios contra un parásito de los salmones (utilizados en las salmoneras).

También tenemos muchos nutrientes ahora en el fiordo, ahora hay millones de algas y esa es probablemente la razón por la que los corales en la mitad del fiordo están muertos, murieron en 2012. Aquí los cambios son graves.

©Verena Häussermann
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¿Qué crees que sería necesario hacer para revertir o disminuir estos efectos negativos? 

En mis ojos, hay que hacer una muy buena planificación espacial. Se necesita crear áreas marinas protegidas con suficientes zonas que no puedan intervenirse, para preservar esta diversidad, porque si seguimos como lo estamos tratando hoy en día, no va a quedar tanto en bastantes pocos años, ya que los cambios que uno ya está observando son dramáticos.

Y a nivel más individual, ¿qué crees que como sociedad deberíamos estar haciendo para ayudar a enfrentar estas problemáticas?

Creo que hay mucho que uno puede hacer para apoyar al medio ambiente, y creo que una de las cosas más importantes es educar a los niños. Se puede empezar con muchos temas como no botar basura, reciclar, gastar menos energía, pero lo importante es empezar con los niños. Y yo creo que también con los partidos, si uno vota tiene que decidir por qué partidos se vota, que sea un partido que hable de estos temas, porque yo creo que en Chile todavía no se habla suficiente sobre el tema de medio ambiente, aunque ya hay hoy en día cambios importantes.

En mis ojos, hay que pensar muy bien en qué hacemos hoy, porque tenemos la responsabilidad de guardar o proteger este planeta para las futuras generaciones. No podemos decir “no importa qué pasará en 10 años”.

¿Hubo alguna figura femenina que te inspiró a seguir este camino de la biología marina?

La verdad es que lo hice porque siempre me encantó, pero tengo una figura que sí es un gran ídolo para mí y es Sylvia Earle. Una muy conocida bióloga marina, que en el momento aparece mucho en Chile. Estaba también exponiendo en el Congreso Futuro y hace unos días hablando con la Presidenta, apoyando la creación de nuevas áreas marinas protegidas en Chile.

Y cómo ves el avance de Chile en el tema de protección de nuestros mares…

Ahora en Chile han creado muchas (áreas marinas protegidas) y eso es muy bueno, pero la verdad es que están todas en áreas con poco conflicto. Así por ejemplo la Patagonia está casi sin áreas protegidas; es muy poco y necesitamos áreas protegidas en la Patagonia.

¿Cuál es tu percepción sobre la participación de la mujer chilena en temas o proyectos relacionados al área de las ciencias y conservación?

Está aumentando, pero claramente en Chile como en básicamente todo el mundo, el porcentaje de mujeres en la ciencia no es tan alto como el porcentaje de hombres. Todavía falta que haya más niñas estudiando ciencias y metiéndose en estos temas, porque no hay ninguna razón por la que no puedan hacerlo. En realidad no hay ninguna diferencia de género para este trabajo.

Y claro que también se pueden hacer cosas más aventureras en las ciencias que pueden hacer las mujeres, y sabemos que hay mujeres muy fuertes haciendo cosas extremas. Pueden hacerse expediciones que son bien aventureras y entretenidas y creo que con eso se puede atraer también a las chicas que quieran profundizar en estas ciencias,  porque esto también incluye exploración y aventura.

¿Qué le dirías a aquellas mujeres jóvenes que están interesadas en hacer carrera en ciencias y conservación o que recién están comenzando a involucrarse en estos temas?

Creo que hoy en día necesitamos personas con entusiasmo en estos trabajos. Si están entusiasmadas y quieren apoyar o hacer algo que haga del planeta algo mejor, creo que es muy bueno estudiar biología, porque necesitamos gente consciente y que quiera apoyar en este tema.

Acabas de ser seleccionada entre los finalistas de «Mujeres que dejan Huella». ¿Qué significa para ti haber sido nominada? 

Me alegra mucho, porque yo creo que esto puede servir para atraer la atención de nuevo hacia los ecosistemas marinos de la Patagonia que, especialmente la gente en Santiago por ejemplo, no sabe mucho de eso. Y así yo creo que es muy importante llevarles estas bellezas para que entiendan, porque la realidad es que están muy amenazadas. Hay muchos cambios en el momento, está en peligro, pero la gente no se da cuenta porque en el mar está escondido, nadie lo ve bien. Hay este famoso dicho, que  dice: uno solamente puede conservar lo que ama y solamente se puede amar lo que uno conoce. Si la gente no lo conoce, nadie va a ayudar a protegerlo.

A mí me importa que la gente escuche de esta temática, escuche de las amenazas de la Patagonia y de la diversidad tan rica que hay allá. Para mí eso es lo importante. Yo pongo mis esfuerzos en contar a la gente porque quiero y creo que la gente está empezando a pensar más qué pasa con el mar de la Patagonia.

Si quieres votar por ella para la campaña «Mujeres que dejan huella», puedes hacerlo en este link.

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