Un pequeño homenaje y una última conversación con el destacado fotógrafo Norberto Seebach
En junio de 2018, el equipo de fotógrafos de Ladera Sur, más su fundador Martín del Río, se reunieron para entrevistar al destacado fotógrafo Norberto Seebach. Jamás pensaron que quizás, sería una de sus últimas entrevistas. Te invitamos a leer este relato que deja en evidencia la gran trayectoria de uno de los mejores fotógrafos de Chile.
El pasado 17 de diciembre de 2018 murió producto de un agresivo cáncer el destacado fotógrafo chileno Norberto Seebach. Seis meses antes de su muerte, tuve el privilegio de conocerlo y así entender por qué es uno de los fotógrafos más importantes de Chile.
A finales de mayo de este año, recibí un llamado del fotógrafo Guy Wenborne donde me proponía organizar una reunión con Norberto, ya que él era uno de sus máximos referentes, como también lo era para varios fotógrafos de su generación. Decía que debíamos hacerle un homenaje, o más bien reunirnos como equipo y saber más de sus aventuras y conocimientos. La semana siguiente en un evento me topé con Augusto Domínguez, otro destacado fotógrafo del equipo, y me dijo: “Martín, ahí está Norberto, tienes que conocerlo, él es un ídolo”.
Al presentarme y viéndolo hacia arriba (debido a su gran altura), me comentó que había estado hace poco en la charla de Ladera Sur que trataba sobre las consecuencias del cambio climático en Tierra del Fuego y que admiraba el trabajo de Alberto D’Agostini. Ese fue el inicio de una conversación para entender más tarde que estaba frente a uno de los máximos conocedores del territorio chileno y uno de los mayores inspiradores de miles de personas que se interesan por la naturaleza, la fotografía y la vida al aire libre en Chile. Rápidamente le propuse unirse al equipo y ser parte del jurado de nuestro concurso anual de fotografía, a lo cual accedió felizmente.
El 29 de junio de 2018 nos juntamos en la casa del fotógrafo Pablo Valenzuela para llevar a cabo el plan inicial. Estábamos: Norberto, Pablo Valenzuela, Guy Wenborne, Augusto Domínguez, Pía Vergara, Cristóbal Correa y yo, quien tuve la suerte de ser testigo de esta última, franca y distendida conversación entre amigos y fotógrafos que compartían una misma pasión.
Aquí les comparto algunos fragmentos de esta entrevista colectiva donde Norberto cuenta alguna de sus aventuras, su historia y de qué forma su vida estuvo ligada a la fotografía y los viajes y cómo se convirtió en un amante del patrimonio cultural y natural de Chile. Sin duda, será recordado como uno de los máximos fotógrafos chilenos de toda la historia, además de ser una gran persona.
Calendarios “Recorriendo Chile”
Algo que no le podemos dudar a Norberto, es que fue el primero en Chile en hacer calendarios de pared con fotografías de paisajes. El próximo año 2019 “Recorriendo Chile” cumple 40 años. Fue en 1979 cuando comenzó algo que años después se volvería un producto irresistible y de gran éxito.
¿Cómo surge esta idea Norberto?
Uno de los buenos impresores que hubo en Chile fue Pedro Kuppenheim, dueño de la imprenta Offset Service. Tenía un sistema francés que era moderno para la época. De a poco se metió en la parte gráfica, sin ser del rubro, pero por muchos años fue la mejor imprenta… Una vez me dijo: ¿Por qué no haces calendarios para vender? Me encantaría le dije, pero no tengo plata (un mal común en los fotógrafos jaja ríe). Entonces, Pedro me dijo que él ponía la inversión y que probáramos. Y así fue como partimos.
Yo tengo registro de todos los calendarios hasta el del 2019 que ya está listo. Nunca fallé. Son 40 años de calendarios. Los primeros 20 años se vendían muy bien, se creó una cultura en torno a ellos. Y bueno, después aparecieron muchos otros calendarios, como los de ustedes –haciendo referencia a Pablo Valenzuela y Augusto Domínguez–.
Pablo Valenzuela: “Cuando entramos con Augusto, no te bajamos nada de ventas. Yo fui a todas las libreras el año 1992 y todas tenían tu calendario”.
Augusto cuenta: “Esos años, los hermanos Mandiola (distribuidores de libros especializados en guías de viaje y libros de fotografía) me confidenciaban que cuando las personas iban a las librerías y no habían calendarios de Norberto, ofrecían otros: ‘Oye se nos acabaron los calendarios de Norberto pero están los de Pablo Valenzuela o Augusto Domínguez. No, no gracias, vuelvo cuando lleguen los de Norberto, por favor me avisan’ jaja eran fanáticos de Norberto”.
Norberto comenta que en un inicio las librerías te decían que no vendían ese tipo de cosas, los calendarios se regalaban. «Uno de los pocos que reaccionó bien fue Eduardo Albers de la librería Alemana. Ahí se vendía muy bien», dice y agrega:»Lo que yo siempre envidié de ustedes eran las fotos de otoño, ya que como yo hacia clases no podía salir en esa época del año (trabajó más de 25 años en el Colegio Suizo como profesor de matemática). Añoro esos tiempos que eran más ordenados, por que yo sabía que tenía las vacaciones de verano e invierno para salir. Ahora son demasiados los compromisos».
Alemania
Norberto vivió en Münich, Alemania, 5 años y volvió a Chile para febrero de 1973. Una época conflictiva en el país. «No habían nacido mis hijos. Me puse a trabajar en la Universidad de Chile haciendo clases y ganaba tres pesos cincuenta, pero en Alemania había dado muchas charlas sobre Chile, en distintas instituciones y colegios, todo con diapositivas e incluso tenía 2 proyectores», cuenta el fotógrafo.
Hice buenas lucas en Alemania dando charlas y fue una buena manera de conocer gente. Fue ahí cuando por primera vez me empezaron a pedir los “archivos fotográficos”, para ponerlos en afiches y catálogos. Me pagaban derechos por esas fotos y con eso me hice unos pesos para cuando llegué a Chile poder sobrevivir. La fotografía me ayudó mucho, ya que yo tenía un sueldo muy chico en la universidad. Hasta hay una guía turística de Nueva York con una foto mía de portada, con las dos torres gemelas jaja, publiqué muchas fotos de otros países. Es que cuando estuve en Alemania viajábamos mucho, estuvimos en Escandinavia, Turquía, Grecia. Allá todo es más cerca.
Land Rover
Un sello de Norberto fue su Land Rover en todas sus fotos viajando por Chile.
¿Cuántos autos tuviste?
Hicimos un viaje con mi señora, solo los dos, desde Estados Unidos hasta Chile por tierra en una Kleinbus. Era el 4×4 de la época, seis meses de viaje. Tuvimos algunas panas, pero nada relevante. Después lo tuve 10 años en Chile y a todos los lugares íbamos con ese auto. Por ejemplo: de Ollagüe al Salar del Huasco, al Tatio también. Era la época en que no había caminos.
Después importamos el último modelo, con refrigerador, cocinilla, con todo incluido. Una Westfalia a todo cachete, pero no subía a ningún lado. Fui a Conguillío y no me subía ni la primera cuesta. Se lo vendimos a un médico amigo rápidamente.
Y ahora tenía que comprar algo decente, ahí llegó el Land Rover en 1982. Ese lo tuve 15 años. Tenía en Nueva Zelanda un amigo que le pedía repuestos, hasta le escribí a la fábrica alegando. Todo lo que te diga es poco de lo que fallaba, es insólito lo malo que eran pero para las fotos funcionaba súper.
Cámaras
En una conversación entre fotógrafos no podía quedar afuera el tema técnico. Al ser consultado por sus primeras cámaras, Norberto nos contó: La primera cámara que tuve fue una cámara Yashica, era una copia de un clásico, la Rolleiflex. Tenía visor por arriba y ¡valía 70 dólares! Después en Alemania me compré las Pentacon y luego la Hasselblad.
“¿Aún las guardas?”, le pregunta Guy.
Te respondo con esta anécdota. Yo tuve una casa en Villarrica y el año pasado nos robaron, cosa que en Chile sucede frecuentemente… la cosa es que entraron y desordenaron todo y aquí apareció la gran ofensa: arriba de la cama estaba tirada mi Hasselblad, y los ladrones no la pescaron jajaja… pero hay que concluir, lo más lindo de esa cámara era poder mirar desde arriba.
Yo era experto en desarmar las Hasselblad, tenía que andar con desatornilladores, eran muy jodidas en terreno. Bueno, tanto me gustaban que mis calendarios estaban amarrados al formato cuadrado de estas cámaras. Después apareció el apaisado que era mucho más atractivo. Y eso me encantó, no lo voy a cambiar nunca.
¿Y cómo fue el traspaso al digital?
Un poco mañoso fue mi proceso al digital, uno siempre se agarra de lo antiguo. Me costó convencerme que era mejor. Hasta el día de hoy si presento 10 fotos, las personas van a elegir el análogo. Le gusta más al público, no me preguntes por qué. Partí con una D3X y hoy tengo una Nikon D800.
¿Quiénes fueron tus referentes?
En Chile una de las personas que hizo bastante fue Hans Storandt, que hizo varias cosas de publicidad y los primeros libros de paisaje de Chile. Murió hace unos 6 años, todo un caballero. No era un tremendo fotógrafo pero sí un muy buen editor. Juntó a varias personas. Nos conocimos en Alemania, muy buena onda.
También el fotógrafo alemán Hans Selfritz, y otro que me gustaba mucho, Roberto Gerstmann, que tiene un libro grande que es un clásico ( “Chile, 280 grabados en cobre”). Este señor estuvo de paso por Chile, no tuvo descendencia.
Un proyecto bonito que siempre pensé en hacer, era darse la pega de agarrar ese libro, e ir a esos mismos lugares y sacar esas mismas fotos. Como lo que hicieron con las fotos de los registros de glaciares que tomó D’ Agostini.
Viajes
Norberto fue un viajero de tomo y lomo, son pocas las personas que recorrieron tanto Chile como él. Con su sello de viajar con su familia y con cámara en mano, registró lugares que no estaban en la retina de las personas y puso en el mapa a destinos que hoy son muy populares. ¿Qué es lo que más le gustaba cuando viajaba? “Hacer el fuego, es un ritual imperdible que a muchos no les gusta”, nos confesó.
Yo viajé muchas veces con la familia y también hice muchos viajes con alumnos, por la pega que yo tenía. A mí me tocaba hacer muchas giras de estudio y muchas veces iba con alumnos de intercambio a diferentes lugares para mostrarles el país.
Lo que me gustaba mucho hacer eran travesías. Como unir dos valles, como por ejemplo la zona de Achibueno, meterse por río Vilches y salir por las Siete Tazas, o circunvalar todo el Descabezado y salir en la laguna La Invernada… cosas de ese tipo. Travesías de un sector a otro, eso me encantaba…
Me gustaba subir cerros y volcanes, pero no cosas tan técnicas. Un destino que con un par de bototos lo lograbas y listo.
¿Tu vida estuvo en peligro alguna vez?
Sin duda que sí, en una travesía que hice hace muchos años. Fui solo a un viaje, ya que unos amigos gringos se achaplinaron en el último minuto. Crucé desde El Paine hacia Argentina por atrás, por los glaciares, por el Dickson hasta el lago Frías. Hace muchos años había mucho hielo ahí y caminé solo por todo el glaciar por 4 días. Llegaba con mi carpita y me instalaba en la morrena. Tuve susto una noche, imagínate cómo es el silencio de la noche ahí, y de repente escucho un tremendo ruido. Y lo que había pasado era que había caído una tremenda roca a metros de mi carpa. Fue impresionante. Y salí finalmente al lado argentino. No sé cómo estarán esos lugares hoy, debe estar muy cambiado, no debe haber hielo, es justo en la división entre los dos países. ¿Saben a lo que le tenía miedo en verdad? No era caerme al glaciar, sino a los pumas…
O una vez estaba en el volcán Chillán y me agarró un pulso eruptivo arriba. Un alemán “pelota” nos mandó para arriba y cuando estábamos cerca del cráter se mandó un pequeño estallido. Yo estaba haciendo pipí y de repente explotó y empezaron a caer piedras calientes. Yo me quemé un poco y tengo unas manchas que aún me quedan. De ahí apretamos cueva para abajo, fue un susto grande.
A los volcanes hay que tenerles respeto. Con un amigo estábamos una vez en el volcán Callaqui y él pisó una parte blanda y se fue como 2 metros para abajo.
También recuerdo que en la expedición al San Lorenzo nos pasó algo riesgoso. Teníamos tres carpas y partió un grupo a la ascensión de la cumbre y yo me quedé. Todos salieron temprano, estaba oscuro y cuando ya era de día yo salí y me di cuenta que no habían carpas ni vecinos. Hubo un temporal, que claro que sentí, pero las otras carpas se volaron. Estos giles cuando se fueron temprano sacaron los esquíes que servían de estacas y no cacharon que las carpas se podían volar. Éstas fueron a caer a una grieta y en buen chileno, tuvieron la tremenda cueva, porque las pudieron ir a buscar. Imagínate si no hubieran podido rescatarlas, hubiéramos tenido un severo problema. Todos cucharitas en una carpa jajaja, fue un susto grande…
Norberto recuerda especialmente con cariño a Christian Buracchio, con quien estuvo en otra expedición, la de Campo de Hielo Norte en 1995. «Que tipo más agradable, fue un muy querido amigo, un gallo muy sencillo y especial. Lo que hacía de maravilla eran los diaporamas, aún lo recuerdo, era un gran montañista. Fue lejos la mejor adquisición para esa travesía, era el con más experiencia», recuerda. Christian Buracchio murió en un accidente aéreo en Til Til en febrero de 2002.
¿Estás viajando ahora último?
Menos de lo que quisiera. Por varias razones, pero principalmente porque me faltan partners jajaja ríe… auto tengo.
Chile ayer y hoy
Las comparaciones sobre cómo eran los lugares que él visitó hace años a cómo están ahora son inevitables.
¿Qué lugares te han impresionado que han cambiado mucho?
Muchos lugares han cambiado, por ejemplo Isluga, tenía tejas coloradas y hoy son de zinc. Lo mismo con Icalma, era todo de madera y hoy es de zinc. Me ha pasado mucho de ir a un lugar y salir decepcionado. Chiloé es un caso. Me ha decepcionado enormemente las últimas veces que fui, ha perdido su rumbo. Las famosas salmoneras que dejan todos sus cachureos. Tenía algo de tranquilidad que me gustaba y ahora ya no lo tiene mucho.
Ciudades como Frutillar, Valdivia, Puerto Varas creo que han mejorado, pero los pueblos pequeños han perdido su identidad. San Pedro ha ganado en ambiente, no es lo que era, pero tiene onda. Punta Arenas siempre ha tenido otro nivel, un aire europeo.
Quizás puede ser maña de viejo que uno critica de todo, pero hay muchas ciudades que han cambiado mucho y no para bien…
Uno de los lugares que me llevé una grata sorpresa ahora último, ¿ustedes han ido al volcán Batea Mahuida? Lo insólito que tiene es que pueden ir desde Chile a Argentina y no hay ningún control fronterizo, puedes cruzar de un lado a otro en un buen auto. Tiene una vista espectacular.
Si te hicieran cerrar los ojos y quisieras estar en ese lugar en este mismo momento, ¿a dónde sería?
Una carta segura el Paine, creo que en cualquier lugar es un paraíso. En cualquier época del año. ¿No sé si opinan eso? Pero sacando El Paine, elijo el Valle del Juncalito en el norte, mañana mismo partiría. Uno de mis lugares favoritos, pero no quiero que mucha gente lo sepa jajaja…
¿Dónde te falta ir?
Magallanes, el contorno de Madre de Dios, Santa Inés, esa zona del sur de Chile.
Actualidad
¿Usas redes sociales?
Voy a ser sincero, si hay algo en redes sociales mío lo ha hecho mi hijo Christian o Claudio… A veces me cuentan que salió tal cosa, pero no me meto mucho. Pero no es que lo desconozca, es por razones de tiempo. Igual que Facebook, no te imaginas la cantidad de ex alumnos que me preguntan si tengo. Lo respeto, pero no me he metido.
¿Estas viviendo en Santiago o Villarrica?
Yo siempre me quise ir a vivir a Villarrica, pero estoy casado con una abuela, es muy importante la familia, pero estamos mucho allá.
Cuenta que pronto se quiere ir de su casa en La Reina donde vive hace 30 años, ya que no queda nadie en su terreno donde compartía con otros familiares. «Tratamos que mis hijos siguieran acá pero no quisieron. Es lamentable ya que hubiera sido la solución. Y el problema son las inmobiliarias, ya que se interesan por el terreno y quieren botar todo y a mí lo que me hace ruido no es lo sentimental de la casa, sino que encuentro tan absurdo botar casas de 30 años, es una bestialidad lo que se hace. Por ejemplo la casa de mis suegros, una casa construida pasado el terremoto de 1985, es un bunker. Así que si se meten a demoler van a tener mucho problema jajaja son casas bien hechas», dice.
¿Qué va a pasar con tu archivo cuando tú no estés? Es un registro histórico del país.
El que está bien interesado es mi hijo Christian. Mi archivo lo tengo muy ordenado, pero no tan sistemático. Te puedo buscar algo rápido si me lo pides. Tengo cajas de madera con diapositivas. Tengo una gran pega de digitalizar todo, tengo muchas fotos de Chile y el extranjero.
Así fue como se nos pasó una tarde volando junto a este gran aventurero, un inspirador que produce admiración. Estos son sólo algunos fragmentos de su alucinante historia, que espero no termine aquí y su legado quede por siempre.
* Para los seguidores de los calendarios “Recorriendo Chile” sus hijos seguirán publicando su obra.