El alcalde independiente Tomás Gárate está acostumbrado a proyectos exigentes. En 2015 el arquitecto de la Universidad Católica cofundó Legado Chile, una fundación dedicada a la conservación del patrimonio natural, y años después impulsó la creación de Transforma Puerto Varas, un movimiento político que trabaja en proyectos de inclusión y sostenibilidad.

Y en mayo, a punto de cumplir un año desde que fuera electo alcalde de Puerto Varas, viajó a Santiago para asistir a sus primeras reuniones con el nuevo gobierno. De paso, aprovechó para atender la ceremonia de la revista Sábado en la que fue reconocido como el «alcalde sustentable» en una selección de 100 jóvenes líderes. Este nombramiento llega justo después de protagonizar sus primeras polémicas en el cargo, una debido a la restricción que impuso al tránsito de ciclistas en el Parque Cerro Philippi y otra por la paralización de proyectos inmobiliarios.

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Por estos días, sus más de 14 mil seguidores en Instagram lo acompañan a todas sus actividades por la capital. En esa red se mueven muchos de los votantes de este alcalde de 28 años que, diligentemente publica fotos y videos sobre los avances de sus reuniones con el Ministerio de Obras Públicas (MOP), el Ministerio de Vivienda y Urbanismo (MINVU) y la Subsecretaría de Desarrollo Regional y Administrativo (SUBDERE), todos organismos a los que planea presentar sus propuestas.

Ya es de noche y entre reuniones, entrevistas y otras actividades, tiene una hora libre en la apretada agenda de su visita a Santiago para sentarse a conversar con un chai latte. «El café lo dejo para la mañana», dice con la misma sonrisa con la que habla en redes sociales para mantener siempre informada a su comunidad.

– A un año de mandato, mirando hacia atrás. ¿Puede decir que imaginó lo demándate llegaría a ser la alcaldía? ¿Del 1 al 10, qué tan cansado está?

– Creo que siete. Es súper intenso y más que el nivel de cansancio, yo creo hay que asumir hartos costos personales, como el nivel de exposición, la presión, el estrés y costos respecto a la sanidad psicológica en general. Tu libertad se condiciona mucho y hay miles de cosas que tienes que dejar de hacer.

– ¿Cómo lo hace para llevar la vida alguien de 28 años al mismo tiempo que cumple un rol político como este?

– No lo tengo resuelto. Trato de proteger ciertos espacios con las personas que más quiero, pero igual decidí ser súper celoso con mi tiempo. Hay mucha gente que dejé de ver, si no es alguien muy cercano prefiero no verlo porque no tengo tanta energía. Este minuto de mi vida no es una etapa para hacerme amigos ni para salir a conocer el mundo. Entre mi polola, mi familia y dos o tres amigos, esa es mi vida. Y mi equipo, que acaba siendo con quienes vivo todo esto.

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– ¿Cómo es esto para su polola? ¿Está con ella desde antes de ser alcalde?

Es súper difícil para ella, o sea, para ella y para mi familia porque aguantan todo lo bueno y lo malo. Con ella nos conocimos en agosto, cuando ya era alcalde, pero igual es un desafío porque uno está aprendiendo a vivir esto y a veces le achuntai a veces te equivocai.

En los últimos meses, Gárate ha tenido que enfrentarse a las críticas de una comunidad que, naturalmente, tiene posiciones diversas en muchos temas. En enero, tras una consulta ciudadana, decidió restringir el acceso de las bicicletas al Parque Cerro Philippi. Un espacio recreativo peatonal que poco a poco se había transformado en un bike park. Meses después, paralizó cuatro proyectos inmobiliarios que se desarrollaban en zonas rurales, al margen de la planificación urbana.

– Un año atrás en Puerto Varas hubo una fuerte campaña de los jóvenes para votar por usted.

Eso fue brígido, se dio un fenómeno muy bonito. El votante joven, de 18 a 22 años, convencía a sus viejos y eso me lo dijo mucha gente. Se rompió esa inercia de un voto seguro, tradicional y apostaron por algo radicalmente distinto.

– Muchos de esos mismos jóvenes que votaron por usted no entendían la decisión de restringir el desarrollo de este bike park que cada vez más personas usaban. ¿Cómo fue para usted tomar las primeras decisiones impopulares?

– Muy difícil, -por un segundo se desdibuja su sonrisa- ha sido un aprendizaje muy grande, de aceptar que hay decisiones que a muchas personas no les van a gustar y no van a estar de acuerdo. Yo me siento tranquilo porque creo que nuestra generación tiene una relación muy distinta con el poder, nadie viene aquí para perpetuarse. Queremos legarle algo a nuestra comunidad y después que venga el siguiente y que lo haga mejor. Eso te da más libertad para tomar decisiones.

-En esa ocasión incluso el actor Cristián Riquelme, quien creció en Puerto Varas, se manifestó en redes sociales contra esta decisión. ¿Fue muy duro para usted?

– Sí, súper duro. Uno no está acostumbrado a eso, a una funa masiva en redes sociales. La gente te trata mal, muy mal. Ahora con lo de las parcelas también, hay muchas personas que están de acuerdo y muchas personas que están en contra. Son decisiones muy polémicas.

Créditos Fundación Legado Chile
Créditos Fundación Legado Chile

– Hay un tema generacional de búsqueda de aceptación en las redes sociales, sumado al hecho de que para ser político y ser electo hay que ser popular. ¿Qué importancia tiene para usted ser querido?

– Como generación tenemos una cultura del like que es muy peligrosa. Es como una cultura del optimismo en la que rehuimos de lo que nos genera resistencia.  Creo que hay que ser súper conscientes de eso, porque no puede determinar nuestras decisiones y nuestras conductas, si no, estamos hasta el loli. 

– Un alcalde millennial, si no es consciente de ello, ¿puede ser más susceptible de dejarse guiar por las redes?

– De todas maneras, y son un termómetro. Nosotros con el equipo revisamos las reacciones y a partir de eso se diseñan estrategias, pero no pueden ser determinantes porque hay muchas personas que no se mueven en ese eje. Fue muy loco lo que pasó con el Phillippi porque había toda una funa masiva en redes sociales y por otro lado había cartas escritas a mano de organizaciones agradeciéndonos. Son planos muy distintos de la sociedad que no se interceptan. Entonces, ¿cómo lo tasas? No es un foro en el que esté todo el mundo para poder decir: «Esto es representativo». Es una señal que tienes que mirar en tu radar de decisiones, pero no puede ser la única o le voy a estar hablando sólo a la generación del Instagram y ¿qué pasa con las personas mayores? O personas que no tienen redes sociales, que no tienen herramientas digitales.   Todo esto anímicamente me golpeó mucho, pero creo que sí que vamos a seguir con el statu quo perdemos todo, y hay que aprovechar la oportunidad.

– Y respecto a seguir o no con el statu quo ¿vota apruebo o rechazo?

– Hay muchas visiones y tendencias ideológicas en el debate constitucional que no me representan. Una persona dijo que hay dos formas de hacer transformaciones, una es la revolucionaria y otra es la integradora. La revolucionaria, para cambiar las cosas, tiende a negar el pasado o a ignorarlo, y la integradora asume ese pasado y trata de construir sobre él. Yo creo en la segunda y en algunas cosas de la Convención Constitucional veo la primera. Sin embargo, creo que el escenario de un rechazo es mucho más dañino para el país. Yo voy a aprobar.

– ¿No se considera revolucionario?

– No, creo que tenemos que saber conciliar. Así y todo, creo que la nueva Constitución es un avance para la sociedad.

– Cuando ganó Boric, celebró en las redes sociales. ¿No le dio miedo publicar esto? Considerando el alto apoyo que tuvo Kast en Puerto Varas.

– Yo soy independiente y mi visión política está orientada hacia el desarrollo sostenible. Gabriel Boric es más izquierda de lo que yo me siento y no me representa 100% su visión, pero estoy súper convencido que era mucho mejor para el país que la opción de Kast. Voté por él, lo apoyé y lo voy a apoyar en todo lo que pueda.

– ¿Cómo lee que Kast haya obtenido un 58% de los votos en Puerto Varas, justo después de que usted haya salido electo?

– Yo creo que es porque construimos algo desde un movimiento ciudadano que es transversal y que ponía por delante temáticas que eran comunes. De hecho, una parte importante de votantes de centro y de derecha votaron por mí y por el proyecto que armamos, que no tiene un peso ideológico tan fuerte.

Cortesía Amaya García (5)
Créditos Fundación Legado Chile.

– El choque generacional que vivió usted, lo debe haber vivido a una escala mayor, Gabriel Boric cuando asumió la presidencia. ¿Cómo cree que lo ha hecho hasta ahora?

Creo que está en un desafío brutal porque le toca hacerse cargo de temas complejos. El país está en un momento difícil, con un ánimo complicado y en un contexto de gran incertidumbre. Así que me parece súper natural que se equivoquen. Yo creo que como país tenemos que asumir que es parte de lo que decidimos y hay que saber mirarlo con esa empatía. Ha habido señales muy buenas y también errores, pero hay que darle tiempo también porque es un gobierno nuevo, con una fuerza política nueva.

Gárate también está impulsando nuevas fuerzas y dinámicas de trabajo. Después de nadar en la piscina de un gimnasio de esa ciudad, el alcalde llega a la municipalidad y antes de las 8 am está listo para recibir en su oficina, en una gran mesa redonda, a quienes trabajan con él. El primer gran cambio que hizo fue quitar el escritorio que había antes.

«He podido repensar la forma de ejercer el liderazgo en este municipio, porque en general los espacios de poder tienden a ser muy patriarcales y jerárquicos. Funcionan más desde la lógica de la imposición y de golpear la mesa. Esta ha sido una oportunidad muy bonita de plantear un liderazgo más desde la gratitud y desde el empoderamiento de otros liderazgos. Algo más compartido y horizontal.  Antes había un estilo que era casi como de emperador y creo que lo hemos podido ir desarmando un poco, aunque también implica que hay toda una institución pública municipal que está acostumbrada a eso, a esa verticalidad, y eso me ha costado también», explica Tomás.

– ¿Trajo consigo un recambio generacional a la municipalidad?

– Llegué con seis personas, que no es nada. Tomé la decisión de conocer la realidad de los equipos y de la organización antes que hacer un borrón y cuenta nueva, me parecía más sano hacerlo así. Aunque esto tuvo sus costos porque el período de instalación fue más lento, pero creo que nos va a permitir llegar más lejos.

– ¿Pudo empaparse un poco del conocimiento que había ahí?

Sí, porque creo que es súper arrogante llegar y decir «oye, aquí yo me las sé todas y todo lo que se ha hecho antes está mal y nadie sabe nada», porque no, yo no había ejercido este rol y parte importante de mi equipo tampoco. Creo que hay que ser bien humilde y reconocer que uno no se lo sabe todo, que hay gente que sabe mucho dentro de los equipos y que se pueden sumar al proyecto. Nos costó, fue súper difícil, pero después progresivamente fuimos empoderando a jóvenes talentos dentro del municipio y trajimos gente nueva, hasta que hoy en día ya cuento con un equipo que me acomoda.

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Créditos a Fundación Legado Chile

– Es alcalde de una de las ciudades de Chile que más ha aumentado su porcentaje de habitantes en los últimos años. ¿Cómo ha afectado a la ciudad este crecimiento?

Antes había un tema de trato en torno a la gente, que se daba en el contexto de una ciudad pequeña, eso se ha perdido un poco. También en el funcionamiento de la ciudad, en cuanto a los tiempos de desplazamiento, la experiencia de los servicios y todo lo que implica la saturación en general. Creo que hay cosas que se están perdiendo y otras que se están ganando, como la diversidad social, cultural y socioeconómica, que es muy diferente al Puerto Varas en el que crecí, que era mucho más cerrado y menos diverso. En términos ambientales, lo que está ocurriendo también tiene un enorme impacto. La fragmentación de los ecosistemas naturales es brutal.

– ¿Y qué opina de ser reconocido como el alcalde que se preocupa por la sustentabilidad?

Me han pasado varias cosas con ese título. La sustentabilidad sigue siendo muy elitista y me ha costado despojarme de esa etiqueta. Las necesidades de una familia son mucho más básicas y para nosotros ha sido un gran aprendizaje entender la sustentabilidad desde una mirada social, desde la justicia, desde demandas muy básicas que no están cubiertas.

Gárate vive justo en el medio de los dos mundos de «la ciudad de las rosas». Entre la costanera con vistas al lago y a los volcanes, y a sólo un par de cuadras de la calle Colón, donde las casas no tienen amplios jardines, las vistas son al cableado público y donde en enero de este año un hombre fue apuñalado en la vía pública.

– Llama la atención que cuando habla de Puerto Varas, a diferencia de otras autoridades, hace un esfuerzo por señalar que allí también hay pobreza. Hasta ahora, la ciudad no se presentaba así al resto del país.

– Esa chapita de capital turística es súper peligrosa porque vende lo bonito. De hecho, no había programas para las personas en situación de calle, porque el discurso era que no las había, y las hay, de hecho, hace dos meses murió una persona en situación de calle por hipotermia.  Hay un cara y sello brutal que no está dimensionado. Me ha costado mucho transmitir que en Puerto Varas hay pobreza, y que hay que trabajarla. La gente cree que allá todo es super bonito, el lago, los volcanes, la costanera, pero hay cientos de familias hacinadas, sin vivienda ni acceso al agua. Hay una vulnerabilidad muy ruda, pero en el imaginario hay algo distinto, entonces cuesta transmitir el sentido de urgencia.

-¿Va a seguir mostrando el avance de lo que se hace en la alcaldía respecto a este y otros temas a pesar de las reacciones que esto pueda provocar?

– Son cuatro años y no voy a dejar de hacer cosas por eso.

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