El cambio climático, la contaminación y sus efectos en el planeta, han generado una alerta en muchos de nosotros y consecuentemente un acercamiento que nos lleva a conocer, entender y volver a hacernos parte de la naturaleza que nos rodea.

El ámbito textil y tintorero, no ha sido la excepción. En las últimas décadas se ha generado  un despertar y una reacción por conocer y aplicar la tintorería natural para obtener color en pos de una economía circular.

Hasta 1856, cuando William Henry Perkin inventó la tintura sintética o anilina, todos los colores y tintes se obtenían de la naturaleza. Con la introducción masiva de la anilina al mercado a fines del siglo XIX, esa tradición se fue perdiendo.

Proyecto Tinte Austral. Implementos taller de teñido. Región de Aysén. 2014. ©Catalina Mekis
Proyecto Tinte Austral. Implementos taller de teñido. Región de Aysén. 2014. ©Catalina Mekis

A través de sus componentes vegetales, minerales y animales, el entorno natural nos proporciona una gama de colores inmensa. Se pueden obtener tonos rojos de la grana cochinilla (Dactylopius coccus Costa), un parásito que se alimenta de las hojas de nopal en México y que comenzó a exportarse a Europa luego de la conquista. El color azul, añil o índigo se fabrica tradicionalmente a través del tratamiento de hierbas de la familia indigofera.

Curiosamente, es una técnica que se desarrolló en los cinco continentes por medio de diferentes plantas: hay ejemplos del uso tradicional del índigo en Japón, Francia, Laos, Mali y Guatemala. Los tonos amarillos se pueden lograr de múltiples fuentes, un elemento efectivo y de muy fácil uso es la cúrcuma. Tonos café y verde se obtienen de una alta variedad de cortezas y hojas. El negro, de pantanos y barros con un alto nivel de oxidación, así como lo hacen las tintoreras mapuche o en algunos pueblos de Escocia.

Ilustraciones de especies tintóreas. ©The New York Public Library
Ilustraciones de especies tintóreas. ©The New York Public Library

Trabajar con tintes naturales en nuestra era implica volver a entender el equilibrio ecológico y los ciclos de la naturaleza que como civilización hemos dejado tan olvidados.

En una entrevista que dio en el contexto de la muestra «Memorias del color en el arte textil aymara y mapuche» (Artesanías de Chile, CCPLM, 2016), la maestra artesana Zenobia Currivil contaba sobre los tiempos y conocimientos requeridos, que tiene el tintorero sobre la naturaleza de su zona. Señalaba que para lograr colores más intensos hay que cosechar la «barba de viejo» en verano, por ejemplo, y que los barros que dan buen negro se encuentran en pantanos específicos, que solo unos pocos saben identificar.

Es decir, el uso de tintes naturales implica tener un profundo conocimiento y respeto del entorno que nos rodea. De hecho, es conocido que las tintoreras mapuche realizan una invocación de agradecimiento a la Tierra antes de recolectar barro o plantas para diversos usos. Teñir con elementos de la naturaleza es una actividad interdisciplinaria que involucra botánica, química y arte, lo que genera un entendimiento holístico del medio ambiente que a la vez nos lleva a maravillarnos con lo que podemos lograr gracias a la naturaleza y a querer proteger y cuidar ese ambiente.

En Chile, las principales culturas textiles del país, la aymara y la mapuche, teñían con las especies que encontraban a su alrededor o que obtenían a través del intercambio con otras culturas. En la exposición “Memorias del color en el arte textil aymara y mapuche”, en Artesanías de Chile, se mostró una paleta de colores obtenidos con especies endémicas de las regiones donde se desarrollaron estas culturas.

Plantas tintóreas aymará y mapuche, de la muestra “Memorias del color en el arte textil aymara y mapuche”. ©Fundación Artesanías de Chile
Plantas tintóreas aymará y mapuche, de la muestra “Memorias del color en el arte textil aymara y mapuche”. ©Fundación Artesanías de Chile
Muestra “Memorias del color en el arte textil aymara y mapuche”. ©Fundación Artesanías de Chile
Muestra “Memorias del color en el arte textil aymara y mapuche”. ©Fundación Artesanías de Chile

Algunas de las especies que dan color en el norte de Chile son: el molle, la tara, el pacul y el algarrobo:

En el norte de Chile, por una preferencia cultural cromática las anilinas irrumpieron con mayor fuerza, hecho que influyó en que muchos de los conocimientos botánicos y recetas tintóreas se fueran perdiendo.

En el sur de Chile, el panorama fue distinto, si bien la anilina también se incorporó en el teñido artesanal, el uso de flora local se mantuvo en el tiempo. También es cierto que, por las características climáticas de su entorno, los sureños cuentan con una mayor variedad de material tintóreo.

Actualmente existe un proyecto llamado Tinte Austral, que ha hecho estudios etnobotánicos con tintoreros de Aysén y la Región de los Ríos. Catalina Mekis, socióloga iniciadora del programa en Coyhaique y Marianne Meier, diseñadora textil que se sumó luego desde Valdivia, han logrado un levantamiento de múltiples tonos que han ido reincorporando en las técnicas de teñido con artesanos de cada zona.

Proyecto Tinte Austral. Recolección de flores de notro para teñir, en Lago Verde, Región de Aysén, 2014. © Catalina Mekis
Proyecto Tinte Austral. Recolección de flores de notro para teñir, en Lago Verde, Región de Aysén, 2014. © Catalina Mekis
Proyecto Tinte Austral. Muestras de color a partir del uso de especies nativas, Región de Aysén, 2014. ©Catalina Mekis
Proyecto Tinte Austral. Muestras de color a partir del uso de especies nativas, Región de Aysén, 2014. ©Catalina Mekis

Algunas de las especies que dan color en la zona sur de Chile son: la nalca, el maqui, la barba de viejo y el michay.

Hoy existe un reconocimiento en el valor del uso de tintes naturales a escala artesanal y tanto tejedores como tintoreros reconocen sus ventajas. Por un lado, por un renovado orgullo local, y por otro porque sus compradores, principalmente turistas, prefieren los tonos provenientes de la naturaleza por la relación que tienen éstas con el territorio visitado.

Así, se puede observar una respuesta a la globalización y cómo ésta ha generado una contra respuesta y un renovado interés por lo local. En este sentido el uso de tintes naturales promueve la apreciación de la biodiversidad y de las especificidades del entorno local.

Y porque sabemos que se valora y se protege aquello que se conoce, la invitación es a apreciar la flora que nos rodea, siempre con un uso respetuoso y consciente del entorno.

Proyecto Tinte Austral. Artesana Elsa Manque de Rupumeica, Región de Los Ríos, 2015 y taller de Tinte Austral con artesanas de Lago Verde, Región de Aysén, 2014. ©Catalina Mekis
Proyecto Tinte Austral. Artesana Elsa Manque de Rupumeica, Región de Los Ríos, 2015 y taller de Tinte Austral con artesanas de Lago Verde, Región de Aysén, 2014. ©Catalina Mekis

*Para quienes quieran indagar en el uso de tintes naturales es recomendable tomar algún curso, donde se aprendan recetas, especies y mordientes asociadas a ellas y a la fibra que se teñirá. Marianne Meier constantemente dicta cursos sobre el tema en Valdivia.

*Los cuadernillos de Tinte Austral son una gran fuente de información e instructivos para comenzar a teñir con tintes naturales, el cuadernillo de la Región de los Ríos se puede consultar en el siguiente link.


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