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¿Tienes plagas o enfermedades en tu jardín? Aprende a controlarlas sin usar químicos
Enfrentar plagas y enfermedades en jardines no debe centrarse solo en su erradicación, sino que también en entender sus causas y cómo restaurar el equilibrio del ecosistema. La clave para mantener un jardín saludable radica en tres factores fundamentales: prevención, salud del suelo y biodiversidad. Expertos destacan que un suelo bien nutrido, un riego adecuado y un entorno diverso son esenciales para prevenir plagas de manera efectiva, evitando depender de soluciones rápidas como insecticidas. La salud integral del jardín, que fomenta la simbiosis entre plantas, microorganismos y animales, es el camino hacia un ecosistema equilibrado y sostenible. Te contamos todos los detalles en la siguiente nota.
Cuando las personas se encuentran con alguna plaga en su jardín suelen caer en la desesperación y en buscar a toda costa erradicar lo que está atacando a sus plantas. Esto sin saber muy bien qué es lo que están enfrentando ni tampoco las causas del problema. El deseo de salvar a las plantas de las plagas y enfermedades es más fuerte que el de entender qué es lo que está ocurriendo. Quienes cuidan de estos pequeños espacios naturales muchas veces cometen el error de aplicar, sin un estudio o averiguación previa, productos químicos que pueden terminar siendo dañinos para el jardín o para sus pequeños cultivos y que, a la larga, pueden incluso agudizar el problema de plagas y enfermedades en las plantas.
Pero lo cierto es que las plagas y enfermedades no solo son una consecuencia de la mala salud de las plantas, lo que responde a su vez a una falta de equilibrio dentro del ecosistema del jardín. Ya sea que falte, o sobre algún nutriente en el suelo, que haya un exceso de humedad, o una falta de esta, la clave de la salud de un jardín es el equilibrio que se genera entre bacterias, hongos, plantas, insectos y animales.
Los expertos concuerdan en la importancia de tres factores fundamentales para mantener jardines y pequeños huertos sanos, los que se relacionan con el equilibrio en los ecosistemas: El factor preventivo, la salud del suelo y la biodiversidad.
Principales plagas y enfermedades:
Antes de actuar, hay que pensar en qué es lo que está afectando al jardín. ¿Son insectos? ¿Son hongos? ¿Qué los trajo ahí? ¿De qué se alimentan? Para responder estas preguntas es útil conocer cuáles son las plagas y enfermedades más comunes de encontrar en los jardines. Entre ellas se encuentran:
- Caracoles y babosas
- Mildiu
- Oidio
- Araña roja
- Cochinilla o chancho blanco
- Pulgón
Prevenir antes que lamentar
Si queremos fomentar una buena salud en los jardines, y evitar que las plagas ataquen las plantas, es importante ser precavido, tomando buenas medidas de prevención y entendiendo la salud del jardín como algo global. Por lo mismo, una buena forma de comenzar es evitando que las plantas sufran las consecuencias de la falta de equilibrio en su ecosistema. Francisco Vio, huertero, agrónomo y cofundador de Huerto Cuatro Estaciones lo explica: “Si tu huerto (o jardín) es orgánico, el foco de tu trabajo debería estar en la salud integral del huerto, no tener la mentalidad de que un problema está aislado, igual que con las personas, si tú estás enfermo seguramente sea por tu estilo de vida o algo integral, la salud del huerto es lo mismo”.
Pablo Ignacio Samur, ingeniero agrónomo y gerente general de Bioinsumos Chakrana, recalca que es muy importante el enfoque en la prevención más que en el control, y que a pesar de que hoy en día existe una amplia gama de insecticidas naturales, estos no ofrecen una solución real a los problemas.
“Los problemas de plagas y enfermedades siempre tienen una causa que normalmente obviamos en pos de encontrar una solución rápida de corto plazo, pero una vez que uno entiende y comprende cuáles son las causas que generan problemas en una planta, es mucho más fácil trabajar y hacer los manejos necesarios para prevenir plagas y enfermedades”, comenta Samur.
En este sentido, hay acciones preventivas muy simples que se pueden realizar. Todas se relacionan con evitar que el ambiente del jardín sea propicio para el crecimiento desproporcionado de las plagas y enfermedades.
El primer factor a considerar es la humedad. Su desequilibrio genera el ambiente idóneo para el desarrollo de algunas plagas y enfermedades. Debido a esto, es crucial mantener jardines y huertos bien ventilados para evitar el exceso de humedad. Francisco Vio lo ejemplifica: “Las babosas son seres que les gusta la humedad, la sombra, los escondites para poder refugiarse en las horas de calor y sequía y, por lo tanto, si tú pones un cultivo que les gusta, como las lechugas, súper acuosas y que se pueden comer fácilmente, y las pones muy juntas, impidiendo que haya una ventilación correcta, y más encima tu huerto tiene barandas de madera con escondites para ellas, es muy probable que tengas babosas. Si tienes un invernadero y no lo ventilas correctamente para manejar la humedad relativa del ambiente, y en la mañana está saturado de humedad, va a ser un ambiente perfecto para las babosas”.
Para evitar que el jardín o huerto presente un exceso de humedad, hay que evitar la densidad, dejando espacios entre plantas para que así exista una ventilación adecuada. “Si tú tienes un huerto que es demasiado denso, vas a generar mucha humedad y van a haber problemas, no solamente enfermedades de pudrición, sino que también van a haber babosas, tijeretas, chanchitos de tierra”, aclara Vio.
Francisco explica que el riego también es importante para evitar ciertas enfermedades en las plantas, asegura que la mejor hora para regar, en climas mediterráneos como el de Santiago y del centro sur de Chile, es en la mañana. “Si tú riegas en la mañana temprano, en un par de horas la planta se seca, pero el suelo queda húmedo y no tendrás problemas de enfermedades de pudrición. Si tú riegas en la noche, esa planta pasa toda la noche y parte de la mañana mojada. Hay plantas que son más sensibles a estar mojadas una cierta cantidad de horas, si además hay una temperatura óptima para el desarrollo de algunas enfermedades, estas se van a manifestar. Cuando tú mojas las plantas en la mañana no corren ningún riesgo, siempre y cuando después de unas horas la planta se seque, sus hojas y tallo”.
Suelo sano, planta sana
La salud del suelo es quizás el factor más importante a la hora de cuidar los jardines, es ahí donde parte la salud de las plantas. Para ello es importante el uso de insumos como el compost o el humus de lombriz, que enriquecen la microbiología del suelo, y ayudan a la proliferación de bacterias, hongos y otros microorganismos fundamentales para que las plantas crezcan mucho más saludables. “Echarle compost al suelo, en abundancia, y me refiero a apuntar a que tu suelo tenga un 20% de materia orgánica, que sea un suelo negro, no café, rojo o amarillo, va ha hacer que la planta crezca mucho más saludable”, señala Vio.
“A suelo sano, planta sana, ese es un dicho conocido por jardineros y agricultores. A grueso modo uno tiene que tratar de promover la fertilidad física, química y biológica del suelo, esto implica estar constantemente adicionando materia orgánica, minerales y microorganismos”, agrega.
Pablo Samur explica que a niveles de suelo rige el principio de exclusión competitiva, donde se entiende la rizósfera de una planta como un nicho ecológico. Las plantas exudan azúcares que son producidos a través de la fotosíntesis hacia la rizósfera, con el único fin de alimentar a comunidades microbianas que la habitan. Su presencia excluye a organismos que pueden ser perjudiciales.
“Estos microorganismos están en simbiosis con las raíces de las plantas y, en la medida en que las plantas les provea de estos azúcares, estos organismos se multiplican y aumentan su actividad microbiana, que es descomponer materia orgánica, secretar sustancias promotoras del crecimiento vegetal y también promover la diversidad biológica a nivel de suelo. Esto hace que el nicho ecológico (rizosfera) esté completamente poblada por organismos benéficos, excluyendo por competencia a eventuales microorganismos patógenos”, expresa Samur.
Es así como los abonos orgánicos fomentarán la recomposición de la salud del suelo y ayudarán a prevenir problemas de plagas y enfermedades en los jardines. Ambos expertos señalan que este tipo de medidas no son soluciones inmediatas, pero sí definitivas.
La importancia de la biodiversidad
Un ecosistema diverso potenciará la salud del jardín y evitará una drástica proliferación de plagas. Francisco explica que, cuando se le ofrece comida, casa y trabajo a los insectos, estos llegan a habitar el huerto, y hay muchos de ellos que son depredadores de posibles plagas. Tener flores en los jardines, de la mayor diversidad posible, y que florezcan durante la mayor cantidad de tiempo posible, promueve la presencia de insectos que ayudan a que las plagas no se transformen en un mayor problema. “Nosotros hemos visto que cuando ponemos cilantro y lo dejamos florecer, o un hinojo y lo dejamos florecer, atrae mucho a unas avispas que son depredadoras y parásitas de los gusanos cortadores que comen los cultivos”, afirma Vio.
Asimismo, un ambiente diverso también atrae a las aves que son excelentes controladoras de insectos. Arbustos pequeños y compactos son perfectos para que lleguen chercanes, colegiales, diucas, diucones, entre otros.
Samur concuerda en esto y agrega que lo que vemos en nuestros jardines y huertas no existe en la naturaleza: “En la naturaleza siempre hay un controlador biológico de las plagas. Entonces, cuando uno tiende a incrementar los índices de biodiversidad en el jardín, normalmente el jardín tiende al equilibrio ecosistémico, lo que significa que hay una menor incidencia de plagas y enfermedades, porque así como hay una plaga también hay un controlador natural de esa plaga. Por ejemplo, al pulgón se lo come la chinita y lo parasita una avispa. Esto aplica a toda escala”.
El problema de los fertilizantes nitrogenados y alternativas ecológicas
Cuando se tiene un suelo donde se utilizan fertilizantes sintéticos los procesos que, naturalmente ocurrirían por medio de la microbiología del suelo en asociación con las plantas, comienzan a ocurrir por la fertilización soluble de fertilizantes sintéticos. Esto genera que las plantas acumulen nutrientes no asimilados, como aminoácidos o azúcares, que no están siendo transformados en alguna estructura de la planta que se refleje en un crecimiento.
“Si tu suelo está débil y le pones urea o algún fertilizante soluble, porque crees que le hará bien, la planta crecerá más rápido, pero posiblemente se va a llenar de pulgones, porque son un tipo de insecto que son atraídos por las plantas que son ricas en aminoácidos y son potencialmente nutritivas para ellos”, explica Vio.
Los expertos aseguran que el uso de fertilizantes nitrogenados conlleva una mayor susceptibilidad al ataque de plagas y enfermedades, y va de la mano con insecticidas que no solucionan el problema de las plagas de forma definitiva, porque no se está recomponiendo la salud de la planta. “Yo siempre digo no por matar a una plaga, ahora tienes una planta sana, y lo he visto innumerables veces”, asegura Samur.
Respecto al uso de insecticidas naturales, Samur asegura que no es la mejor opción para llegar a una solución definitiva. “Normalmente, cuando me preguntan por qué insecticida natural yo recomiendo, me cuesta un montón, porque sé que a la larga no está apuntando a resolver el problema de raíz, que es un problema más allá de la plaga que tiene tu planta, es un tema cultural y de cómo nos relacionamos con la naturaleza y el medioambiente. Entonces, un poco me niego a seguir fomentando esa lógica y esa forma de relacionarnos con la naturaleza”, sentencia Samur.
Frente al ataque de alguna plaga a los jardines, Samur recomienda aplicar bio-fertilizantes que contengan una gran variedad de microelementos de rápida asimilación. Esto con el fin de asegurar la nutrición y una mejoría en la fertilidad del suelo. “De esa manera te vas a deshacer de la plaga, ahora, eso no es inmediato pero es definitivo”, asegura el experto.