Los bosques cumplen un importante rol en los esfuerzos para combatir el cambio climático y frenar la pérdida de biodiversidad, por lo que iniciativas que promueven la plantación de grandes cantidades de árboles han surgido con fuerza en los últimos años alrededor del mundo. Sin embargo, un mal diseño de estas políticas y programas podría causar más daños que beneficios. Así se desprende del estudio «Impactos de los subsidios forestales chilenos en la cubierta forestal, el carbono y la biodiversidad”, publicado hace unos días en la prestigiosa revista científica Nature Sustainability.

Plantación forestal ©Cristián Echeverría
Plantación forestal ©Cristián Echeverría

«A la luz del entusiasmo global por plantar millones de árboles, es importante reflexionar sobre el impacto de las políticas pasadas», señaló Robert Heilmayr, académico de la Universidad de California y autor principal del estudio. “La experiencia de Chile puede ayudarnos a comprender los impactos climáticos, ecológicos y económicos que pueden ocurrir cuando se incentiva a los propietarios para establecer plantaciones de árboles masivas», agregó.

El estudio, primero en su tipo, fue realizado por investigadores de la Universidad de Stanford, de la Universidad de California en Santa Bárbara, y de la Universidad de Concepción, esta última, a través del Dr. Cristián Echeverría, coautor de la publicación, académico de la Universidad de Concepción, director del Laboratorio de Ecología de Paisaje y de Foresta Nativa, e investigador asociado del Núcleo Milenio Centro para el Impacto Socioeconómico de las Políticas Ambientales (CESIEP).

Plantación forestal ©Cristián Echeverría
Plantación forestal ©Cristián Echeverría

La investigación buscó cuantificar el impacto del subsidio forestal entre los años 1986 y 2011, el cual fue diseñado para incentivar a los propietarios privados a plantar árboles, y calcular sus efectos sobre los cambios netos de carbono y biodiversidad en los bosques chilenos. Para ello, tomó el caso del Decreto Ley 701, una de las políticas de subsidios de forestación más antiguas del mundo, vigente en Chile entre 1974 y 2012.

Según describe el estudio, el DL701 proporcionó protección permanente de las tierras forestadas contra la expropiación, subsidió el 75% de los costos de forestación, y brindó apoyo para el manejo continuo de las plantaciones. No obstante, señalan los autores, aunque se adoptaron medidas para proteger a los ecosistemas nativos, dichas protecciones no siempre se aplicaron, lo que condujo a situaciones en las que el Estado subsidió la sustitución de bosques nativos por plantaciones de árboles comercialmente rentables.

©Cristián Echeverría
©Cristián Echeverría

Los investigadores compararon el área de los bosques chilenos bajo tres escenarios: subsidio observados reales, sin subsidios, y subsidios combinados con restricciones impuestas en la conversión de bosques nativos a plantaciones.  Descubrieron que, en relación con un escenario sin subsidios, los incentivos de forestación expandieron el área cubierta por árboles, pero disminuyeron el área de bosques nativos. Como los bosques nativos de Chile son más densos en carbono y biodiversos que las plantaciones, los subsidios no lograron incrementar el almacenamiento de carbono, y aceleraron la pérdida de biodiversidad.

Sin embargo, bajo el escenario de una aplicación estricta de las restricciones a la conversión de bosques nativos, habría mejorado los resultados de carbono y biodiversidad de la política. En este sentido, los investigadores subrayan que estos subsidios podrían tener beneficios significativos si incluyen restricciones, como la prohibición de reemplazar los bosques nativos con plantaciones.

©Cristián Echeverría
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«Si las políticas para incentivar las plantaciones de árboles están mal diseñadas o aplicadas, existe un alto riesgo no solo de malgastar el dinero público, sino que también de perder carbono terrestre y biodiversidad. Eso es exactamente lo contrario de lo que apuntan estas políticas», señaló por su parte Eric Lambin, coautor del estudio y profesor de la Universidad de Stanford.

Para el Dr. Cristián Echeverría, coautor del estudio, “las naciones deben diseñar y hacer cumplir sus políticas de subsidio forestal para evitar los impactos ecológicos indeseados que resultaron del programa chileno. Los subsidios futuros deben buscar promover la recuperación de los ecosistemas naturales ricos en carbono y biodiversidad, tal como aquellos que hemos perdido», expresó.

©Cristián Echeverría
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En este sentido, Echeverría subraya que las políticas de forestación pueden tener impactos perversos si ellas fomentan la corta de los ecosistemas naturales. “Las nuevas políticas públicas deben considerar los beneficios y costos socio-ambientales de los incentivos de forestación antes de implementar nuevos programas. Las políticas de reforestación y restauración necesitan ser cuidadosamente diseñadas y firmemente aplicadas para asegurar la protección de los ecosistemas naturales. Tales salvaguardas pueden mejorar los beneficios de una política, así como sus impactos de carbono y biodiversidad”, puntualizó.

©Cristián Echeverría
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Por su parte, Rodrigo Arriagada, director del Centro para el Impacto Socioeconómico de las Políticas Ambientales, comentó que “Chile es un país forestal y nuestro país lleva un historial de 90 años legislando en torno al tema. El modelo de desarrollo forestal incluso ha servido de modelo para otros países de la región. Sin embargo, la evidencia científica que actualmente existe sobre su impacto es muy escasa. Este trabajo entrega valiosa evidencia sobre el impacto de la política de subsidios al establecimiento de plantaciones forestales en Chile. Sin duda este es un insumo de gran relevancia en la formulación de una nueva política forestal que siga promoviendo de manera sostenible el desarrollo forestal de nuestro país”.

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