Rocío o hierba del rocío: una amenaza silenciosa para la biodiversidad del norte de Chile
El desierto de Atacama es un verdadero tesoro genético, conocido mundialmente, entre otras cosas, por su alto grado de endemismo. Sin embargo, enfrenta una crisis de biodiversidad, en la que las especies invasoras representan una constante y gran amenaza. Dentro de ellas, nos encontramos con el rocío o hierba del rocío (Mesembryanthemum crystallinum), una especie africana que fue introducida a primera mitad del siglo XIX, que genera diferentes afectaciones en los ecosistemas del norte de Chile, sobre todo en las islas Chañaral y Choros, en el archipiélago de Humboldt. Conversamos con el Dr. Rafael García, Director del Laboratorio de Invasiones Biológicas (LIB), que nos explica sobre los impactos de esta especie en un lugar único y frágil en el mundo. Entre ellas, la competencia de polinizadores con especies nativas y su impacto en la salinidad de los suelos, entre otros. Aquí te contamos más detalles.
El desierto de Atacama es el lugar más seco del planeta, después de los ecosistemas polares. Allí, nos encontramos con altísimos niveles de radiación y muy pocos nutrientes en el suelo, entre otras características que hacen muy difícil la vida para los seres vivos. Sin embargo, pese a estas extremas condiciones, este hábitat es un verdadero tesoro genético y el hogar de decenas de especies de plantas -muchas de ellas endémicas-, que han evolucionado durante millones de años, adaptándose para crecer en este particular escenario que tanto maravilla a quienes lo visitan, como han demostrado numerosas investigaciones.
No obstante, estos ecosistemas se ven constantemente amenazados por diversos factores, entre ellos, la presencia de plantas y animales invasores. Sin embargo, se conoce poco sobre los procesos invasivos y los impactos que estos ocasionas en los ecosistemas de la zona norte del país, sobre todo al interior de formaciones xerofíticas. Y es que, a pesar de la aridez de estos ecosistemas, existe evidencia a nivel mundial de especies que son capaces de adaptarse a estas condiciones y que se comportan como invasoras.
Tal es el caso del rocío o hierba del rocío (Mesembryanthemum crystallinum), considerado invasor en sectores costeros de Australia y Estados Unidos, y cuya presencia ha sido evidenciada en Chile entre las regiones de Tarapacá y Coquimbo, reportando una invasión muy avanzada dentro de la Reserva Nacional Pingüino de Humboldt. De hecho, muestreos liderados por el Laboratorio de Invasiones Biológicas han determinado que esta especie al interior de la reserva se ha transformado en la especie vegetal con mayor cobertura. Pese a lo anterior, se desconoce el impacto real de esta invasión sobre la flora y fauna nativa.
Una especie naturalizada en el norte de Chile
El rocío o también conocido como Escarcha, es una planta suculenta proveniente, principalmente, de la zona sureste de África. Se trata de una planta anual con hojas anchas y muy papilosas de color verde, sin embargo, a medida que se aproxima el verano, reducen su tamaño y toman un color rojizo. Posee pequeñas flores blancas o un poco rosadas, de hasta 3 cm de diámetro.
Una de sus características más distintivas son las pequeñas gotitas de sal que cubren sus hojas y sus tallos, que dan la impresión que la planta estuviera cubierta por cristales, de ahí su nombre. Así lo señala Rafael García, Doctor en Ciencias Forestales y Director del Laboratorio de Invasiones Biológicas (LIB), iniciativa conjunta de la Universidad de Concepción y el Instituto de Ecología y Biodiversidad (IEB): “Es una planta suculenta y se le denomina crystallinum porque dentro de sus características más marcadas se encuentra que tiene como unas pequeñas gotitas o cristales que cubren sus hojas y sus tallos. Entonces en esos cristales van sudando la sal que es propia de estos ecosistemas. Por eso se llaman crystallinum porque pareciera que está llena de cristales, o hierba del rocío también porque pareciera que tuviera gotitas de rocío”.
Es una especie que prefiere los lugares libres de heladas, cercanos a la costa y un componente salino en el suelo. Vale decir que si bien esta especie es nativa de África, se encuentra naturalizada en nuestro país y está presente en las regiones anteriormente mencionadas del norte de Chile hace aproximadamente dos siglos. Además, está presente en zonas costeras semiáridas de Europa, EE.UU, el Caribe y el Oeste de Australia, donde también ha generado impactos.
“Esta planta en Chile, según la literatura, está presente entre la quinta y la segunda región, principalmente por a costa, y dentro de los lugares que yo he visitado, la invasión más importante es en el archipiélago Pingüino de Humboldt. Es muy abundante en isla Choros y en isla Chañaral”, indica el Dr. García.
Cabe destacar que si bien esta planta se encuentra presente en varias caletas y sectores costeros de Chile continental, lo cierto es que tiene mucha más abundancia en ambientes insulares. Esto debido principalmente a las condiciones especiales que se dan dentro de las islas, que genera que sean todo un caso aparte en temas de invasiones biológicas.
“Un tema muy importante que se vio, que si bien no se ha estudiado a profundidad aquí en Chile, es que, según la literatura, esta especie se asienta muy bien en los territorios gracias a la acción diseminadora del conejo. El conejo estuvo presente en estas dos islas hasta hace muy poco y eso probablemente ayudo a la diseminación de esta especie. En estas islas había conejos, pero no había ningún depredador de conejo, a diferencia del continente donde si hay depredadores como los zorros o los mismos perros y otros herbívoros. Entonces muy probablemente ese hecho que estuvo ausente haya influido en que en Isla Choros e Isla Chañaral haya sido tan abundante el avance de esta especie. Pero ahora que el conejo se controló en estas dos islas es probable que tienda a disminuir un poco la mesembryanthemum, que están por todos lados, es algo bien marcado”, agrega el Director del Laboratorio de Invasiones Biológicas.
Una amenaza silenciosa
El rocío es considerada invasora principalmente por su “agresividad” y su gran capacidad de reproducción. Y es que esta suculenta genera una gran cantidad de semillas capaces de almacenarse en el suelo por mucho tiempo, por lo que se reproduce de una manera muy abundante, generando grandes mantos que pueden cubrir prácticamente todo el suelo.
“Obviamente se genera una competencia con las especies nativas, no solo por espacio sino que también por visitas florales. Esta especie genera muchas flores pequeñitas por individuo, entonces es muy visitada por insectos. Pero también hay que destacar que como todas las cosas no todo es blanco y negro. Hay años donde esta es la única flor que florece, entonces abastece de alimento a los insectos del desierto, y también es un recurso extra para algunas especies que habitan en un lugar donde el recurso no abunda”, puntualiza el experto.
Por otra parte, uno de los principales impactos que genera esta especie es que su capacidad de aumentar el contenido de sal en el suelo, lo que impide la germinación de otras especies, principalmente nativas. Algunos artículos mencionan su invasividad por el efecto osmótico que causa en la superficie del suelo ya que, debido a una de sus adaptaciones, esta planta extrae sales del suelo y las acumula en su cuerpo (en sus células epidérmicas como vesículas), y posteriormente, cuando la planta muere, las sales se lavan con las lluvias o por efecto de la neblina, lo que saliniza aún más el suelo superficial.
Como indica García: “Una de las adaptaciones de esta planta es acumular mucha sal porque vive en ambientes salinos, entonces cuando las plantas mueren toda esta sal se deposita sobre los suelos y empiezan a cambiar las propiedades químicas del suelo. Y ahí se puede generar algunos cambios que pueden llegar a generar tal nivel de salinidad que ya no es tolerable por otras especies. Está documentado en otros países, por ejemplo en California, donde también es considerada una especie invasora y también obviamente genera cierto grado de competencia con la flora nativa”.
Por lo anterior, esta especie invasora (junto a otras especies invasoras) es considerada como una de las principales amenazas del desierto florido al competir por espacio y nutrientes con especies nativas.
Asimismo, por otro lado, se ha documentado en diversas investigaciones que esta especie puede ser una potencial amenaza para el pingüino de Humboldt (Spheniscus humboldti), una especie endémica de la corriente de Humboldt que se encuentra en la categoría de conservación “vulnerable”, según el Estado de Chile y la Unión Internacional por la Conservación de la Naturaleza (UICN). Esto ya que el rocío, debido a su gran capacidad invasora, puede llegar a cubrir los nidos de los pingüinos, así como de otras aves que habitan la zona como el pato yunco (Pelecanoides garnotii). Sin embargo, hasta el momento, no se ha visto que esto le genere un daño al ave no voladora. Los pingüinos siguen usando sus nidos a pesar de que estén cubiertos de rocío.
“Como esta planta es muy agresiva en su crecimiento puede llegar a cubrir los nidos de los pingüinos de Humboldt, pero más allá de ver que el nido queda completamente cubierto por Mesembryanthemum, por lo menos por lo que yo he visto, no está claro si esto tiene un efecto para el pingüino. Es decir, el nido queda completamente cubierto pero no se ha visto que el pingüino deje el nido por esto. Se ha visto como una amenaza latente, como algo que hay que ponerle ojo, pero hasta el momento no se ha visto una afectación negativa para los pingüinos”.
En la búsqueda de soluciones
Actualmente, el Laboratorio De Invasiones Biológicas (LIB) junto a la Corporación Nacional Forestal (CONAF) se encuentra desarrollando una investigación, financiada por el Fondo de Investigación del Bosque Nativo, para evaluar su nivel de invasión e impacto al interior de cuatro áreas protegidas, Reserva Nacional Pingüino de Humboldt, Parque Nacional Llanos de Challe, Parque nacional Pan de Azúcar y el Monumento Natural Paposo Norte, donde ya se ha reportado la presencia de esta especie. Asimismo, esta investigación busca identificar técnicas de control efectivas que permitan disminuir y/o erradicar la presencia de esta suculenta en las zonas invadidas.
Sin embargo, la verdad es que llevar a cabo una labor de control efectiva de esta especie en el largo es una tarea titánica que requiere de muchos recursos y mano de obra. Como señala el Dr. García: “Al ser una planta anual que genera un banco de semillas -ósea que sus semillas permanecen en el sistema- es muy difícil controlarla. Uno es capaz de ir y, de manera manual desgraciadamente, arrancar las plantas, pero las semillas quedan ahí, o sea, va a venir un próximo evento de desierto florido y las plantas van a volver a crecer. Entonces estas labores de control, podríamos decirles que van a ser cosméticas si es que no son en el largo plazo y eso tiene un costo bastante grande”.
Vale decir que la hierba del rocío es una planta anual, es decir, que germina, florece y se marchita en el curso de un año. Por ello es que esta especie, al igual que casi todas las especies de la zona, se ve muy beneficiada por el desierto florido. Si bien, es una especie que está muy adaptada a las características del ecosistema, hay años muy secos en los que no es capaz de reproducirse, por ello es que esta planta se da principalmente en años de desierto florido. Esto significa que no todos los años se van a poder realizar labores de control de esta especie, así como nunca se tiene completa certeza sobre donde se encuentra ya que puede pasar desapercibida durante muchos años bajo tierra.
“De hecho, nosotros hemos logrado ver que las plantas muertas, incluso doce años después de muertas, todavía tienen semillas dentro de sus cápsulas. Entonces uno si uno quiere controlar la especie tiene que controlar las plantas vivas, las semillas y también controlar las plantas muertas, y hacerlo con el cuidado de sacarlas y depositarlas en un lugar seguro donde las semillas no se vayan a caer para no llevar la invasión de un lugar a otro. Y por eso pensar en controlarla a nivel nacional es algo imposible, la planta llegó para quedarse, pero lo que si tenemos que tratar de buscar son aquellos sectores que puedan ser importantes para la conservación de especies amenazadas por ejemplo, para tratar de hacer labores de control para tener límites tolerables de invasión, pero no es factible erradicarla”, agrega el Director del LIB.
Por lo anterior, a pesar de que se lleven a cabo labores de control en zonas prioritarias para la conservación, esta especie no podrá ser erradicada completamente del territorio nacional, por lo que llegó para quedarse.
“El principal llamado es, como tu bien mencionabas al principio, es que a veces los ecosistemas del norte quedan súper abandonados a este tipo de problemática. De hecho, hasta varios años no se conocía de la inversión de esta especie. En general nosotros como ciudadanos, a nivel nacional, conocemos muy poco sobre lo que pasa en el norte. En realidad más allá del desierto florido, conocemos muy poco de sus dinámicas y de sus ecosistemas. Sabemos del desierto florido, sabemos que la minería amenaza esos ecosistemas, pero no conocemos mucho sobre ellos. La gente tiende a pensar en el desierto como un territorio en donde no hay nada, pero en realidad son grandes hotspot de biodiversidad. Una biodiversidad que a lo mejor hay que agacharse para verla, pero que está presente y tiene la particularidad de poseer adaptaciones que la hacen única. Es importante ir valorizando y tratar de mirar más de cerca lo que está pasando con las múltiples amenazas y las invasiones biológicas en estos ecosistemas del norte”, finaliza.