Río San Pedro y el cierre de una hidroeléctrica inconclusa: ¿qué camino propone Colbún S.A. para la retirada?
El río San Pedro es el principal afluente del río Valdivia. Constituye una importante reserva de agua para la región de Los Ríos, y sostiene ecosistemas sanos y a una comunidad de peces nativos única en el mundo. Las ciudades de Los Lagos y Valdivia, así como otros poblados menores, dependen de este río, por abastecerlos de agua potable y ser lugar de esparcimiento de los vecinos. El río ofrece oportunidades a la economía e identidad local, que van desde actividades tradicionales como la recolección de nalcas hasta un pujante desarrollo de empresas de turismo aventura, cervecerías y otros emprendimientos que inspiran sus productos en torno al patrimonio que ofrece el río. Hoy, y tras un largo camino de defensa y valorización del río, que nació frente a la amenaza de un gran proyecto hidroeléctrico en sus aguas, se ha iniciado un proceso participativo para crear un Santuario de la Naturaleza. Con este fin, la ciudadanía, el Municipio de Los Lagos y el Ministerio del Medio Ambiente han pasado desde la defensa a la protección efectiva. En esta columna, Camilo Hornauer y Bastián Oñate, de la Fundación Plantae, profundizan en este tema.
La historia ha sido dulce y agraz con los habitantes ribereños del San Pedro. Ya en 1960, y tras el gran terremoto de Valdivia, hubo grandes derrumbes en las laderas del río, que terminaron embancando el río. Esto aumentó peligrosamente la altura del lago Riñihue en 26 metros, generando una potencial inundación que amenazó la vida de las personas de las ciudades rio abajo (suceso denominado “El Riñihuazo”). Afortunadamente, el destino pudo torcerse y se logró destapar los tacos a punta de palas y picotas. Más recientemente, la empresa Colbún S.A., mantuvo durante 15 años un proyecto para represar y sacrificar ecológicamente el río. En 2008, la compañía obtuvo aprobación ambiental para su proyecto Central Hidroeléctrica San Pedro, sin embargo, por fallas en su diseño, la construcción de este muro de 56 m de alto se suspendió en 2010, por falta de certeza técnica. Sin embargo, la empresa alcanzó a levantar algunas obras, como túneles y piques (ver imágenes).
El 21 de septiembre del 2022, llegó la primavera al río San Pedro. Ese día, y en audiencia con el alcalde de la comuna, la empresa anuncia la retirada de su proyecto, significando un importante logro ciudadano y la esperanza para el querido río San Pedro. Un par de días después, Colbún subió a la página web de la Superintendencia del Medio Ambiente (SMA) un documento de 100 páginas denominado “Plan de Cierre”, y un resumen ejecutivo, además de una serie de anexos específicos.
En dicho documento, el Titular del proyecto estaría presentando las medidas y procedimientos técnicos para “asegurar la estabilidad física o seguridad estructural” de las obras que alcanzaron a construir, y “recuperar los atributos visuales del paisaje” que fueron alterados a través de las intervenciones de las obras civiles realizadas.
Las obras del proyecto que alcanzaron a ser construidas por Colbún a partir de 2008 se concentran en la ribera sur del río San Pedro (imagen 2), y consiste en tres obras principales y permanentes: el portal de entrada (imagen 3); el pique de compuertas del desagüe de fondo (imagen 4); y portal de salida (imagen 1). Además, existen dos botaderos de roca (al este por la ribera sur) y suelo (al oeste por la ribera sur), y caminos de acceso. En relación con cada una de las obras construidas, el titular propone en específico:
- Cinco medidas para el cierre, relleno y revegetación del portal de entrada, portal
de salida y el pique de compuertas de desagüe de fondo; - Dos medidas para el cierre y estabilización de caminos;
- Tres medidas para el perfilamiento, estabilización y revegetación de botaderos; y
- Cuatro medidas relacionadas con la limpieza, retiro de residuos y revegetación del área de faenas.
Para el relleno de los portales y pique indican que se depositarán capas sucesivas de ripio y suelo que habían sido extraídos previamente durante la construcción. Para el relleno del pique, se utilizará además la técnica de tapa de hormigón y se reforzará la estructura interna. Para la revegetación, utilizarán el criterio de recuperación de atributos visuales del paisaje en dos etapas: la primera para el establecimiento de especies herbáceas; y la segunda será de plantación de especies arbustivas y arbóreas, y plantas trepadoras por el borde.
El plazo propuesto para la ejecución del plan de cierre es de 51 meses, con una primera etapa de ejecución de las medidas a realizar (27 meses) y una segunda etapa de monitoreo y seguimiento de las medidas realizadas (24 meses).
La evaluación del plan presentado por Colbún está en manos de la SMA, que es la autoridad ambiental pertinente para este tema. Sin embargo, dada los antecedentes históricos de incumplimientos y riesgos ambientales (tala ilegal, deslizamientos no previstos de tierra, entre otros) durante la ejecución del proyecto Central Hidroeléctrica San Pedro, es necesario que el involucramiento de la institución fiscalizadora y los demás organismos con competencia ambiental sea permanente, garantizando así que la ejecución de las medidas logre su objetivo: la restauración del lugar.
La remoción y desmantelamiento de represas y centrales es, ya desde unos 20 años, una realidad en Norteamérica y en algunos países europeos, donde se ha tomado en serio el impacto ambiental y social que generan estas infraestructuras abandonadas y donde la restauración es el único camino. Incluso, se han creado movimientos, y organizaciones como Dam Removal (www.damremoval.eu) y American Rivers
(www.americanrivers.org) que promueven y sistematizan estas acciones.
El lugar: propiedad y uso de la tierra y el futuro de los derechos de agua
Lamentablemente, a la fecha, no vemos que la empresa proponga cambios en la propiedad, uso y destino de la tierra y los predios donde se ubica el proyecto, que son de alto valor ambiental por su cercanía al río. Tampoco vemos interés de la compañía en resolver el futuro de la propiedad de los Derechos de Aprovechamiento de Agua, que monopoliza actualmente, y que podrían hacer viable a futuro otro proyecto hidroeléctrico. En cuanto a la accesibilidad, en el plan de cierre se propone el “cierre de accesos para evitar riesgos a visitantes no autorizados” de los “caminos privados” que mantiene la compañía en el área del proyecto.
Hacemos un llamado a la compañía eléctrica a generar un trabajo colaborativo con la comuna, para aprovechar positivamente la oportunidad de generar un acceso público al río, en línea con la conservación y el uso sustentable, sumándose al esfuerzo que ya está realizando la ciudadanía, el Municipio, la Asociación de Municipios, el Ministerio del Medio Ambiente y Fundación Plantae en esta cuenca.
Además, proponemos que la empresa considere la renuncia y posterior devolución de los Derechos de Aprovechamiento de Agua (DAA) al Estado, contribuyendo a una visión de futuro y con la posibilidad de aportar a la acción y adaptabilidad al cambio climático. Actualmente, hay figuras legales dentro del código de aguas, como la “reserva de caudal” que permiten dar garantías para el uso humano y la conservación de la naturaleza como prioridad.
Creemos finalmente que la posibilidad de mejorar el acceso público al río y la devolución DAA, significarían un acto de compromiso socioambiental y una medida compensatoria para con las comunidades y ecosistemas en torno al renunciado proyecto. Terminada la era de las grandes represas, y la necesidad de hacer conservación de ecosistemas de agua dulce, es que invitamos a asumir una mirada de futuro y colaborativa, estructurada bajo el concepto de gestión integrada de cuencas. Y
la cuenca del río San Pedro debiera ser un ejemplo de ello. ¡San Pedro Libre y protegido!