En las últimas horas, se ha compartido el video de un encuentro inesperado con un puma en Panilonco, Pichilemu. A nosotros llegó a través del #ReporteroLaderaSur Nicolás Recordón, que a su vez lo recibió del Centro Experimental Forestal de Conaf Tanumé.

 

Si bien desconocemos el nombre del autor de las imágenes, su experiencia ha dado bastante que hablar. Sobre todo luego de que a fines de marzo se grabara a otro puma en la Región de O’Higgins, en La Polcura, zona costera de la comuna de Navidad.

©Diego Ramirez Alvarez
©Diego Ramirez Alvarez

Y es que pese a que estos felinos en realidad pueden encontrarse a lo largo de todo el territorio chileno, desde el límite norte con Perú hasta el Estrecho de Magallanes (Región de Magallanes), excluida la isla Grande de Chiloé e islas de la zona de los canales, sus avistamientos en zonas costeras –sobre todo aquellas con mayor desarrollo humano– son muy escasos.

La Provincia de Cardenal Caro es el balcón al Pacífico de la Región de O’Higgins. Está compuesta por 6 comunas de las cuales 4 –de norte a sur– Navidad, Litueche, Pichilemu y Paredones, cubren sus 105 km de litoral entre la desembocadura del Río Rapel y Boyeruca. Su geomorfología dominada por la cordillera de la Costa con cumbres no superiores a los 600 msnm, forma extensos lomajes y terrazas litorales que se funden en el mar y que son surcados por profundas quebradas en las que  aún se conservan los más espectaculares ecosistemas de bosque esclerófilo.

En algunos sectores como Panilonco, Tanumé, Los Huachos o Quebrada Honda incluso se conservan manchones de bosque relicto valdiviano y en otros, como a lo largo del Río Nilahue, de bosque mesofítico asociado a la Palma Chilena.

Aquí es donde el puma ha sabido subsistir. De hecho, tal como menciona Conaf en un comunicado, las serranías de la cordillera de la Costa de la Región de O’Higgins «han sido históricamente hábitat, territorio y lugar de desplazamiento de pumas. Basta leer crónicas antiguas del secano costero, en donde se describe la caza de pumas en Topocalma y otros lugares de nuestra región. Obviamente, porque se produce un conflicto entre la actividad ganadera y los hábitos alimentarios de este felino nativo».

Hoy, a partir de diversos reportes recibidos con registros en Pichilemu, Tanume, Las Cabras y Navidad, se cree que una población muy pequeña de estos felinos estaría ocupando el territorio de la cordillera de la Costa en la zona. 

Luego que el puma casi se extinguiera de las áreas costeras producto de su caza, tras la promulgación de la Ley de Caza que prohibe la caza o captura de este felino en el país, sus poblaciones han aumentado lenta y gradualmente principalmente en las zonas andinas. Ahora, se cree que este tipo de avistamientos, se debería a que el puma ha comenzado a desplazarse nuevamente para ocupar territorios en algunas locaciones costeras. Aún así, la población de pumas en la región de O’Higgins aún se trata de una de las más bajas en toda su distribución mundial –desde Canadá a Magallanes–. Desde Conaf aseguran que su abundancia se estima en 0,7 ejemplares por cada 100 km2. Una población marginal comparada a los 4 pumas por cada 100 km2 de Magallanes.

Frente a los recientes avistamientos Diego Ramírez, Coordinador de Vida Silvestre del SAG, indicó: «Esto es totalmente normal debido a la biología, conducta, desplazamiento y territorialidad del Puma. Es un animal sigiloso, que se pasea por el valle central sin ni siquiera ser detectado por los perros».

Ramírez además agregó: «No se puede asegurar que el puma no pueda ser agresivo con los seres humanos, y por lo tanto siempre se recomienda tener resguardos, sobre todo con los niños pequeños. En cualquier caso de encuentro con el animal, la recomendación es no correr, no darle la espalda, simplemente aparentar mayor tamaño (abrir y estirar la chaqueta por ejemplo), y retroceder mirando al animal, el cual debería seguir su camino«.

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