Ubicados en la localidad de Primer Corral, Río Puelo, Cochamó, en la región de los Lagos, Juan Pablo, Riina, Raimundo, Valentina y Felipe, decidieron dar un giro a sus vidas en la ciudad y emprender un proyecto de vida, basado en la práctica integrada de la agricultura ecológica, medicina natural, bioconstrucción, turismo, educación y espiritualidad basado en el alero de la permacultura. Este proyecto se llama Raíces del Viento.

©Rodrigo Raiman
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Internados en lo más profundo de la Patagonia Chilena, entre extensos bosques, ríos, glaciares y llanuras se encuentra el centro Raíces del Viento, ONG y centro internacional de permacultura. Su misión es el trabajo con individuos y comunidades, para expandir el conocimiento y entregar las herramientas necesarias para vivir de forma sustentable a través de sus talleres. ¿Con qué fin? Que cada vez sean más las personas con el conocimiento, visión y soluciones necesarios para transformarse en agentes de cambio en sus propias comunidades o países y de esta forma desarrollar estilos de vida más conscientes con el medio ambiente.

Este centro está abierto a viajeros, estudiantes, investigadores y habitantes locales, donde todos pueden aportar.

¿Cómo llegamos al centro?

©Rodrigo Raiman
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Después de establecer contactos en Santiago y a través de publicaciones en la web, encontramos a Raimundo, quien es el encargado de establecer las comunicaciones desde la ciudad. Él se encuentra en constante contacto con sus compañeros que viven en el RDV.

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Debido a que en la ubicación donde se encuentra el centro no hay Internet ni señal de celular, las comunicaciones se realizan a través de radio, visitas de vecinos que traen noticias de la ciudad o cuando la señal de celular toma algún mensaje de texto.

Un día domingo de inicios de diciembre después de viajar 5 horas en bus desde la ciudad de Cochamó, cruzando el lago Tagua Tagua en un transbordador, en un entorno maravilloso rodeado de bosques, montañas y ríos de aguas turquesa, arribamos a un lugar llamado Puerto Urrutia. En este lugar nos encontramos con el río Puelo el cual cruzamos en bote, para luego caminar durante dos horas, bajo una suave lluvia y un imponente paisaje siguiendo una huella de animales.

©Rodrigo Raiman
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Cuando llegamos al centro después de este viaje lleno de sorpresas, nos encontramos en la tranquilidad del lugar, inmerso en la naturaleza, sin electricidad ni señal telefónica. Allí nos esperaba Riina, quien estaba trabajando en el centro. Muy simpática y amable, nos contó que Juan Pablo, su pareja, y Kona, su perro, se encontraban pescando y que luego regresarían.

Alejados de las comodidades de la ciudad, acá las rutinas parten desde muy temprano antes del amanecer. Con un buen desayuno para empezar el día con energía, las actividades son variadas desde la construcción, mantención de los huertos, recolección de abono natural que dejan las vacas, entre otras. Cada integrante tiene una función, la cual se desarrolla a través de un sistema de cumplimiento de metas, Juan Pablo nos habla de que tienen muchos proyectos en mente, como hacer una pequeña laguna para criar peces o trabajar la apicultura.

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Su misión en este momento es continuar este proyecto junto con la colaboración de voluntarios y la realización de talleres, como el de biocostrucción el cual traerá a exponentes extranjeros, junto con transmitir la enseñanza del centro como un lugar en armonía con el entorno.

Justo este mes de febrero, en RCV realizarán un taller de introducción a la permacultura, desde el 21 al 27 de febrero. Más información en su página o muro de facebook.

Visitas y voluntariado

©Rodrigo Raiman
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Si quieres conocer este centro y vivir la experiencia que ellos ofrecen, ofrecen la oportunidad de realizar voluntariados y visitas en el centro. Se pide una colaboración de $5.000 diarios para cubrir los gastos de la estadía, comida y programa de aprendizaje, donde las personas deberán trabajar 25 horas irrenunciables a la semana con una estadía mínima de 10 días.

Para aquellos que sólo quieran ir de visita, se puede estar hasta hasta 5 días visitando el lugar para conocer lo que hacen y recorrer sus instalaciones y alrededores. Este programa no implica trabajo, e incluye comidas y estadía. El costo por noche, con todo lo anterior incluido, es de $10.000.

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