En las últimas semanas hemos sido testigos de cómo la ladera sur del Cerro San Cristóbal ha cambiado radicalmente. Comenzó como un pequeño tajo que no hace más que crecer a merced de retroexcavadoras y personas con cascos y trajes amarillos.

Tuve que ir muchas veces a la Clínica Santa María con mi señora, quien en ese momento estaba embarazada, por la ruta que más nos acomoda: Eliodoro Yáñez, por lo que cada vez que esperábamos la luz verde en el semáforo de Providencia, veíamos como iban alterando la fisonomía del cerro.

Al mismo tiempo, vi cómo se alzaban algunas voces alertas en las redes sociales, preguntándose qué era lo que pasaba.

Es decir, una intervención a gran escala a un espacio público emblemático y muy querido de la capital de la cual la ciudadanía no sabía absolutamente nada debido al hermetismo de la autoridad pertinente. Ninguna comunicación oficial explicaba el rajo abierto impuesto al cerro.

©Edmundo Hermosilla
©Edmundo Hermosilla

Solo recién la semana pasada, apareció una foto en la primera plana de El Mercurio, diario que señalaba orgulloso el avance de las obras de un “ecoparque” que reemplazaría al Zoológico Metropolitano y que entraría en funcionamiento el año 2021.

Leí el pie de página con incredulidad y algo de rabia. No puedo creer que de una intervención de esa magnitud pueda surgir un ecoparque, a menos de que no tenga idea de qué es un ecoparque.

Veamos: ecoparque, palabra compuesta por un sufijo “eco” que viene de la palabra griega oikos que significa hogar, y que algunos años después de la acuñación del neologismo “ecología” por Ernest Haeckel, se le asocia a las actividades que tienen respeto, cuidado y consciencia del medio ambiente.

¿Ese rajo abierto muestra respeto, cuidado o consciencia del medio ambiente?

¿No debería un “ecoparque” acomodarse a la naturaleza?

¿No debería un “ecoparque” reducir al mínimo las intervenciones a la naturaleza y permitir interacciones solo a escala natural?

Creo que hasta ahora el mensaje es claro: “Naturaleza, te destruiremos un poco, eliminaremos tu capa vegetal, imposibilitando la vida silvestre y exponiendo la capa rocosa a la erosión, para hacer un ecoparque, por que los arquitectos, urbanistas, ingenieros y otros tecnócratas involucrados sabemos hacer un ecoparque mucho mejor que tú”.

©Edmundo Hermosilla
©Edmundo Hermosilla

Veo con tristeza como semana a semana, la garra de la retroexcavadora va creando este ecoparque, y recuerdo otro artículo que se publicó en Ladera Sur llamado “Un repaso al Cerro San Cristóbal y sus canteras de piedra” en el cual se nos recuerda que las canteras de la cara que mira al poniente, justo debajo de la cumbre del cerro, están ahí hace más de 300 años.

Hace más de 300 años y la capacidad de resiliencia de esa parte de la naturaleza ha sido nula en esa escala temporal. Las canteras siguen ahí, cicatrizando a un ritmo imperceptible, afeando el ícono capitalino, provocando de vez en cuando la lástima de alguien que observa el cerro y piensa: “¡Cuánto más lindo sería nuestro cerro si no le hubieran hecho eso!”.

Quizás en ese momento no se daban cuenta del craso error que estaban cometiendo. En esa época no le importaba nada a nadie, pero ahora sí, ahora tenemos desde hace más de 300 años ese testimonio inscrito en el cerro que dice: “No se debe eliminar la capa vegetal de este cerro tan importante porque ni en 300 años se ha logrado rehabilitar”.

Pero una vez más, nuestras autoridades demuestran la falta de memoria, la nula capacidad de aprendizaje, un analfabetismo ambiental absoluto… las canteras lo dicen claramente y nadie lo supo leer. Ningún tecnócrata involucrado levantó la voz para decir: “Mejor ocupemos los caminos que ya hay y solo intervengamos con senderos a escala humana de bajo impacto”.

Quizás sea muy temprano para levantar la voz, quizás rehabilitarán la ladera rajada, quizás quedará mejor, espero de todo corazón que sea así… pero ¿y si no?

Las explicaciones del Parque Metropolitano

©Ladera Sur
©Ladera Sur

De acuerdo a un comunicado compartido por el Parque Metropolitano a Ladera Sur, el trazado que se explica que está en la ladera sur del cerro es un camino de servicio que se proyecta para la construcción de la etapa preliminar del proyecto Ecoparque. Cuando éste esté listo en 2021, este camino será una ruta operativa de desplazamiento. «Las especies arbóreas ubicadas en el trazado corresponden a Robinia pseudoacacia, las cuales se encontraban en un estado avanzado de senectud por su avanzada edad, razón por la cual no hay consecuencias significativas al extraer esta especie, ya que se estaban muriendo según informa la División de Parques y Jardines del Parquemet», dicen desde el Parque Metropolitano.

A esto agregan que el trazado original del proyecto de faenas del Ecoparque fue modificado cuando se observó que podría comprometer otras especies nativas valiosas, como lo quillayes que se encuentran en su inicio. Además, hasta el momento se han retirado cerca de 25 ejemplares secos de Robinia pseudoacacia. «En cambio, los árboles extraídos están siendo reemplazados por una plantación efectuada en conjunto con la comunidad, ubicada sobre el primer tramo del camino Carlos Reed», aclaran desde el Parquemet.

Por último, explican que cuando finalice las faenas de obras se extenderá la plantación hacia la zona que comprende los alrededores del trazado -donde se pueden ver grúas y camiones actualmente-, asegurando la sobrevivencia de éstos mediante la extensión del sistema de riego correspondiente a la plantación del primer tramo realizado el 27 de septiembre de 2018.

 

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