Porotarium Austral: una iniciativa local que lucha por la conservación de los porotos de Chile
En Chile existen más de 90 tipos de porotos diferentes y sus particulares formas y colores logran cautivar a quien los mire. Esto llevó a tres investigadoras conquistadas por la universal semilla a impulsar un proyecto de investigación de porotos llamado Porotarium Austral. Así desarrollaron una iniciativa que nos adentra en el mundo de la huerta, de las poderosas mujeres que trabajan con la tierra y, por supuesto, de los icónicos porotos.
«¡Esta no la tengo! ¡Esta otra tiene manchitas! ¡Y esta es más larga!». Antonia Barreau, ingeniera forestal, había recién llegado a vivir a la Región de La Araucanía cuando decidió ir con su huerta recién iniciada, a un intercambio de semilla. Simplemente, quedó alucinada con la diversidad de semillas de porotos ante sus ojos. Así fue como empezó a crear su propio banco de semillas.
Ella, dedicada a la investigación etnobotánica de bosques y huertas familiares de la Araucanía, tenía la idea de iniciar un proyecto interdisciplinario que combinara ciencia, arte y el conocimiento local.
Tal idea colindó con el amor que tenía por los porotos y creó el Instagram @porotarium_austral, un verdadero santuario de conocimiento, lleno de consejos de cultivo, recetas y testimonios de mujeres dedicadas a la huerta.
A tres años de su primera publicación en Instagram, Porotarium Austral ya cobró vida como un proyecto que busca revalorizar la gran diversidad de porotos existentes en las huertas de la Región de La Araucanía. Su principal misión es preservar la diversidad de semillas existentes a través de su cultivo in situ (dentro de su ambiente natural).
“El poroto lo usamos como bandera porque no hay nadie que no se asombre con la belleza de los porotos, con los brillos, la opacidad, los colores, la forma y sus gustos.”, comenta Antonia.
Trabajan de la mano con 10 huerteras ubicadas en diversas localidades rurales de las comunas de Curarrehue, Padre las Casas, Pucón y Villarrica, logrando hasta ahora preservar 76 variedades distintas de porotos en su banco de semillas.
Tras ganar el Fondo Común otorgado por la Fundación Lepe, Porotarium logró consolidarse como un proyecto más amplio de investigación, lo cual les permitió realizar una nueva convocatoria en la que llegó María José Romero bioquímica especializada en agroecología y agricultura sostenible y Constanza Monterrubio, bióloga especializada en patrimonio agrocultural alimentario.
María José Romero nos explica que es fundamental llevar a cabo este trabajo ya que la pérdida de una variedad no se puede recuperar. La mayoría de los porotos nacen de una especie silvestre única la cual a través de domesticación y selección realizada por agricultores durante generaciones, deriva en una nueva variedad de poroto.
“Una vez que uno pierde una de estas variedades, se pierde básicamente una relación del ser humano con la agricultura de muchísimas generaciones y que por lo tanto podemos decir que es casi imposible de recuperar”, afirma la bioquímica.
Para poder fomentar la conservación de semillas, el proyecto empezó con un banco de semillas que recopilara las variedades de porotos del sector. Para aumentar las semillas trabajaron junto experimentadas huerteras a quienes se les proporcionó 5 variedades de porotos para que los cultivaran, cuidaran, cosecharan y guardaran, para finalmente devolver las semillas recolectadas al banco de semillas.
Antonia comenta que durante el proceso de entrega de los porotos se formó una dinámica muy especial, en donde las huerteras elegían los porotos con los que deseaban trabajar, incluso algunas reconocieron variedades que una vez cultivaron y perdieron:
“Cada huertera tiene porotos que son de su familia y que los reconoce, es una semilla que cultiva desde siempre, y le tiene su nombre…cuando repartimos los porotos fue divertido, era como un remate, «ya acá está el poroto frutilla, ¿quién se lo quiere llevar? Hay semillas que habían perdido, pero que las reconocieron porque son parte de su historia”.
El poroto, un alimento universal y único
El poroto, también conocido como frejol, frijol o feijao, tuvo su origen hace aproximadamente 8.000 años en Mesoamérica, específicamente en México. Este superalimento tiene múltiples implicaciones ecológicas y agroecosistémicas: es una excelente fuente de proteína vegetal, presenta una notable adaptación ambiental y una resiliencia que le ha permitido expandirse desde América hasta Europa.
Países como Perú Colombia y Chile cuentan con centros de diversificación de porotos los cuales generan más variedades de esta semilla. Aunque México es el centro de origen del poroto, no posee tantas variedades como las encontradas en Chile.
El Instituto de Investigaciones Agropecuarias de Chile, una institución dedicada a la conservación y preservación de la diversidad genética de plantas cultivadas en el país, ha establecido un banco de semillas que alberga más de 90 variedades de porotos. Este banco de semillas contribuye a la protección y mantenimiento de la diversidad genética de los porotos en Chile.
La pérdida del conocimiento de distintas variedades de porotos ha generado que se olvide información crucial para su cuidado, poniendo en riesgo el patrimonio agro-cultural de la semilla. Este problema ha sido fomentado por la falta de consumo y producción de legumbres en Chile.
“Durante la pandemia se hizo evidente la falta de soberanía alimentaria con respecto a las legumbres de Chile, a pesar de ser un lugar con una gran proporción agrícola, no había una producción suficiente de legumbres para poder suplir las necesidades nacionales, entonces de repente tienes lentejas de Turquía o de Canadá y tienes porotos siendo importados, cuando en este lugar tienes un acervo increíble que le hace falta ser recuperado”, afirma Constanza Monterrubio.
Hoy se cuenta con la tecnología para poder conservar grandes cantidades de semillas, realizar estudios y proyectos que ayuden a su conservación. Diversas variedades de semillas han perdurado durante miles de años debido a prácticas de intercambio comunitario.
En la zona Austral existe una longeva ceremonia mapuche llamada Trafkintu, la cual se enfoca en el intercambio de bienes y conocimientos, especialmente relacionados a productos que entrega la ñuke mapu (madre tierra en mapuche) como semillas, alimentos y animales. Tal acción comunitaria ha ayudado con la conservación y diversificación de porotos en la Araucanía.
¿Qué es un banco de semillas?
Un banco de semillas es un gran catálogo de clasificación de semillas que integra códigos de identificación y metodologías de guarda.
Antonia describe que al entrar a un banco de semillas se observan múltiples frascos con porotos, cada uno con su código, su nombre científico, su nombre común y sus características, mientras de fondo se aprecia información recabada durante la temporada.
Las huerteras al cosechar sus porotos deben guardar las semillas para nuevamente entregarlas al banco de porotos. La técnica para conservar las semillas antes de su entrega varía según cada huertera.
“Cada una ahí tiene sus formas (de guarda), sus secretos, sus trucos y eso también es parte del trabajo de las jornadas de concreción para crear un manual de guarda. Las huerteras son fuentes de conocimiento y a eso vamos nosotros, no imponer un manual universal de guarda de semillas ni de producción de semillas”, explica María José.
Porotarium, a través de su investigación y reserva de porotos, busca que las huerteras tengan la posibilidad de vender sus porotos con una marca establecida, para esto se deben generar semillas que tengan un porcentaje de germinación alrededor del 85%, otorgando la seguridad que aquel o aquella que compre la semilla tendrá éxito al plantarla.
Las investigaciones de germinación y plantación de porotos son muy necesarias para conocer la forma más eficiente de cultivo. María José explica que las grandes producciones de porotos cuentan con investigaciones científicas que entregan información sobre cómo plantar el poroto y sus necesidades.
“Hoy día tú compras una semilla comercial y el agricultor sabe la distancia entre hileras en la cual el poroto debe ser plantado, ¿por qué? Porque existió previamente un estudio que sabía cuál era el diámetro de la planta (…), si lo haces en una huerta familiar también tienes que saber la distancia pero esas cosas no la sabemos. En la medida en que uno entregue ese tipo de herramienta que facilita la selección a la hora de la siembra, estamos estimulando la reproducción in situ de estas variedades tradicionales”, afirma.
El poder de las huerteras
La conexión entre mujeres en el proyecto de Porotarium es única. Las organizadoras destacan la unión entre las huerteras y disfrutan la pasión compartida por los porotos y la huerta. Cada dos meses todas se reúnen de forma presencial en donde realizan actividades que van desde capacitaciones y reuniones de avance, hasta mingas en la casa de poroteras que han tenido problemas de salud para ayudarla con su siembra.
Las investigadoras siempre plantean que si bien ellas establecieron el proyecto, las huerteras son las expertas de la tierra y el trabajo.
El cultivo de porotos también llega a la vida de las huerteras con el fin de ofrecerles alguna solución al desgaste que viven tras trabajar toda su vida en sus tierras. Se busca que puedan cultivar más que hortalizas, las cuales toman mucho trabajo, buscando además que cuenten con otra fuente económica asegurada.
El Instagram de Porotarium Austral cuenta las historias detrás de las poderosas mujeres que hoy integran el proyecto, quienes han dedicado toda su vida a la huerta. Al ingresar podrás nutrirte con sus conocimientos los cuales han traspasado de generación en generación.
“Es súper importante al final para la humanidad, para nuestra herencia biocultural, y para las mismas huerteras el reconocer su trabajo, la alimentación del mundo es por el pequeño campesinado ellas son los que nos alimentan, y sin embargo son mujeres que han vivido aisladas en el campo y no se dan cuenta de la importancia de su misión”, afirma Antonia.
Un proyecto necesario
Cada vez hay más iniciativas relacionadas con el aumento del consumo del poroto y de la conservación de semillas alrededor del mundo, María José afirma que “es un buen momento para hablar de las leguminosas, de los porotos y sobre todo de la semilla tradicional y de polinización abierta en términos de responder a las necesidades alimenticias mundiales y la regeneración del suelo.”
El primer año del proyecto se enfocó en la investigación y elaboración de un banco de porotos. Se realizó un catastro sobre las variedades de porotos en la zona y se empezó con la recolección de distintas variedades.
Para su segundo año, realizarán otra temporada agrícola de propagación con todo lo aprendido del primer periodo e iniciarán con una fuerte fase de difusión de resultados. El gran evento final será un “museo vivo” en donde se plasmará todo lo aprendido, no solo en términos de porotos sino también en aquello que los rodea, la recuperación de sabores a través de recetas, arte y el gran labor de las huerteras.
Esta feria de agrodiversidad se llevará a cabo en febrero de 2024 en Pucón, donde se abrirá una huerta con 40 variedades de porotos que fueron trabajadas en el proyecto, con el objetivo de que las personas se acerquen y aprendan sobre ellos.
Durante el primer semestre del próximo año se llevarán a cabo diversos talleres, los cuales serán anunciados a través de la página de Instagram @Porotarium_austral.
Antonia Barreau hace un llamado a que las sigan y “conozcan el trabajo que estamos haciendo, conozcan a las mujeres que están detrás de estos alimentos y visítenos para esta exposición huerta museo vivo de Porotarium Austral”, además agradece el financiamiento a través de fondos de la Fundación Lepe y la fundación inglesa Global Diversity Foundation además de la colaboración científica de ECOS Lab, del centro de desarrollo de la Pontificia Universidad Católica de Chile, campus Villarrica.