A simple vista, la invasión y crecimiento asilvestrado de árboles no nativos como pinos, aromos y eucaliptus en algunos territorios, puede parecer positiva para mitigar el cambio climático, pues estos árboles de rápido crecimiento capturan carbono, contribuyendo a reducir los niveles de CO2 en la atmósfera. Sin embargo, la ecuación no es tan simple ni benéfica para los ecosistemas y comunidades humanas, según advierte un reciente trabajo desarrollado por un equipo multinacional de ecólogos.

Alto riesgo de incendios forestales, pérdida de biodiversidad y de agua, daño a nivel del suelo y una reducción notoria del albedo (reflejo de la luz solar), son algunos efectos negativos de este tipo de vegetación descritos en el estudio, que fue publicado en la revista Frontiers in Ecology and the Environment.

Plantación de pinos ©Amelia Ortúzar (3)
Plantación de pinos ©Amelia Ortúzar

Aníbal Pauchard, investigador del Instituto de Ecología y Biodiversidad, IEB, y académico de la Universidad de Concepción, junto a científicos de Argentina y Nueva Zelanda, elaboraron este documento que espera tener eco en tomadores de decisiones, industria forestal, dueños de predios y comunidad general, a fin de impulsar medidas para contener la dispersión de esta vegetación. Todo esto, considerando además que en Chile nos enfrentamos a una megasequía y duras temporadas de incendios que requieren de un gran trabajo colectivo para ser combatidas y disminuir sus graves repercusiones.

CONAF combate incendio de Valparaíso ©Gobierno de Chile / Wikimedia Commons
Incendio forestal en Valparaíso (referencial)©Gobierno de Chile / Wikimedia Commons

Árboles invasores

“Los árboles plantados producen semillas o rebrotes que pueden invadir más allá del área donde fueron originalmente establecidos. El caso más notorio en Chile son algunas especies de pino que tienen una altísima capacidad de dispersión. Pero está la tentación de decir que este nuevo ‘bosque’ que se desarrolla de forma asilvestrada, no es malo para el medioambiente porque almacena carbono, una idea que podría resultar interesante ante la emergencia climática y las metas nacionales de fijación de carbono. Sin embargo, hemos visto que fijar carbono no es tan simple, y que además, estos bosquetes tienen efectos negativos asociados. En muchas partes del mundo se incentiva la plantación de árboles no nativos y no se controla el impacto cuando invaden otros ecosistemas, y es por ello que necesitamos hacer un importante llamado de atención”, asegura Pauchard.

Gran abundancia de pinos donde antes había bosque nativo ©Matías Guerrero
Gran abundancia de pinos ©Matías Guerrero

Para el caso de árboles invasores, que se reproducen de forma asilvestrada y se expanden indiscriminadamente y sin apoyo humano por los ambientes, el investigador explica que uno de los mayores peligros se vincula con los incendios forestales. “Este tipo de bosques tiene mayor biomasa, es decir, más material combustible y pueden ser muy inflamables, aumentando así la frecuencia e intensidad de incendios, tal como se ha observado en Chile, por ejemplo, en la Región de Valparaíso. Este problema acarrea importantes costos en el bienestar humano”, comenta el director del Laboratorio de Invasiones Biológicas, de la Facultad de Ciencias Forestales de la U. de Concepción.

Otro efecto negativo de la invasión de plantaciones exóticas es la pérdida de biodiversidad nativa y de interacciones entre diferentes especies de flora y fauna. Una vez que se diseminan especies invasoras, es común que se generen áreas donde dominan una o dos especies exóticas, haciendo que las nativas no sean capaces de competir y por tanto, desaparezcan de la zona, generándose una pérdida de plantas, animales y otros seres vivos asociados a esos ambientes. “Esto se incrementa tras los incendios, haciendo que las especies invasoras tengan más facilidad de crecer y desarrollarse que aquellas nativas. Así se ha visto con los eucaliptus en la Región de Valparaíso. Este recambio es muy negativo para el bosque esclerófilo nativo de la zona central, y lo hace más combustible”, afirma el investigador del IEB.

Eucaliptos ©Matías Guerrero (1)
Eucaliptos ©Matías Guerrero

Otro punto negativo que advierte el estudio es la reducción de los caudales de agua y a nivel de cuencas completas. Las invasiones de estos árboles generan un mayor consumo de agua y por tanto, un menor escurrimiento de la misma, secando los ecosistemas. Asimismo, los bosquetes de árboles invasores pueden reducir la reflexión de la luz conocida técnicamente como albedo, y con ello aumentar la cantidad de calor que es absorbida por la superficie terrestre.

Por otro lado, no hay certeza de la efectividad que estas nuevas especies tengan en secuestrar carbono, debido a la liberación de este elemento asociado a la mayor frecuencia y severidad de incendios, y a las reducciones del carbono en el suelo. En los suelos en donde éste se acumula en mayor cantidad, impulsado por numerosos y complejos procesos, los árboles invasores afectan esto, tanto directa como indirectamente. “Cuando hay praderas o matorrales, muchas veces el carbono tiende a estar almacenado en el suelo. Pero si tienes vegetación exótica el carbón de suelo suele disminuir y con esto la capacidad de acumular carbono del ecosistema”, comenta Pauchard.

Impacto árboles invasores / Gentileza IEB
Gentileza IEB

El estudio también señala que el aumento de la cubierta forestal en las zonas templadas y frías puede producir un calentamiento de la atmósfera, incluso en escenarios de acumulación de carbono, lo que pone en duda la eficacia de estas especies invasoras en la mitigación del cambio climático. Para el autor principal de la publicación, Martín Núñez, investigador de CONICET de Bariloche, Argentina, el riesgo es que “los profesionales y tomadores de decisión pueden pensar que mantener o incluso promover la invasión de estos árboles no-nativos y reemplazar otros ecosistemas naturales, puede ser una manera de combatir el cambio climático, pero lamentablemente esa visión es parcial y debe incorporar todos estos efectos negativos”.

Plantación de pinos ©Amelia Ortúzar
©Amelia Ortúzar

Impulsar medidas de contención

Mitigar la dispersión de semillas e invasión de vegetación exótica es una meta que ha sido abordada en países como Nueva Zelanda, destinando recursos y estrategias para ello. En Chile, la tarea está pendiente, según advierte Aníbal Pauchard.Es posible contener cómo estas semillas vuelan desde las plantaciones. Hay técnicas para reducir el riesgo de invasión y en eso Chile podría hacer bastante más, de manera sistemática. En el esquema de certificación ambiental de plantaciones forestales se les está exigiendo a las empresas que sí controlen las invasiones y eviten la propagación a sectores aledaños. Así es que bajo este requerimiento tenemos que trabajar aún más para que estos objetivos se cumplan”, finaliza el investigador.

Plantación de pinos ©Amelia Ortúzar
©Amelia Ortúzar

 

Comenta esta nota

Comenta esta nota

Responder...