Hace un tiempo, en Ladera Sur venimos trabajando con Fjällraven, una marca outdoor sueca que conquistó al mundo con su mochila o “kanken”. Seguramente, al menos han escuchado hablar de ella, pues en todo el mundo ha pasado a ser casi parte de la cultura pop. Y si no les suena, es probable que viendo una foto ya la reconozcan. Bueno, resulta que con esta marca hicimos un muy buen match, pues su propósito es también reconectar a las personas con la naturaleza y disfrutarla.

Crédito Fjallraven
Con la parka ícono de la experiencia Fallaraven Polar. Crédito Fjallraven

Fundada por Ake Nordin en los años 60, el espíritu de exploración de los países nórdicos está en todo lo que rodea a Fjällraven. Yo no conocía Suecia y sin duda, tras este viaje, mis ganas de conocer más de los paisajes y la cultura nórdicos creció por mil. Tienen varias activaciones durante el año. Las más conocidas son el “Classic Sweden”, un trekking de varios días que abarca maravillosos paisajes suecos (que mi amiga y colega Bárbara Tupper pudo experimentar el año pasado), y que este año llega por primera vez al hemisferio sur, en las Torres del Paine, en Chile, y el “Fällraven Polar”, un viaje de varios días por el Círculo Polar Ártico en invierno, la experiencia que me tocó a mí. Esta última invitación consiste en hacer una exploración por las fascinantes latitudes ya mencionadas, pero en trineos tirados por perros donde, a su vez, puedes comprobar que se puede explorar en medio del frío, la nieve y la adversidad. Intentaré transmitir de la mejor manera posible una de las experiencias más desafiantes y entretenidas que me ha tocado vivir.

Crédito Fjallraven
Pinos y abedules son los árboles de esta zona. Crédito Fjallraven

La invitación: ¿En qué consiste el Fjällraven Polar?

La experiencia polar de Fjällraven nació hace más de 10 años, y desde ahí que ha sido catalogada como uno de los eventos más exclusivos y únicos del mundo outdoor. Se trata de un periplo de 4 noches y 5 días, donde te sumerges en una aventura en medio de la tundra sueca, en 300 kilómetros de nieve, frio y paisajes alucinantes, con trineos tirados por perros (en total, son más de 180 canes que participan en la expedición), y un grupo de expertos que acompaña la aventura.

Crédito Fjallraven
Aquí la primera noche explicando cómo armar la carpa en nieve. Crédito Fjallraven

Este 2024, la postulación superó las 30.000 personas. Y de esas quedan solo 20. Estas postulaciones comienzan en noviembre, en miras al año siguiente (para que estén atentos este año). Los 20 participantes y el equipo de 16 personas de prensa (donde iba yo) está integrado por personas de todo el mundo y no existen requisitos para poder participar. Una vez llegados a destino, la marca proporciona todo el equipo y los conocimientos necesarios para que los participantes emprendan una expedición como esta. Así que, si tienes las ganas y una buena condición mental y física, estarás preparado para emprender una aventura como la del Fjällräven Polar.

Crédito Fjallraven
Crédito Fjallraven

Cuando fui invitado, y miraba los videos de la experiencia, les reconocí a los amigos de Fjällraven que yo era una persona outdoor, pero no un deportista de alto rendimiento, y la respuesta fue que para vivir esta experiencia no tienes que ser un súper deportista, si no que tener un buen espíritu y ganas de conocer lo inexplorado. Y así fue.

Crédito Martín del Río
Nuestra carpa en el campamento. Crédito Martín del Río

La ciudad de Kiruna  y el comienzo del frío

El viaje empezó en el aeropuerto de Estocolmo, donde nos reunimos con todo el grupo para viajar a Kiruna, la ciudad más al norte de Suecia, que se ubica muy cerca de las fronteras con Noruega y Finlandia, ubicada en el paralelo 67 N. Si hacemos el símil con el hemisferio sur, sería como estar en la Antártica, donde nadie habita. La base chilena esta en el paralelo 60 S.  

Crédito Fjallraven
Crédito Fjallraven

Ya en Kiruna, estábamos a 150 kilómetros sobre el Circulo Polar Ártico. Allí, en el solsticio de verano no se pone el sol en las 24 horas que dura un día. En el de invierno, el sol no sale en las 24 horas. Suecia, Noruega, Finlandia, Islandia, Rusia, Estados Unidos, Groenlandia y Canadá componen los selectos países de este team que se ubican en el paralelo 66 norte del Planeta.

Kiruna es conocida por ser una ciudad minera -y ahí se encuentra una de las minas de hierro subterráneas más grandes del mundo-, por tener el famoso “Hotel de Hielo” y por ser la puerta de entrada a la zona turística de trekking en verano y trineos de perros y esquí en invierno.

Crédito Fjallraven
El guía de la expedición explicando la ruta. Crédito Fjallraven

La llegada al pequeño aeropuerto de Kiruna fue acompañada con un anuncio del piloto del avión donde decía que estaba nevando y que la temperatura exterior era menos 2 grados. El paisaje era alucinante, todo blanco y con un aire frío que nos daba la bienvenida.

Luego de unos 45 minutos en bus, llegamos al centro de operación de esta expedición, lugar donde te estaban esperando los guías, los expertos, y lo más importante: los perros y los trineos.

Crédito Fjallraven
La guía Anna explicando como se usa el trineo. Crédito Fjallraven

Lo primero era estar bien equipado. “El frio no existe, lo que existe es estar mal equipado”, era una frase que agarraba cada vez mas sentido. En estos lugares, las temperaturas pueden ir desde los menos 30 hasta los 5 grados. El equipo técnico de vestimenta que nos esperaba era una tenida completa que va desde primeras capas, pantalón, polar, cobertor, botas, y la súper parka, ícono de la Fjällaraven Polar. Ya equipados, estábamos listos para enfrentar lo que fuera. En ese momento nevaba, llovía a veces, había neblina, y las ganas de partir eran inminentes.

Los perros y el trineo

Una vez equipados y habiendo comido algo con el equipo, comenzó la explicación más importante del viaje: los perros y el trineo. Sería ese nuestro medio de transporte para los próximos días.

A cada uno se le asigna un trineo y 5 perros (la cantidad de perros dependerá de tu peso). En este lugar hay mas de 200 perros. En el trineo va todo; el equipo que ocuparás esos días: carpa, saco, cocinilla, ollas, comida deshidratada pensada para cada comida del día, cuchillo, linterna, y todo lo que necesitaras los días de la aventura. No falta nada y todo está muy bien pensado, ya que, como toda expedición, cada gramo es un peso extra que hay asumir. La organización nos separaba a todos en duplas.

Crédito Fjallraven
Cada mañana y tarde había que poner y sacar los arnés a los perros. Crédito Fjallraven

Un amigo me dijo antes de partir que andar en trineo “es como esquiar”. Por suerte ese un deporte que manejo bien por lo que mi ansiedad bajaba. Y tenía razón, en el sentido del equilibrio y ocupar harto las rodillas era fundamental.

Crédito Martín del Río
Comienza la aventura bajo la neblina. Crédito Martín del Río

El sistema es bien simple. En la parte trasera, el trineo tiene dos “esquíes” donde apoyas tus pies (sin fijaciones) y al medio hay un freno que funciona con tu peso parándote ahí. No era difícil, al andar unas horas uno ya le agarraba el ritmo. Eso sí, había que estar muy concentrado, ya que una distracción podía hacerte caer.

Crédito Fjallraven
Hasta 8 horas diarias pueden correr los perros. Crédito Fjallraven

Yo siempre he tenido muy buena onda con los perros, pero no me caracterizo por tener una súper conexión con ellos, por lo que este desafío me parecía fascinante. Los perros son lo mas importante en esta experiencia. Ellos son los que te llevarán durante toda la travesía y es por eso que tienen que estar contentos, sanos, bien alimentados y que nada les falte. Eso te lo explican desde un inicio. Tú eres responsable de ellos. De todas formas, nos cuentan que durante las mañanas y tardes los expertos los revisan, pero la invitación es crear un vínculo con ellos.

Los 5 perros que me tocaron a mi fueron Baltik, Jawa, Jodel, Igor y Nieidia. Mi pronunciación sueca no era del todo buena para que lograr que mi llamado de alerta fuera 100% efectivo, pero algo lograba.

Crédito Fjallraven
Crédito Fjallraven

Son perros de raza Chinook y Husky siberaniano. Ya enganchados en el trineo, los perros se organizaban estratégicamente para sobrevivir a esas condiciones. Había 2 perros adelante, que eran los jóvenes fuertes y líderes, al medio uno o dos que mantenían el tranco del equipo y los dos de atrás son los mas viejos, los con mas experiencia. De esta forma hacían equipo y eran imbatibles. Sabían perfectamente que cada uno cumplía un rol en esta misión.

Si tú los ves son perros delgados, algunos con cara de lobo, otros con ojos calipso, pelados, peludos, pero en general se ven perros comunes y corrientes, jamás pensarías lo que son capaces de hacer: correr por más de 6 o 8 horas por la tundra ártica sin parar.

Aquí con uno de los perros de mi trineo

Cabe destacar que son razas de perros que llevan cientos de años haciendo esto, es parte de la cultura local, y son parte importante en el sistema de transporte de muchas personas de ahí. Son bien cuidados y están entrenados para hacer esto. Me comentaban que la primavera y verano tienen que hacerlos entrenar por que lo necesitan.

Crédito Martín del Río
Los paisajes son alucinantes. Crédito Martín del Río

La travesía a campo abierto

Antes de partir, los perros comienzan todos a ladrar y aullar, indicio de que vamos a salir pronto. El ambiente es de nerviosismo. Partimos cada uno en su trineo y divididos en grupos de cuatro más un guía, todo esto bajo una neblina espesa que te hace perderte.

Crédito Fjallraven
Crédito Fjallraven

Recuerdo esos primeros 30 minutos con mucha alegría, ya que nos adentrábamos en el territorio blanco, sin conexión y con toda la aventura por delante. Como primer día íbamos a andar unas 3 horas para llegar a armar campamento.

Llegamos al lugar base y el desafío ahora era que había que armar las carpas. Nevaba con fuerza, pero no era impedimento para lograr el objetivo. Cuando nieva se produce un silencio y calma perfectos para la situación (del viento es de lo que hay que estar más preparados. Será el principal enemigo en estos momentos).

Crédito Fjallraven
Crédito Fjallraven

El equipo organizador nos hace una clase de cómo armar una carpa en estas condiciones: ¿Cómo se ponen las estacas de nieve? ¿Por dónde viene el viento? ¿Qué pasa si nieva toda la noche? Todas esas preguntas y respuestas nos ayudarían para armar lo que sería nuestro refugio nocturno. Era muy importante estar todos unidos y con las labores claras. Había que trabajar como equipo siempre. ¿Frío? Para nada, estábamos tan bien equipados que nunca es tema. Además, sabíamos que el saco de dormir era para menos 40 grados. Oscurecía temprano, a esos de las 5 de la tarde, por lo que ya con todo lo vivido durante este primer día se durmió profundo.

Los días siguientes fueron cada vez mejores, y rápidamente uno agarra una rutina de equipo como si estuviéramos viajando hace muchos días. Temprano en la mañana hay que alimentar a los perros (una especie de pellet con una mazamorra, que se lleva también en los trineos) y por nuestro lado tomar un te o café y una avena deshidratada que al echarle el agua caliente toma forma y sabor. Ya con energía hay que empezar a preparar a los perros. Ponerles sus arneses, ponerle una crema en sus patas (almohadillas) y luego engancharlos al trineo. Cuando todos estuvieran listos, comenzaban los ladridos y podíamos partir.

Crédito Fjallraven
Crédito Fjallraven

El paisaje es alucinante. Vamos sobre lagos y ríos congelados, andando mas de 6 horas diarias. Se ven montañas nevadas de fondo. Se para a almorzar y descansar para luego seguir. Hay veces que se pone mas difícil la ruta, en especial cuando se cruzan bosques (pinos y abedules). Aquí el desafío del trineo se ponía mas desafiante y algunos tuvieron algunas caídas. Los perros van rápido y a veces hay curvas muy pronunciadas que hay que estar atentos y manejar bien la situación.

Viajar en trineos de perros es una experiencia para no olvidar, ya que avanzar a una velocidad controlada durante horas por lugares donde no hay nadie, y donde la nieve, el hielo y el frío pasan a ser tu cotidiano es una aventura única.

Crédito Fjallraven
Crédito Fjallraven

Tuvimos diferentes actividades que son importantes de destacar para completar una inolvidable experiencia. La última noche, donde dormiríamos en un lodge, nos invitaron a bañarnos en “la piscina”. Era una piscina de 1 x 1 mt en un lago cercano que tenía 1 grado celcius. Comentaban que era una tradición de estas latitudes y que tenía muchos beneficios para el cuerpo.  Había que hacerlo. Son esas oportunidades que se dan una vez en la vida. El desafío era estar mas de 1 minuto. ¡Se logró!, con mucha adrenalina.

Lamentablemente no pudimos ver auroras boreales, era mi sueño, pero no tuvimos la suerte. Cada noche, con una aplicación que informaba de su probabilidad en mano, pasábamos horas esperando, pero nada paso. No era la mejor época, era principio de abril y comentaban que cuando más se ven es entre noviembre y febrero. Uno de los compañeros comentaba entre bromas “las auroras te eligen”, así que no fue la ocasión. Es una buena excusa para poder volver a esas latitudes.

Crédito Fjallraven
Crédito Fjallraven

Fueron mas de 160 kilómetros los que recorrimos (la carrera de los 20 seleccionados completa son 300 km) y que terminó la última noche con una buena conversación con Martin Axelhed, CEO de la compañía, donde nos contó de la historia de Fjällrraven y concluímos entre todos que esta experiencia te dejaba un potente mensaje, de lo importante que era trabajar en equipo en expediciones extremas. Que al igual que como se organizaban los perros, cada uno tiene una labor, un rol, y que la única forma de sobrevivir es trabajando en equipo. Además, el disfrute de los climas fríos, que si estas bien preparado, no hay impedimento para vivir aventuras inolvidables.

Comenta esta nota

Comenta esta nota

Responder...