Crédito: © Felipe Howard
Crédito: © Felipe Howard

Los cetáceos son algunos de los animales más carismáticos y sorprendentes del mundo. Siendo mamíferos placentarios de gran tamaño, están totalmente adaptados a la vida marina y dotados de respiración pulmonar. Durante siglos han cautivado al hombre, que muchas veces los ha tildado de monstruos, aunque esta visión antigua haya sido desplazada y el conocimiento haya ido transmitiéndose para aprender, comprender y apreciar más la belleza de estos increíbles seres que habitan en los océanos de todo el mundo. En esta orden (Cetacea) se encuentran las ballenas, las grandes criaturas de las aguas, dotadas de cuerpos colosales, hidrodinámicos, de movimientos muchas veces lentos y que han estado en la Tierra desde hace millones de años.

La observación y avistamiento de estos animales es una disciplina que durante años ha permitido investigar, conocer y entender su comportamiento, su reproducción, sus hábitos de caza y alimentación, rutas de migración, estructuras sociales, y rol en la cadena trófica y ecosistemas, entre otros. Todo este conocimiento ha servido para clasificarles, y para identificar también los riesgos y amenazas que se ciernen sobre las distintas especies, las principales actividades que afectan su comportamiento y ponen en jaque su supervivencia y —principalmente— para diseñar e impulsar una serie de estrategias, medidas, protocolos para su conservación y protección. La observación y avistamiento de cetáceos no es, entonces, una tarea exclusiva de científicos e investigadores. Las ballenas se encuentran en todo el mundo y migran de un lado a otro, según la especie, en búsqueda de alimentos o bien para reproducirse.

Ballena jorobada. Foto: © Shutterstock / Tomas Kotouc / WWF
Ballena jorobada. Foto: © Shutterstock / Tomas Kotouc / WWF

El acercamiento de los humanos a estos increíbles animales —que muchas veces ocurre en contextos vinculados al ecoturismo— debe entonces practicarse con respeto, con casi contemplación y reverencia a unos seres que son sorprendentes en su naturaleza, que han estado en este planeta mucho antes que nosotros y de cuya supervivencia depende el equilibrio de la vida en los mares y océanos. Por tanto, las prácticas de avistamiento y observación de ballenas y otros cetáceos debe cumplir con normas y reglas que garanticen siempre el bienestar ulterior de estos animales, el respeto por su espacio y hábitats, la mínima intervención y disrupción de sus comportamientos o hábitos y la aproximación desde la constatación de que estos son animales sensibles a los cambios bruscos, a los ruidos y perturbaciones.

De acuerdo con la Comisión Internacional Ballenera (IWC, por Internacional Whaling Comission, en inglés) más de 13 millones de personas participan en los cruceros y vuelos de observación de ballenas cada año. «La observación de ballenas y el turismo que esta actividad atrae, representa una oportunidad económica para muchas comunidades en todo el mundo. Sin embargo, la observación de ballenas mal administrada puede producir efectos perjudiciales en las ballenas, sus poblaciones y sus hábitats, tales como lesiones, mortalidad, cambios en el comportamiento y el uso del hábitat así como reducción de la alimentación y menor éxito reproductivo».

Es importante considerar que estas normas universales no siempre aplican a todos los lugares, rutas de migración y/o especies. Por ejemplo, en Baja California Sur (México), las ballenas grises —llamadas Friendly Whales— se acercan mucho a los botes y parecen buscar interacción: que las toquen o acaricien. Esta práctica puede no ser bien vista por algunos especialistas por considerarse invasivo o por peligros al tratarse de fauna silvestre. También, las normas pueden diferir en otros países, según normas de avistamiento y los tamaños de cada embarcación. Es muy diferente hacerlo en lanchas abiertas más pequeñas que las ballenas, como sucede en Caleta Chañaral de Aceituno (Chile), a realizarlo en barcos mucho más grandes, como sucede en otros países.

Crédito: © Moris Muñoz Salas
Crédito: © Moris Muñoz Salas

Por esta razón, la IWC tiene un mapa disponible en web, en el que clasifica las especies según país en el que pueden observarse y las normativas locales o leyes que rigen el avistamiento de estos animales en ese determinado país (para verlo, haga click acá). Entonces, ¿Cuál es la mejor manera de conocer, observar y aprender sobre ballenas y otros cetáceos? ¿De qué manera puede practicarse el avistamiento responsable de estos increíbles animales? ¿Cuáles son algunas de las buenas prácticas en el manejo y operación de actividades turísticas junto a las ballenas? En este artículo te ofrecemos algunas recomendaciones, medidas de seguridad y buenas prácticas para la observación responsable de estos maravillosos animales, consejos para evitar disrupciones, perturbación y afectaciones en la conducta de cetáceos.

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Para elaborar este compendio que bien puede servir como guía para el aprendizaje y práctica de avistamiento de ballenas, hemos consultado a especialistas, investigadores, organizaciones de conservación como el Instituto de Conservación de Ballenas de Argentina (ICB), guías y operadores especializados en cetáceos, para que nos brinden una visión más amplia sobre estos animales y la manera más responsable e idónea de conocerles. Si bien hay posiciones más ortodoxas, en otros países y contextos, los operadores pueden tener sus propias prácticas según la especie y la tradición, aunque siempre deba tenerse como prioridad el bienestar animal. Estas medidas servirán para educar, informar y capacitar a personas sobre cómo comportarse frente a estos animales, respetar su hábitat y participar en su conservación.

Implantando transmisor satelital en ballena azul en las cercanías de Contao, Región de Los Lagos. Crédito: © Rodrigo Hucke-Gaete, Centro Ballena Azul – Universidad Austral de Chile.
Implantando transmisor satelital en ballena azul en las cercanías de Contao, Región de Los Lagos. Crédito: © Rodrigo Hucke-Gaete, Centro Ballena Azul – Universidad Austral de Chile.

En principio, toca entender el por qué las ballenas migran,  por qué se mueven y nadan enormes distancias, qué las lleva a desplazarse por las aguas durante cientos y miles de kilómetros y cambiar de hábitat y hogar durante algunos meses al año, para volver después en un ciclo que se repite a lo largo de sus vidas. Para comprender esto, consultamos a la oceanógrafa Susannah Buchan, PhD e investigadora, especialista en ecología de ballenas y acústica. Buchan llegó a Chile en 2007 para escuchar los llamados de las ballenas azules (Balaenoptera musculus), las más grandes que hayan existido jamás, y estudiarlas. Durante años se ha especializado en la investigación de estos increíbles animales.

Las ballenas migran para desplazarse entre zonas de alimentación, que suelen ser latitudes medianas o altas, como la costa chilena y Antártica. Y las zonas de reproducción en latitudes bajas, como las zonas tropicales”,  comenta. Como las ballenas están en todas las aguas del mundo, las rutas de migración suelen tener rutas de migración que atraviesan o tocan extensas áreas de aguas internacionales y continentales. 

Hay ballenas en todo el mundo. Entonces la verdad es que hay bastante lugares en el mundo donde uno puede avistar ballenas: La costa este de Estados Unidos, Nueva Zelanda, Australia, Sri lanka, Sudáfrica, Antártica. Por supuesto, el Ártico, Alaska. Hay un montón de lugares dependiendo de la especie de interés.  Para las ballenas azules, por ejemplo, los fuertes o hotspots Sri Lanka, California, Chile y Nueva Zelanda. Para la ballena jorobada, Brasil, Chile, el océano de Arabia, Australia. Varios sitios más. La verdad es que se ven ballenas en hotspots bien definidos en todo el planeta, dependiendo de la especie de interés”, explica Buchan.

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Crédito: © WWF

«Sobre las rutas de migración, estas dependen de las especies. Entonces, depende de la especie en particular. Te voy a hablar solamente de tres especies: La ballena azul, principalmente es entre la Patagonia chilena y la zona de océano abierto del Pacífico Tropical, como fuera de Galápagos; para la ballena jorobada es desde Antártica y Magallanes hasta Centroamérica; y para la ballena fin se desconoce y, de hecho, para las otras especies de ballenas en Chile se desconoce: Por eso hay que destacar aquí que es increíble que realmente solo lo sabemos para dos especies, que el resto está totalmente desconocido. Por eso necesitamos más investigación«, agrega.

También, Roxana Steinchbarg, coordinadora del programa de conservación del Instituto de Conservación de Ballenas (ICB) en Argentina, explica Durante las migraciones, las ballenas recorren miles de kilómetros entre las áreas de cría y las de alimentación.. Pasan el verano y parte del otoño en el área de alimentación, el invierno y parte de la primavera en el área de cría, y el resto del año, viajando de ida y vuelta entre esas áreas”, precisa Roxana Schteinbarg.

Entonces, si las ballenas están en todos lados y pueden ser observadas en todo el mundo, ¿Cuáles son las principales reglas, normas, protocolos para observarlas? Y, más especialmente, para hacerlo de manera respetuosa, de una forma que no les cause perturbación, daño, disrupción en su comportamiento natural. Para responder esta pregunta, hemos revisado manuales y diferentes documentos elaborados por organizaciones internacionales como WWF, pero también consultamos el Manual de Buenas Prácticas para Operaciones Marítimas de Avistamiento de Fauna Marina (Chile). Pero también consultamos a guías en Argentina, México y Chile, para comprender mejor las normativas que rigen esta actividad.

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«El avistaje de ballenas, tiene que ser en todo sentido, una actividad basada en la sustentabilidad. Es importante que las personas puedan estar informadas y capacitadas para saber cómo comportarse frente a estos animales, respetar su hábitat y participar en su conservación», comenta Diego Taboada, presidente del Instituto de Conservación de Ballenas.

Una de las principales reglas o normas es que uno nunca se aproxima a las ballenas. Son ellas las que están al mando y las que deciden acercarse o no”, Lorna Hill, guía de avistamiento de ballenas grises en Baja Ecotours, en Baja California Sur, México.

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—¿Qué factores afectan a las ballenas en su comportamiento: ruido, choques con embarcaciones, exploración con sonares, varamientos, contaminación, fuentes de alimentación?

—Susannah Buchan: La principales amenazas hoy en día son las colisiones con embarcaciones mayores, el enmallamiento con artes de pesca fantasma, que están flotando, que están en desuso. Y bueno, algunos que están en uso también. Esas son como las amenazas más letales y luego hay amenazas como más crónicas, que tienen que ver con el ruido submarino y el cambio climático, que reduce y que cambia la distribución de las presas. Sobre cuáles son los factores que tienen un impacto negativo sobre la conducta de las ballenas, es un poco lo anterior, pero también el tráfico marítimo, el ruido submarino, las actividades de pesca, los cambio de distribución de alimentos, causados por el cambio climático y la sobrepesca. Pero estamos viendo particularmente también que el ruido afecta mucho las conductas de las ballenas.

—Roxana Steinchbarg: Durante el primer año de vida la cría o ballenato tiene una estrecha relación con su madre, a quien sigue en cada movimiento, con ella duerme y juega en el mar, de ella toma la leche que lo hará crecer varios metros y aumentar miles de kilos. Un año después, el ballenato se desteta de su madre y comienza su vida como ballena juvenil independiente. Al recorrer los océanos, estas ballenas inician su lucha por sobrevivir enfrentando múltiples amenazas que atentan contra su vida y su hábitat. Comunicarse entre ellas implica gritar, ya que el ruido de los motores de embarcaciones, máquinas, estudios sísmicos, sonares y explosiones submarinas les dificulta escucharse. El ruido las desplaza de sus hábitats, genera alteraciones de comportamiento y daños en la audición y en los órganos. En situaciones extremas, produce varamientos y la muerte. Encontrar alimento es cada vez más difícil, no solo como consecuencia de la sobrepesca industrial sino también por el calentamiento global que reduce las poblaciones de peces y de kril. Recorrer los océanos se ha transformado en una carrera de obstáculos para las ballenas: las redes de pesca y sogas las lastiman y ahogan; son colisionadas por embarcaciones; la basura marina, en particular los plásticos y los químicos, las intoxican.

Ballena jorobada. Crédito: © Consuelo Vergara, 2019
Ballena jorobada. Crédito: © Consuelo Vergara, 2019

—Fuera de lo planteado en el manual de avistamiento responsables ¿Qué sería considerado perjudicial, nocivo o comportamiento inapropiado ante la presencia de estos animales? ¿Qué ejemplos podría darnos de malas prácticas o conductas irresponsables?

—Susannah Buchan: El reglamento es bueno, pero yo creo que haría falta agregar algunas cositas. El reglamento sobretodo hablan de distancia de acercamiento. Pero sí, yo creo que es importante también que cuando estamos realizando actividades de observación de cetáceos, de ballenas, es súper importante la velocidad a la cual uno se acerca. También el reglamento habla de no cortarle el rumbo, que eso está muy bien, no hay que nunca cortarle el rumbo, acercarse por atrás, pero yo creo que debería haber mayor énfasis en la velocidad de acercamiento y las velocidades que hay en zonas de avistamiento de ballenas.

—¿Son las ballenas «amigables», «amistosas», «curiosas» o se acercan a los humanos? Podría explicarnos el por qué la ballena gris es llamada también friendly whale o «ballena amistosa» dado que parece buscar el contacto con humanos?

—Susannah Buchan: Sí, en las ballenas hay de todo, hay distintos temperamentos. Las distintas especies tienen distintos temperamentos: La ballena franca y la ballena gris son de las más curiosas; la ballena fin y la ballena azul no pescan nada, están en la suya. Entonces, cada especie de ballena tiene una conducta un poco diferente. Y bueno, yo considero que es importante también que aunque algunas especies sean curiosas, nunca se debe tocarlas, nunca se debe invadirlas. A veces se acercan al bote, un animal se puede acercar al bote y ahí es importante mantener el motor apagado, no cambiar de rumbo, no hacer ningún movimiento brusco. Si una ballena se acerca está bien, pero no se debe tocarla, ni lanzarse uno al agua. no intervenirla, no invadirla. A mí me preocupa un poco de esta tendencia que uno ve que sucede en ocasiones con la ballena gris, que se la toca y esto es una muy mala imagen de cómo nosotros deberíamos portarnos con las ballenas. Son animales salvajes, merecen un respeto, una distancia. Le podemos transmitir enfermedades. Ellas nos pueden transmitir también enfermedades y los animales no solo tienen un valor porque interactúan con nosotros. Yo estudio la ballena azul y la finca son digamos poco interactivas y me gusta eso. Están en la suya, no están buscando como un momento mágico conmigo. Y me parece súper eso. Yo creo que tenemos que aprender a respetar los animales observarlos sin buscar necesariamente un acercamiento una interacción. No son mascotas.

—¿Es idóneo para estas especies que busquemos acercamiento y su observación o esto puede causar estrés y perturbar a estos animales?

—Susannah Buchan: No es lo ideal. O sea, hay un reglamento de turismo de avistamiento de fauna. Entonces, está bien acercarnos de esa manera para poder observarlas. Yo creo que muy importante que la gente tenga posibilidad de avistar estos animales, de disfrutarlas. De hecho yo también partí así: de chica yo no tuve una familia que tenía barcos ni contacto con estos animales. Entonces mis primeros contactos con estos animales fue a través del turismo y me parece súper que se desarrolle el turismo, siempre dentro de algún reglamento, con algunas normativas, algunas reglas claras que permitan respetar la conducta del animal y no cambiarle la conducta y no causarles estrés. Hay que recordar que todas son especies en peligro de extinción o la gran mayoría y entonces hay que hay que respetarlas y protegerlas.

Orcas en Argentina. Crédito: © Cortesía de Ignacio Walker
Orcas en Argentina. Crédito: © Cortesía de Ignacio Walker

En Ladera Sur también hemos consultado a Facundo García, fotógrafo y guía de observación de orcas en la Península de Valdés en Argentina, un sitio que además es Patrimonio Natural de la Humanidad por la UNESCO y en el que cada caño se concentran cientos de fotógrafos y turistas a observar a las orcas (Orsinus orca) una de las especies más fascinantes de cetáceos y que ha cautivado por año a científicos e investigadores por su comportamiento y complejas estructuras sociales. A García le hemos preguntado también sobre el mensaje que se debe transmitir sobre estos animales su naturaleza, comportamiento y la importancia de su conservación:

—Facundo García: Lo más importante para transmitir en este caso siempre es que en este lugar se puede disfrutar de la fauna en libertad, de la fauna en su hábitat, con sus comportamientos naturales. Y eso es único, porque acá no se les da nada para que estén. Ellas están en estos lugares porque ellas quieren. Todos los animales, porque ellos quieren, porque ellos lo eligen. Nosotros no hacemos nada para que los animales elijan estar en estos lugares, por eso son intangibles las áreas: tenemos lugares con miradores, pero no se puede acceder a las playas, no se puede bajar de los vehículos si no hay un mirador. Eso es lo que tratamos de conservar y lo lindo que tiene este lugar, ¿no? Aparte de que se pueden ver desde miradores públicos, eso es muy importante.

Lee más en: Argentina | La historia detrás de un vídeo: Así cazan las orcas en Punta Norte, en la Península de Valdés.

—¿Cuál es la principal recomendación que haría a operadores y turistas o visitantes antes de plantearse o embarcar en una travesía para el avistamiento de ballenas y otros cetáceos?

—Roxana Steinchbarg: Observarlas en su hábitat natural es un verdadero privilegio que permite aprender sobre la vida de las ballenas y comprender la importancia de protegerlas. En Chubut, el avistaje embarcado se realiza a través de seis empresas habilitadas que deben cumplir las regulaciones, entre ellas la «técnica patagónica de avistaje» que rige el correcto desarrollo de la actividad, adecuando la conducta de los operadores a los objetivos conservacionistas, educativos y ambientales en este área natural.

—Susannah Buchan: Mi principal recomendación para las personas que quieren ir a avistar ballenas es que vayan con una empresa y un guía bueno. Eso es muy importante. Y también que los guías sepan del reglamento de turismo. Yo creo que es súper importante que los turistas pregunten al guía cuál es el reglamento, si conoce el reglamento, cuáles son sus estándares de buenas prácticas. Todo eso es súper importante. No se recomienda ir con una persona que no sabe. No solo para la seguridad y respeto del animal, sino que también para que el guía entregue una buena información, para que uno pueda aprender sobre los animales, para que sea una experiencia segura y grata. Yo creo que es muy importante ir con un operador que que tenga experiencia, que tiene ciertos ciertos estándares de calidad. Estas serían mis principales recomendaciones.

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