Tras las lluvias del invierno altiplánico, que caen entre diciembre y marzo de cada año, las montañas sagradas –los mallku del altiplano– han cargado sus reservas de agua –Uma– para recrear el milagro de la vida en torno al Gran Desierto del Pacífico, en Arica y Parinacota. Este paisaje, es el hogar de comunidades que han estado en contacto con los grandes desarrollos culturales del Sur Andino Americano.

En esta época los bofedales del altiplano verdean y alimentan a vicuñas, guallatas y suris junto a las llamas y alpacas de las familias andinas; el pasto cubre la sierra pedregosa de precordillera, que cobija las terrazas milenarias donde crecen cultivos de papas, habas, maíz y orégano; los cactus candelabro renuevan sus mil brazos y las rumbas y otras tunas silvestres se ofrecen a los troperos que siguen los antiguos caminos del Qhapac Ñan; y los guanacos guían a su crías recientes, quebradas abajo, acercándose al valle de Codpa, donde se vendimia el vino-tesoro más antiguo de Chile.

Chacras en Socoroma ©Fundación Altiplano
Chacras en Socoroma ©Fundación Altiplano

¿Y las comunidades andinas? Las herederas de una tradición milenaria de habitar y celebrar este rincón excepcional de América, recrean sus ritos y costumbres ancestrales, que han comenzado en febrero con los carnavales y los ritos de floreo del ganado, han seguido con la Semana Santa y continuarán con las cientos de fiestas religiosas y agrícolas de su año sagrado.

Mayo, el mes de las cruces

Calvario de piedra con los volcanes Payachatas de fondo ©Cristóbal Correa/Fundación Altiplano
Calvario de piedra con los volcanes Payachatas de fondo ©Cristóbal Correa/Fundación Altiplano

Es en este mes que las comunidades suben a las cumbres o achachilas protectoras, donde las deidades ancestrales se han reunido con la fe cristiana, dando forma y fondo a una de las festividades religiosas más potentes del mundo andino y de la América mestiza.

Las cruces, que señalan y resguardan el hogar ancestral de las comunidades, son bajadas por su respectivos encargados. Se velan y cantan en las casas y templos, se revisten con decorados y colores que dan cuenta del exquisito talento artístico andino, y se retornan a las cumbres, honradas con banquetes comunitarios o watias, cocimientos bajo tierra con piedras calientes de humitas, papas, habas, choclos y carne de alpaca o cordero. Esta celebración se conoce como Cruz de Mayo o fiesta de las cruces.

Mayo es además el mes de la primavera andina, en el que se celebra Arica Barroca, el festival del Arte Sur Andino que Fundación Altiplano organiza desde hace 6 años, para celebrar la identidad andina de Arica y Parinacota, paisaje cultural de América. El festival es uno de los proyectos principales del modelo Conservación y Desarrollo Sostenible que ha ido impulsando la fundación en comunidades andinas que han requerido apoyo para preservar sus tesoros patrimoniales. Se logra cada año con el apoyo del Ministerio de la Cultura, las Artes y el Patrimonio, de donantes privados y de la comunidad regional que asiste en buen número a sus actividades.

Para esta versión 2018, se han programado ponencias académicas en la Casa Bolognesi, en torno al Tema Descolonización y Arte Andino; conciertos barrocos en la catedral de Arica y el mágico templo colonial de Pachama, recientemente restaurado; la Feria Neobarroca de Arte y Diseño emergente regional; y concursos de joyería, instalaciones y poesía nativa.

Este año, Arica Barroca realizará también un homenaje especial al gran Telmo Sarauz, maestro mayor retablista de la Fundación Altiplano, fallecido inesperadamente el 20 de abril de 2018 por un paro cardíaco. «La partida del maestro Telmo ha dejado a sus compañeros y comunidades amigas con una tristeza grande, pero también con la alegría de haber heredado un arte excepcional en esta región tan especial de Chile, que siempre supo de talladores y retablistas, que eran requeridos por las cofradías andinas a cargo de los templos», señalan en la fundación.

Maestro Telmo Sarauz en Esquiña ©Fundación Altiplano
Maestro Telmo Sarauz en Esquiña ©Fundación Altiplano

El homenaje se hará con fotografías que registran sus retablos de San Miguel de Azapa, Candelaria de Belén, Santa Cruz de Putani y Santiago de Humagata, así como su talento aplicado a la restauración de puertas, ventas y pisos en iglesias y viviendas patrimoniales de Socoroma, Belén, Codpa, Guañacacgua, Guallatire, Esquiña, Timar, El Huique, Pumanque y tantos otros lugares donde dedicó su talento excepcional, heredado de la tradición talladora de su pueblo natal, San Antonio de Ibarra, en Ecuador.

Abril y mayo son el tesoro secreto de Arica y Parinacota. Para el viajero exigente y responsable, que espera contribuir a la conservación del paisaje en comunidad, este secreto debería estar en la agenda.

Festival Arica Barroca en el Templo-de-Pachama ©Fundación Altiplano
Festival Arica Barroca en el Templo-de-Pachama ©Fundación Altiplano

Junto a los tesoros patrimoniales del mundo andino, en Arica le espera además un momento de descanso con  playas soleadas y buena temperatura, olas perfectas para el surf, comida magnífica del mar y los valles andinos, y una ciudad con gente amable y ansiosa por tener nuevos enamorad@s.

Para viajes especiales, pueden contactar a contacto@rutadelasmisiones.cl,una propuesta de turismo responsable impulsada por Fundación Altiplano, que busca promover la participación y gobernanza de las propias comunidades en las actividades turísticas como mecanismo de desarrollo sostenible y conservación patrimonial –el turista que visita el territorio aporta a la conservación de los tesoros naturales y culturales de las comunidades andinas–.

Arica Barroca Camerata Misional Andina en Pachama ©Fundación Altiplano
Arica Barroca Camerata Misional Andina en Pachama ©Fundación Altiplano
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