Desde que tenía diez años, las vacaciones de Maya Hanisch significaban viajar al Amazonas. Ella recuerda estar inmersa en la mitad de la selva, viviendo algunos días con una tribu que tenía monos de mascotas y viendo cómo, a machetazos, los locales extraían palmitos y agua de caña para su alimentación. Disfrutaba de ese escenario, sintiendo cómo se podía vivir en armonía con la naturaleza, al mismo tiempo que interactuaba con la cultura tribal que tanto la marcó para toda su vida.

Maya Hanisch.
Maya Hanisch.

Maya llevó ese sentimiento salvaje hasta el lado más profundo de su creatividad. Eso actualmente lo manifiesta en su trabajo como ilustradora profesional, con un estilo único que ella describe como un arte figurativo en el que realiza composiciones que, en el fondo, y según sus propias palabras, “son elementos de la naturaleza que bailan unos con otros y se conectan para armar algo”.

De esta forma, desde 2008 ha publicado libros en países de todo el mundo, recibido premios y nominaciones, trabajado para diversas empresas, y desempeñado como docente universitaria y jurado en premios nacionales de literatura.

Todo en el contexto de un camino de aventura, colores, figuras y, sobre todo, mucho encanto.

Los primeros pasos en el diseño

Maya Hanisch siempre supo que quería ser artista. En algún momento de su niñez estaba segura de que su profesión sería trabajar como fotógrafa de National Geographic. Pero cambió la cámara por otras herramientas y decidió empezar su recorrido a través del diseño. Dentro de esto, siempre siguió su propia marca.

“Desde el primer día fui muy dibujante y estuve muy metida en el arte, pero cuando me titulé en Chile no se hablaba mucho de ilustración”, recuerda. Por eso ingresó a estudiar ilustración al School of the Museum of Fine Arts de Boston, en Estados Unidos. “Allá trabajaba una pintura más ilustrada y se me abrió el mundo en relación con este tema. Lo que a mí me gustaba hacer no era arte contemporáneo, sino más figurativo”, dice.

– ¿Tuviste algún referente? ¿Cómo fuiste descubriendo tu estilo?

– Mi forma de ver la ilustración es muy mía. No conozco a nadie que haga exactamente lo mismo que yo hasta el día de hoy. Es decir, no he visto que se tenga esa idea de recuperar un poco la cultura local chiquitita con la naturaleza. No tengo un referente muy concreto, obviamente hay ilustradores que son más folk (arte folclórico), especialmente en países donde hay mucho folclor. En Chile no es tan así, pero en lugares como Rumania, Bulgaria o Croacia, sí. Hay un poco más de cuento para ver, pero en el caso latinoamericano no tanto, salvo en México.

– Entonces tu estilo lo fuiste descubriendo por tu cuenta.

-Sí, yo soy una convencida de que mientras menos uno ve, más auténtico es todo. Yo soy docente de Universidad del Desarrollo, de Diseño, y siempre le digo a mis alumnos que mientras más uno ve, más se contamina, finalmente porque te sale mucho menos tu lado personal. Es bueno dejar de ver un rato Pinterest o Instagram para que tengas claro lo que tú quieres plasmar. Uno tiene que estar súper convencido de la idea de un concepto que quiera darle a su obra, más que el estilo. 

Educación a través de la ilustración

En Estados Unidos, Maya encontró su nicho; eso que a ella le gustaba más hacer, escapándose de lo convencional. Es que a Maya no le atraen las manchas, sino que los objetos. Le gusta investigar, darles historia, folclor y sentido. Con eso en mente, se fue metiendo en el mundo editorial. Y como en ese momento de su vida nació su primer hijo, su interés fue educar a los niños través de las imágenes.

Al principio eran cosas sueltas. “Voladas personales”, como le dice ella, sin un hilo ni estructura muy definidos. Ella sabía que quería educar contando temas que no habían sido abarcados antes, al menos en un libro infantil. Con eso en mente, nació su primer proyecto editorial: “De aquí, de allá”, el cual se enfocó en la inmigración.

Maya Hanisch.
Libros de Maya Hanisch.

“A mí me pasaba que como mi papá era asesor internacional, viajábamos mucho. Entonces yo tenía el tema de las razas bien incorporado, entendiendo lo difícil que es ser inmigrante, dejar las tradiciones, para empezar de nuevo en un país extraño. Entonces siempre tuve ganas de hacer este libro y fue furor (sigue siéndolo)”, dice Maya.

A ese le siguió “Viste América”, que ilustra cómo se visten las etnias desde Alaska hasta la Patagonia, utilizando elementos de la naturaleza y dándoles significado. “Desde entonces mi ilustración ha cambiado, pero el sigue cumpliendo su fin, que es comunicar el sincretismo del humano con sus creencias, supervivencia y la naturaleza; una relación orgánica con el medioambiente”, comenta Maya.

La verdad, es que todos sus libros han seguido la misma línea, pero mostrando el camino de su ilustración.

– ¿Qué otros libros importantes se suman a tu lista?

-Sigo haciendo libros. Ahora estoy en uno de inmigración de aves desde Canadá al Golfo de México con la editorial Barefoot Books. También desarrollo uno solo botánico, enfocado en plantas medicinales. Tengo más de niños y siempre con enfoque en la naturaleza. Por ejemplo, hice “Color Animal”, que se ganó un premio súper importante en Corea (Purple Island Award en el Nami Island International Picture Book illustrations Concours en Corea del Sur), que publiqué con la editorial española Kalandraka, al que también se unió Agustín Agra, zoólogo, quien me ayudó a que todo sea verídico. Ahí en el fondo lo que hago es explicar el uso del color en el reino animal.

– ¿Las ideas de tus libros vienen de tu propia creatividad?

– Sí, yo invento los temas,hago los textos, las ilustraciones y diseño la portada. Hago todo, me encanta. A veces me pasa que tengo que trabajar diez veces más, pero lo hago como mí me gusta. Y la verdad es que estoy haciendo puras cosas divertidas. He hecho cosas con detalles florales, libros para raspar, tengo otra edición de “Color Animal” con una editorial francesa y también hice una versión de animales prehistóricos de Chile y Argentina que es full ilustrada. También hago harto collage. Mis hijos desde chiquititos me pasaban sus pinturas y trabajos, yo los escaneaba y hacía texturas en mis libros. Entonces, los tengo en todos lados. Así es como siempre estoy buscando hacer cosas nuevas.

– ¿Cómo fuiste llegando a estos nichos más allá de Chile?

-Es súper difícil salir de acá, pero de partida mis temas los traté de hacer mundiales, nunca muy locales. Cuando empecé a ver qué otros intereses hay en el resto del mundo, le di una vuelta a cosas que fueron interesantes para editoriales que están buscando proyectos nuevos. Hay que sacarse la mugre haciendo esto y tener mucho profesionalismo, contestar rápido, mandar contratos, boleta, etcétera. Es una máquina. Al final es un emprendimiento con el arte y el diseño. Darse a conocer por Instagram también es una gran ayuda, pero tampoco me gusta mucho. No me expongo ni a mí ni mi familia, sino que muestro mis obras. El problema es que Instagram es muy inmediato y cae en la máquina de producir, generando contenido todo el rato, y el arte es súper lento para estar bien hecho. En ese sentido no me puedo meter en la máquina, pero gracias a Dios tengo mi vitrina en la que las editoriales me conocen.

Chinitas. Créditos a Maya Hanisch.
Chinitas. Créditos a Maya Hanisch.

De esta forma, los libros han sido parte de Maya.  En cada uno puede demorar fácilmente seis meses o más, dependiendo de sus tiempos. A eso le suma diversos proyectos, entre los que realiza diseños puntuales, packaging o solo portadas de libros, entre otras cosas. Lo cierto es que trabajo no le falta. “Estoy muy contenta con lo que hago y trabajo en cualquier lado. Siempre estoy con mi bolso, la pintura y el iPad. Soy muy feliz”, dice ella.

– ¿Qué es lo que lo que más te gusta tu trabajo?

-En el tema de la educación me gusta que sea un arte que informa. Eso significa que hay una valoración detrás de las manos del artista, que es muy linda. Me pasa que muchas marcas me buscan a mí y se imaginan solo hecho por mí ese trabajo. Eso también es bonito, porque después de todo el camino recorrido 20 años casi haciendo esto, te das cuenta de que valoran el rubro y buscan algo de tu estilo.

El proceso creativo

Maya viene llegando junto a su familia de Guatemala. Le encanta, en sus vacaciones, impregnarse de cultura y naturaleza. De allá volvió con una colección de máscaras folclóricas antiguas, que fue a buscar con pinza a los rincones más escondidos junto a sus hijos, que se inmiscuían en el polvo para encontrarlas. Hoy, ya sin polvo, decoran la pared que está detrás de ella en esta entrevista. Y es parte de las muchas referencias tribales y selváticas que están en su casa y en su taller.

Taller Maya Hanisch.
Taller Maya Hanisch.

Cuando llega trabaja en su taller en Santiago o en su casa del sur, donde conecta la pintura con una observación directa al bosque lluvioso y el olor a madera mojada. Entre medio, vuelve a los aviones, a viajar por el mundo para difundir su trabajo o simplemente inspirarse. “Mi pega es versátil. No todo es con el mismo estilo ni rapidez. Hay cosas en las que me demoro mucho, otras que trabajo solo en mi iPad y me toman menos tiempo. También soy fanática de la pintura, a la que me dedico cuando no tengo otros encargos”, dice.

– ¿Qué crees que es lo más desafiante del trabajo que tú haces?

-Yo creo que me llegue la inspiración para hacer cosas distintas y no copiarme a mí misma. Creo que eso es súper importante, porque si no uno se aburre. Lo otro es que uno está metido en pinturas y dice: “¡Oh, tengo que hacer una boleta, mandar un contrato!”. Ahí me colapso, pero mi marido me ayuda.  

En su proceso creativo, Maya ocupa distintas técnicas según lo que le van pidiendo. Hace collages, ilustraciones digitales, libros. “Todo parte de la inspiración, que ya la tengo más rápida en mi máquina cerebral. No me pasa que no me inspiro, sino que me pongo en la onda del trabajo y me inspiro más rápido”, dice. En eso, también se asesora de científicos para corroborar la información que está en sus textos. “Aprendo demasiado, aportan un montón. De repente uno se las da de super escritor y hay cosas que no son así realmente o que no funcional. En todos los libros los editores buscan que la información sea verídica. Es todo súper estudiado”.

– ¿Y cómo es este diálogo entre lo científico y tu estilo de ilustración más figurativa?

– Yo soy ilustradora libre, puedo hacer una ilustración botánica súper rigurosa con la información real, pero el tema es que mi igual me gusta lo lúdico y jugar mucho con las cosas que representen al público objetivo. Si tú vas a hacer un libro para niños, tú puedes jugar, no tienes que hacer una rosa perfecta con sus pétalos perfectos. A mí me gusta jugar y experimentar con materiales, eso es parte del aire que respiro.

– Entonces, ¿se podría decir que es como un juego con las figuras de la naturaleza?

– Sí, hay un juego, ocupo la naturaleza y compongo a través de ella. Entonces como que hago unas composiciones que son, en el fondo, elementos de la naturaleza que bailan unos con otros, que se conectan para armar un algo. Eso me gusta y creo que es lo que ha marcado mi estilo gráfico. No es una ilustración botánica científica, sino que es como componer a través de elementos de la naturaleza, porque igual tienen investigación, por ejemplo, el uso de la paleta cromática, etcétera. Pero me gusta darle una vuelta a la tuerca, decir que hay más allá de solo una ilustración perfecta de la flor. Entonces como que me gusta como manipular esa flor y tratar de darle un vuelco para que junto con otras armen alguna una composición armoniosa.

Maya Hanisch.
Maya Hanisch.
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