Maqui, murta y calafate: las bayas eternas de la Patagonia
El maqui (Aristotelia chilensis), la murta (Ugni molinae) y el calafate (Berberis microphylla) son frutos endémicos del sur de Sudamérica, habitando por excelencia la Patagonia chilena y argentina. Los tres frutos gozan de bastante popularidad debido a sus propiedades antioxidantes y a sus múltiples usos. De hecho, es de conocimiento popular que el pueblo mapuche y otros pueblos patagónicos han consumido y utilizado estos frutos desde tiempos inmemoriales, dándoles infinitos usos.
Si has visitado el sur de Chile probablemente te has topado con alguna de estas plantas que abundan en la escena austral del país, aunque también están presentes en otras regiones, con sus característicos y sabrosos berries. Hablamos del maqui, la murta y el calafate, tres árboles de los cuales brotan bayas comestibles durante la época estival y que gozan de altas propiedades nutricionales. Para muchos pueblos indígenas, quienes han consumido y utilizado este alimento por sus beneficios medicinales desde tiempos ancestrales, esto no es una novedad.
Lohengrin Cavieres, Investigador Asociado en el Instituto de Ecología y Biodiversidad (IEB) especializado en ecología y fisiología de plantas de alta montaña, explica que tanto el calafate, como el maqui y la murta son plantas que destacan por su resistencia y capacidad de adaptación, lo que explica que se vean desde las zonas más centrales de Chile llegando hasta el sur del país.
“No son especies que estén en riesgo, porque tienen una amplia distribución. El maqui, por ejemplo, es una especie que es de fácil germinación, se establece rápidamente, crece mucho, y por lo tanto no tiene ningún riesgo desde esa perspectiva. Y lo mismo pasa con el calafate y la murtilla en menor medida”, concluye el investigador.
Maqui
El maqui o Aristotelia chilensis es un árbol siempreverde que alcanza entre los 3 y 4 metros de altura, con su tronco dividido y ramas delgadas flexibles de color pardo-rojizo. Si bien se da con mayor abundancia en la Patagonia, en bosques subantárticos de Chile y Argentina, su distribución es bien amplia: crece desde el Limarí, en la IV Región, hasta Aysén, en IX Región, tanto en el valle central como en ambas cordilleras. Se desarrolla en climas mediterráneos semiáridos, templados subhúmedos y húmedos. Ahí, dependiendo de la zona, es posible verlo junto a especies como el quillay, el peumo, robles, canelos y más.
Es parte de la familia Eleocarpaceae, que posee más de 10 géneros y ¡400 especies! alrededor de todo el mundo. En particular, Aristotelia está representado por 5 especies que habitan en zonas templadas del mundo, entre ellas en Chile y Argentina. Parte de su familia son los famosos chaquihue y la patagua.
Pero quizás lo más famoso de este árbol es el fruto del maqui, una baya comestible redonda de 5 milímetros de diámetro de color negro brillante o violeta oscura, que destaca por su alto valor alimenticio. Entre sus propiedades, el maqui sobresale por ser un potente antioxidante, rico en vitamina C. Además, los principios activos del maqui (alcaloides y taninos) le confieren propiedades antiinflamatorias, antiespasmódicas, astringentes y analgésicas.
El color de esta baya se debe a la concentración de diferentes clases de sustancias, que son de un tono púrpura oscuro y brillante gracias a un pigmento, la antocianina, lo que le brinda el tinte característico que deja al comerlo. La planta florece desde el mes de octubre hasta principios de noviembre y sus frutos maduran entre diciembre y enero.
Para el pueblo mapuche, el maqui es uno de los tres árboles sagrados, junto con el canelo y el laurel, por lo que conocen los beneficios de este fruto desde tiempos inmemoriales. Han utilizado este potente fruto como remedio natural debido a sus múltiples beneficios para la salud, destacándose como cura para las quemaduras, heridas, tumores, problemas a la garganta, diarrea y como analgésico y antifebril; lo que en años más recientes ha despertado la atención y curiosidad de los científicos. Además, creen que es un fruto que contiene propiedades energizantes.
En la medicina popular la infusión de sus hojas se utiliza para calmar dolores de garganta e inflamación de las amígdalas, curar úlceras en la boca, para tratar la diarrea e incluso para disminuir la fiebre. Las hojas secas y en polvo también se utilizan para cicatrizar y curar heridas.
Si se quiere preparar la infusión en casa, se coloca una cucharadita de hojas secas trituradas, 2 hojas frescas o una cucharada de frutos en un litro de agua recién hervida, y beber la infusión de 3 a 4 veces al día. Entre los productos más populares fabricados con maqui se encuentran mermeladas artesanales, helados, jugos y bebidas alcohólicas, como la cerveza. De hecho, el naturalista francés Claudio Gay registró en 1844 que el maqui era utilizado por la población chilena de la época para hacer chicha.
Como si fuera poco, su madera, que es frágil y sonora es usada para fabricar instrumentos musicales, y la corteza es sacada en tiras para ser usada en la elaboración de sogas y vestimentas. Esto muestra el uso en el tiempo que ha tenido este recurso natural. Por ejemplo, el pueblo mapuche utilizaba fibras de ñocha y maqui, que tenían una consistencia que era ideal para la elaboración de vestimenta antes del uso de la lana de oveja.
Pese a su abundante presencia en el continente, no en todos lados su presencia es aplaudida. Como contexto, al ser las aves nativas —como torcazas, zorzales, tordos, fiofíos y más— las que contribuyen a la dispersión de sus semillas, al igual que el calafate y la murta, esta planta es capaz de proliferar en ambientes quemados o como especie pionera en áreas perturbadas. Así es como se dispersó en el Archipiélago de Juan Fernández, donde es considerada una especie invasora, por lo que pone en peligro las especies endémicas de lugar, es decir, que solamente habitan ahí.
“El maqui no es originario de la Isla Juan Fernández, y como es un clima bien parecido a donde se desarrolla, que son los bosques del sur de chile, comenzó a prosperar. Es una especie bien agresiva en el sentido de que no requiere grandes cuidados y rebrotan con mucha facilidad. De hecho en toda su distribución es una especie que es pionera, que se da con mucha facilidad y que cuando llegó a la isla no le fue tan difícil propagarse y empezar a dominar el sistema, por lo que se ha transformado en un problema. Como tiene frutos que son comestibles, las aves lo consumen y luego lo defecan, entonces van dispersando la semilla, lo que acelera su germinación”, explica Cavieres.
Murta
La planta que sigue en esta lista, también característica por sus frutos comestibles más característicos y populares del sur de Chile es la murta, también conocida como murtilla (Ugni molinae). Es un arbusto de la familia Myrtaceae o mirtáceas, que crece entre 1 y 2 metros de altura, aunque puede llegar hasta los 4 metros en condiciones favorables. De esta familia habitan 26 especies en chile, entre ellas la luma. En el bosque, este arbusto de puede asociar a especies como el coihue (Nothofagus obliqua) o al ulmo (Eucryphia cordifolia Cav.).
En Chile, la murtilla crece principalmente en bosques litorales y montañas costeras de la VII Región del Maule -donde prima un clima mediterráneo marino- hasta el río Palena en la Región de Los Lagos -donde las condiciones climáticas son más del tipo marino húmedo patagónico-, especialmente en la cordillera de la Costa y parte de la precordillera andina.
El fruto de la murta es una baya globosa de color rojo intenso de entre 5 y 15 milímetros. La floración es entre fines de primavera y el principio del verano, madurando hacia mediados del verano, con un berrie aromático y dulce. Además de las aves nativas, también se ha identificado que el monito del monte (Dromiciops gliroides) dispersaría las semillas de este fruto.
Son extremadamente ricos en compuestos antioxidantes y cuentan con un alto contenido de sacarosa y fructosa. Entre los pueblos indígenas es una importante fuente de alimentación en la temporada de otoño en la zona sur de Chile.
La murta se destaca tanto por ser utilizada en la gastronomía como por sus beneficios para la salud. En el campo culinario, la murta es utilizada en repostería y en la fabricación artesanal de mermeladas, pulpas, jarabes, postres, licores, chocolates, así como para la elaboración de licores.
En cuanto a sus atributos medicinales, estudios como el de la Facultad de Ciencias Agropecuarias de Universidad Nacional de Trujillo afirma que la murtilla contiene compuestos bioactivos como las antocianinas, polifenoles y carotenos, los que les confieren componentes asociados a la actividad antiinflamatoria, se ha comprobado su éxito como analgésico, contiene capacidad antimicrobiana, capacidad antioxidante y una importante composición nutricional.
En la medicina casera se le atribuye propiedades astringentes y estimulantes, y se cree que regula la circulación sanguínea y posee propiedades cicatrizantes. Los extractos de hojas de murta han sido ampliamente utilizados por los pueblos originarios del sur de Chile (mapuche, puelche y pehuenche) para curar heridas y mejorar la piel deteriorada debido a la presencia de antocianinas y tocoferoles en sus bayas y hojas.
Además, está repleta de compuestos fenólicos, como las antiocianinas, un tipo de antioxidante que hoy en día se conoce como el mejor componente para el cuidado de nuestra piel, nuestro sistema inmune y en general, la salud celular de nuestro cuerpo.
Este fruto es utilizada en la industria farmacéutica y en productos cosméticos debido a los altos niveles de polifenólicos, terpenos y taninos, los que cuentan con potentes cualidades regeneradoras de tejidos o cicatrizantes, por sus efectos correctivos y neutralizantes del estrés oxidativo. Por último, contiene otro componente importante: el ácido asiático, el cual es conocido como uno de los componentes activos inhibidores de la fase inflamatoria de las cicatrices y queloides hipertróficas, por lo que tiene un efecto tensor en la piel.
Calafate
Probablemente el fruto patagónico más popular y conocido es el calafate. Lohengrin aclara que existen diferentes tipos de calafates, y que el que se presenta en la Patagonia chilena corresponde al Berberis microphylla. Considerado un símbolo de la Patagonia, de este árbol espinoso de aproximadamente 1,5 metros, con un tronco muy ramificado desde la base, florece una baya azul oscuro de 1 cm que se recolecta en verano para consumirlo fresco.
El Berberis microphylla tiene una amplia distribución, desde Curicó hasta Tierra del Fuego. Sin embargo, es más abundante en las regiones de Aysén y Magallanes. Crece de forma aislada en los claros y en los márgenes de los bosques australes de Nothofagus como el ñirre (N. antarctica), lenga (N. pumilio) y coigüe (N. dombeyi).
Es una especie heliófila, lo que quiere decir que necesita de luz directa para poder desarrollarse, mientras le da hogar a líquenes y musgos que crecen como epifitos sobre sus ramas más antiguas.
El calafate era consumido por los Onas de Tierra del Fuego, quienes también usaban la madera para fabricar flechas. Los Tehuelches, por su parte, preparaban una bebida con los frutos triturados y puestos a macerar en agua, sin dejarlos fermentar.
En el caso de este fruto, las aves juegan un rol importante en su reproducción, dispersión y germinación, ya que ingieren el fruto y luego expulsan la semilla, lo que se conoce como endozoocorio. Durante este proceso el tracto digestivo de las aves debilita una cubierta dura de la semilla llamada testa, lo que permite que la semilla germine con éxito.
El calafate también contiene múltiples usos medicinales. Uno de los principales hallazgos sobre este fruto rico en polifenoles, fue la identificación de propiedades para prevenir la obesidad y el desarrollo de resistencia a la insulina, por lo que potencialmente ayudaría a combatir la aparición de diabetes.
El estudio, realizado por el académico Diego García, del Departamento de Nutrición de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, muestra que extractos de calafate y maqui en un modelo celular humano in vitro disminuyen la generación de procesos inflamatorios que conllevan a la obesidad, inhibiendo la interacción entre células sanguíneas a cargo de la respuesta inflamatoria. Esto podría evolucionar en una respuesta exitosa para combatir las comorbilidades asociadas al desarrollo de la obesidad.
Al igual que el maqui y la murta, el calafate es un poderoso antioxidante. De hecho, si observamos los niveles ORAC -el principal indicador de los niveles antioxidantes de los alimentos- vemos que el arándano tiene alrededor de 5 mil ORAC, el maqui alcanza los 20 mil y el calafate llega a los 26 mil, superando a los demás frutos.
El calafate también es conocido por estar rodeado de mitos que explican su origen y que son parte importante de la mitología ancestral. “Quien prueba el fruto del Calafate, siempre vuelve a la Patagonia”, es la frase que se escucha una y otra vez y que le confiere un tinte enigmático al fruto.
De hecho, el himno oficial de Punta Arenas, compuesto por José Bohr en los años 40 recita:
Punta Arenas, Punta Arenas,
el que come calafate ha de volver
a tus playas, Punta Arenas,
donde anida mi querer.