Mapocho 42K Lab se traslada río abajo con un nuevo proyecto que busca poner en valor el tramo periurbano del río Mapocho. La iniciativa, llamada Mapocho Aguas Abajo, consiste en un atlas que abarca los 55 kilómetros del corredor ribereño no canalizado de este río, que recorre seis comunas del sur oeste de la Región Metropolitana, desde Pudahuel hasta El Monte, donde confluye con el río Maipo. A través de cartografías, se busca hacer un levantamiento de los atributos y vulnerabilidades de cada tramo de este cauce, generando una herramienta que quedará a disposición de los municipios para generar una estrategia de revalorización y conservación del ecosistema ribereño. 

Mirador cerro Los Ratones, Padre Hurtado. (Foto: Cristóbal Correa)
Mirador cerro Los Ratones, Padre Hurtado. (Foto: Cristóbal Correa)

El proyecto es una iniciativa de Mapocho 42k Lab UC, un laboratorio de diseño y de implementación de proyectos de paisaje que desarrolló hace más de doce años el proyecto homónimo Mapocho 42k, que propuso un sistema de parques integrados en la ribera urbana del río Mapocho, entre las comunas de Lo Barnechea y Pudahuel.

Hoy buscan darle una nueva cara al tramo menos visibilizado de este río que posee una gran riqueza ecosistémica, paisajística y patrimonial. 

Sandra Iturriaga, directora de Mapocho 42K Lab UC e investigadora responsable del Atlas Mapocho Aguas Abajo, explica que: “Por un lado, hay una pesquisa importante de todos los atributos y potencialidades del río como un ecosistema natural, como un patrimonio natural y, por otro lado, tratamos de levantar una componente patrimonial que lograra relevar el conjunto de localidades que fueron balnearios relevantes desde el siglo XIX para Santiago y que están localizados precisamente en este sector aguas abajo”. 

Balneario Talagante Puente Ferroviario. (Foto: Darío Sarret)
Balneario Talagante Puente Ferroviario. (Foto: Darío Sarret)

Aunque con los años el río ha perdido esta componente de balneario, para la arquitecta es clave “entender que si bien los ríos urbanos tienen una condición natural por esencia, son sobre todo hechos culturales. La laguna en Peñaflor, junto con el Trapiche, el Parque Sportivo de Pudahuel, el balneario popular en Talagante, todos forman parte de una memoria colectiva muy importante del río”, explica.

Bajo esta premisa es que, en 2020, el equipo, conformado por los arquitectos Raúl Brito, Yohanna Carvajal, Aníbal Retamal y Ángela Casanelli, gana el Fondo del Patrimonio Cultural del Ministerio de las Artes, las Culturas y el Patrimonio.

Durante los siguientes años se han dedicado a estudiar el tramo periurbano del río Mapocho, trabajando junto a un equipo interdisciplinario de profesionales y en estrecha colaboración con los municipios. El primer levantamiento de información en terreno se realizó en biorutas llevadas a cabo junto a organizaciones medioambientales locales, con convocatoria abierta a la ciudadanía. 

Bioruta Talagante. (Foto: Sandra Iturriaga)
Bioruta Talagante. (Foto: Sandra Iturriaga)

En lo que insistimos fue en sintetizar una estrategia, un modo de actuar sobre este territorio a partir de reconocer tres atributos sobre los cuales uno podría darle accesibilidad a las personas y generar verdaderos espacios públicos vinculados al río”, agrega. Esta estrategia contempla un sistema integrado de humedales, parques ribereños y miradores, que están señalizados en el mapa junto a otros sitios de interés como lagunas, cerros, sitios patrimoniales, accesos, plazas, avenidas y ciclovías. 

Mirador cerro La Bandera, Maipú. (Foto: Sandra Iturriaga)
Mirador cerro La Bandera, Maipú. (Foto: Sandra Iturriaga)

Mapocho Aguas Abajo: poniendo en valor el tramo periurbano del río

Para Sandra Iturriaga, doctora en Arquitectura y Estudios Urbanos de la UC, se trata de comenzar a “mirar el río como un espacio de oportunidad, o sea, no tener que remediar, sino que realmente anticiparnos a las condiciones que el río tiene hoy día como potencial».

Es por esto que el proyecto busca poner en valor los atributos del río mediante una estrategia que queda a disposición de las autoridades municipales y que contempla tres componentes principales: humedales y lagunas, puntillas y cerros, y parques ribereños o zonas prioritarias de borde río. 

Laguna El Trebal, Padre Hurtado. (Foto: Cristóbal Correa)
Laguna El Trebal, Padre Hurtado. (Foto: Cristóbal Correa)

Así, se busca consolidar un sistema de parques ribereños, parques humedales y zonas prioritarias de restauración ecológica que funcionen como espacios públicos de acercamiento al sistema fluvial y como áreas de amortiguación entre éste y el área urbana, mientras que en puntillas y cerros se busca activar un sistema de miradores que ofrezcan vistas panorámicas del entorno ribereño.

El Trebal, Maipú. (Foto: Cristóbal Correa)
El Trebal, Maipú. (Foto: Cristóbal Correa)

“Hoy día yo creo que existe una conciencia mucho mayor de soluciones basadas en la naturaleza que permiten darle mejor convivencia a lo urbano y el espacio fluvial, a partir de no solamente canalizar, sino de generar riberas más naturalizadas, restauración ecológica, generar, por ejemplo, buffer entre las zonas más urbanas y el cauce a partir de una mayor vegetación que permita generar esas áreas de amortiguación”, explica Sandra Iturriaga. 

Mirador cerro Naltagua, Isla de Maipo. (Foto: Cristobal Correa)
Mirador cerro Naltagua, Isla de Maipo. (Foto: Cristobal Correa)

La cara oculta del Mapocho: conociendo aguas abajo

“Las biorutas fueron el primer levantamiento, el primer llamado de atención de lo poco que conocemos estos lugares. Si uno le pregunta a cualquier persona que no vive acá, por ejemplo, dónde desemboca el río Mapocho, mucha gente no sabe responder, porque no ha recorrido el río más allá de los tramos centrales”, advierte la arquitecta. Es por esto que el equipo se empeñó en darlo a conocer. 

El río Mapocho es una de las subcuencas que componen la cuenca hidrográfica del río Maipo, que abarca todos los cursos de agua que atraviesan la ciudad de Santiago, desde la línea divisora de aguas en la alta montaña hasta su desembocadura en el mar. 

Desde su origen en el contrafuerte cordillerano a 1.159 metros de altura, el río Mapocho recorre 97 kilómetros, atravesando el valle hasta confluir en el río Maipo. 

A lo largo de su recorrido, el río Mapocho presenta tres tramos: el tramo precordillerano aguas arriba, el tramo urbano central y el tramo periurbano aguas abajo. Este último se extiende por 55 kilómetros, atravesando las comunas de Pudahuel, Maipú, Padre Hurtado, Peñaflor, Talagante y El Monte, donde termina confluyendo en el río Maipo. 

Mirador cerro La Campana, Talagante. (Foto: Raúl Brito)
Mirador cerro La Campana, Talagante. (Foto: Raúl Brito)

Este tramo del río se caracteriza por presentar un cauce no canalizado, que fluctúa entre los 70 y los 700 metros de ancho, y por poseer un curso de aguas efluente, con afloraciones superficiales y presencia de humedales y lagunas ribereñas. 

Bioruta El Monte Mapocho 42k Lab. (Foto: Raúl Brito)
Bioruta El Monte (Foto: Raúl Brito)

Al llegar a Pudahuel el río se encuentra con la cordillera de la costa y cambia su dirección, generando un corredor ribereño norte-sur flanqueado por este cordón montañoso que le otorga características geográficas únicas. 

Mapocho Aguas Abajo: amenazas y vulnerabilidades

Con el objetivo de realizar un diagnóstico, el proyecto Mapocho Aguas Abajo catastró y contabilizó los principales factores de riesgo a los que están expuestos cada uno de los tramos del río periurbano, asociados principalmente a causas antrópicas. 

Uno de los que más ha contribuido a la degradación del río es la extracción de áridos, que altera gravemente el funcionamiento del ecosistema ribereño, erosionando el lecho y modificando su trazado natural. 

Otros factores son el desarrollo de acopios en torno al espacio fluvial, la presencia de basurales y microbasurales que contaminan el río y las napas subterráneas, y el establecimiento de campamentos y asentamientos irregulares, que son vulnerables al riesgo de inundaciones y generan contaminación del río por el depósito de aguas residuales y desechos domiciliarios.

Las nuevas dinámicas de crecimiento urbano asociadas a la llegada del metrotren van a agudizar estos problemas lo que, para Iturriaga, “requiere que nos preguntemos cómo es la convivencia que queremos entre lo urbano y el río para las próximas décadas, para que no vuelvan a ocurrir muchas de las cosas que nos demoramos en mejorar en el tramo urbano, evitando canalizaciones, asentamientos informales, la contaminación de las aguas”. 

Sector confluencia. (Foto: Sandra Iturriaga)
Sector confluencia. (Foto: Sandra Iturriaga)

Darle espacio al río: un nuevo enfoque en la planificación urbana

“Cuando se habla del hecho de pensar las ciudades dentro de una cuenca, todo eso tiene que ver con volver a mirar los sistemas naturales como lecciones para los sistemas urbanos”, sostiene Sandra Iturriaga.

Es por esto que el proyecto Mapocho Aguas Abajo desarrolla una estrategia de delimitación del espacio ribereño considerando componentes fundamentales para asegurar una relación armónica entre los cuerpos fluviales y urbanos.

Mirador cerro Pelvin, Peñaflor. (Foto: Cristóbal Correa)
Mirador cerro Pelvin, Peñaflor. (Foto: Cristóbal Correa)

“Estas imágenes muestran verdaderamente el espacio fluvial a cuidar que es más que lo que hoy día tiene el río y sus zonas ribereñas aledañas, que son aquellos espacios que el río ha ido ocupando y desocupando por un periodo de casi 50 años”, explica Sandra Iturriaga.

El atlas delimita un espacio ribereño que contempla la conservación de ecosistemas de alto valor ecológico bajo la figura de humedal urbano y que al mismo tiempo asegura una buena relación río-ciudad mediante estructuras naturales que potencien la resiliencia ante crecidas y desbordes. Así, define las áreas de influencia del río en su régimen de crecidas y determina lugares estratégicos para implementar infraestructura como parques ribereños, que funcionen como áreas de amortiguación entre el río y los espacios urbanos. 

Para Iturriaga es clave que estos conocimientos sean incorporados en los Planes Reguladores Comunales, para determinar “cuánto de eso no debiera ser ocupado por condiciones urbanas más intensivas, sino que realmente preservar esos lugares como espacios naturales, como parques naturales para la ciudad”, señala. 

Humedal Los Pozones, Peñaflor. (Foto: Cristóbal Correa)
Humedal Los Pozones, Peñaflor. (Foto: Cristóbal Correa)

En este sentido, el componente de humedal urbano es especialmente importante por la figura de protección que le otorga al río bajo el alero de la ley 21.202, que busca proteger y preservar estos ecosistemas de alto valor ecológico y biodiversidad. El río Mapocho ya fue declarado como tal en las comunas de Peñaflor, Talagante y El Monte, mientras que en otras como Padre Hurtado, Maipú y Pudahuel se encuentra en proceso de declaratoria, junto al total del río Mapocho.

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