Los ríos en Chile son una postal característica del país. Sus caudales, que inician desde los glaciares cordilleranos hasta el mar, traen importantes beneficios al ecosistema local, así como a las comunidades. Sin embargo, actualmente sólo 12 de los 1251 ríos del territorio nacional cuentan con algún tipo de protección. Es decir, apenas el 1% de los ríos en Chile se encuentra, de alguna manera, protegido.

Es por esto y en búsqueda de “un marco legal que se oriente en la protección más integral y eficaz de los ríos”, surgió la iniciativa Ley de Ríos Salvajes, impulsada por Geute Conservación Sur, Terram, Ecosistemas e International Rivers, inspirada en la National Wild and Scenic River System creada en EE.UU. en 1968. Esta es una figura de protección en la que los ríos, o las secciones de los ríos declaradas, son preservadas como cursos libres y no pueden estar represados o tener otra clase de impedimentos. A través de un proceso participativo que empezó en 2019, y que busca tener su primer borrador para el primer semestre de 2020, se busca promover la restauración y conservación de los ríos en Chile.

©Andrés Amengual
©Andrés Amengual

“La Ley de Ríos Salvajes nace por la fuerte necesidad de darle protección a nuestros ríos y entender que son la arteria que alimenta cada ecosistema, así como su valor desde la cordillera al mar. Buscamos generar una herramienta que permitiera proteger el libre escurrimiento de un río más allá de sólo proteger su caudal, como lo hace la Reserva de Caudal. De esta forma, se genera una especie de santuario y así se puede mirar como un todo”, explica Macarena Soler, fundadora de la ONG Geute Conservación Sur.

Ríos que fluyen libres, las arterias de la biósfera

En Chile, los ríos tienen la particularidad de nacer desde los glaciares de la cordillera y desembocar en el mar. Durante todo su trayecto en el continente, el río cumple un rol geográfico y ecológico en el ecosistema por el cual está corriendo.

Pablo Osses, geógrafo y profesor del Instituto de Geografía UC, explica que la importancia de un río que fluye libre, geográficamente, es su rol de transporte: “Al transportar nutrientes desde la cordillera al mar, tiene un rol de vía de traslado para la flora y la fauna (…) En la medida que uno produce trancas o limita el flujo libre, ese transporte se acaba. Si pasa eso, ya no puede ocurrir ese rol de intercambio que es fundamental en un río”.

©Carlos Lastra
©Carlos Lastra

En esta línea, Juan Pablo Orrego, ecologista y presidente de la ONG ecosistemas, y uno de los impulsores de la iniciativa Ley de Ríos Salvajes, explica que los nutrientes transportados alimentan a sedimentos orgánicos e inorgánicos, como el sílice, que forman parte de la cadena trófica marina. Además, explica que los ríos tienen un rol en alimentar las napas freáticas y las aguas subterráneas, al no mover solamente el agua superficial que corre por la tierra.

“Los ríos son literalmente arterias de vida para toda la biósfera. En el caso chileno es súper gráfico y particular porque todos los ríos corren de cordillera a mar, entonces, esta conexión se establece entre la cordillera, los glaciares, sedimentos, minerales; todo eso que fluye desde las cabeceras de las cuencas hasta la costa”, explica Orrego.

Río Maullín ©Josefina Pohl
Río Maullín ©Josefina Pohl

Por su parte, a lo largo de su trayectoria, Pablo Osses ha promovido la importancia de entender la dinámica de un sistema natural y cómo lo afecta el ser humano. Así, se puede ir a la causa de esa afectación y corregirla y remediarla. En el caso de los ríos, dice: “En la medida que uno entiende cómo nace un río, qué minerales transporta, el rol del clima en su nacimiento, así como las regiones por las que pasa, qué cosas se le echan, cuánta agua se le saca, qué vida se genera y cómo esto llega al mar, podemos ver que es una secuencia que está conectada y que, finalmente, tiene influencia en la situación litoral”.

©Josefina Pohl
©Josefina Pohl

Sobre cómo esto podría ser protegido en el proyecto de Ley de Ríos Salvajes, Macarena Soler explica que el valor ecosistémico es muy importante, pero no es lo único que se busca proteger: “Podría resguardar, como en otras naciones, los valores espirituales. También los usos turísticos de corriente, así como proteger los hábitats de algunas especies nativas que se descubra que necesiten protección. No son sólo motivos ambientales, sino que también sociales, turísticos o usos comunitarios del agua”.

Los aportes los ríos a las comunidades locales

Los ríos, además de su función en los ecosistemas, pueden aportar al desarrollo de las comunidades locales. Un ejemplo de esto es el río Puelo, por el que actualmente diversas organizaciones sociales y comunidades luchan para que sea declarado como Reserva de Caudal.

Río Puelo ©Andrea Von Chrismar
Río Puelo ©Andrea Von Chrismar

En esta lucha, en parte, se ha fundamentado en que la conservación de los ríos, en este caso en Puelo, puede generar un aumento en el turismo, gracias a deportes como el kayak, el rafting o la pesca con mosca. Además, al impedirse el uso del caudal para fines industriales, no se estarían limitando las actividades tradicionales  y culturales del río, entre las cuales está su valor ancestral entregado por los pueblos originarios.

Reservas de Caudal: el primer paso, pero todavía falta

Las Reservas de Caudal también son conocidas como Reservas de Agua. Se tratan de la única forma de protección que actualmente tienen los ríos en Chile, pero solo 12 en todo el país están bajo esta figura: el río Murta, Petrohué, Cisnes, Aysén, Bravo, Cochamó, Bueno, Emperador Guillermo, Baker, Toltén, Pilmaiquén y Rahue.

¿La razón? Para que un río sea declarado como Reserva de agua, necesita ser a través de un decreto que firma el Presidente de la República.  Esto se hace en el caso de derechos no consuntivos de agua -es decir, que el agua se devuelve al caudal- y por circunstancias excepcionales de interés nacional. Teniendo esto en cuenta, el Presidente puede reservar parcialmente el caudal de un río.

Panorámica del río Puelo. ©Andrés Amengual
Panorámica del río Puelo. ©Andrés Amengual

“Nosotros hemos sido promotores de la Reserva de Caudal, y la verdad es que la vemos como verdaderos pilotos de una Ley de Ríos Salvajes. Eso sí, son pilotos incompletos. ¿Por qué? Porque la reserva de caudal solo se puede decretar cuando se tiene una solicitud de agua pendiente de tramitación respecto de la cual el Presidente de la República niega parcialmente el agua solicitada. Es decir, no puede negar el agua totalmente, sólo una porción de ella. Entonces, es una herramienta muy limitada, porque se deben cumplir varias condiciones: primero, tiene que haber agua disponible. Segundo, alguien tiene que haber hecho una solicitud de derechos de aprovechamiento agua. Y, tercero, el Presidente tiene que rechazar, al menos parcialmente, esa solicitud de derechos”, explica Macarena Soler.

El “ Salton” fue la zona de Porteo y una parada a descansar ©Marcelo Mascareño
El “ Salton” ©Marcelo Mascareño

“Hay que utilizar el agua de los ríos de manera razonable, pero en ningún caso llevar al límite inferior sus caudales. Ahora estamos viendo que el concepto de caudal ecológico no funciona en absoluto dado la ausencia de precipitaciones, entonces hay que impulsar una ley que permita administrar los cursos fluviales en Chile que, sin lugar a dudas, tienen poca regulación”, explica Pablo Osses.

¿Qué está afectando a los ríos en Chile?

“Actualmente los ríos se ven afectados por varias cosas, pero entre las principales, está la contaminación. Esto es, el vertido de líquidos contaminantes, así como el vertido sólido, que corresponde a basura, plásticos, etc. También está la sobre utilización de sus aguas y, por lo tanto, la disminución de sus caudales”, responde Pablo Osses cuando se le consulta cuáles son las cosas que están afectando a los ríos en Chile.

Por su lado, Juan Pablo Orrego, explica que son diversas las causas que amenazan a los ríos en Chile: “Lo que más los afecta son las extracciones gigantes de agua. Por ejemplo, para regar paltas, pinos y eucaliptos. Es decir, la agroindustria y las plantaciones forestales (…) También los embalses, de riego e hidroeléctricos (…) Otra cosa son las extracciones de áridos, como la gravilla y el ripio (…). Esto, entre muchas otras cosas”.

©NoAltoMaipo
©NoAltoMaipo

“Además de conservar y tratar de proteger los ríos que quedan sanos desde la Región de Los Ríos a la Patagonia, con el resto de los ríos es restaurar y limitar todas estas actividades industriales que matan los ríos (…) Los acuíferos por la falta de lluvia ya no se están reponiendo. Los pozos se están secando y eso tiene que ver con la falta de bosque nativo, que regula el ciclo hidrológico. Si tu pelas una cuenca, se va a secar. Los bosques llaman a la lluvia, chupan esa agua y la devuelven el vapor de agua de vuelta a la atmósfera”, agrega Orrego.

Pero, ¿qué sucedería si se implementara esta ley con quienes ya tienen sus derechos de agua otorgados para construir sus proyectos? Macarena Soler responde a esta pregunta, diciendo que los derechos de agua se verían limitados por la función social y ambiental de la propiedad: “Contar con una ley de protección de ríos hace que se pueda prohibir la construcción en ciertos tramos de algunos proyectos, o que se puedan poner requisitos adicionales para garantizar otros valores o funciones de la propiedad en pos de un bien común”.

Una solución basada en la naturaleza

Chile está viviendo la peor crisis hídrica de su historia y no se debe solo a causas naturales. Esta crisis se puede atribuir en parte a los efectos del cambio climático, así como a la mega sequía que estamos enfrentando -la peor en 60 años-, pero también a la mala gestión de la oferta y la demanda de nuestras aguas, lo que se conoce bajo el término de escasez hídrica. De hecho, actualmente, 136 comunas de Chile se encuentran bajo decreto de escasez hídrica.

Vista aérea punto de convergencia río Claro, río Maule y estero Los Puercos. Linares de Perales. ©Felipe Figueroa Retamal
Vista aérea punto de convergencia río Claro, río Maule y estero Los Puercos. Linares de Perales. ©Felipe Figueroa Retamal

Se han propuesto soluciones para salir de esta crisis, las cuales han sido muy criticadas por distintas organizaciones ambientales. Un ejemplo es la propuesta de construir una Carretera Hídrica para trasladar agua desde el sur del país a la zona central. Desde Geute Conservación Sur, afirman que este proyecto, en particular, “terminaría por desabastecer de agua nuevas áreas, que ya requieren del apoyo de camiones aljibes para proveer de agua. Las plantas desaladoras, por su parte, siguen aumentando en número, sin considerar los severos impactos medioambientales que trae el vertimiento de salmueras al fondo marino”.

“Creemos que las soluciones deben ser naturales y pensadas a largo plazo, salvaguardando y restaurando los ecosistemas y su biodiversidad. Conservar y restaurar los ríos podría considerarse una solución basada en la naturaleza para la mitigación del cambio climático”, opina Macarena Soler.

Confluencia río Nef y Baker ©Andrés Claro
Confluencia río Nef y Baker ©Andrés Claro

“Es una solución basada en la naturaleza para el cambio climático porque en la medida que uno protege ese curso de agua, de transporte, de humedad, de nutrientes, de vida, de flora, de fauna, lo que hace es mantener equilibrado el sistema, y lo mantiene en armonía, siendo un aporte a la estabilidad del entorno natural”, explica Pablo Osses.

“Ley de Ríos Salvajes pareciera ser un nombre que no tiene mucho que ver con Chile, pero en realidad el nombre es así porque salvaje se refiere a algo que está en estado natural. Alude a brioso, un caudaloso, potente, bajando por la cordillera lleno de vida. Un río salvaje tiene fuerza y vitalidad”, finaliza Macarena Soler.

Comenta esta nota

Comenta esta nota

Responder...