A 270 km al norte de Santiago, en la Región de Coquimbo, en la desembocadura del Río Choapa, se encuentra el Humedal Costero Salinas de Huentelauquén (HSH). Ubicado en la designada  región semiárida del país, este humedal  cuenta con  una superficie de 2.772 ha. que incluyen una gran laguna estuarina, humedales de escorrentía, playas y dunas, todos interconectados.

La importancia de este humedal está en que es considerado como uno de los asentamientos humanos más antiguos de Chile. Aquí hace alrededor de 10.000 años atrás,  la Cultura Huentelauquén de cazadores-recolectores, desarrollaron adaptación marítima enfocada en la pesca y recolección de fauna marina (Jackson, 1998).

©María Carolina Jarpa
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Además, debido a su gran valor ecológico, fue declarado sitio Ramsar en 2015 y es parte de la Red Hemisférica de Reserva para Aves Playeras (RHRAP). Aquí se registra el avistamiento de más de 160 especies de aves, de las cuales 28 son aves migratorias que usan este sitio como área de alimento, descanso o como sitio de invernada y muchas otras residentes, que lo utilizan como área de agregación post-reproductiva. Sin embargo este humedal aún no cuenta con una figura legal para su protección (Santuario de la Naturaleza), un plan de manejo, infraestructura turística dentro del Sitio Ramsar, ni señaletica o  senderos habilitados. Una realidad que se repite a lo largo del país donde, si se toma en cuenta todo el territorio entre las regiones de Arica y Parinacota y la Región de Los Lagos, sólo un 2% de sus humedales estaría bajo alguna figura de protección.

Hoy el humedal se encuentra bajo la responsabilidad de la Comunidad Agrícola de Huentelauquén, formada por 334 comuneros y sus familias. Esta comunidad rural se constituye bajo un estilo de vida típico de la zona que se ha sostenido desde tiempos de la Reforma Agraria en Chile, desarrollando una estrecha relación con los  servicios ecosistémicos que el humedal les ofrece, utilizando sus aguas para el riego de cultivos y la crianza de animales como burros, cabras y ovejas, además de abastecimiento de agua para el consumo humano y alcantarillado. La limítrofe Hacienda Huentelauquén, famosa por sus empanadas, de igual forma ocupa las aguas del humedal para mantener la industria de producción de quesos y otros lácteos.

La delicada realidad de los humedales costeros

©María Carolina Jarpa
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Una de las principales amenazas de los humedales costeros chilenos es la acción antrópica que produce la desecación por escasez hídrica por el uso irracional del agua. Esto produce un gran deterioro y degradación de estos hábitats, ya que los humedales sufren la escasez de su elemento basal, por la presión constante de actividades no sostenibles que compiten por el agua como la agricultura intensiva, la desviación de aguas, el deterioro de acuíferos, entre otras, terminado en procesos de desecación. Si a esto se suma el efecto del cambio climático, que en muchas zonas de Chile ha traído sequías sin precedentes (CR2, 2015), el escenario para nuestros humedales costeros no es alentador.

Chile cuenta con una línea costera de más de 4.000 km en línea recta, que bajo la extremadamente amplia definición de humedales marinos y costeros de Ramsar, debiese incluir prácticamente todas las áreas del borde costero de Chile (Fariña, 2012). Sin embargo, sólo un mínimo porcentaje de ellos (2% si se excluyen las áreas de Los Lagos al sur) encuentra protegido. En este contexto, y enmarcado en el objetivo al año 2020 de la Meta 11 de Aichi para la Diversidad Biológica, que planea la necesidad de “la protección del 17% de los ecosistemas terrestres y de aguas continentales”, es urgente proponer fórmulas eficientes de conservación y uso sostenible de estos ecosistemas costeros.

Considerando que los ecosistemas de estuario costero y los sistemas de humedales son primera línea del cambio climático, un modelo de gobernanza para la gestión en la reutilización de aguas residuales y la reasignación de recursos hídricos desde sectores aledaños a humedales costeros en las zonas semiáridas del país de Chile, permitiría combatir integralmente la desecación de humedales costeros mediante fórmulas que permitan la reasignación de recursos hídricos y de esta forma restaurar hábitats, disminuir pérdidas de biodiversidad y mejorar  los  servicios ecosistémicos.

Países como Estados Unidos y Arabia Saudita son líderes en la reutilización de aguas residuales por ejemplo, restableciendo de manera exitosa los flujos hidrológicos de los humedales costeros en la Bahía de Biscayne, Florida, EE.UU y California.

En Chile aún no existen experiencias pilotos exitosas en reutilización de aguas para recarga de acuíferos con fines de restauración ambiental, pero 20 años atrás el país tomó la decisión de mejorar su condición sanitaria, y hoy tiene el 100% de sus aguas servidas descontaminadas. En las zonas costeras, estas aguas son vertidas al mar, no siendo reutilizadas en donde es escasa. Y la normativa vigente en el país no regula específicamente la reutilización de aguas residuales tratadas: no restringe la reutilización de aguas en su totalidad, pero tampoco lo fomenta. Es por ello que aquí podrían encontrarse oportunidades de implementar sistemas de reutilización de aguas grises, emisarios submarinos y/o plantas de tratamiento de aguas servidas rurales.

Sequías y escasez de agua en la zona centro norte

©María Carolina Jarpa
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Frente al fenómeno de cambio climático esta región es altamente vulnerable, ya que posee una orografía muy variable y pronunciada (Cepeda et al. 2009). Sus ríos y reservorios hídricos (nieves y glaciares) pueden verse modificados considerablemente (Zabala & Trigo, 2009), junto con los sistemas naturales (Squeo et al. 2009; Zuleta et al. 2009), agrícolas y humanos (Pérez et al. 2009). En cuencas hidrográficas de la región se pronostica en el mediano y largo plazo una menor disponibilidad de agua (Zabala & Trigo 2009; CONAMA, 2010), además los humedales disminuyen de sur a norte: el 55.4% se ubican en la Provincia del Choapa.

En lo que se refiere a la disponibilidad de agua, un porcentaje muy importante del territorio está sometido a sequías periódicas y procesos de desertificación (MMA, 2012). Además ante la sequía, la desertificación de amplias zonas del sitio y áreas adyacentes son una presión a la conservación del lugar. Es por ello que el caso del humedal Salinas de Huentelauquén se vuelve crítico; debido a la disminución de precipitaciones que enfrenta desde hace años la zona centro norte de Chile como consecuencia del cambio climático global (Cepeda et al. 2009; Salas et al. 2011), aun más y considerando que este ecosistema se configura como un eslabón importante dentro de la ruta migratoria del Pacífico (Zuleta & Piñones, 2014b).

Los impactos proyectados para la región pueden ser negativos para varias actividades económicas (CEPAL, 2009), lo cual aumentaría la vulnerabilidad de la comunidades rurales, como la de Huentelauquén, que depende estrechamente del recurso hídrico. Esto junto al aumento en la solicitud de explotación de derechos de aguas tanto superficiales como subterráneas por parte de empresas mineras y agrícolas locales, podría gatillar efectos adversos aguas abajo y en la propia desembocadura del río Choapa. Los procesos anteriores contribuyen a agravar aún más los impactos negativos de la escasez hídrica, lo que dificulta el desarrollo sostenible y la conservación de los ecosistemas asociados a estos ambientes (UNESCO, 2010).

Por otra parte, debido a que este humedal en la Región de Coquimbo contiene ecosistemas terrestres, marinos y dulceacuícolas, además de la supervisión y coordinación del Ministerio del Medio Ambiente(MMA), convergen también en la competencia de su jurisdicción varios organismos estatales como el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG); la Dirección General de Aguas (DGA) ); y la Corporación Nacional Forestal (CONAF).  Y esto, sumado a la vulnerabilidad del asentamientos humano presente en el área, ha limitado un accionar responsable para un desarrollo con el territorio provocando desafortunadamente un aumento de la presión del humedal y sus especies.

Hoy frente al desafío del cambio climático y el desarrollo productivo, creo que es necesario fomentar la reutilización de los recursos hídricos y mirar y desarrollar nuevas fuentes, como lo son las aguas grises, aguas tratadas de las plantas sanitarias y los emisarios submarinos para la conservación de los hábitats y resguardo de la  población de especies migratorias.

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