¿Hongos en la biotecnología? Entrevista a Pablo Zamora, bioquímico y presidente de la Fundación Chile
Para Pablo Zamora, ser Scout cuando pequeño marcó su relación con la naturaleza, despertando dudas sobre cómo él miraba la vida. Buscó esas respuestas, más adelante, a través de la ciencia, formándose como bioquímico y luego estudiando un doctorado en biotecnología. Con el tiempo, el exsocio de de NotCo se fue involucrando en diversos proyectos y Startups relacionados con la biotecnología y medioambiente, como Spora Biotech, que explora alternativas a través del increíble mundo de los hongos. Pero, además, actualmente se desempeña como director del Banco Estado y presidente de la Fundación Chile. En esta entrevista ahonda sobre la ciencia que lo motiva, el desarrollo humano y sostenible, y los desafíos de perseguir esto en sus tareas actuales.
Pablo Zamora nació en Melipilla, en la Región Metropolitana. Pese a vivir en una ciudad, recuerda los queltehues que escuchaba y veía todos los días en un potrero gigante, o al sauce que se imponía en un estero que veía seguido. Luego, a los ocho años sus papás lo inscribieron en Scout. Ahí conoció a sus mejores amigos, sus compañeros de vida y, sobre todo, ese fue el “embrión” de su relación con la naturaleza, según lo que él mismo explica: “Ese es un recorrido forzosamente relacionado con el entorno y la naturaleza y despertó un montón de preguntas sobre cómo yo miraba la vida”.
Esos cuestionamientos, más adelante, lo llevarían a elegir el camino de la ciencia. Estudió su pregrado en Bioquímica, con el fin de entender la vida. Luego, un doctorado en Biotecnología para buscar soluciones a partir de los organismos. Así, su camino natural siempre fue de la mano de la innovación, junto con el desarrollo humano y sostenible.
En eso, este exsocio de NotCo actualmente se desempeña como presidente de la Fundación Chile y director del Banco Estado, no sin dejar la escuela experimental con la que emprendió en Melipilla o sus roles en startups y emprendimientos relacionados con la biotecnología como BioLumen, The Ganesha Lab o Spora Biotech, en el que explora e innova en increíble mundo de los hongos.
Empezando en la ciencia
Estudió bioquímica y, dentro del espectro de cosas que podía hacer, decidió irse por el lado de la naturaleza, específicamente estudiando a las plantas. “Me interesaba mucho saber cómo estos organismos tan fabulosos de la Tierra han perdurado tantos periodos y soportado un montón de cambios. Tienen una maravillosa capacidad adaptativa porque no se pueden escapar. Ese rollo se me metió en la cabeza (…). La bioquímica es la interacción molecular del origen de la vida. Algunos compañeros se hicieron biólogos moleculares virales, otros estudiaron humanos, yo sentía que había un espacio desatendido, que era estudiar plantas en la Antártica”.
Teniendo eso en cuenta, más adelante estudió un doctorado en Biotecnología en la Universidad de Santiago, desde donde empezó a seguir la línea de la innovación. Su idea era aprender cómo poder hacer, desde agentes biológicos, una solución que impacte a la sociedad.
Por esto dice que su ciencia converge en las cosas que le gustan: entender procesos complejos, ir a la naturaleza, hacer estudios en terreno, caminar, y aplicar esos conocimientos. “Eso fue decir: para conservar tenemos que conocer. Ya que conocemos, tenemos que preservar. Ahora, ¿cómo puedo hacer uso de la información que sé y genero para poder ayudar a otros? Eso fue parte de mi doctorado”.
– ¿Se podría decir que con eso trabajas para impulsar el desarrollo sostenible?
– Sí, en todo lo que hago trabajo por el desarrollo humano y sostenible. Desde el punto de vista de la innovación tecnológica es como el desarrollo de los conocimientos hacia las aplicaciones y el desarrollo de tecnologías. Por otro lado, estoy metido en el desarrollo de proyectos educativos. Por ejemplo, tengo una escuela experimental con otras personas, para desarrollar otro tipo de educación rural. Creo que ambos tienen que ver, uno, con humanos, y otro, es cómo podemos ver el quehacer de la persona a conservar la naturaleza y tomar mejores decisiones como individuo, en una sociedad como la que vivimos.
– ¿Cómo definirías tú el desarrollo sostenible?
– Yo creo que, para mí, y quizás es poco ortodoxa la definición, el desarrollo sostenible tiene que ver con la autoconciencia, con sentirnos parte de un entorno y, al sentirse parte, tener apropiabilidad, empatía y respeto. Eso hace que las acciones y decisiones, o el modo de vincularse con el entorno, sean algo armónico. Para mí el desarrollo sostenible es un desarrollo consciente, armónico contigo mismo, con la naturaleza, con las personas. Además, busca beneficios colectivos por sobre los beneficios individuales.
Innovación y emprendimiento
Dentro de su multifacética vida, Pablo Zamora se ha involucrado en diversos emprendimientos ligados a la tecnología en América. Entre ellos, se suma a la lista The Ganesha Lab (Chile), una aceleradora de biotecnología que trata de abordar problemas de la humanidad en términos de sistemática o biotecnología humana, además de ayudar a las compañías a ser mejores. “Es una aceleradora bien interesante porque tiene foco en el tema biológico en su gran mayoría, entonces aborda compañías que están haciendo medical devices, nuevas tecnologías para la arquitectura, para la salud humana, todo el mundo del foodtech, que es lo que hacíamos con Notco, etc”, explica Pablo.
Además, está en startups que tienen a la sostenibilidad como eje principal, como MicroTerra (México), que cultiva la lemna, una planta acuática, para descontaminar el agua del mundo de la piscicultura y desarrollar una industria basada en plantas. O Biolumen (EE.UU), que hace regulación de microbioma humano utilizando ingeniería de celulosa. También está BioElements (Chile) que desarrolla bio-resinas para el reemplazo del plástico de un solo uso. Esas son solo una parte de la lista. “Son compañías que están mirando todo el mismo objetivo: entender la naturaleza, usar ese conocimiento para hacer aumento en la calidad de vida de las personas y que sea sostenible”, explica Pablo.
En todos estos proyectos Pablo tiene diferentes roles. En algunos, como MicroTerra, es asesor en temas de innovación para la compañía y foodtech. En GaneshaLab es inversionista y miembro del directorio. En otros es asesor o consejero. Pero una de las compañías donde más tiene participación en Chile es Spora Biotech, donde es inversionista, director de estrategia, miembro del directorio, trabajando de la mano con los científicos y el CEO. En esta startup para generar soluciones para la sociedad a través de la biotecnología, cuyo primer producto es cuero a base de hongos.
-Yo creo que mucho. El Reino Fungi es muy poco explorado (…). Ahí yo creo que lo primero es reconocer que los hongos son parte fundamental de la vida y de los ecosistemas. Sin los hongos nosotros no podríamos existir como especie. Spora tiene que tener un rol diferente, más allá de la tecnología en sí misma, sino de concientización. Debe tener un rol en conservación. A mí me gustan las compañías que realmente tengan un propósito. El de Spora es muy grande y se está tomando las cosas muy en serio, en cómo trata a su equipo humano y también, de forma respetuosa, estudiar en lugares prístinos (…). Tiene un fin super loable que es romper con un eslabón de la cadena de suministro humano, que es dañina para el medio ambiente y las personas, que es el uso del cuero animal para la industria textil. Esa es una industria súper contaminante, no solo para el medioambiente, sino que involucra mucha explotación humana. Yo creo que Spora va a ser muy diversa en el sentido que, a través de los hongos, va a hacer mucho conocimiento y ese, a su vez, va a tener muchas relaciones. Nos vamos a meter al mundo de los alimentos, del packaging y espero que, de lo poco que entendemos de los hongos, si vemos los derivados a partir de esos conocimientos, puede ser muy útil para la humanidad.
– ¿Qué más has aprendido trabajando con hongos?
– Primero entender la relación entre lo que vemos y lo que no. Me he enamorado profundamente del concepto del micelio. Yo lo conocía desde las plantas, por las famosas micorrizas que son estas colaboraciones hongo-planta para poder movilizar nutrientes. Soy un científico formado en plantas y me metí mucho en lo que llamamos la famosa alelopatía, es decir, que plantas liberan compuestos aromáticos, por ejemplo, para avisarles a la planta de al lado que hay un depredador o que hay algún tipo de patógeno. Pero después empezaron a salir un montón de investigaciones que daban cuenta de esta red, como el mundo debajo del mundo que conecta todo y que básicamente es el micelio de los hongos. Ese proceso todavía es extremadamente desconocido y me fascina mucho. También el entender que, para mí años atrás, el hongo era solo su cuerpo fructífero. Y es solo una porción de especies las que generan setas, entonces entender esta diversidad es bien fascinante.
– Sí, los hongos son increíbles y bueno, ahora son más populares, pero igual falta mucho por saber de ellos…
– ¡Sí, sí! Imagínate que nosotros en el 2022 no entendemos completamente cómo funciona una célula humana, todavía no lo sabemos. Hay tanto conocimiento por ser desarrollado y lo lindo que tiene la ciencia, es que es agnóstica, entonces va avanzando a medida que el conocimiento se va generando. Hoy hay cosas que no podemos explicar, pero basta que el conocimiento científico mueva el cerco para que ese conocimiento sea reconocido, sea aceptado, y se cambie ese paradigma. Yo creo que los hongos nos van a explicar, a medida de que nosotros los vayamos estudiando, aportando conocimiento y cambiando la forma en que entendemos el mundo, muchas cosas.
– ¿Dónde están trabajando con el micelio de los hongos?
– La compañía estuvo descentralizada por un tiempo. Había gente trabajando en México, Venezuela, Ecuador, Chile y Estados Unidos. Nace así, las personas se conocen a dos años de haber trabajado, están todos unidos por el propósito de poder cambiar las cosas. Eso hizo que gente se convenciera de ser parte de la compañía sin conocerse, sacar resultados y mandarse muestras de materiales, explorar y conocerse en las expediciones. Fue bien bello el proceso porque hay mucha gente queriendo que esto ocurra, no solamente porque es rentable eventualmente en el futuro, sino porque es necesario. Ahora la compañía está en Santiago, gran parte está en Renca y Lampa donde están los laboratorios, estamos construyendo una biofábrica para poder hacer textiles, hemos sumado gente extraordinaria a los equipos, que ya ha visto todo en el mundo en términos de tecnología, pero decide contar con nosotros porque tenemos una visión muy clara, pero además tenemos un propósito muy declarado y no vamos a transar en eso. Y eso es ir y entender la naturaleza tal como está, aprender de ella y hacer soluciones que impacten a la sociedad, pero también el entorno donde nosotros hacemos las cosas. Entonces nos vinculamos con las comunidades rurales, pero nosotros vamos ahora a desarrollar una estrategia y como empresa hacernos responsables de los ecosistemas que nosotros trabajamos (…).
– ¿Por qué es importante actualmente promover el emprendimiento científico?
-Es super importante por diferentes motivos, primero porque es un excelente, netamente económico, generador de empleo. La gente tiene la capacidad de generar muy buenas condiciones laborales en trabajo altamente especializado. El procedimiento científico bajo mi mirada, más allá de lo económico, puede desarrollar soluciones que son nuevas y altamente demandadas por la sociedad, entonces si nosotros desarrollamos una nueva tecnología que permita evitar los desperdicios de los alimentos y mejorar la calidad de vida de las personas, podemos aumentar la salud de las personas. Todo eso requiere conocimiento. Y ese conocimiento es posible sí y solo sí alguien lo desarrolla. La investigación científica es muy importante, al mismo tiempo que desarrollar emprendimientos que aborden ese procedimiento y lo apliquen. Para mí, las startups, las compañías, son actores políticos y pueden hacer todo bien. Tú inventas la sociedad en la que quieres vivir y los científicos son notables en generar esos espacios. Es bonito que ocurran estos emprendimientos, es difícil porque es riesgoso, laborioso, pero consolidaste una compañía, estas cambiando la sociedad, le estas poniendo una posibilidad que antes no existía.
Desarrollo sostenible desde otros grandes roles
– ¿Dónde están trabajando con el micelio de los hongos?
– La compañía estuvo descentralizada por un tiempo. Había gente trabajando en México, Venezuela, Ecuador, Chile y Estados Unidos. Nace así, las personas se conocen a dos años de haber trabajado, están todos unidos por el propósito de poder cambiar las cosas. Eso hizo que gente se convenciera de ser parte de la compañía sin conocerse, sacar resultados y mandarse muestras de materiales, explorar y conocerse en las expediciones. Fue bien bello el proceso porque hay mucha gente queriendo que esto ocurra, no solamente porque es rentable eventualmente en el futuro, sino porque es necesario. Ahora la compañía está en Santiago, gran parte está en Renca y Lampa donde están los laboratorios, estamos construyendo una biofábrica para poder hacer textiles, hemos sumado gente extraordinaria a los equipos, que ya ha visto todo en el mundo en términos de tecnología, pero decide contar con nosotros porque tenemos una visión muy clara, pero además tenemos un propósito muy declarado y no vamos a transar en eso. Y eso es ir y entender la naturaleza tal como está, aprender de ella y hacer soluciones que impacten a la sociedad, pero también el entorno donde nosotros hacemos las cosas. Entonces nos vinculamos con las comunidades rurales, pero nosotros vamos ahora a desarrollar una estrategia y como empresa hacernos responsables de los ecosistemas que nosotros trabajamos.
– ¿Por qué es importante actualmente promover el emprendimiento científico?
-Es super importante por diferentes motivos, primero porque es un excelente, netamente económico, generador de empleo. La gente tiene la capacidad de generar muy buenas condiciones laborales en trabajo altamente especializado. El procedimiento científico bajo mi mirada, más allá de lo económico, puede desarrollar soluciones que son nuevas y altamente demandadas por la sociedad, entonces si nosotros desarrollamos una nueva tecnología que permita evitar los desperdicios de los alimentos y mejorar la calidad de vida de las personas, podemos aumentar la salud de las personas. Todo eso requiere conocimiento. Y ese conocimiento es posible sí y solo sí alguien lo desarrolla. La investigación científica es muy importante, al mismo tiempo que desarrollar emprendimientos que aborden ese procedimiento y lo apliquen. Para mí, las startups, las compañías, son actores políticos y pueden hacer todo bien. Tú inventas la sociedad en la que quieres vivir y los científicos son notables en generar esos espacios. Es bonito que ocurran estos emprendimientos, es difícil porque es riesgoso, laborioso, pero consolidaste una compañía, estas cambiando la sociedad, le estas poniendo una posibilidad que antes no existía.
Desarrollo sostenible desde otros grandes roles
Actualmente, Pablo se desempeña como director del Banco Estado. Es el primer científico en llegar al cargo y algo nuevo para él. Sin embargo, cree que su aporte se enfoca en tratar de aportar con una mirada que permita que las organizaciones tengan un vínculo más armonioso y profundo con las personas y el mundo de la tecnología. También, fue designado por Gabriel Boric, mandatario de Chile, como presidente de la Fundación Chile, una organización público-privada que persigue el desarrollo sostenible del país.
– ¿A qué desafíos te enfrentas, sobre todo bajo un enfoque medioambiental, dentro de tus labores en la Fundación Chile?
-A muchos. Primero a liderar esta organización que ha sido muy importante para Chile, darle una mirada nueva. A mí me asignó el presidente de la república, entonces estoy absolutamente alineado con este tipo de sociedad que queremos construir. Eso le genera mucha incomodidad a muchas personas, que esta es una sociedad con una mirada de género, ojalá descentralizada en el poder, que base su economía en una economía verde y sustentable. Entonces es llevar esa vocación a una entidad que está encargada de hacer innovación, que tiene que estar al servicio de Chile y que tiene que estar pensando en cómo apoyar a las políticas públicas y abordar con conocimiento profundo temáticas tan importantes (…). Estamos metidos, por ejemplo, en un tema muy muy fascinante, que es cómo pensamos el trabajo del futuro en Chile (…). Yo creo que la Fundación Chile abarca distintas problemáticas. Unas son las problemáticas del presente, como desarrollar estrategias para poder abordar temas de cambio climático, estrategias para hacer mejoras en tecnologías a las industrias más importantes del país. Pero para mí también es muy importante, por mi formación, mirar el futuro de Chile, qué tipo de gobernanza y educación necesitamos en nuestro territorio. Esa mirada es muy bonita porque es soñar en conjunto con el resto de la sociedad para adelante y prepararnos para poder llegar ahí.
-En ese sentido, ¿cómo ves que se encaminó el tema del desarrollo sostenible en Chile?
-Creo que con la nueva ley marco de cambio climático por fin tenemos un horizonte con métricas asociadas y con acciones concretas. Tenemos una meta de descarbonización 2050, tenemos una decisión política de descentralizar la toma de decisión y de que los gobernadores regionales junto con alcaldes puedan desarrollar estrategias de desarrollo económico sostenible que van a imperar en la región, entonces estamos en un momento bien crítico yo creo. Es decir, ¿qué tipo de desarrollo económico necesitamos para el país? Nos tenemos que alinear los miembros del directorio para que esta ecuación vaya funcionando y creo que vamos en el camino correcto, creo que se necesitan refuerzos para poder llegar. Aparte del esfuerzo colectivo para llegar ahí, necesitamos mucha generosidad, de parte de las personas, las instituciones, la academia, políticos.
Los próximos pasos
Encontrar un espacio en la agenda de Pablo Zamora es complicado. Y al escucharlo da la sensación de que le faltaran minutos en su día. Pero al explicar su rutina, el parece relajado. O al menos se escucha así. Se da el tiempo de levantarse temprano, escuchando música fuerte mientras sus hijos, a regañadientes, se levantan. Desayuna, escucha los pájaros, conversa y, por supuesto, trabaja.
Su cabeza está en todos sus proyectos. Al hablar de cada uno lo hace con detalle y con el amor que uno le tiene a esas cosas que le dan felicidad. A veces, maneja de su hogar en Curiprán, en Melipilla, a las oficinas de la Fundación Chile o el Banco Estado. En esa hora y media o dos horas de recorrido tiene reuniones telefónicas, al igual que como conversa para esta entrevista, mientras va a camino a buscar a su hijo donde su compañera, como él le dice.
“Sostengo muchas reuniones y trato de relacionarme con gente que me haga bien (…). Trato de hacer deporte dos o tres veces a la semana, cuando puedo, porque hay que mantener cuerpo sano y mente sana. Trato de mantener una vida en equilibrio y no siempre se puede, se me arranca la moto porque hago muchas cosas y tengo una especie como incontinencia intelectual porque me meto en más cabezas de pescado a las que me dedico, pero me gusta y lo disfruto y soy una persona super contenta”, dice.
– ¿Si no te dedicaras a todo lo que estás haciendo ahora, en qué estarías?
-Yo creo que me vería mucho más involucrado en la escuela, en Culiprán donde estamos. Tendría un rol protagónico ahí. Estaría obviamente metido en temas de querer ayudar a mi comuna, que es donde resido y quiero. Aquí es donde viven mis viejos también, apoyo a la alcaldesa, en su gestión para un Melipilla mejor. Estaba trabajando para 35 países de Latinoamérica y soy feliz. Puedo estar en Washington, en Pekín, y soy feliz haciendo lo que hago.
– ¿Cuáles son tus próximos pasos?
-Mi vida tiene un horizonte bastante finito. Una es terminar de habitar mi casa, me acabo de construir una casa, algo muy urgente. Lograr consolidar las compañías en que estoy para que ya empiecen a agarrar inercia propia y partan sus planes de crecimiento acelerado. Hacer de la Fundación Chile una entidad que todo el país reconozca, se sienta orgulloso y entiendan el rol importante que cumple en la sociedad chilena. Mis pasos son consolidar un plan de descentralización de la Fundación Chile, hacer del Banco Estado uno más armónico con el mundo tecnológico, y seguir buscando equilibrio, tratando de ser una persona que haga cosas que le permitan dormir con tranquilidad todas las noches. Esas son las mejores metas para poder hacer las cosas mí (…). Eso quiere decir hacer todo bien, no maltratar a nadie, no chingar a nadie. Yo creo que así avanzamos todos.