“Huevón, no te relajes porque estoy en el K2. Hay mucha pega: ¿cómo vas con los refugios?”. Federico Scheuch recuerda las últimas conversaciones que tuvo con su primo, el montañista Juan Pablo Mohr, mientras estaba en el K2. Hablaban de trabajo, de un querido y emblemático proyecto para avanzar y mejorar la cultura de montaña en el país: “Los 16 de Chile”.  Estando ad portas de cumplir un desafío personal en una de las montañas de mayor dificultad técnica de la cordillera de los Himalayas, el K2 en invierno, Juan Pablo motivaba a su primo a no bajar la guardia y continuar en la gestión para construir refugios en las montañas más altas de Chile. 

Juan Pablo en el K2 ©Cortesía Federico Scheuch
Juan Pablo en el K2 ©Cortesía Federico Scheuch

Así, mientras el proyecto continuaba desde Chile de la mano de Federico y el equipo de la Fundación DeporteLibre, Juan Pablo Mohr ascendía a la conquista de lo que fue su última montaña. El 5 de febrero de 2021 emprendió su recorrido para lo que en el montañismo llaman atacar cumbre. Desde ese día no se supo más de él, ni de sus compañeros de cordada, Muhammad Ali Sadpara y John Snorri.

Una propuesta en plena pandemia

Federico Scheuch recuerda el momento en el que Juan Pablo Mohr recibió la propuesta de ir al K2 invernal como parte del equipo de Seven Summit Treks. La llamada fue de Sergi Mingote, con quien ya había realizado expediciones como el Everest (8.849 msnm) o el Dhaulagiri (8.167 msnm) en 2019. No lo pensó ningún minuto, también era parte de su proyecto personal de alcanzar la cumbre de las 14 cumbres mayores a 8 mil metros de altura -conocidas como “ochomiles”- del Himalaya.

Cuando Juan Pablo te anunció que ya tenía todo listo para subir el K2 Invernal, ¿qué fue lo primero que pensaste?

La verdad nunca fue que él me haya anunciado que tenía todo listo. Fue como siempre: contra el tiempo. Él es de las personas que cree que el día no tiene 24 horas, sino 30, y estuvimos hasta el último minuto tratando de hacer el proyecto “Los 16 de Chile”. Yo no me tranquilicé hasta que lo vi arriba del avión. Esto porque había que sacar visa, ver si Pakistán lo recibía por la pandemia, hacer depósitos para la agencia que llegaba, una carta de recomendación. Siento que la expedición la empezó mucho antes. Fue como un alivio cuando Juan Pablo ya estaba en Pakistán. También un poco irónico porque confiamos tanto en Juan Pablo y sus capacidades que ya la parte de estar en el cerro era la más fácil. 

Juan Pablo Mohr ©Tamara Lunger 2
Juan Pablo Mohr ©Tamara Lunger 2

¿Cómo fueron para ti y la familia en general las primeras horas de la desaparición de Juan Pablo? 

La verdad es que estábamos acostumbrados un poco a lo que era el modus operandi de los ataques de cumbre. Lo del congelamiento del GPS ya nos había pasado antes. En el Everest no supimos nada por 48 horas y en el Dhaulagiri por 24 horas. No era sorpresa, en otras expediciones fueron problemas exitosos.

Pero claro, cuando pasa el primer día después del primer reporte sin contacto con las otras cordadas, fue fuerte. Igual uno tiene que estar atento las primeras 24 horas y el día siguiente es clave porque sabes que si no vuelve al campo 3 ya el riesgo vital empieza a correr. Y ya las siguientes 24 horas nosotros no dormimos nada. Era una vigía constante. El calmar a la familia era súper importante, entendiendo las capacidades de Juan Pablo, entendiendo que es normal, pero ¿hasta qué punto lo es? No teníamos malas noticias y esas vuelan, como el fallecimiento de Sergi una semana antes. Juan Pablo iba con teléfono satelital, cualquier cosa llamaba, entonces teníamos esperanzas. Y eso se empezó a transformar en una pesadilla.

Juan Pablo Mohr @jp.mohr
Juan Pablo Mohr @jp.mohr

El golpe con la realidad

Las ocho horas de diferencia con Pakistán, querer calmar a la familia y la distancia de la primera línea de la información oficial y real, gatillaron a que Federico decidiera emprender rumbo al continente asiático. Allá el ejército pakistaní estaba haciendo todo lo que estuviera en sus manos por el rescate, lo que para Federico fue tranquilizador, aunque significó un golpe con la realidad. 

Según explica, esta fue una de las operaciones de rescate más grandes de la historia del montañismo. Superar los 7.500 metros de altura -donde era más probable que estuviera la cordada- en helicóptero no era posible y las condiciones climáticas no acompañaban. Y por tierra no había opción. No había nadie aclimatado para subir y los 10 sherpas nepalíes que habían logrado cumbre hace una semana ya no estaban en la zona. 

Es impresionante sentir que no había nada en el mundo que los pudiera rescatar. Pero a la vez, es tranquilizador saber que se usaron todos los recursos. Es una disyuntiva que existe, pero hay que aceptarla y en algún minuto fue difícil de aceptar”, comenta Federico.

Juan Pablos en las primeras semanas en el K2 ©Cortesía Federico Scheuch
Juan Pablos en las primeras semanas en el K2 ©Cortesía Federico Scheuch

Hoy, a un par de semanas desde que no supimos nada de Juan Pablo, y con toda la información que tiene y lo que pudiste ver en terreno ¿Qué crees que pasó? ¿Piensas que llegó a la cumbre el viernes antes de su desaparición, junto a Sadpara y Snorri?

Mi teoría es que hicieron cumbre tarde y que algo los demoró. Hay una prendida de teléfono satelital de John Snorri a las 19:09 horas. Yo me imagino que en ese intento de prendida de teléfono, porque después no pillamos a nadie, se le debe haber congelado el teléfono satelital ahí y debe haber sido el último que tenía pila. 

Me cuadra que la única cumbre había sido una semana antes de los 10 sherpas nepalíes y eso había sido a las 17:00 horas. Entonces, siete de la tarde, yo me imagino que deben haber tratado de hacer el mismo recorrido que ellos, quizás se demoraron un poco más, Juan Pablo iba sin oxígeno. No creo que haya ido más lento, pero la zona del Cuello de Botella es complicada. Me cuadra que hayan hecho cumbre a esa hora de la llamada. A esa hora el pronóstico del tiempo era que empezaban a aumentar los vientos a 80 km por hora y allá oscurece tipo 6 de la tarde. Menos luz, tenían que bajar, empeoraron las condiciones y yo siento que algo les pasó en el descenso. Venía la parte más técnica que era el Cuello de Botella, les pudo haber pasado algo ahí y está el tema de la gran grieta que había abajo del Cuello de Botella.

Cortesía Federico Scheuch
Cortesía Federico Scheuch

Imagínate, hablando con Sajid, hijo de Ali que partió a la cumbre con ellos que se devolvió en la mañana de ese día, contó que tuvo que cruzar esa grieta y quedó con una pata afuera y otra adentro, teniendo energía y de día. Es impactante también entender que  Tamara Lunger -que fue cordada de Mohr- y Juan Pablo fueron de los pocos, por no decir los únicos, que fueron a felicitar a los que hicieron cumbre en el momento y conversaron con ellos. Les dieron todos los papeos, cosas del día de cumbre. 

La pregunta del qué pasó va a quedar rondando en nuestras cabezas y puede que nunca tengamos respuesta, quizás nunca encontremos los cuerpos. Nosotros confiamos plenamente en las decisiones que toma Juan Pablo en la montaña, yo lo conozco hace mucho tiempo, este año trabajamos en el proyecto de los 16 de Chile y nunca lo vi tomar una mala decisión.

Sergi Mingote – Juan Pablo Mohr y Tamara Lunger ©Cortesía Federico Scheuch
Sergi Mingote – Juan Pablo Mohr y Tamara Lunger ©Cortesía Federico Scheuch

Desde Chile todos compartíamos de cierta forma la esperanza de encontrarlos con vida. Al llegar allá, ¿cómo fuiste viendo la realidad de poder encontrarlo? ¿Nos podrías describir un poco cómo fueron estos días para todos los que se encontraban allá y para ti? ¿Cómo era el ambiente que se vivía en Skardu, la ciudad más cercana al K2?

Básicamente fue difícil aterrizar la realidad y las expectativas que tenía Chile versus allá. Imagínate que el día que llegamos la agencia Seven Summit estaba dejando las cosas de Juan Pablo en el hotel (…) El mismo Dawa sherpa -una de las cabezas en la búsqueda- se juntó conmigo ese día para darme sus condolencias. Y yo tenía la cabeza en el rescate. La gente que nos pasó a buscar al aeropuerto nos daba sus condolencias, los que nos llevaron a Skardu también. Era otra la realidad que se vivía allá.

Cuando viajamos de Islamabad, la capital de Pakistán, a Skardu, vimos las montañas. Esos ochomiles verticales y pensar que Juan Pablo estaba metido a 8 mil metros de ahí por seis o 7 días fue preguntarse: ¿cómo una persona va a estar resistiendo ahí tanto tiempo?

Pero lo que más gatilló el aterrizaje a la realidad fue la conversación con Sajid Sadpara. Él estaba choqueado, tiritando, con los ojos llorosos y tembloroso. Recuerdo que nos dijo que los esperó 20 horas en el campo 3 con una tormenta con un viento de 80 kilómetros por hora. Me imagino la pesadilla que fue para él y fue el primero en abandonarlos. Me imagino lo duro que fue para él esa decisión de volver al campo 3 y dejar a su papá, un poco guiado por la gente del campo base que le pidieron que por favor bajara y no se expusiera más. 

Él no cree que hayan sobrevivido la primera noche. Yo conversé con Sajid el sexto día, o sea realmente un milagro hubiera tenido que ser que sobrevivieran. Él me ayudó mucho con la realidad. Fue la última persona que los vio, fue el último en todo.

En su ley

Durante los últimos días, Juan Pablo había sido cordada de la montañista italiana Tamara Lunger, con quien buscaban alcanzar la cumbre invernal del K2. Pero ella desistió de la misión por complicaciones de salud, aunque los acompañó en el campo 3 hasta que emprendieron rumbo a la cima. Fue ella la principal fuente de información para las labores de búsqueda: vio qué equipo llevaba Juan Pablo y cómo partió la cordada a la cima. 

Para Federico, quien la conocía solo por conversaciones por Whatsapp, conocerse con ella fue realmente tranquilizador, y cree que para ella también. Les contó sobre los últimos días de Juan Pablo: de su paz, de su tranquilidad y de felicidad por estar ahí. Esto los preparó para las noticias que se venían.

Tamara Lunger y Juan Pablo Mohr ©Instagram Tamara Lunger
Tamara Lunger y Juan Pablo Mohr ©Instagram Tamara Lunger

El jueves 18 de febrero, las autoridades pakistaníes decidieron suspender las labores de búsqueda, luego de 9 días ¿Cómo fue el momento en que les entregaron esta información? ¿Qué sensación percibiste en los presentes y los equipos de rescate o era algo que ya estaba asumido? ¿Cómo fue el apoyo emocional de las autoridades pakistaníes?

Se veía venir. Nosotros sabíamos que cuando dieran el anuncio era el punto final de nuestra esperanza de encontrarlos con vida. Porque del rescate iba a empezar a armarse una búsqueda de cuerpos. Lo bueno fue que nos avisaron el día antes del anuncio para anticiparnos de lo que se iba a hablar el día siguiente, fueron respetuosos y nos ayudaron a prepararnos (…) Básicamente era la información oficial de que se terminaba y era la oficial para darlos por muertos. Fue fuerte, pero necesario para asumir la realidad.

Juan Pablo siempre decía que la montaña era el lugar al que él pertenecía. Y también, más de alguna vez comentó que para él la muerte estaba a la vuelta de la esquina y que si le llegase a pasar algo, ojalá fuese en la montaña. En este sentido, ¿qué significó para ti que, de alguna forma, esto sucediera en el lugar donde él se sentía más identificado? 

Da mucha tranquilidad sentir que murió en su ley. De repente pienso y no sé si a él le gustaría que encontráramos su cuerpo. Él está en el lugar donde le gustaría estar siempre. La energía de Juan Pablo está ahí, yo la siento en la montaña. Es súper loco, no existe cuerpo, pero yo lo siento más vivo que nunca. 

©Matías Donoso
©Matías Donoso

Con los amigos pensábamos dónde nos imaginábamos un lugar mejor para él que quedarse en un K2 invernal a 8 mil metros. O sea, para Juan Pablo es el mejor lugar. Es la montaña más técnica, con las condiciones más adversas. Y ahí está. Entonces no sé si alguna vez encontraremos los cuerpos, haremos lo imposible para lograrlo, para descartar la mayor cantidad de teorías. Ojalá podamos encontrar esas respuestas, pero también quizás no los encontremos. Con los cuerpos podemos saber qué pasó, se pueden revisar las cámaras si alcanzaron la cumbre, pero está la posibilidad de que no se logre. Queda la incógnita para nosotros y también hay que asumirlo. 

Un legado firme

Al ser consultado sobre qué cree que habría pensado Juan Pablo de toda la energía positiva que se focalizó en su búsqueda, su primera reacción es un profundo suspiro. Quizás porque pensó que en algún minuto iba a aparecer Juan Pablo y lo iba a retar por todo el escándalo mundial que se había armado, porque, como explica, él era muy piola de personalidad. Aunque también, dice, “yo creo que ni él hubiera entendido todo el revuelo que estaba causando, realmente el impacto que estaba generando en la gente”. 

Es que llegaron mensajes de todos lados. De quienes lo conocían y quienes no. De quienes empatizaron con su causa, de quienes caló en lo profundo de sus corazones. De alguna forma, un legado presente en muchas personas. Con esto, cree que Juan Pablo le hubiera dicho que siga, que aproveche el momento. Y esa es su misión. 

Federico y Juan Pablo ©Cortesía Federico Scheuch
Federico y Juan Pablo ©Cortesía Federico Scheuch

¿Cuál crees tú que es el legado más importante que nos dejó Juan Pablo? 

El legado más importante de Juan Pablo son sus tres hijos: Juan Pedro, Elisa y Juan Pablo. Es impresionante porque con tanta cosa dando vuelta, a uno de repente se le olvida lo esencial, que realmente son ellos. Yo creo que la responsabilidad que nosotros tenemos como amigos, familia, como cercanos, es súper grande para que ellos sigan teniendo una figura de padre. Hemos hablado harto con la Juana para poder cumplir la prioridad número 1 de Juan Pablo que era construirles una casa, queremos terminarla. Que no se sientan solos, es que estemos para ellos y no solamente ahora que está calentito todo, sino que tienen 13, 11 y 9 años y muchos sueños y Juan Pablo de alguna manera todo esto. Y nada, van a vivir momentos muy duros y nosotros tenemos que estar ahí, o sea eso para mí es lo más importante. El gran proyecto de Juan Pablo es su familia.

En el desarrollo del proyecto Los 16 ©Matías Donoso/ Cortesía Federico Scheuch
En el desarrollo del proyecto Los 16 ©Matías Donoso/ Cortesía Federico Scheuch

Si pasas a los proyectos más terrenales y concretos, el más importante son “Los 16 de Chile”. Ese fue el último proyecto que estábamos armando. Por consecuencias de la pandemia, Juan Pablo no se pudo ir al Himalaya y empezamos a enfocarnos en proyectos nacionales, sentimos que la cultura de montaña en Chile tiene que mejorar, queremos aportar ese granito por parte de nosotros para acercar la montaña a la gente y darles las herramientas y refugios de primera categoría, accesos gratuitos para la gente, público, un estándar que se puede, no hay que inventar la rueda, hay que mirar a las potencias que tienen una excelente cultura de montaña y tratar de hacer lo que ellos hacen. 

Un futuro con las huellas de Juan Pablo Mohr

En julio de 2021, Federico emprenderá nuevamente rumbo a Skardu para estar en la primera línea de la búsqueda de los cuerpos de los montañistas extraviados. Allá se reunirá con Tamara Lunger, con quien también se realizarán proyectos sociales en memoria de Juan Pablo para potenciar el deporte en la zona. 

Cortesía Fundación Deporte Libre
Cortesía Fundación Deporte Libre

En Chile, el querido proyecto que impulsó Juan Pablo seguirá con todas las ganas para lograrlo. El buscaba ascender las 16 montañas más altas de Chile e identificar lugares para construir refugios de estándares internacionales, que permitieran a los deportistas descansar, pasar la noche y reponer fuerzas. Antes de irse alcanzó 11 cumbres y se decidió el punto de partida: el volcán Tronador.

«Hay mucha gente involucrada, muchas marcas involucradas, hay muchas ganas de poder concretarlo y creemos que va a ser una referencia y modelo para seguir para los otros 15 refugios que nos comprometemos a construir. Y no es solo su construcción, después tienes que mantenerlo, hay todo un plan de gestión y manejo muy importante. Si lo piensas concretamente, construir un refugio es fácil, tienes las herramientas y los recursos y lo logras. Lo difícil es lo que viene después y con el tiempo poder tener ese contacto con cada comunidad local, cada organización, club y poder empoderarlos para que se hagan cargo y lo hagan propio», dice Federico.

De esta forma, este es un primer paso, que anticipa la creación de un refugio semestral para completar los 16 que se buscan en Chile. Una manera de continuar el legado de un grande, que nos deja en el lugar donde él se sentía más identificado: la montaña.

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