El piche (Zaedyus pichiy), también llamado pichi, piche patagónico, quirquincho chico o armadillo de la Patagonia, es una especie de mamífero cingulado de la familia Chlamyphoridae que habita en el sur de Argentina y Chile, desde la región patagónica hasta el estrecho de Magallanes.

piche (Zaedyus pichiy), ©Tomás Ramírez Saldaño
Piche (Zaedyus pichiy), ©Tomás Ramírez Saldaño

Los piches son armadillos pequeños y peludos que se pueden distinguir de otras especies por sus orejas cortas y por su caparazón puntiagudo o de borde aserruchado. Se encuentra entre las especies más pequeñas de armadillos, con un peso total de alrededor de 1kg.  De hecho, su nombre proviene de “pichi”, que significa pequeño en mapudungun.

El color de la coraza varía desde un blanco hasta un negruzco, con una franja longitudinal más clara en la parte dorsal.  La cabeza y la cola están cubiertas con placas similares a las del caparazón, y presenta un hocico largo y ojos pequeños.  Las patas -al igual que en las otras especies de armadillos- están provistas de fuertes pezuñas que les permite cavar las madrigueras que usan como refugio.

El piche tiene la distribución natural más austral de todos los xenartros. Se puede encontrar desde el nivel del mar hasta los 2.500 metros de altitud en el centro y sur de Argentina y Chile, y al sur hasta el estrecho de Magallanes.

Se creía que el piche tenía la distribución más amplia de todas las especies de armadillo chilenas pero ahora se estima que las poblaciones están disminuyendo a gran velocidad. En Chile, según los primeros registros de esta especie, solía distribuirse desde Valparaíso a Magallanes. Sin embargo, actualmente sólo es posible encontrarlo en Aysén y Magallanes.

“En Chile hace 40 años su distribución partía desde Valparaíso hasta Magallanes. La primera vez que se describió para Chile de hecho fue en la región de Valparaíso. Pero actualmente nosotros llevamos 6 años trabajando con esta especie, y solamente la hemos podido encontrar en Aysén y Magallanes. Ósea su distribución se ha achicado muchísimo y lamentablemente han habido extinciones locales que causan la desaparición del piche” señala Rominna Pasutti, veterinaria y directora de la organización Armadillos de Chile.

piche (Zaedyus pichiy), ©Armadillos de Chile
Quirquincho (Zaedyus pichiy), ©Armadillos de Chile

Habita zonas áridas y semiáridas, incluyendo suelo volcánico o algunos hábitats degradados, pero siempre con suelos arenosos. “Siempre busca suelos arenosos, la arena para el piche es fundamental, y en ese contexto es súper importante destacar que solo lo vas a encontrar en zonas áridas o semiáridas, no se lleva bien con áreas muy húmedas, de hecho hay una enfermedad asociada con altos niveles de humedad en el ambiente que solo afectan al piche”, señala Mariella Superina, Dra. en Medicina Veterinaria y presidenta del Grupo de Especialistas de Xenartros de la UICN/SSC.

Asimismo, la doctora añade que es posible encontrarlo en pastizales naturales, matorrales xerófilos, estepa patagónica y en valles cordilleranos. “Es el armadillo típico de la estepa patagónica, puede ocurrir en algunos hábitats degradados pero no es lo que más le gusta, lo más típico es la estepa patagónica, y en ese contexto, también, como esta tan adaptado a ambientes secos, no necesita tomar agua, sino que aprovecha el agua contenida en toda su dieta”, añade.

Un mamífero prehistórico

Los piches pertenecen al superorden de los xenartros o desdentados,  un grupo de mamíferos placentarios exclusivamente americanos -que incluyen a los osos hormigueros, armadillos y perezosos-  que representa, según indica la evidencia molecular indica, uno de los cuatro clados principales de los mamíferos placentarios. Esto quiere decir, que son los primeros mamíferos en desarrollar una placenta funcional.

piche (Zaedyus pichiy), ©Guillermo Feuerhake
piche (Zaedyus pichiy), ©Guillermo Feuerhake

“A lo largo de la evolución surgieron los mamíferos que tienen placenta, y básicamente reconocemos tres grandes grupos, los perezosos, los hormigueros y los armadillos, que surgieron muy temprano en la historia evolutiva de los mamíferos placentarios, entonces son animales muy antiguos. La historia evolutiva de todo ese grupo data de por lo menos 80 millones de años, algunos hablan que incluso podrían ser más de 100 millones de años atrás”, agrega Mariella Superina.

Por otro lado, Romina añade: “Los armadillos son uno de los primeros mamíferos placentarios, esto quiere decir que son uno de los primeros mamíferos que tienen una placenta funcional, como nosotras y el resto de los mamíferos. Antes de ellos estaban solamente los marsupiales, como el monito del monte o la yaca, que paren a la cría todavía inmadura y la cría va madurando en el marsupio. Eso es lo interesante de estas especies que en el fondo nuestra placenta como mamíferas viene probablemente de los armadillos”.

El único armadillo que hiberna en el mundo

Este omnívoro oportunista se alimenta principalmente de invertebrados como larvas de insectos, hormigas y escarabajos, pero también puede ingerir pequeños vertebrados como lagartijas y roedores, musgos, raíces, semillas y ocasionalmente huevos. Su dieta puede variar de acuerdo al hábitat, la estación del año y la disponibilidad.

El piche es una especie muy sensible a las temperaturas extremas y es el único armadillo capaz de entrar en hibernación, estrategia indispensable para su supervivencia durante el invierno. Su temperatura corporal promedio es de 35,1°C, pudiendo varias entre 32,2 y 38,3°C dependiendo de la temperatura ambiente y el nivel de actividad que realice.

Cuando se encuentra en hibernación, el piche puede alcanzar una temperatura corporal de 14,5°C, lo que le permite reducir su metabolismo y sobrevivir durante épocas hostiles.  “No es que estén durmiendo, básicamente están ahorrando energías. No se mueven durante varios días, después vuelven a levantar su temperatura a niveles normales, y esto es un proceso necesario en todas las especies que hibernan, porque ahí pueden dormir. Ellos levantan su temperatura para que su sistema inmunológico vuelva a funcionar, duermen, y después bajan su temperatura y su metabolismo de nuevo para seguir hibernando. Entonces esta es la forma que encontró el piche a lo largo de su evolución, para poder sobrevivir los crudos inviernos que tenemos en la Patagonia”, indica Superina.

piche (Zaedyus pichiy). © Cortesia de Patagonia Express
piche (Zaedyus pichiy). © Cortesia de Patagonia Express

Durante la hibernación es muy raro que los piches emerjan fuera de su cueva, si esto ocurre, generalmente son juveniles que no han acumulado suficientes reservas grasas para entrar en la hibernación, por lo que pueden observarse fuera de sus madrigueras en invierno.

También puede entrar en torpor durante períodos de estrés ambiental, como sequías prolongadas o falta de disponibilidad de alimento, reduciendo su metabolismo y temperatura corporal por algunas horas.

Comportamiento y reproducción

El piche es un animal semifosorial que tiene hábitos principalmente diurnos y solitarios. Las interacciones con otros individuos se dan principalmente en la época reproductiva, cuando los machos defienden su territorio y pelean por el acceso a las hembras.

Habita en madrigueras de poca profundidad en las que busca protección de depredadores, del exceso de frío en invierno y del calor del verano, y ante cualquier amenaza, corre a esconderse en una madriguera o excava una nueva. También, puede ocultarse dentro de su caparazón y se aplasta contra el suelo, así los atacantes no pueden llegar hasta su blando vientre.

El piche suele ocultar la única entrada a su cueva entre la vegetación como método de defensa, para forrajeo y termorregulación. El túnel que cava es simple, sin bifurcaciones, y puede ser de gran profundidad (hasta 1,5 mts) dependiendo de la estación y el tipo de terreno.

El piche alcanza la madurez sexual al año, pero algunas hembras no se reproducen hasta su segundo año de vida. Las hembras dan a luz a una o dos, raramente 3 crías por camada después de 60 días de gestación y producen una sola camada por año.

“Son muy poquitas crías, la gente cree que son como roedores y que tienen muchas crías a cada rato pero en verdad su época reproductiva ocurre una sola vez al año, que es la época de septiembre hasta enero-febrero, y tienen solamente una  o dos crías, tres máximo. Entonces es poquito”, añade Rominna Pasutti.

La época reproductiva está concentrada en primavera-verano, y luego después de 60 días de gestación, las hembras dan a luz a una o dos, raramente 3 crías por camada. Las hembras producen una sola camada por año, mientras que las crías permanecen dentro de la madriguera durante todo el periodo de lactancia, el cual puede durar alrededor de 40 días.

La mayor edad conocida de un piche en cautividad alcanzó los nueve años.

piche (Zaedyus pichiy), ©Cortesía de DeAnimalia
piche (Zaedyus pichiy), ©Cortesía de DeAnimalia

Roles ecológicos del piche

A los armadillos generalmente se les conoce como especies clave para los ecosistemas debido a la gran cantidad de roles ecológicos que poseen. El piche, sin quedarse exento, genera distintos beneficios al ecosistema en el que habita en su día a día.  Uno de ellos es que, como señala Rominna Pasutti, son unos excelentes controladores de plagas. “Se habla de que los armadillos son buenos controladores de plaga porque son de los pocos animales que se alimentan principalmente de insectos, por lo que contribuyen bastante en esta labor”.

Por otras parte, estos pequeños armadillos contribuyen a oxigenar el suelo, esto debido a que cuando están haciendo sus madrigueras remueven la tierra y la arena y aumentan el ciclaje de nutrientes. Además, con ello dispersan y entierran semillas. “Ellos son muy buenos cavadores, viven en madrigueras, y a medida que van cavando, van oxigenando el suelo, aumentando el ciclaje de nutrientes. Estas madrigueras, también, una vez que los armadillos las dejan, son utilizadas por muchas otras especies que no son tan buenos cavadores como los armadillos”, indica la directora de Armadillos de Chile.

Por otro lado, la Dra. Superina señala: “Es una presa muy importante para varias especies, como zorros, pumas y aves rapaces. Acá en Argentina, por ejemplo, está el águila coronada, cuya dieta se basa en más del 50% de piches. Entonces si no hubiera piches, el águila coronada tampoco podría existir.”

Vista frontal de piche (Zaedyus pichiy) en la laguna Las Coloradas en la provincia de Chubut (Patagonia Argentina) Creditos: ©Mizelzubi
Vista frontal de piche (Zaedyus pichiy) en la laguna Las Coloradas en la provincia de Chubut (Patagonia Argentina) Creditos: ©Mizelzubi

Amenazas y Estado de Conservación

El piche está amenazado principalmente por el cambio climático –ya que es una especie muy sensible a los cambios de temperatura- y por eventos antrópicos como el atropellamiento en carreteras, la caza deportiva o caza con fines alimenticios (incluyendo la caza con perros), la tenencia ilegal como mascota, cambios en el uso de suelo, la fragmentación y desplazamiento de su hábitat, y los incendios.

En Chile y a nivel global esta especie está categorizada como Casi Amenazada, ya que, a pesar de ser una especie relativamente extendida y presente en varias áreas protegidas, es perseguida de manera significativa, especialmente en la zona norte y este de su rango de distribución (zona norte de la Patagonia argentina), donde muchas personas aprecian su carne y la caza del quirquincho es una actividad relativamente frecuente.

“Las mayores amenazas son seguramente la cacería, la caza para su uso como fuente de proteínas. Esto es un problema muy grande en Argentina, en Chile no tanto, pero aquí, por ejemplo, en la provincia de Mendoza, si bien toda la fauna está protegida por ley, el piche es por lejos la especie más cazada y se decomisan muchos piches muertos de los cazadores furtivos”, agrega Superina.

Se han registrado extinciones locales en algunas áreas, mientras que en toda su área de distribución se considera probable que hayan experimentado una disminución de su población estimada en un 20% en los últimos 10 años. Eso significa que casi clasifica como especie amenazada bajo el criterio A2d de la UICN.

En Chile no hay información disponible acerca de su distribución real ni del tamaño poblacional, no obstante, el piche está protegido por la Ley de Caza Nº 19.473, por lo que su caza, captura o tenencia está prohibida.

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Infografía Ladera Sur-Amelia Ortúzar
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