Con la llegada de la Revolución Industrial hubo una explosión de economías extractivistas basadas en el consumo de materias primas. Aquel modelo económico ha generado una acelerada producción de contaminantes, sobre todo en aquellas economías que aún no han alcanzado una economía post-industrializada (Figura. 1).

La sobreexplotación de los territorios y la producción de contaminantes constituyen los principales factores que atentan el equilibrio de la naturaleza y, a diferencia de la biodiversidad, los esfuerzos de conservación del mundo “no vivo” son aún escasos. No obstante, dada la naturaleza no renovable de los elementos geológicos, la necesidad de un marco regulatorio sólido en post de su conservación es fundamental, sobre todo considerando que la vida requiere de condiciones específicas para su existencia. Así, el aprovechamiento mal gestionado del mundo abiótico o “no vivo” afecta directamente el equilibrio de los ecosistemas. Y esto es porque en esencia, la Tierra y los procesos geológicos en su conjunto, son fundamentales para la existencia de la vida.

La afectación de alguno de estos elementos repercute directamente en otras especies humanas y no humanas. De la misma manera, la tasa de recuperación de algún elemento afectado (una especie, humedal o acuífero) depende del tiempo que éste toma en formarse o reproducirse. Por lo tanto, la afectación de elementos y procesos geológicos es de mucha mayor gravedad y la posibilidad de restauración o regeneración es mucho más remota a escala humana.

Figura — Evolución de la degradación del medioambiente y la contaminación en función de las etapas de desarrollo económico, medido en ingreso per cápita (crecimiento económico). (Tomado de Panayotou, 1993).

Así es como en la década de 1990 toma protagonismo el término de geoconservación, el cual se basa en el desarrollo de estrategias que permitan proteger la diversidad de ambientes, elementos geológicos y procesos que actualmente ocurren en la Tierra.

Esta diversidad geológica, conocida como geodiversidad, de manera amplia, es un término análogo al de biodiversidad. De esta forma, la diversidad existente en la naturaleza está compuesta de la biodiversidad (el mundo vivo) y geodiversidad (el mundo no vivo).

La conservación y sostenibilidad de los ambientes naturales requiere incluir la geoconservación en los programas de conservación natural, para generar estrategias efectivas con real impacto a largo plazo, que consideren el estrecho vínculo entre el mundo biótico y geológico.

En un comienzo, fue enfocada en el objetivo principal de conservar aquellos sitios de importancia geológica -geositios- necesarios para el estudio e investigación científica. Actualmente, el énfasis se ha expandido a generar estrategias que aseguren la preservación de ecosistemas y servicios ecosistémicos, junto con fomentar actividades como geoturismo, educación, recreación y prácticas culturales (p.ej. a través de Geoparques). Es esencial incluir la geoconservación en los diversos aspectos de gestión de la naturaleza ya que los elementos geológicos son indispensables para la vida en el planeta, reguladores de las condiciones que ésta necesita, así como agua pura, control de la erosión u otros.

Los esfuerzos de protección del Patrimonio Geológico comienzan a tomar relevancia, alcanzando uno de sus puntos más importantes en la declaración de la UNESCO (2005), en la cual se considera la promoción del patrimonio geológico como una de las herramientas más efectivas para el cambio de concepción y comportamiento de nuestro estilo de vida para alcanzar un desarrollo sustentable y la estabilidad de los países.

La legislación ambiental correspondiente, no siempre incorpora criterios que permitan apreciar el papel que desempeña la geodiversidad y el patrimonio geológico en la mantención de las condiciones ideales para la vida. En algunos casos, los grupos interesados en potenciar estos temas son aún incipientes y poco numerosos, lo cual da como resultado, informes aislados y de escasa coordinación.

En nuestro país la comunidad geológica impulsada en un comienzo por profesionales como Manuel Schilling, Francisco Hervé, Reynaldo Charrier, Millarca Valenzuela, José Miguel Benado, Amaro Mourgues, entre otros, están continuamente haciendo un llamado a la comunidad científica para dedicar esfuerzos a esta necesaria línea de conservación.

La nueva generación de profesionales de las ciencias de la Tierra y su vinculación con otras disciplinas ha impulsado con más fuerza la conservación del patrimonio geológico, tanto por parte de instituciones, universidades e iniciativas autogestionadas. Actualmente la generación de redes entre profesionales, empresas dedicadas al geoturismo e iniciativas de conservación, ha ido cimentando un camino ligado a la conservación en que pronto comenzaremos a ver sus frutos.

Basaltos columnares de La Cárcel -Laguna del Maule © Nico Gantz
Basaltos columnares de La Cárcel – Laguna del Maule © Nicolás Gantz

FOTO – Geositio Basaltos Columnares de La Cárcel, ubicado en el corazón de la Cordillera de los Andes de la región del Maule, representativo de los procesos volcánicos que ocurrieron en el Plioceno-Pleistoceno, hace unos 5 a 3 millones de años. Este lugar, parte del inventario del proyecto Geoparque Pillanmapu, se caracteriza por sus disyunciones columnares de diámetros métricos, que han sido utilizados por escaladores de todo el mundo dadas sus particulares características.

¿Qué entendemos por patrimonio geológico?

El patrimonio, que es una definición netamente occidental, significa “lo recibido por línea paterna” (del latín patri; padre y monium; recibido). Por lo tanto, se considera como aquello que pertenece a algo o alguien. El patrimonio en sí es un bien de la humanidad, esencialmente no renovable. Se trata de una riqueza de enorme fragilidad, cuyo reconocimiento ha cimentado, desde hace algunas décadas, una gran sensibilización hacia su preservación. El conocimiento y puesta en valor del patrimonio natural, cultural y paisajístico, es una necesidad de nuestra sociedad.

Además, la gestión del patrimonio se relaciona con otros temas de gran relevancia, como la conservación natural y cultural. Por lo tanto, podría definirse el patrimonio como la memoria viva de la cultura de un pueblo. Esto comprende el patrimonio natural y cultural, tangible e intangible, y su contenido integra, además del patrimonio monumental y museístico, otros elementos, como las lenguas y la tradición oral, las formas de expresión de las culturas populares y tradicionales, el “saber hacer”, la artesanía, el patrimonio industrial y, en el campo del patrimonio natural, los sitios y la diversidad biológica y geológica.

En el caso del patrimonio geológico -o geopatrimonio- consiste en una serie de elementos y estructuras geológicas originadas por cualquier proceso geológico. Consta por una parte de los elementos y por otra su valoración, donde se evalúa en función del tipo de patrimonio, su naturaleza, su propiedad (pública o privada) o su interés científico, educativo o didáctico. Más formalmente, se puede concebir en como:

«El conjunto de recursos naturales geológicos de valor científico, cultural y/o educativo, ya sean formaciones y estructuras geológicas, formas del terreno, minerales, rocas, meteoritos, fósiles, suelos y otras manifestaciones geológicas que permiten conocer, estudiar e interpretar: a) el orígen de la evolución de la Tierra, b) los procesos que la han modelado, c) los climas y paisajes del pasado y presente, y d) el origen y evolución de la vida”. (Del Ramo et al. 2004 – Reconocida por la Ley 42/2007 de Patrimonio Natural y Biodiversidad de España).

Tonalita Orbicular – Caldera ©Paulo Urrutia
Tonalita Orbicular – Caldera ©Paulo Urrutia

FOTO – Tonalita Orbicular en la localidad de Caldera declarado Santuario de la Naturaleza en 1981, siendo protegido por las leyes de conservación. Si vas a visitarlo no camines sobre este geositio. 

Cuando un lugar cuenta con un patrimonio geológico destacado, este puede adquirir la categoría de Lugar de Interés Geológico (LIG) o geositio, que si bien estos términos tienen diferencias en función del aprovechamiento, una característica común es que estos pueden ser:

 1) Lugares modelo, siendo el mejor ejemplo de un territorio para explicar un proceso o elemento geológico.

2)  Patrones, al poseer un registro geológico detallado que permite comprender la historia de un proceso local, regional o incluso local.

3) Lugares que reflejan procesos únicos, que representan procesos breves y poco comunes como impactos de grandes meteoritos súbitos calentamientos terrestres o excepcionales erupciones volcánicas masivas. 

4) Lugares originales o localidad tipo, que corresponden a aquellos lugares en donde se definió por primera vez un elemento o proceso geológico, permitiendo el avance de esta ciencia.

5) Lugares relacionados con la geología ambiental o procesos geológicos activos, ya que permiten traer al presente procesos que ocurrieron hace millones de años, conectando la historia de la humanidad con la de la Tierra.

6) Lugares Representativos, que son aquellos lugares que muestren lo más característico de la geología de una determinada región. (Carcavilla, 2014).

Las claves para el éxito del trabajo en conservación del patrimonio geológico y la geodiversidad son el nivel de compromiso y apreciación del valor patrimonial de los elementos geológicos, por parte de la ciudadanía e instituciones, en especial las comunidades locales, junto con una sociedad informada, que pueda tomar correctas decisiones, de manera de generar acciones que a su vez protejan y conserven los elementos que definen gran parte de su cultura.

Una comunidad que tiene las herramientas y autonomía para su desarrollo no va a permitir la destrucción del invaluable patrimonio natural que posee por la implementación de proyectos con fecha de caducidad.

Ampliamente, se ha reconocido que para que una iniciativa de conservación tenga éxito, es clave comprender las actitudes, necesidades y aspiraciones de las comunidades locales. Diversos estudios e investigadores señalan que el principal enemigo del patrimonio natural es la ignorancia, por ello sostienen que la mejor estrategia de conservación es la educación.

De esta manera, el estudio del patrimonio geológico y su consecuente aplicación, como lo son los geoparques, geoturismo, actividades económicas o planes educativos, plantea una nueva forma de desarrollar y aplicar la ciencia, que requiere un trabajo interdisciplinario e interinstitucional, donde el actor clave es el habitante y la comunidad donde se construye el proyecto.

Remoción en masa las Amarillas ©Nico Mendoza
Remoción en masa las Amarillas ©Nicolás Mendoza

FOTO –  Actividades educativas desarrolladas por Geoturismo Chile en el geositio Remoción en Masa Las Amarillas observando el volcán San José y sus procesos glaciares. Este geositio se ubica dentro del proyecto Geoparque Cajón del Maipo.

Torres del Paine ©Paulo Urrutia-Barceló
Torres del Paine ©Paulo Urrutia Barceló

*Referencias

Andrăşanu, A. (2006). Basin concepts in geoconservation. Mesozoic and cenozoic Vertebrates and Paleoenvironments–Tributes to the career of Dan Grigorescu. Ars Docendi, Bucureşti, 37-41.

Carcavilla, L. (2014). Guía práctica para entender el patrimonio geológico. Enseñanza de las Ciencias de la Tierra, 22(1), 5.

Del Ramo, A.; Guillén, F.; Faz, A. (2004). Difusión del patrimonio geológico en la sociedad: aplicación al municipio de Molina de Segura (Murcia). El Patrimonio Geológico: Cultura, Turismo y Medio Ambiente. Universidad de Murcia, Murcia, España, 155–162.

Henriques, M. H.; Brilha, J. (2017). UNESCO Global Geoparks: a strategy towards global understanding and sustainability. IUGS, 40(4), 349–355. DOI: 10.18814/epiiugs/2017/v40i4/017036.

Panayotou, T. (1993). Empirical tests and policy analysis of environmental degradation at different stages of economic development. International Labour Organization.

Wimbledon, W., Ishchenko, A., Gerasimenko, N., Karis, L., Suominen, V., Johansson, C., Freden, C. (2000a). Geosites- an IUGS initiative: science supported by conservation. In: Barrettino, D., Wimbledon, W., Gallego, E. (eds). Geological Heritage: Its Conservation and Management. ITGE, Madrid, 73, 69-94. 

Comenta esta nota

Comenta esta nota

Responder...