El lado B de la cosmética: sus grandes implicancias ambientales y animales, y los principales desafíos en Chile
Latinoamérica se destaca por ser una de las regiones que más crecimiento ha tenido en la industria cosmética alrededor del mundo, y Chile, por ser uno de los países de la región que más gastan en ese tipo de productos. Sin embargo, detrás de la realización de gran parte de estos productos de belleza, aún hay grandes desafíos que acatar en nuestro país y el resto del mundo: el testeo en animales y el gran impacto que producen en el ecosistema los ingredientes con que se formulan los cosméticos, y sus envoltorios.
La historia de la industria cosmética y su desarrollo ha estado marcada por diversas peticiones y movimientos sociales que han buscado regular y fiscalizar la manera en que testean sus productos y los ofrecen en el mercado.
Dicho rubro, ha recibido ingresos de más de 500 mil millones de dólares a este año, y se estima que tenga un crecimiento anual futuro de un 4,7%, según la plataforma Statista.
Sin embargo, en contraste con esas increíbles cifras de mercado, es una industria que está marcada por una dura realidad: maltrato animal y graves consecuencias en los ecosistemas del planeta.
El impacto de la industria cosmética en el mundo
Hoy, los productos cosméticos, definidos en el actual Código Sanitario, como cualquier preparado que se destine a ser aplicado externamente al cuerpo humano, con fines de embellecimiento, modificación de su aspecto físico o conservación de las condiciones fisicoquímicas normales de la piel y de sus anexos, que tenga solamente acción local o que de ser absorbido en el organismo carezca de efecto sistémico; están siendo altamente cuestionados debido al enorme impacto que tienen sus ingredientes y envasado en el ecosistema.
La mayoría de los componentes utilizados por la industria, están relacionados con los potenciales de toxicidad y bioacumulación, los cuales de manera paulatina, pueden producir daños irreparables en los seres vivos.
Al respecto, la revista Science informó recientemente, a través de una investigación, sobre la amenaza directa que suponen las sustancias químicas presentes en los bloqueadores solares con el deterioro de los corales, los cuales son el hogar de diversas especies.
Si bien, los compuestos presentes pueden ser altamente tóxicos para el ecosistema y quienes lo habitan, unas de las problemáticas actuales que más aqueja al medio ambiente de manera silenciosa son los microplásticos, los cuales son fabricados con derivados del petróleo, y que están presentes en diversos productos como maquillajes y exfoliantes.
La ONG internacional Greenpeace, realizó un estudio al respecto, donde evidenció sustancias plásticas en el 79% de los productos examinados, de los cuales el 38% eran microplásticos sólidos presentes en máscaras de pestañas y pintalabios, los cuales están en contacto directo con los ojos y la boca.
Sin embargo, las industrias de cosmética orgánica y ecológica han ido aumentando considerablemente, con ingredientes naturales y empaques biodegradables o cosmética sólida; ya que hoy el consumidor está más consciente de aquello, exigiendo al mercado productos amigables con el medio ambiente.
El testeo en animales: una cruda realidad que está ad portas de ser prohibida en Chile
Los cosméticos y su aprobación para ser comercializados deben pasar una serie de pruebas previas, las cuales en muchas ocasiones involucran el testeo en animales, quienes son sometidos a pruebas dolorosas y exposición a sustancias irritantes, entre otras prácticas.
Si bien, ya son 41 países que han prohibido formalmente el testeo en animales, es una realidad que aún no cesa, y Chile es uno de los países que está pronto a ponerle fin a esa práctica, gracias al proyecto de ley que intenta prohibir la experimentación en animales con fines cosméticos, además de prohibir el ingreso al país de productos testeados en animales.
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Nicole Valdebenito, encargada de comunicaciones de la ONG Te Protejo, comenta que la importancia de la ley radica en que la experimentación animal corresponde a una práctica obsoleta, debido a temas no solamente éticos asociados al sufrimiento de los animales para este tipo de experimentos, sino también por temas de seguridad para el humano, ya que se ha comprobado que la experimentación con métodos alternativos al uso de animales, ha generado resultados de un 70% a un 100%, mientras que el uso de animales va de un 40% a un 60%.
“La importancia de aprobar este proyecto de ley, está por un lado asociada a esa seguridad para los humanos, a terminar con la crueldad de los animales, y también a avanzar en la innovación tecnológica y científica en la industria cosmética, habilitando a que existan alternativas para comprobar la seguridad y toxicidad de los productos en el humano”, agrega Valdebenito.
La ONG Te Protejo es parte de la campaña Be Cruelty Free, la cual está impulsada por la organización Humane Society International, que busca legislar, a nivel mundial, para prohibir la experimentación en animales para la industria cosmética. En el caso de Chile, México y Brasil, Te Protejo está encargada de liderar dicha campaña.
“Podemos observar que el consumidor chileno está mucho más consciente de que la experimentación en animales es una realidad dentro de la industria cosmética y está mucho más empoderado en exigir políticas de producción que sean amigables con los animales. Lo vemos no sólo desde la exigencia del consumidor, también lo vemos desde el número de marcas disponibles en el país que hoy cuentan con una certificación cruelty free, para que este consumidor esté tranquilo de que el producto que está adquiriendo está libre de experimentación en animales”, comenta la encargada de comunicaciones de Te Protejo.
Sin embargo, a pesar de que esta ley, que se encuentra en el Senado a la espera de ser aprobada, ayude considerablemente y de manera directa al bienestar animal, desde la ONG indican que uno de los temas pendientes dentro de la industria es el de mejorar la cadena de valor de envasado de los productos.
Animales como sujetos de especial protección
Gracias a diversas campañas realizadas en el marco del proceso constituyente, es que los animales lograron ser reconocidos en el borrador de la nueva Constitución, iniciativa que se detalla en el Capítulo 5 de la Comisión del Medio Ambiente, específicamente en el artículo 23: “Los animales son sujetos de especial protección. El Estado los protegerá, reconociendo su sintiencia y el derecho a vivir una vida libre de maltrato. El Estado y sus organismos promoverán una educación basada en la empatía y en el respeto hacia los animales”, se puede leer en el borrador.
Gabriela Acosta, egresada de la carrera de Derecho, activista y coautora de la iniciativa popular de norma constitucional “Sujetos, No Objetos”, la cual fue una de las cuatro propuestas, relacionadas con los animales, que obtuvieron más de 15 mil firmas; argumenta que ya cambiando los estatus jurídicos de los animales, quienes hoy en día son considerados bienes muebles semovientes, se va a poder incidir en muchos espacios, especialmente relacionados con la educación.
En conjunto a la iniciativa popular de “Sujetos, No Objetos”, también se encontraban las campañas “#NoSonMuebles – Incorporación de los animales en la Constitución», “Protección de los animales: reconocimiento de la sintiencia y respeto de las culturas rurales, tribal afrodescendientes y pueblos originarios” y “Animales en la constitución”; desde donde se obtuvo la información para redactar el artículo descrito anteriormente.
“Tenemos mucho poder en el tema de la elección de productos, y no solamente en el tema de los animales, sino también en que sean lo más ecológicos posibles y que tengan el menor plástico posible. Creo que uno puede echarle la culpa al sistema en el que estamos, pero si uno no hace nada al respecto, estamos siendo parte del problema y no de la solución”, agrega Acosta.