El felino más amenazado de América reaparece en la cordillera de Santiago
Más de 100 años tuvieron que pasar para que uno de los felinos más raros y amenazados del mundo reapareciera a escasos kilómetros de la capital de Chile, un área en la que se creía extinto. Hoy nuestros colaboradores José Gerstle, Bernardo Segura, Cristian Sepúlveda y Nicolás Lagos, nos cuentan acerca de los esfuerzos que están realizando para estudiar y conocer el estado de las poblaciones del gato andino en la Región Metropolitana y los resultados que han obtenido mediante cámaras trampa.
Los registros del gato andino (Leopardus jacobita) en la Región Metropolitana se remontan al año 1870, cuando Rodulfo Armando Philippi describe al felino en una hacienda del entonces despoblado sector de la Dehesa. Luego de esto, no existen registros acerca de la especie en la región sino hasta el año 2014, cuando Nicolás Salgado logró fotografiar desde su automóvil a un individuo del esquivo felino en una de las curvas de Valle Nevado. Seis meses después, el montañista, Julian Moggia, logró avistar y luego fotografiar a la misma especie en un sector aledaño al complejo turístico El Colorado.
A partir de estos últimos registros de la especie en la Región Metropolitana, zona en la que la especie se creía extinta, el año 2016 surge una colaboración entre científicos pertenecientes a Alianza Gato Andino y Photosintesis, quienes con el apoyo de Eduardo Ergas, su fundación Ecoscience y Valle Nevado, se fijaron el ambicioso objetivo de estudiar por primera vez las poblaciones del gato andino en la cordillera de Santiago.
La tarea no ha sido nada fácil, ya que la obtención de registros del felino más amenazado de América y uno de los más raros del mundo, a escasos kilómetros de la ciudad más poblada de Chile, requiere de mucha paciencia y perseverancia. Para cumplir el objetivo, se instalaron cámaras trampa (cámaras fotográficas que se activan con el movimiento) en sectores estratégicos del área, generalmente buscando sitios con roquedales, donde usualmente habitan las vizcachas, presa predilecta del gato andino.
Extenuantes caminatas a través de elevadas pendiente han sido usualmente la única forma de acceder a estos roquedales; en otros sitios aún más alejados el apoyo de helicópteros ha sido la única opción.
Desde la primavera de 2016, se han instalado 10 cámaras trampa con la misión de detectar al felino fantasma de los Andes. Tras casi un año y medio de esfuerzo, un gato andino se mostró fugazmente frente al lente de la cámara. Al igual que la instalación, la revisión de las cámaras no fue nada fácil. Llegado el invierno el acceso a ellas se hacía prácticamente imposible. Al derretirse la nieve, el equipo de investigadores acudió al sitio sin muchas esperanzas, ya que el frío extremo usualmente agota las baterías. Para sorpresa de todos, las cámaras seguían funcionando, y sólo una de ellas logró mantener viva la esperanza.
El registro fotográfico abrió más preguntas que respuestas ¿estamos frente a una población residente que ha logrado sobrevivir a pesar de la expansión urbana o simplemente se trata de unos pocos individuos aislados? ¿Qué impacto pudo tener el desarrollo urbano y turístico en la zona? Y la más importante ¿Qué podemos hacer para asegurar la conservación del gato andino y de esta manera que las futuras generaciones puedan tener el privilegio de cohabitar con este enigmático felino? Dar respuesta a estas interrogantes son la continuación de este proyecto, del cual seguramente tendremos más noticias en el futuro.
El gato andino es sólo una de las maravillas de la biodiversidad que habita en la cordillera de Chile central, la cual es parte de los 25 hot spot o sitios más importantes para conservar a nivel mundial. Sigilosos pumas recorren sus escarpes rocosos, misteriosos anfibios endémicos habitan las frías aguas que nutren la gran capital; abejorros danzan entre las flores en primavera; lagartos únicos en el mundo funden sus cuerpos en rocas calentadas por el sol y el majestuoso cóndor, observa todo desde las alturas. Así es que, la próxima vez que visiten la cordillera, los invitamos a maravillarse y entrar en este mundo, que observamos desde la lejanía de nuestras casas y que solo depende de nosotros conservarlo y protegerlo.