El Amazonas ha estado bajo la mirada de todo el mundo en las últimas semanas. Los incendios, que ya han arrasado con casi un millón de hectáreas sólo en Bolivia, continúan afectando a países como Brasil, Bolivia y Paraguay, donde se están tomando medidas para combatir el desastre medioambiental.

En Bolivia los fuegos han amenazado la región de la Chiquitanía consumiendo el 32% del territorio de selva. La buena noticia es que el avión B747-400 SuperTanker – el mismo que ayudó a combatir los incendio forestales en Chile el año 2017- ya está realizando trabajos para contrarrestar los fuegos que han afectado a la zona, luego de que el presidente de Bolivia, Evo Morales, anunciará por su cuenta de Twitter la contratación del operativo para detener su avance. En Brasil, por su parte, el pasado viernes el presidente Jair Bolsonaro autorizó el envío de alrededor de 43.000 efectivos militares y aviones, que han estado trabajando en las reservas naturales, tierras indígenas y áreas fronterizas de la región.

Por otra parte, los líderes del G7 en la reunión de este lunes en Biarritz, acordaron una ayuda inmediata de 20 millones de dólares para apoyar a los países afectados por los incendios considerando la emergencia por la que están atravesando. La ayuda será utilizada principalmente para pagar más aviones cisterna, según especificó el presidente de Francia, Emmanuel Macron, quien además ofrecerá apoyo militar para las zonas afectadas.

©WWF
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Sin embargo, a pesar de las acciones llevadas a cabo, las críticas por la manera en que cómo se ha enfrentado la emergencia aún persisten. Según señala World Wildlife Fund en un comunicado (WWF) históricamente los incendios en la Amazonía han estado ligados a la deforestación por expansión de la actividad agropecuaria y esta ocasión no es la excepción, como se verificó con el aumento de la deforestación en el último año.
Tal como ha anunciado el Instituto de Investigación Ambiental de la Amazonía de Brasil (IPAM), los diez municipios con más focos de calor son los mismos que tienen la mayor deforestación. Un dato a destacar es que las condiciones de la estación seca este año han estado en rangos normales por lo que se ha señalado que no se puede atribuir al clima la gran cantidad de incendios experimentados con respecto a otros años.

Ante esta devastación ecológica, WWF hace un llamado a los países de la región – Brasil, Bolivia, Colombia, Perú, Ecuador, Venezuela, Guyana y Surinam- para proteger la Amazonía, combatir la deforestación y reducir los factores detrás de los incendios.

©WWF/ Juruena Expedition 2013
©WWF/ Juruena Expedition 2013

“La Amazonía juega un rol importante en la regulación climática de Sudamérica, influyendo incluso en el régimen de precipitaciones de la región. Además de afectar gravemente a la biodiversidad de la zona, los incendios que se han intensificado desde hace aproximadamente dos semanas, agudizarán la crisis climática a causa de las emisiones de carbono provenientes de la quema de materia orgánica. Las áreas dañadas serán más vulnerables a sequías, inundaciones y a otros efectos del cambio climático, por la falta de cobertura vegetal” asegura la organización a través de un comunicado.

Además, la pérdida del bosque reducirá también la capacidad de absorción de dióxido de carbono por parte de los ecosistemas. La generación y la dispersión de humo comprometen la calidad del aire de varias regiones relativamente cercanas a los incendios y aun de ciudades lejanas como Sao Paolo, en Brasil.

El impacto inmediato de los incendios en la biodiversidad, es la muerte de miles de animales y plantas que habitan estos bosques, entre ellos especies emblemáticas y de gran importancia ecológica como el jaguar, pero, además, las quemas ocasionan una pérdida de hábitat que amenaza la supervivencia de las especies.

©WWF
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Ricardo Bosshard, director de WWF Chile, manifestó su preocupación por este tema, que tiene impactos para toda la región. “Esto no es solo una tragedia para los países amazónicos, sino que para el mundo entero, y en el caso de Chile, no debemos olvidar que la Amazonía juega un tremendo rol en la regulación climática global, especialmente de Sudamérica, influyendo incluso en el régimen de precipitaciones de la región. Como país anfitrión de la próxima COP25 de cambio climático y uno de los líderes en la región sobre este tema, esperamos que Chile pueda colocar fuertemente en la agenda la urgencia de tomar medidas para robustecer las políticas contra la deforestación, así como planes para forestar y restaurar bosque nativo, temas clave para la prevención de incendios forestales y mitigación de emisiones”, señaló.

“Chile también debe sacar lecciones de esto, sobre todo en relación a la necesidad de contar con Áreas Protegidas manejadas en forma efectiva y con financiamiento adecuado y permanente, para lo cual es clave tener una institucionalidad moderna, eficiente, específica y con margen de acción y decisión, lo que esperamos pueda encarnar el Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas, proyecto que debe ser discutido en la Cámara de Diputados”, agrega.

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