En septiembre de 1968 la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) ya lo advertía: la tierra se está haciendo un lugar complicado para vivir. En su revista El Correo, la organización publicó un artículo escrito por el científico francés Michael Batisse, llamado “¿Se está haciendo inhabitable nuestro planeta?”, donde se exponían los temas tratados en la “Conferencia de la Biósfera” convocada por la UNESCO. Entre los asuntos tratados estaban la contaminación, la extinción de especies y la lucha contra la erosión.

Hoy, 50 años más tarde, el panorama no es más alentador. Un estudio publicado por la revista Nature en 2012 explica que los impactos directos de la acción humana ya han modificado casi el 50% de la superficie del planeta. El artículo, titulado “Acercándonos a un cambio de estado en la biósfera de la Tierra” y firmado por 18 científicos, afirma que ese número llegará a 55% en el año 2045, lo que traerá pérdida de productividad en los cultivos y una menor capacidad de almacenamiento de dióxido de carbono. Para prevenir esto, los expertos llegaron a dos conclusiones: se deben anticipar los cambios críticos a nivel global y entender las raíces del este cambio causado por los humanos.

Las consecuencias del impacto del hombre, ya comienzan a notarse. En 2017 por ejemplo, las inusualmente altas temperaturas durante el invierno del hemisferio Norte, provocaron importantes deshielos que afectaron al Banco Mundial de Semillas de Svalbard, en Noruega, construido para proteger la variedad vegetal de todo el planeta. Pero hay quienes señalan que estos impactos irían incluso más lejos. El periodista estadounidense David Wallace-Wells, quien entrevistó a un grupo de científicos para anticipar las consecuencias del calentamiento de la Tierra, asegura en su artículo “La Tierra inhabitable”, que algunas de las predicciones entregadas por los expertos incluían la muerte de los humanos por calor, importantes sequías que acabarán con los terrenos cultivables y la reaparición de plagas y enfermedades ya erradicadas.

Banco Mundial de Semillas ©Mari Tefre
Banco Mundial de Semillas ©Mari Tefre

Esta no es la primera vez que la Tierra se enfrenta a cambios de estado. Basta con estudiar el fin de la Era del Hielo, en el año 10.000 a.C. Según los científicos que publicaron el artículo en la revista Nature, a lo largo de la historia todos los cambios planetarios globales han requerido fuerzas de magnitud considerable. Algunas de las causas actuales mencionadas en el estudio son: la sobrepoblación humana y el consumo insostenible de recursos, la transformación del hábitat humano y el cambio climático, entre otros. Todas estas exceden en magnitud a las fuerzas del último cambio de estado de la Tierra: el paso de la Era Glacial a la Interglacial. Además, la gran diferencia radica en que actualmente las razones son causadas por la acción humana y no por causas naturales.

Pero estos cambios tendrían una raíz aún más profunda. Un estudio de la NASA realizado en 2014 explica las razones que nos llevarían a colapsar como civilización. El informe, realizado por el Goddard Space Flight Center de la NASA, postula que el cambio climático va de la mano con la desigualdad económica, que estaría llevando a la población a un consumo excesivo y a una sobreexplotación de los recursos.

Cambio en los niveles del mar ©NASA
Cambio en los niveles del mar ©NASA

¿Qué estamos haciendo a nivel mundial para evitar que estas predicciones se cumplan? En el año 2015 se dio un paso importante: la firma del Acuerdo de París, en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP21). En esa ocasión, un grupo de 195 países en donde se incluye Chile, se unieron para tomar medidas globales para frenar esta situación. El objetivo a largo plazo es mantener el aumento de la temperatura media mundial por debajo de los 2 grados Celsius, que es el límite impuesto por los científicos para poder controlar los efectos de la acción humana en el planeta.

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