Detrás de la perdiz andina: observadores vuelven a registrarla en Socoroma, en la Región de Arica y Parinacota
Al parecer, siempre estuvo ahí, solo que podría haber sido ignorada o confundida ante los ojos humanos. Hablamos de la perdiz andina, o cordillerana de Arica (Nothoprocta pentlandii) en Socoroma, en el altiplano de la Región de Arica y Parinacota, la que es una especie “rara” y “escasamente documentada en Chile”, según el sitio Aves de Chile. Desde 1948 -año en que se describió para este país- que no existía un registro visual conocido y confirmado de esta especie, siendo un misterio para observadores de aves e incluso considerada extinta en una lista de aves del país publicada en 2014. Un relato de un encuentro y una foto mal identificada en eBird como perdiz cordillerana, llevaron, entre otras cosas, a un grupo de la Red de Observadores de Aves de Chile (ROC) a Socoroma a buscarla. Y lo lograron, pudiendo identificarla y registrarla fotográficamente. Aquí, Rodrigo Barros, presidente de la ROC, quien fue parte de este grupo, nos cuenta sobre esta experiencia y apunta a que todo indica que es una especie que siempre ha estado ahí, pero que se pasó por alto por diferentes razones.
“Fue una verdadera fiesta”, recuerda Rodrigo Barros, presidente de la Red de Observadores de Aves de Chile (ROC), al recordar las emociones que sintió cuando confirmó que ante sus ojos había visto a la perdiz andina (Nothoprocta pentlandii) en Socoroma, en la Puna de Arica, sobre los 3 mil metros sobre el nivel del mar. Era parte de un equipo de 7 observadores de aves que, sucumbidos ante el misterio de la presencia de esta ave para Chile, tomaron sus binoculares y cámaras con la esperanza de verla.
Y ahí estaba. En efecto, todo parece indicar que siempre estuvo ahí. Solo faltaron ojos detallistas para encontrarla, identificarla y lograr un registro luego de 70 años.
La primera vez que se registró para Chile
En 1948 fue la primera vez que se confirmó que la perdiz andina (Nothoprocta pentlandii) habitaba en Chile, específicamente en Socoroma. En ese entonces, el naturalista y ecólogo chileno Guillermo Mann organizó una expedición con el Departamento de Biología del Instituto Pedagógico (ex Pedagógico de la Universidad de Chile) a la que invitó a Óscar Barros, tío del actual presidente de la ROC, Rodrigo Barros, quien estudiaba biología y tenía conocimientos de ornitología.
Ahí registraron para Chile la presencia de la perdiz andina, también conocida como perdiz cordillerana de Arica. En los escritos de Óscar, publicados en Investigaciones Zoológicas Chilenas en marzo de 1954, se apunta a la ella como la perdiz gritona y se atribuye a una perdiz de menor tamaño, que, según sus investigaciones, habitaba la zona templada del noroeste argentino, por el sur hasta Mendoza y las Sierras de Córdoba y Bolivia. Así, mediante su observación, se amplió la dispersión al oeste, agregándola a la lista de aves que habitan en Chile, distinguiéndola, además, por vocalizaciones muy parecidas a la perdiz chilena (Nothoprocta perdicaria).
De ahí en adelante, no hubo registros recientes de esta ave en Socoroma. Es más, en la Lista de Aves de Chile de 2014, desarrollada por Rodrigo Barros, Álvaro Jaramillo y Fabrice Schmitt se consideró extinta.
Sin embargo, faltaban un par de visitas y un ojo más minucioso para darse cuenta de que eso no era así.
La perdiz andina en Socoroma
Luego de años sin saber con certeza de su presencia en Socoroma, un relato de Rodrigo Reyes, de Birdwatching Chile y de Iván Guerra, de Arica Unlimited Tours, la identificó el 7 de marzo de 2020. Luego, en agosto de 2021 un equipo de la ROC no solo la volvió a identificar, sino que también logró registros fotográficos de esta especie.
“Fuimos a Socoroma a probar suerte si veíamos esta ave, llegamos en la tarde, caminamos y la pudimos ver. Fueron dos ejemplares. Le preguntamos a los lugareños si era común verlas y nos dijeron que sí, que eran muy regulares. Pero también en esa zona está la perdiz cordillerana (Nothoprocta ornata) y es muy fácil confundirlas”, explica Rodrigo Barros, quien formó parte de la expedición.
La perdiz cordillerana es más grande. Según la describe Rodrigo, tiene un dorso barrado con marcas pálidas horizontales, pecho gris sin puntos blancos. Canta muy distinto a la andina. Esta última, en cambio, es más pequeña, tiene el dorso estriado con líneas blancas verticales, pecho gris con puntos blanco. Su canto es muy parecido al de la perdiz chilena (N. perdicaria). Además, su presencia ahí es totalmente coherente con la distribución de esta especie, por el borde de la cordillera desde el Ecuador, el sur de Perú, Bolivia y Argentina (mapa Ebird).
“Con este descubrimiento de agosto, otros observadores han subido y la ven con regularidad. Todo indica que esta especie se pasó por alto por más de 70 años en este lugar”, afirma Rodrigo.
Al respecto, la incertidumbre que existía con respecto a la presencia de esta especie, para Rodrigo, se relacionaría con la falta de observación con detención y que también este es un lugar menos visitado: “Aunque está en la ruta habitual de los observadores de aves, siempre se privilegia Putre. Pero también cuando uno va, hay qué detalles mirar, escuchar y buscar”.
Sin embargo, sigue siendo difícil de identificar de buenas a primeras. “Fue raro el descubrimiento y rápido. Íbamos caminando, voló la perdiz y los 7 que estábamos ahí miramos con binoculares. Para algunos fue evidente, para otros quedó la duda. Mandamos la foto inmediatamente a los especialistas y aún así, tuvimos versiones encontradas. Estuvimos 2 o 3 días con la incertidumbre y la discusión dentro del mismo equipo. Luego, fuimos a Putre, vimos la perdiz cordillerana -que es más grande y tiene un plumaje distinto- y evidentemente son dos especies distintas”.
Así, finaliza: “es un regalo poder develar un misterio en la ornitología chilena. Es un poco lo que hay detrás de estos pajareros que andan mirando aves, a veces están estos regalos. Probablemente mañana sea una anécdota, pero en el momento es un gran descubrimiento”.