Cuando el turismo se une a la conservación para salvar a una especie: gorilas de Ruanda y pumas en Chile
Han sido portada de destacadas revistas y protagonistas de documentales. La mayor visibilidad del caso de los gorilas de montaña en Ruanda, una especie amenazada, ha generado un creciente interés por conocer a estos animales de cerca. ¿De qué forma el turismo ha ayudado a proteger a esta especie y cómo este caso ha inspirado a otros? Descúbrelo aquí.
El Parque Nacional Virunga o de los Volcanes es el más antiguo de África. Ubicado en el norte de Ruanda y con una superficie de 160 km², se creó en 1925 con la intención de proteger a los gorilas de montaña, una especie que enfrentaba el peligro de extinción debido a la caza ilegal.
En un comienzo cubría una superficie mucho menor y estaba delimitado por tres volcanes: Karisimbi (Ruanda), Mikeno (ubicado en lo que es hoy la República Democrática del Congo) y Visoke (en el límite entre Ruanda y República Democrática del Congo). Actualmente comprende a cinco de los ocho volcanes de las Montañas Virunga.
©Natphoto
El gorila de montaña (Gorilla beringei beringei) es una de las dos subespecies de gorila oriental que existen, un mamífero catalogado como en peligro de extinción por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN por sus siglas en inglés). Actualmente son solo dos los sitios en donde habitan los gorilas de montaña: un área de 330 km2 en el Parque Nacional de la Selva Impenetrable de Bwindi, en Uganda, y en la región de los Volcanes Virunga, un área de 440 km2 entre el Parque Nacional Mgahinga Gorilla en Uganda, el Parque Nacional de los Volcanes en Ruanda, y el Parque Nacional Virunga en la República Democrática del Congo, conformando dos poblaciones aisladas de individuos, lo que aumenta su vulnerabilidad.
Los gorilas de montaña han enfrentado una disminución significativa de sus poblaciones en los últimos 20 a 30 años, y entre las principales amenazas que enfrentan se encuentran la caza furtiva y la degradación de su hábitat debido a actividades como la minería y la agricultura. Su futuro es poco auspicioso: se estima que las poblaciones seguirán reduciéndose debido al aumento creciente de la densidad poblacional humana en el sector, que demanda tierras para subsistir (es una de las mayores densidades humanas en África) y a la inestabilidad política en el sector. Actualmente se cree que las dos subpoblaciones aisladas de gorilas de montaña no superan los 680 individuos.
Gorilas de montaña y el turismo
A pesar de que una de las estrategias claves para la conservación de las dos subpoblaciones de los gorilas de montaña es el turismo, existe preocupación en cuanto al riesgo de transmisión de enfermedades y de perturbación a los ejemplares, riesgos que, de confirmarse, pueden poner en jaque la continuidad de estos programas. Se ha comprobado hasta el momento que enfermedades respiratorias virales de origen humano causan una alta tasa de mortalidad en chimpancés, efecto que todavía no se ha podido documentar en gorilas.
Sin embargo, sí se ha podido establecer que aquellos gorilas de montaña que han sido visitados por investigadores y turistas, han tenido un mejor resultado que aquellos que no lo han sido. Esto debido al nivel de protección que se les brinda a los territorios y a los grupos que se concentran en áreas turísticas, ya que que son monitoreados diariamente.
Los gorilas de montaña y la fama
Los gorilas de montaña han sido portada en revistas como National Geographic, se han publicado libros sobre ellos, estrenado películas y hasta una serie de Netflix los tiene como protagonistas. Y al buscar al responsable de su mediatización es que se aparece Dian Fossey como una de las principales forjadoras de la fama de los gorilas de montaña.
Nacida en San Francisco, California (EE.UU) en 1932, no tuvo relación profesional con los animales hasta muchos años después. Se graduó y ejerció como terapeuta ocupacional en distintas ciudades de Estados Unidos, hasta que en 1963 decidió cumplir su sueño: viajar a África. Ahí conoció al Dr. Louis Leakey, un paleoantropólogo que le comentó sobre la importancia de hacer estudios de largo plazo en grandes simios para poder entender la evolución en los humanos y quien le había sugerido a Jane Goodall, tres años antes, trabajar con chimpancés por esta misma razón. Fossey aceptó el desafío aunque en ese entonces no tenía conocimientos sobre el tema, y así fue como comenzó su relación con los gorilas de montaña.
Dedicada totalmente al trabajo con estos mamíferos, empezó poco a poco a tener reconocimiento y a conseguir apoyo de diferentes instituciones. En 1966 Fossey ganó fondos y el apoyo de la National Geographic Society y la Wilkie Brother´s Foundation para un programa de investigación en lo que hoy es el Congo. En 1967 fundó Karisoke Research Center en el Parque Nacional Los Volcanes, en Ruanda.
Vivió por muchos años en su campamento base en las montañas y sus observaciones y estudio sobre la especie brindaron nueva y valiosa información para la comunidad científica. Además, su dedicación le permitió ganarse la confianza de los animales, quienes se lo demostraban a través de distintas acciones. Fossey desarrolló una relación muy cercana con una cría macho que bautizó como Digit; sin embargo, su relación tuvo un final trágico cuando en 1977 cazadores furtivos atacaron y mataron al gorila. Poco tiempo después, y luego de haber escrito en distintos medios lo sucedido, decidió fundar “Digit Fund” para ayudar a recaudar dinero para proteger a los gorilas.
En 1983 Fossey publicó “Gorilas en la niebla”, que cuenta su vida y trabajo en Karisoke y, debido a su éxito, es que en 1988 se estrenó una película basada en el libro, que contribuyó a visibilizar su causa y recaudar fondos.
En 1985 Dian Fossey fue asesinada en su cabaña en Karisoke y se decidió cambiar el nombre de “Digit Fund” por el de “Dian Fossey Gorilla Fund International”, organización dedicada a la conservación y protección de los gorilas y su hábitat en África.
“Gracias a muchos años de lucha para la protección de la especie, hoy todo está organizado en torno a estos magníficos animales, donde el turismo de avistamiento lleva a que toda la comunidad participe en dicha actividad. Todos los días hay una visita a las familias de gorilas, donde siempre hay un científico y un rastreador local presente. Ellos permanecen el día completo con ellos para asegurar su protección de cazadores furtivos. Durante ese día, se permite solo por una hora, la presencia de turistas. Estos turistas, de manera simbólica, deben contratar a un porteador local para que trasladen sus pertenencias durante el trekking. Y así, durante los 365 días del año», comenta Rodrigo Moraga, quien ha participado en los safaris del Parque Nacional Los Volcanes, en Ruanda, como guía fotográfico para avistar los gorilas de montaña .
El caso del puma
Tomando en cuenta el caso de Ruanda y su turismo de avistamiento que, como consecuencia, ha generado que las poblaciones de gorilas de montaña se encuentren más protegidos de la amenaza de cazadores furtivos, es que un grupo un grupo de operadores locales de fotosafari se unieron para crear en 2015 Avistar, una organización que promueve el turismo responsable de avistamiento de fauna, entre ellos de pumas, en una estancia en las cercanías del Parque Nacional Torres del Paine.
«Esta misma idea (de Ruanda) se está replicando en las Torres del Paine para el avistamiento de Pumas. En la actualidad estamos trabajando junto a un estanciero para poder rastrear a este magnífico felino, logrando con esto detener la caza ilegal en sus tierras y por otro lado, la posibilidad de observar al puma en su medio natural”, asegura Rodrigo Moraga, fotógrafo guía en Natphoto.
En el sur de Chile el puma es el enemigo de muchos. La baja densidad poblacional y hasta la ausencia de sus presas naturales, junto a la presión antrópica, entre otras causas, han hecho que este felino sea considerado como una amenaza para aquellos que tienen animales domésticos como aves de corral y ovinos, animales de los cuales el puma se alimenta.
Es por ellos que a través de la iniciativa Avistar, esperan revertir la caza de este animal y generar un cambio cultural en donde los habitantes del sector se den cuenta que el turismo puede ser más fuerte en términos económicos que eliminar a este felino nativo.
Referencias
Robbins, M. & Williamson, L. 2008. Gorilla beringei. The IUCN Red List of Threatened Species 2008: e.T39994A10289921. http://dx.doi.org/10.2305/IUCN.UK.2008.RLTS.T39994A10289921.en. Consultado el 25 de julio de 2016.