Conviértete en naturalista urbano: aprende sobre aves, bichos y plantas desde tu patio y ventana
No es necesario emprender largos viajes a parques nacionales para aprender sobre la naturaleza. Aunque las ciudades son espacios intervenidos por el humano, las aves, insectos o plantas forman parte de la biodiversidad urbana que resiste y se adapta. Nos encontramos confinados y en otoño, época en la que muchas especies permanecen más inactivas o «ausentes», pero aún así podemos liberar al naturalista que llevamos dentro, sacándole partido a nuestro patio o balcón durante esta cuarentena. Puedes construir tu propia casa anidera para chercanes, crear tu diario de campo con observaciones, utilizar aplicaciones con tu teléfono móvil para identificar aves o plantas, y observar a tus diminutos vecinos bichos en los maceteros. ¡No te pierdas estas entretenidas actividades!
Sabemos que la urbanización ha generado una considerable pérdida de biodiversidad a escala local y global, pero la naturaleza continúa abriéndose paso en la ciudad. En ocasiones las especies introducidas prosperan en los ambientes altamente intervenidos por el ser humano, pero también es posible encontrar animales y plantas nativos que resisten y se adaptan a las nuevas condiciones.
Si bien ahora nos encontramos en periodo de cuarentena por la pandemia de coronavirus, no siempre es necesario emprender largos viajes a parques nacionales para aprender sobre las demás especies. En ese sentido, hay muchas maneras de transformar nuestros jardines, balcones y casas en un espacio que dé a luz a el o la naturalista que llevamos dentro.
Por este motivo, te presentamos hoy en Ladera Sur una sencilla guía inicial para que te aproximes a la biodiversidad urbana que habita junto a nosotros. Para tal fin te presentamos a algunas especies, recomendamos algunas acciones para favorecer la presencia de más naturaleza, y sugerimos algunas actividades para aprender de forma individual o en familia.
¡Anímate y comparte tus actividades con nosotros!
Los plumíferos que viven en la ciudad
Es muy probable que cuando alguien hable de aves en la ciudad, la primera imagen que irrumpe en la mente es la clásica paloma, una especie exótica muy cosmopolita que se ha adaptado con éxito a los ambientes intervenidos por el humano. No obstante, también hay aves nativas que habitan en las urbes junto a nosotros que han logrado adaptarse.
De ellas, “el zorzal y la tórtola son los más comunes. Después de eso viene el chincol y otros de menor tamaño que son más difíciles de ver, como el chercán y el cachudito. En esta época también está llegando el picaflor y la viudita, que vienen en invierno a la zona central. De hecho, ya hay registros de su llegada en Santiago”, cuenta a Ladera Sur César Muñoz, miembro de la Red de Observadores de Aves y Vida Silvestre de Chile (ROC).
Otra especie que de seguro has visto es el tiuque. “Normalmente no se ve en los patios, pero sí sobrevolando o planeando. A veces también bajan a carroñear en la basura”, agrega.
¡Conoce a algunas de las aves nativas más comunes a continuación!
Zorzal (Turdus falcklandii)
Esta ave mide entre 23 y 27 cm, y se distribuye entre la Región de Antofagasta y la Región de Magallanes. Presenta una coloración negra en la parte superior de la cabeza y auriculares. Sus alas y cola son de color negro, mientras que el pico y las patas son de un amarillo intenso. Es muy común verlo en jardines y áreas verdes donde busca lombrices o insectos.
Tórtola (Zenaida auriculata)
Mide entre 22 y 28 cm, y vive entre la Región de Arica y Parinacota y la Región de Magallanes. Su plumaje es de un gris pardoso, presentando matices más claros en la zona de la corona y nuca. La cola es de un color gris pardo oscuro con tintes negros, con un ribete blanco. También es muy fácil de avistar en parques y jardines, donde merodea en busca de semillas.
Chincol (Zonotrichia capensis)
Es muy probable que lo hayas escuchado llamando a su tío Agustín. El chincol mide entre 12 y 15 cm, y se caracteriza por su cabeza gris con líneas negras a cada costado. En el caso del macho, posee un copete o plumas levantadas en la cabeza. También presenta una mancha anaranjada que rodea gran parte de su cuello, como si fuera una bufanda. En nuestro país habita entre la Región de Arica y Parinacota y la Región de Magallanes.
Chercán (Troglodytes aedon)
Ave muy pequeña que mide entre 11 y 13 cm. Su plumaje es de color pardo con el pecho y abdomen más claro. Su cola presenta tonos rojizos y suele estar levantada. Vive entre la Región de Atacama y la Región de Magallanes. Muchas veces brinca entre medio de las ramas, pero su rapidez y pequeño tamaño dificulta su observación.
¿Cómo fomentar una mayor presencia de aves en casa?
Aunque no estamos en época de flores, tener una amplia diversidad de plantas atrae más a las aves, en especial si proporcionan distintas “estructuras”, por ejemplo, árboles, enredaderas, arbustos y plantas de menor tamaño. La idea es no tener jardines que, en palabras de Muñoz, se asemejen a un “patio inglés”, con todo podado o ‘cuadrado”, o a una “cancha de golf”, donde solo hay pasto a nivel del suelo y árboles grandes en la parte superior, sin tener vegetación intermedia.
“Las aves usan los hábitats, independiente si se trata de un gomero o ligustrina. Si hay enredaderas, les gusta porque puede haber algún fruto o bicho. A los chercanes y chincoles les gustan los arbustos porque les dan más protección. Lo ideal es que no tengamos solo pasto y árboles. Por ejemplo, las hiedras de muro tienen frutos en esta época, y uno siempre las poda para tenerlas cortas, pero sería bueno dejar que se desordenen un poco, y si tienen flores dejar algunas ramas para que queden algunos frutos. Así puedes diversificar tu patio o jardín, atraer bichos y, con ello, aves”.
A los picaflores, por ejemplo, les gustan las plantas con flores rojas, como los aloes introducidos, y especies nativas como la fucsia, ñipa, chupa chupa y quintral. Esta última es una planta parásita cuyas flores constituyen un buen alimento para los picaflores en invierno. El miembro de la ROC cuenta que “si tienes un árbol con quintral, podrías sacarlo pero no entero, sino dejar algunas ramitas”.
Otro aspecto importante para promover la convivencia con las aves urbanas es la tenencia responsable de animales de compañía como perros y gatos, para evitar que depreden o acosen a estos plumíferos.
Al respecto, Silvia Lazzarino, co-fundadora de Phyta Lab y miembro de Casas Anideras, un programa del Instituto de Ecología y Biodiversidad (IEB) y de la Municipalidad de Providencia, señala que es importante “evitar que nuestras mascotas molesten a las aves y otros animales». Para ello recomienda que estén bien supervisadas, así como vacunadas, desparasitadas y esterilizadas.
Además, Lazzarino agrega que se pueden instalar perchas en los patios para que las aves se posen, y destaca la relevancia de los troncos y árboles viejos en la ciudad, los cuales favorecen la presencia de invertebrados (insectos, gusanos, etc.), materia orgánica y sitios de nidificación para aves que anidan en cavidades. También sugiere poner calcomanías o papelitos pequeños en las ventanas para evitar que las aves choquen con los vidrios.
Actividad: ¡A pajarear y construir casas anideras!
Ya sea desde tu ventana, balcón o patio, encuentra un rincón tranquilo y cómodo. Destina al menos 10 minutos para observar y escuchar a las aves del entorno. El horario más conveniente para el avistamiento de aves es desde el amanecer hasta las 11 de la mañana, aproximadamente, y en el atardecer.
Si tienes binoculares, aprovéchalos para conocer a las aves con mayor detalle, aunque Muñoz destaca que “una de las cosas más importantes si quieres conocer a los pájaros es aprender sus vocalizaciones, porque sobre todo en Santiago, hay mucho edificio que hace difícil verlos, entonces, es más fácil identificarlos a través de los sonidos”.
Muñoz cuenta que “los pájaros siempre tienen su peak de actividad en la mañana, desde las 7 hasta las 11 de la mañana aproximadamente, y luego al atardecer, que es cuando se van a guardar, se mueven a los árboles donde van a dormir, etc. Podemos aprovechar que algunos lugares están más silenciosos por la cuarentena”.
Actualmente, puedes adquirir distintas guías de campo de aves que cuentan con fotos, ilustraciones e información de interés sobre estos animales. Sin embargo, también puedes utilizar aplicaciones para subir fotografías de estos plumíferos y registrar su presencia en determinadas zonas, o para buscar alguna especie cuya identidad no conoces.
Una herramienta sencilla de identificación es Merlín, una aplicación gratuita del Laboratorio de Ornitología de Cornell para iOS y Android, que se basa en los cientos de avistamientos de observadores de aves, quienes comparten sus datos y fotos en el proyecto de ciencia ciudadana eBird. De esa manera, Merlín puede predecir la especie de ave que fotografiaste a través de la ubicación, hora, apariencia y comportamiento, y te muestra imágenes que podrían corresponder al animal que has visto. Para descargarla en tu celular, búscala en tu tienda de aplicaciones como “Merlín Bird ID”.
“La gracia que tiene es que es una aplicación para identificar aves, donde uno puede subir una foto y te dice según el lugar y otros datos, qué pájaro podría ser. Puedes descargar una guía por zona, para tenerlo a mano en el celular. Además, viene con los cantos. Hay que tener espacio en el celular, pero es súper buena herramienta”, asegura Muñoz.
También puedes ocupar la misma plataforma de eBird, una base de datos global de aves utilizada por cientos de miles de observadores de todo el mundo, y que posee más de 400 millones de registros a nivel internacional.
Asimismo, hay iniciativas nacionales como BuscAves, un portal web y aplicación móvil para la identificación de aves nativas del país.
Pero si quieres entrenar el oído, una buena alternativa para aprender las vocalizaciones de las distintas especies es Xeno-Canto, una iniciativa de ciencia ciudadana en la que voluntarios graban y suben audios de cantos y llamadas de aves de todo el mundo, incluidas las chilenas.
Considerando las opciones disponibles, las personas pueden aprovechar su estadía en casa para explorar la aplicación que más le acomode y subir sus propios registros. Ya sean grandes y chicos, «podrían tomar como una misión la identificación de pájaros para ayudar a generar un mapa de especies en Santiago, registrando dónde están, entre otras cosas”, propone el miembro de la ROC.
Por otro lado, si quieres “darle un ala de ayuda” a algunas aves urbanas, puedes construir casas anideras para chercanes, golondrinas, rayaditos y tijerales. Estas especies son nidificadores secundarios, es decir, para reproducirse dependen de las cavidades naturales que suelen tener árboles más viejos, los cuales escasean en la ciudad porque son generalmente talados.
Aunque ahora no nos encontramos en época reproductiva para aves, puedes armar e instalar una caja nido para cuando comience la primavera a fines de agosto o inicios de septiembre.
Para ello, el programa Casas Anideras del IEB y Municipalidad de Providencia pone a disposición un instructivo para armar tu propia casa anidera, así como un folleto que puedes descargar aquí para conocer más sobre las aves que habitan en la ciudad junto a nosotros.
Vecino bicho, el increíble
No podemos olvidarnos de nuestros vecinos más diminutos: los bichos, término con el que aludiremos a animales invertebrados que habitan junto a nosotros, como insectos, arácnidos y crustáceos…porque sí, ¡no solo en el mar hay crustáceos!
Aunque en esta fecha están más inactivos, todavía es posible observar y aprender durante esta cuarentena sobre algunos bichos presentes en nuestro entorno.
Constanza Schapheer, entomóloga del Laboratorio de Sistemática y Evolución de Plantas de la Universidad de Chile, cuenta a Ladera Sur que “podemos ver algunas especies voladoras como moscas y abejas que llegan a las flores que van quedando. Por ejemplo, la abeja carpintera Xylocopa augusti o la mosca abeja Eristalis tenax, ambas introducidas. Sucede que la entomofauna nativa en su mayoría es menos activa entrando el invierno”.
También puedes observar en sitios urbanos a organismos como los sarcofágidos y califóridos. Pensaríamos que se tratan de moscas comunes, aunque en realidad se conocen como «moscardas de la carne» porque las larvas se desarrollan en la carroña y estiércol, lo que cambia cuando alcanzan su etapa adulta, instancia en la que polinizan ciertas flores.
En tanto, es posible que en sectores menos intervenidos por el humano se observe mayor diversidad de insectos, “como por ejemplo algunas abejas nativas, tales como Megachile preparando el nido para su progenie, llevando pedacitos de hojas”, añade la investigadora.
Otros de los organismos fáciles de ver en los jardines, e incluso en maceteros, son los chanchitos blancos o pseudococcidos. Schapheer cuenta que “si bien son prácticamente inmóviles, tienen una interacción mutualista con las hormigas (habitualmente la hormiga argentina), que es muy entretenida de ver donde estas los ‘cuidan’ y consumen las secreciones azucaradas que los chanchitos producen”.
Una buena opción es mirar a la tierra.
“Un mundo increíble es el suelo (tierra) tanto de los maceteros como de los patios y jardines, a simple vista podemos encontrar algunos mesoinvertebrados como chanchitos de tierra, aunque sean tan comunes, si uno tiene la posibilidad de observarlos bajo una lupa son hermosos. Estos invertebrados son crustáceos y todavía conservan algunas características de sus antepasados acuáticos, hacia la parte posterior en vista ventral tienen unas láminas que nos recuerdan a branquias por donde respiran”.
¿Cómo mantener una buena convivencia?
Gran parte de la población suele ver a estos pequeños invertebrados como habitantes indeseados. Sin embargo, el llamado es a conocerlos, valorarlos y favorecer hábitats para este tipo de animales nativos, los cuales cumplen roles fundamentales en la naturaleza.
La entomóloga sostiene que “siempre la recomendación es mantener la diversidad de plantas de preferencia nativas. Estas son hábitats y alimento para muchas especies. Reducir al mínimo el uso de plaguicidas sintéticos, dentro y fuera de la casa. Otro punto importante es aprender a coexistir con los invertebrados, en su mayoría son más bien inocuos tanto para nosotros como para nuestras plantas de jardín”.
Actividad: ¡Prepara tu lupa y aguza la vista!
Es importante destacar que estamos observando seres vivos, por lo que “debemos procurar que nuestra intervención sea respetuosa. Para el caso de los insectos voladores hay que mantener una distancia prudente para que se acerquen, más menos metro y medio e intentar no darles sombra porque se asustan y se arrancan”, recomienda Schapheer.
En cuanto a los invertebrados que habitan en el suelo, debemos devolverlos a sus lugares una vez que los hayamos observado, ya que ellos participan en procesos fundamentales para los ecosistemas como el ciclaje de nutrientes, que permite que nuestras plantas estén sanas. La entomóloga agrega que “debemos entender que hasta un macetero en un departamento es un microcosmos con sus dinámicas y comunidades”.
Si dispones de una lupa más o menos potente (sobre 20x), puedes buscar ácaros y colémbolos. Estos últimos están emparentados con los insectos, pero constituyen un grupo más antiguo y están presentes en todos lados del mundo, en diversos tipos de hábitats. «A pesar de lo interesantes que son, han sido poco investigados en Chile», señala Schapheer.
Además, la científica añade que, si tienes un acuario en casa y una lupa USB que se instala en el computador, “una actividad que, en lo personal me encanta hacer, es observar a los protistas o protozoos. Basta con acercar la lupa al fondo del acuario y, con un poco de paciencia, uno comienza a ver cositas medias translúcidas moviéndose. Son una forma muy simple y antigua de vida, muy similares a nuestros primeros ancestros”.
Otra actividad que recomienda la entomóloga, en caso de contar con material adecuado, es construir terrarios para observar de cerca las conductas de alimentación de especies como los chanchitos de tierra.
“Si lo hacemos debemos procurar mantener la humedad ya que dependen de esta. Una actividad interesante para hacer con los niños puede ser experimentar con diferentes tipos de dieta, diferentes vegetales, por ejemplo, y poner a los chanchitos a elegir para ver cuál es su preferencia. Esto es una metodología que se utiliza en ciencia para evaluar preferencia alimentaria y se llama ‘test de cafetería’”.
Verde que te quiero verde
Las plantas constituyen el corazón de cualquier patio, balcón y jardín.
Si bien en gran parte de la capital – y en sus viviendas – predominan especies exóticas, es importante recordar que Santiago se encuentra en el ecosistema mediterráneo de Chile central, cuya vegetación está adaptada a un clima de prolongada sequía durante el verano y lluvias concentradas principalmente en invierno. En general, las hojas del bosque mediterráneo o esclerófilo no se caen durante el otoño, y aún es posible hallar en plazas, parques y jardines algunas plantas nativas como el maitén, quillay, peumo, patagua, pimiento, espino, molle, quebracho y ñipa.
“Para resistir estas condiciones las plantas han desarrollado varias estrategias: la mayoría tiene hojas pequeñas, duras, persistentes y en algunos casos aromáticas, más conocidas como plantas del bosque esclerófilo (esclero=duro, filo=hoja). Al ser pequeñas pierden menos agua por evapotranspiración y son capaces de resistir la falta de hidratación. Su dureza les sirve para resistir el ataque de insectos y otros animales. Otras plantas muy abundantes en Chile central, las geófitas, tienen bulbos que almacenan nutrientes bajo tierra y esperan la primavera para florecer y fructificar en todo su esplendor”, cuenta Lazzarino, quien además es bióloga e ilustradora científica.
Lazzarino asegura que “algunas como el peumo y el boldo, tienen además un aroma delicioso y pueden ser usadas con muchos fines medicinales. Sus flores son discretas pero llenas de detalles preciosos, como las flores del quillay que tienen forma de estrella y atraen a miles de insectos. No por nada es famosa la miel de quillay. Algunos de sus frutos son secos y son dispersados por el viento, como el del quillay, otros son carnosos y consumidos por algunos animales, como el del peumo”.
¡Identifica a tres especies nativas comunes en Santiago!
Peumo (Cryptocarya alba)
Es un árbol endémico de Chile, es decir, solo se encuentra en nuestro país. Puede medir entre 15 y 20 metros, y se caracteriza por sus hojas pequeñas y duras con borde ondulado. La cara superior de la hoja (haz) es verde oscuro brillante y lustroso, mientras que la cara inferior de la hoja (envés) es de un blanquecino opaco. Prueba cortar una hoja y molerla con tu mano para sentir su aroma. Sus flores son pequeñas y de un color amarillo verdoso, y están organizadas en racimos. Su fruto es una baya roja brillante.
Quillay (Quillaja saponaria)
Este árbol también es endémico del país, puede alcanzar los 15 metros y presenta hojas pequeñas, duras y con borde casi entero con algunos dientes, de un verde claro brillante. Sus flores de cinco pétalos son blancas verdosas, con forma de estrella. Su fruto es una cápsula estrellada que en su interior tiene pequeñas semillas aladas que son dispersadas por el viento.
Maitén (Maytenus boaria)
Puede llegar hasta los 20 metros, sus hojas son muy pequeñas con un borde aserrado fino organizadas en ramas colgantes, muy delicadas. Sus flores diminutas crecen muy pegadas a las ramas, y son visitadas por muchos insectos durante la primavera. Los frutos son pequeñas cápsulas rojizas.
Por otro lado, están las especies exóticas como el jacarandá, magnolio, plátano oriental, tulipero, liquidambar, araucaria brasilera, ciruelo, acacio y arce.
“Respecto a las plantas exóticas introducidas que vemos en Santiago, muchas pueden alcanzar grandes tamaños. Algunas, comunes en calles y parques, como los liquidambar y plátanos orientales tienen grandes hojas que tiñen la ciudad de rojo, amarillo y anaranjado durante el otoño y que luego pierden por completo durante el invierno, dejando a los árboles desnudos”, señala Lazzarino.
¿Cómo darle más espacio a la flora urbana?
Para Lazzarino, lo primero es organizar nuestros jardines, parques y balcones con estratos de vegetación de diversas alturas y densidades, con el fin de proveer refugios y sitios de nidificación para aves, insectos y otros animales.
“Recuerda, mientras más diversidad de vida habite en un lugar más saludable y resiliente será el sistema. En el caso de las plantas, es importante considerar que con el cambio climático es muy probable que Santiago se vuelva cada vez más árido, así que la recomendación es utilizar plantas nativas locales con muy bajo requerimiento hídrico”, señala.
La ilustradora agrega que lo óptimo es evitar el uso de pesticidas en nuestras plantas ya que pueden ser muy dañinos para el resto de la biodiversidad y para nosotros también. “Hay varios métodos caseros que son muy efectivos, lo importante es estar atentas y atentos y no actuar cuando ya las plantas están invadidas”.
Además, otra buena acción sería plantar especies nativas locales que atraigan a polinizadores como picaflores, mariposas, moscas y abejas.
Lazzarino afirma que “en general las plantas de flores rojas y tubulares como la fucsia, ñipa y chupa chupa, son muy atractivas para los picaflores y flores como corcolenes y alcaparras con sus flores amarillas atraen mariposas. Las flores del quillay y el corontillo con su abundante néctar atraen a muchos insectos diferentes. Así también, se ha estudiado que la chupalla (Eryngium paniculatum), la escabiosa (Erigeron luxurians), y el incienso de campo (Flourensia thurifera), atraen gran cantidad de insectos benéficos en general, ya sean polinizadores y controladores biológicos de plagas”.
Actividad: ¡Crea tu propio diario de campo!
Una buena forma es conectarse con la naturaleza en esta cuarentena es hacer un diario de campo con nuestras observaciones y hallazgos. Solo necesitas un cuaderno, lápices y tu poder de observación.
“Un diario de campo es un cuaderno personal, subjetivo e interpretativo que nos permite registrar de forma libre nuestras exploraciones. Es un recreo de las pantallas, un momento para concentrarse en las propias emociones e ideas, de estar atentas y atentos a cómo reaccionamos, a qué nos llama la atención y qué es importante de registrar y recordar. Puede contener dibujos, texto y elementos pegados. También se puede hacer en familia. Yo estoy haciendo uno con mi sobrina en estos días, le pusimos ‘Aventuras en cuarentena’ y entre las dos hemos ido registrando con dibujos y texto nuestros hallazgos”, relata Lazzarino.
Para comenzar con el diario de campo, es relevante que cada día destines un rato para hacerlo, sentándote en algún lugar cómodo y seguro, para posteriormente elegir un aspecto a observar que invoque tu atención.
“Puede ser cualquier cosa, las hojas de un árbol que te guste, una plantita de tu casa, el sonido de las aves que escuchas o los insectos que han entrado por tu ventana. Un buen ejercicio es probar a observar el mismo elemento por varios días y registrar los cambios que vas viendo. ¿Será que todos los días lo ves igual? ¿o descubres cosas nuevas a diario? Cada día irás agudizando tu observación y descubrirás cosas que ni te imaginas”, expresa Lazzarino, quien recomienda preguntas guía que ayudarán a profundizar la observación como “me doy cuenta de”, “me pregunto qué” o “me recuerda a”.
¿Quieres aprender más sobre flora?
Revisa páginas como Chile Bosque, un proyecto colaborativo que presenta fichas de información y fotografías de árboles, arbustos, hierbas, cactus, orquídeas, enredaderas, epífitas, plantas parásitas, helechos, musgos, líquenes y hongos presentes a lo largo del territorio nacional.
Puedes utilizar también iNaturalist, una de las herramientas más populares sobre naturaleza que reúne a más de 400 mil científicos y naturalistas de todo el mundo. A través de su plataforma web y aplicación para teléfono móvil, puedes identificar a las plantas y animales que encuentras a tu alrededor. Para participar debes registrarte y compartir tus fotos y observaciones, creando datos que ayudarán también a la investigación.