Calles y casas completamente anegadas. Cientos de personas despojadas de sus hogares, perdiéndolo todo en el proceso, desde su ropa, hasta sus camas y muebles. Esa fue la realidad de diversas familias de Quilicura luego de la ola de frío que azotó a nuestro país recientemente, con lluvias intensas, nevadas y bajas temperaturas.

De las comunas de la Región Metropolitana, Quilicura fue la que se vio mayormente afectada. La explicación para esto es sencilla. La respuesta se encuentra en los humedales.

En el pasado, alrededor de 1863, la zona, que actualmente está repleta de construcciones, se encontraba cubierta por una gran laguna. Mismo lugar que hoy es uno de los más bajos de Santiago. Sin embargo, con el paso de los años y debido a la expansión urbana, esta laguna fue perdiendo terreno, siendo algunos humedales los únicos vestigios de lo que alguna vez fue.

Lamentablemente, incluso estos no se libraron del fenómeno ligado con las inmobiliarias, siendo rellenados cada vez más para poder construir sobre ellos o en sus cercanías.

En esta línea, debemos recordar que en Quilicura se encuentra el segundo humedal urbano más grande del país, el que contempla 468 hectáreas y cinco sectores. Pese a esto, la decisión de proteger el humedal fue judicializada por empresas inmobiliarias que buscaban construir en el sector, las que lograron su cometido en 2022. En la actualidad, el humedal se encuentra sin el reconocimiento oficial.

Ahora la naturaleza parece estar reclamando aquellos territorios que le fueron arrebatados. Las lluvias dejaron en evidencia la vulnerabilidad de las casas construidas en esta zona inundable, así como el enorme impacto de esta problemática en la calidad de vida, tanto de las personas como de los habitantes naturales del sector.

Inundaciones en Quilicura. Créditos: Gestión Ambiental y Municipalidad de Quilicura.
Inundaciones en Quilicura. Créditos: Gestión Ambiental y Municipalidad de Quilicura.

Esto se debe a que los humedales cumplen con un rol ecológico de retención e infiltración de aguas lluvia. Se encargan de regular las crecidas a través de la captura del agua, la que es filtrada por los sedimentos y la vegetación. Este proceso ha sido alterado a raíz de la construcción desmedida.

«Los humedales básicamente son ecosistemas que están inundados de manera permanente o temporal. Mitigan temáticas como inundaciones o sequías, también sirven para filtrar contaminantes, además, son hábitats importantes para ciertas especies de flora y fauna. También, con el tema del cambio climático, permiten la absorción de carbono, y eso facilita que se produzca un menor impacto en la capa de ozono», explica Msc. Paulina Ponce-Philimon, Geógrafa del Instituto de Políticas Públicas Universidad Católica del Norte.

Estero Tongoy. Créditos: Ministerio del Medio Ambiente.
Estero Tongoy. Créditos: Ministerio del Medio Ambiente.

Los humedales en Chile

Los humedales son sistemas ecológicos fundamentales para la vida humana y la diversidad biológica, ya que ofrecen una amplia gama de servicios ecosistémicos esenciales, tales como: el suministro de agua dulce, la regulación de inundaciones, la conservación de la biodiversidad, así como la captura de carbono. Por todo lo anterior, su preservación es crucial para promover un desarrollo sostenible y garantizar un futuro saludable para nuestro planeta.

«Se dice que tanto los humedales como las marismas son ecosistemas a partir de los cuales se originó la vida. Se trata de ecosistemas complejos, donde tenemos la interacción entre diversos niveles de desarrollo de vida y agua. Por lo tanto, resultan ser sistemas muy particulares, que no tienen un proceso de renovación más bien contemporáneo, sino que son sistemas naturales producidos en otras condiciones climáticas, por lo tanto, muy difíciles de reproducir y mantener. En consecuencia, cualquier deterioro que tenga lugar en los humedales por lo general es irreparable», comenta Abraham Paulsen, académico investigador del Instituto de Geografía de la Universidad Católica.

En este sentido, en nuestro país existen más de 40 mil humedales, cubriendo así una superficie aproximada de 4,5 millones de hectáreas, lo que se traduce en un 5,9% del territorio nacional. De este total, 1.400 corresponden a humedales urbanos.

Playero Arenero (Calidris alba). Créditos: Humedal Río Maipo.

Asimismo, a la fecha, Chile cuenta con 13 Humedales de Importancia Internacional o Sitios Ramsar, los cuales comprenden una superficie total aproximada de 361.760 hectáreas.

Las variadas condiciones climáticas y geológicas del país permiten la existencia de más de 20 tipos de humedales distintos. Por ejemplo, en los ecosistemas altoandinos los encontramos como bodefales y vegas, en la zona costera como estuarios, marismas o albuferas, y en las zonas patagónicas como turberas, verdaderos bloques de vegetación y agua que se prolongan por metros hacia el subsuelo.

«Los humedales costeros secuestran carbono hasta 55 veces más rápido que los bosques tropicales. Las turberas, que cubren solo el 3% de la superficie terrestre, almacenan el 30% de todo el carbono terrestre (…). Mientras que los ecosistemas del interior absorben el exceso de agua para evitar inundaciones y sequía», se lee en el primer informe Global Wetlands Outlook de la Convención de Ramsar.

Mapa de humedales en Chile. Créditos: Imagen extraída del Plan Nacional de Protección de Humedales 2018-2022, realizado por el Ministerio del Medio Ambiente.
Mapa de humedales en Chile. Créditos: Imagen extraída del Plan Nacional de Protección de Humedales 2018-2022, realizado por el Ministerio del Medio Ambiente.
Mapa de sitios Ramsar en Chile. Créditos: Imagen extraída del Plan Nacional de Protección de Humedales 2018-2022, realizado por el Ministerio del Medio Ambiente.
Mapa de sitios Ramsar en Chile. Créditos: Imagen extraída del Plan Nacional de Protección de Humedales 2018-2022, realizado por el Ministerio del Medio Ambiente.

Lamentablemente, los humedales son nuestros ecosistemas más amenazados y desaparecen tres veces más rápido que los bosques. Desde 1970, el 35% ha desparecido a nivel mundial, mientras que en el último siglo más de la mitad ha corrido con la misma suerte.

Respecto a lo anterior, en las tres últimas décadas, Latinoamérica ha liderado la pérdida de humedales. Por su parte, Chile no es ajeno a esta problemática.

El año 2020 se publicó la Ley de Humedales Urbanos, que ha servido de herramienta para proteger estos ecosistemas, pero aún hay muchos desafíos en cuanto a la fiscalización y la ordenación por parte de los planes reguladores de los municipios.

Humedal Paicaví. Créditos: Félix González.
Humedal Paicaví. Créditos: Félix González.

«Existe una falta de conciencia sobre la importancia ecológica de estos lugares y evidentemente está el tema de las políticas públicas insuficientes. Es decir, las normativas y las regulaciones ambientales son insuficientes o están mal aplicadas, y es esto lo que finalmente permite la alteración de estos ecosistemas. La mayoría de las normativas que tienen que ver con esto son más sugerentes que sancionatorias», menciona Paulina.

«La ley tiende a pensar al humedal en términos de superficie, por lo tanto, son los municipios los mandatados a la preservación del humedal, a su mantención, pero no como masa. Tampoco queda claro qué es lo que se puede hacer para protegerlo, ni quién dentro de la municipalidad debe hacerlo. Es un saludo a la bandera en el fondo», comenta Abraham por su parte.

Pato Jergon chico en Humedal Angachilla. Créditos: @lilakossack.
Pato Jergon chico en Humedal Angachilla. Créditos: @lilakossack.

El peligro de la expansión urbana

Entre las principales amenazas para estos ecosistemas figuran los proyectos inmobiliarios, que muchas veces terminan con la inhabitabilidad de las viviendas y con las familias en busca de soluciones.

En un estudio publicado en junio de 2016 se advierte que tras el 27/F se rellenaron algunos humedales para la construcción de viviendas sociales. Sin embargo, las técnicas que se utilizaron no fueron de buena calidad, por lo que es probable que esas casas presenten en la actualidad dificultades a la ahora de absorber la humedad del suelo, o cuando esta suba por las alcantarillas, así como el inevitable riesgo de inundaciones en invierno.

«Si tú eliminas los humedales, hay menor permeabilidad de las lluvias y finalmente esto genera inundaciones y también temáticas relacionadas a la remoción en masa. También se genera un enorme desperdicio de especies de flora y fauna, porque dependen directamente de estos humedales para su supervivencia», afirma Paulina.

Inundaciones en Quilicura. Créditos: ATON.
Inundaciones en Quilicura. Créditos: ATON.

De igual forma, existen diversos casos emblemáticos que ejemplifican muy bien esta problemática. Uno de ellos fue la construcción de un edificio sobre el humedal costero Estero Los Molles, llevada a cabo durante el 2020. En la zona rellenada se produjeron inundaciones de forma constante, siendo los propietarios los perjudicados por esta práctica, así como el ecosistema de la zona a raíz del daño ecológico generado.

«El hecho de construir generaba cada cierto tiempo inundaciones. Además, se produjo un daño ecológico importante en la zona. Esto se debe, primero, por asentarse en un lugar que no se debía, y segundo, porque le estás quitando la capacidad de permeabilidad al ecosistema, al humedal», comenta Paulina al respecto.

Posteriormente, fue reconocido oficialmente como humedal urbano por una resolución dictada el 13 de octubre de 2021, sin embargo, ya era demasiado tarde. El daño ya estaba hecho.

Los Molles. Créditos: Francisco Vélez.
Los Molles. Créditos: Francisco Vélez.

Y la lista sigue. Otro caso es la construcción en el borde costero en San Alfonso, comuna de Algarrobo, donde las edificaciones se ven afectadas cada vez que hay marejadas. En la comuna de Coronel nos encontramos con la construcción de la carretera By Pass y el relleno realizado por el Fundo Cantarrana en el humedal Calabozo, lo que generó la inundación de los pequeños agricultores aledaños. En Puerto Montt, en el humedal Llantén, existe el caso del Colegio Da Vinci y la inmobiliaria GPR. Asimismo, también se presenta el caso del humedal Mallinko Abtao Lawal, donde se vieron afectadas más de 1.800 viviendas sociales a raíz de filtraciones y defectos estructurales.

«Así como los humedales son ecosistemas antiguos, son también antiguas las prácticas para secarlos y transformarlos en otra cosa. Se ha avanzado en las técnicas de drenaje y el movimiento de masa. Hay técnicas que son absolutamente probadas, y la gran oportunidad de los humedales para el desarrollo y la organización es la localización», señala Abraham.

«El agua hoy en día es un factor muy apetecido por las empresas inmobiliarias para generar un plus a la oferta del terreno. En el caso de los humedales, estos fueron quedando encerrados por el desarrollo inmobiliario. Se necesita la situación del humedal, más que el humedal en sí mismo», agrega.

Sin embargo, no todo es negativo y desesperanzador, de acuerdo con Paulina aún estamos a tiempo de revertir esta situación, siempre y cuando se tomen las medidas correspondientes.

«Hay bastantes ideas de lo que se puede hacer, temas de desarrollo sostenible, restauración, involucramiento comunitario, etcétera, pero creo que lo más importante es la temática de la implementación y el fortalecimiento de las leyes. Es decir, que no solamente sean regulatorias, sino que también existan sanciones que sean acordes al nivel de impacto que una construcción pueda generar en estos lugares y que exista un seguimiento de esta implementación», explica Paulina.

«Es necesaria una ley mucho más transparente y accesible para las personas, que también involucre la participación de las comunidades locales, y las consultas ciudadanas. Todo esto de la mano con la educación y la concientización, porque si tenemos una población más consciente de los riesgos que conlleva esto, la presión política es mucho mayor», agrega.

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