Hoy es 2 de febrero y es el día mundial de los humedales.

Hoy no se venderán más flores o chocolates, no habrá fotos de río y lagos en las portadas de los diarios, ni serán compartidos por millones mensajes de feliz día en las redes sociales. Pese a que este día se instauró hace ya 26 años, solo unos pocos la celebran en todo el mundo.

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Karukinka Peatlands and forests_Wenborne-WCS

Si alguien me preguntara, diría que celebrar el día de los humedales debería ser tan popular como el día de la madre, masivo tributo anual de agradecimiento por su entrega en todo lo que hacen por nosotros. Los humedales, fuentes de bienestar individual y colectivo, pasado, actual y futuro se merecen, aunque sea una vez al año, nuestro reconocimiento y sentida gratitud.

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Karukinka Peatlands and forests_Wenborne-WCS

Los humedales han sido la cuna de todas las civilizaciones, indispensables para el desarrollo de nuestro patrimonio cultural. Son también responsables del privilegio de tener agua diariamente en nuestras vidas: el agua de tu ducha, la del café que te despierta en la mañana, o de la cerveza fría que disfrutas en el asado con los amigos el fin de semana. Los humedales nos proveen alimento, materiales y medicina como son pescados, leña, sal y plantas medicinales, por nombrar solo algunas. Nos protegen además de las inundaciones, actuando como esponjas ante el aumento de las lluvias y las crecidas de los ríos, y sumado a todo esto, su belleza nos da espacios de recreación y ofrece oportunidades para el turismo. Su valor para las personas y otros componentes de la naturaleza es simplemente innegable. Si nada de eso te parece suficientemente meritorio para celebrar a los humedales y este 2 de febrero estás derritiéndote de calor, escuchando en la radio que es el día más caliente de la historia, agradécele a los humedales bien conservados -como las turberas- que tu malestar no es aún mayor. Con el carbono atmosférico que activamente capturan y las enormes cantidades que tienen ya guardadas en ellas, los humedales ayudan a mitigar el cambio climático. Si nos damos el lujo de perderlas, sin importar cuán lejos esto pase de donde vives, ni la más densa sombra ni el más moderno aire acondicionado te salvarían de sentir los efectos del clima cambiante.

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Karukinka Peatlands and forests_Wenborne-WCS
Karukinka Peatlands and forests_Wenborne-WCS

En la práctica, hemos invisibilizado y dado por hecho el valor de los humedales, abnegados y generosos ecosistemas que nos entregan tanto. Su sub valoración ha  resultado en que en los últimos 50 años hemos sido responsables de la pérdida de uno de cada tres humedales de nuestro planeta. Como todo problema ambiental, profundo y complejo, declarar un día de celebración en el nombre de los humedales no resuelve sus amenazas -como por ejemplo los drenajes para urbanizar suelos, la degradación de la vegetación circundante, el vertimiento de contaminantes en sus aguas, la introducción de especies exóticas invasoras, o el mismo cambio climático- pero si entrega una oportunidad al año de recordarlos, agradecerles colectivamente, y definir nuestro rol para su cuidado. Quienes trabajamos en la conservación de estos ecosistemas, seguiremos celebrando este día, empujando y soñando con que el día mundial de los humedales no pase como uno más entre el día del galgo (1 de febrero) y el día de los abogados (3 de febrero).

Nicole-Püschel-Hoeneisen
Nicole Püschel Hoeneisen
1 Comentario

1 Comentario

  1. Rodrigo Munzenmayer

    Hermosa columna Nicole. ¡Que vivan los humedales para que vivamos nosotros!

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