Collares rastreadores en fauna nativa: ¿cuáles son los pros y contras de esta práctica?
El uso de collares rastreadores ha demostrado ser efectivo para comprender de mejor manera aspectos claves para la conservación de la fauna nativa, pero su uso aún genera recelo en la comunidad por los impactos que puede tener en el bienestar animal. En este artículo te contamos todo sobre estas tecnologías y cuáles son algunos de sus pros y contras.
El uso de collares rastreadores es una práctica cada vez más común en animales y su uso en fauna silvestre es especialmente importante por su rol en la conservación de las especies.
La experiencia del uso de collares rastreadores ha demostrado ser efectiva para comprender mejor el comportamiento y hábitat de los animales silvestres, permitiendo orientar de mejor manera las políticas de conservación a largo plazo. Esta técnica ha permitido a guardaparques y organizaciones de conservación identificar y responder ante amenazas en tiempo real. Un caso ejemplar es el de los elefantes en Tanzania y Sumatra, donde se han colocado collares GPS en poblaciones de elefantes en peligro de extinción. Estos permiten monitorear en tiempo real los movimientos de los elefantes para poder repeler cazadores furtivos o evitar que los animales entren en aldeas donde son atacados.
“Hay que entender que hay un objetivo detrás de marcar un animal, hay un equipo de trabajo detrás del monitoreo, y que lo que busca es responder algunas interrogantes que existen sobre ciertas especies, que de otra manera serían prácticamente imposibles de responder», dice Cristián Saucedo, director del programa Vida Silvestre de la fundación Rewilding, proyecto que incluye el monitoreo de distintas especies en el Parque Nacional Patagonia . «Por ejemplo, un cóndor que es liberado al medio silvestre, y que queremos monitorear su desempeño. Es impracticable hacerlo sin recurrir a este tipo de dispositivos. Los cóndores dentro de un año se pueden desplazar por más de un millón de hectáreas», agrega.
Carlos Rouco Zufiaurre, profesor titular en Ecología del Departamento de Biología Vegetal y Ecología de la Universidad de Sevilla, tiene una amplia experiencia monitoreando especies a través de estos collares y explica que se utilizan para localizar animales que viven en lugares de difícil acceso o que tienen algún grado de conservación. “Sirven para determinar áreas de distribución, el tamaño de las áreas de campeo, lo que nos sirve para establecer medidas de gestión de conservación y saber hasta dónde se deben proteger determinadas áreas que son importantes para las especies. Sirve también para hacer, por ejemplo, análisis de selección de hábitats, determinar qué hábitat prefieren determinadas especies”, explica.
“Hay estrategias de conservación, respuestas que se están generando con estos dispositivos que van a permitir tomar acciones de manera de corregir problemas”, señala Cristián Saucedo.
Tecnologías de rastreo: VHF, transmisión satelital y GPS
Existen tres principales tecnologías que se utilizan para estos fines: los transmisores VHF que funcionan a través de radio seguimiento, la transmisión satelital y los rastreadores GPS. La tecnología a utilizar va a depender del objetivo del rastreo del animal, de su especie, y del medio en que habita, y cada una tiene sus pros y contras.
“Hay un amplio rango de tecnologías que se pueden usar. Permiten monitorear desde insectos y anfibios, hasta grandes cetáceos”, dice Cristián Saucedo.
Saucedo explica que el VHF es la tecnología más tradicional y accesible, y funciona mejor para especies de baja movilidad, porque la señal de radio viaja distancias limitadas, mientras que el rastreo satelital es preferible para especies de alta movilidad, como aves, debido a que funciona con la triangulación de ubicación mediante señal satelital. El rastreo por GPS es el más preciso de los tres, pero es el más caro y el que requiere mayor energía para funcionar, por lo que su autonomía depende del uso de una gran batería, lo que puede limitar su uso en ciertas especies.
Tecnología GPS: predilecta en la ciencia
La tecnología GPS es la más utilizada en el ámbito científico debido a que, como explica Carlos, “ahorra muchísimo más tiempo que una localización tradicional (…). Te da una gran cantidad de localizaciones y tú puedes configurar ese collar. Yo, por ejemplo, los animales que marcaba en Nueva Zelanda, que eran las zarigüeyas, lo que hacía era, como son nocturnos, configuraba los collares para que me coja localización únicamente durante la noche”.
El GPS “te da una información detallada no solo de dónde está, sino los movimientos, qué hace, la velocidad a la que anda, etcétera. Aparte, se le puede añadir otros dispositivos en función del peso del animal, y le puedes meter termómetros de temperatura del animal, humedad del ambiente, se le puede poner un sensor de mortalidad también (…) entonces puedes ir a ver, ir a localizarlo para determinar las causas de la muerte”, agrega.
El investigador recolectó datos de monitoreo de animales en Nueva Zelanda durante cinco años, los que fueron recogidos en un estudio internacional que analizó el funcionamiento y rendimiento de los collares de telemetría satelital en fauna terrestre. El trabajo analizó datos de más de 3.000 dispositivos desplegados en 167 proyectos en todo el mundo, donde se monitorearon 62 especies distintas.
Una de las conclusiones a las que llegó este estudio es que la principal limitación de la tecnología GPS es la batería, ya que necesita una batería grande para tener autonomía. «La batería tiene una vida limitada obviamente y en función del tamaño, pues puede durar más o menos”, explica el investigador.
La segunda limitante más importante de esta tecnología es el ambiente donde se mueve el animal. “Por ejemplo si es un bosque súper denso, por lo general a la tecnología GPS le va a costar obtener datos”, explica Cristián Saucedo. En la investigación se demostró que esto influye en la cantidad y calidad de los datos registrados, comparando la cantidad de localizaciones potenciales que se esperaba obtener de cada dispositivo, con las localizaciones reales que obtuvo. Respecto a la calidad de estas, Carlos explica que “hay un error de precisión que puede ir desde los 5 hasta los 20 metros del punto real donde esté el animal”.
Impacto en el bienestar animal
En cuanto al bienestar del animal que los porta el principal problema es el peso. Debido a que utilizan una gran cantidad de energía, estos collares requieren grandes baterías, cuyo peso puede limitar la movilidad del animal, afectar su comportamiento y ser un factor de estrés. «Hay un estudio hecho por la Sociedad de Mamíferos Americana en el cual se dice que cualquier dispositivo que se utilice en un animal tiene que pesar menos del 5% de la masa corporal. Cualquier peso adicional de más de un 5%, sí puede alterar el comportamiento natural del animal», explica Saucedo. Por esto, al momento de colocar un collar es muy importante que se evalúe su peso en relación al peso del animal portador.
Otro aspecto importante a considerar cuando se utilizan estos collares es su colocación, la que es muy importante para garantizar el bienestar del animal. Dependiendo de la especie se puede colocar en el cuello o en las patas, en el caso de aves. “Colocar mal un collar puede hacer que el animal incluso pueda llegar a morir, porque hay que tener en cuenta que es un collar que se van a querer quitar, y si son capaces de introducir una pata para poder quitárselo puede que la pata se le quede atascada”, asegura Rouco. «Hay que tener mucho cuidado y saber ponerlo. Ponerlo ajustado y tampoco muy ajustado porque puede estrangular al animal. Tienes que tener en cuenta la edad del animal, porque pueden crecer», agrega.
También es importante la materialidad del collar que se utiliza, porque pueden generar abrasión en la piel del animal. «Entonces en función del clima, en función del animal, es más aconsejable unos materiales que otros», advierte el investigador.
Para supervigilar que esto se cumpla «existen comités de ética en las investigaciones y también normativas internacionales para privilegiar el bienestar de los animales, no excediendo el peso ni tamaño en las especies», asegura Cristián Saucedo. «Hay que entender nuevamente de que cada vez que se captura a un animal silvestre hay un riesgo implícito asociado a ese manejo, sea a través de la anestesia o un accidente», advierte.
«Cada vez hay más información y más modelos de equipamiento que sirven para que los animales tengan un bienestar óptimo, en cuanto a que no les moleste y que tampoco sean demasiado visibles en el caso de depredadores o presas», asegura Diego Peñaloza (@diego.wildlifevet), vicepresidente del Colegio Médico Veterinario de Chile y coordinador de Conservación del Centro de Rehabilitación de Fauna Silvestre de Parque Safari. «El bienestar animal es crucial producto de que, si no hay un óptimo bienestar, estos animales no van a estar mucho tiempo en vida silvestre porque, o van a ser cazados más rápido o van a disminuir su tasa de alimentación», agrega.
Collares rastreadores: el desafío de reducir su impacto al mínimo
A pesar de ser una herramienta que ha probado ser efectiva para el monitoreo y conservación de las especies, los collares rastreadores han sido objeto de grandes críticas porque son un elemento que puede resultar invasivo para el animal.
“Esta tecnología hoy día está siendo utilizada a nivel global. Los transmisores están probados en carnívoros, en mamíferos marinos, en aves. Aquí también hay un conocimiento acumulado que la comunidad científica ha generado respecto a los mejores modelos, las mejores formas de colocar estos dispositivos de manera de reducir el impacto al mínimo sobre las especies que lo portan”, explica Cristián Saucedo.
Cada vez son más las innovaciones tecnológicas orientadas a disminuir al mínimo el impacto de estos dispositivos. Por ejemplo, se ha creado un collar GPS para aves que se carga con energía solar, aumentando su autonomía y disminuyendo su tamaño y peso. También “algunos de estos collares GPS más modernos cuentan con sistemas de liberación automática. Tú programas de antemano el plazo para que se libere”, asegura Saucedo. Así se evita que los animales tengan que cargar con los collares una vez que se les acaba la batería.