Un grupo de científicos de la Universidad de Coimbra realizó una investigación en la cual se detectó por primera vez restos de microplásticos en la cadena alimentaria de los pingüinos de la Antártida.

En la investigación se recogieron alrededor de un total de 80 excrementos de pingüinos y de acuerdo a los resultados, un 20% de los restos contenían microplásticos, que consistían principalmente en fibras y fragmentos de diferentes tamaños y composición.

©Liam Quinn/Wikimedia
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Según se especifica en el documento, dentro de los organismos marinos antárticos, las aves marinas se consideran uno de los bioindicadores más representativos del cambio ambiental y también como indicadores de contaminación plástica en muchos ambientes marinos.

Los pingüinos marinos, como- en este caso-  los Gentoo (Pygoscelis papua), califican como un organismo estándar para percibir la contaminación en los ecosistemas marinos antárticos. En ese contexto, representan una especie apropiada debido a sus movimientos limitados fuera de su área de distribución durante todo el año, como lo como lo demuestran los datos de seguimiento, la dieta y los estudios genéticos, que excluyen la posibilidad de ingerir desechos plásticos de aguas fuera de la Antártida.

©Jan Borgstede
©Jan Borgstede

En el documento se especifica que estas partículas fueron ingeridas y absorbidas por dicha especie ya sea por ingestión directa (debido a una identificación errónea del microplástico como alimento), por ingestión indirecta a través de presas contaminadas (por ejemplo, el kril antártico es capaz de ingerir microplásticos en experimentos de laboratorio, por lo que es probable que también lo haga en su ambiente natural), y también probablemente a través del agua.

Asimismo, se detalla que según varios estudios, la dieta de los pingüinos gentoo generalmente incluye un alto porcentaje de krill antártico por lo que la contaminación observada en ellos, implica que otras especies dependientes del krill antártico, igualmente pueden ser susceptibles de contaminarse con microplásticos, por lo que se debiera abordar en futuras investigaciones.

Los resultados resaltaron la necesidad de una evaluación adicional de los niveles de estas partículas en la región, específicamente estudios acerca de las tendencias temporales y los efectos potenciales sobre los pingüinos y otros organismos en las cadenas alimentarias marinas antárticas.

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