Celebran We Tripantu con restauración de bosque nativo en la cordillera de Nahuelbuta
Con el fin de relevar la importancia del bosque nativo y la conservación de la naturaleza y sus servicios ecosistémicos, un proyecto financiado por la Unión Europea invitó a escolares de los sectores de Cañete y Contulmo a restaurar el bosque nativo de la cordillera de Nahuelbuta en pleno We Tripantu, la celebración del inicio de un nuevo ciclo de vida para el pueblo mapuche.
“Mi árbol favorito es la araucaria”, dice sin titubear Samuel García, alumno de 4° básico de la Escuela Huallapén Alto, a 36 kilómetros de Contulmo, en la Cordillera de Nahuelbuta. “Es un árbol alto y muy hermoso que nos entrega beneficios para poder alimentarnos”, agrega con tono pedagógico, mientras planta su tercer pehuén (araucaria en mapudungún) de la mañana en un terreno previamente preparado, al costado del patio de su colegio.
En pleno We Tripantu –celebración del año nuevo mapuche, durante el solsticio de invierno–, este niño de 9 años, junto a los otros 12 alumnos de su escuela – unidocente y multigrado-, fueron protagonistas de la primera jornada de reforestación con árboles nativos impulsada en el contexto del proyecto «Desarrollo de alianzas para la gestión de la restauración de bosques a escala de paisaje en Nahuelbuta». Esta iniciativa, financiada por la Unión Europea (UE), es ejecutada por el Gobierno Regional del Biobío, junto a la Asociación de Municipalidades de dicha región, Fundación Nahuelbuta y WWF Chile, como co-solicitantes. Como su nombre lo indica, su objetivo es generar alianzas entre Gobierno, privados y sociedad civil en el territorio, con una mirada social, ambiental y cultural. Asimismo, apunta a convertir a Nahuelbuta en un paisaje prioritario para la restauración en Chile, lo que cobra gran importancia también en el actual contexto de cambio climático y con miras a la COP25 que se realizará en Chile en diciembre.
“Me pareció una buena actividad, porque así recuperamos más fauna, porque nosotros podemos estar plantando flora pero esa es como una palanca que va a atraer fauna. Yo leo muchos libros con mis compañeros, leemos textos informativos y descriptivos sobre lo que puede hacer una planta, por ejemplo ser una madriguera”, comenta Samuel, dándole la espalda a los eucaliptus que flanquean el terreno de su escuela, la que hace una década se quedó sin agua.
“Teníamos un pozo y con eso bastaba para abastecernos, en invierno prácticamente se llenaba hasta arriba, pero luego comenzó a secarse y el agua se ensuciaba. Tuvimos que salir a buscar agua a los alrededores, ahora la traemos de un lugar bastante distante con una motobomba”, relata Erica Venegas, profesora encargada de la Escuela de Huallapén Alto, en donde enseña desde hace 32 años.
“Los niños están conscientes de la falta de árboles nativos y las consecuencias que estamos viviendo. He visto cómo se ha ido deteriorando, cuando llegué había mucho bosque nativo, nuestro entorno era totalmente distinto”, agrega.
“Esta iniciativa es maravillosa y pienso que no solamente debería ser en una escuela, sino que en todas. En lo personal yo agradezco y espero que esto tenga continuidad y se vaya evaluando, aquí hay cariño para que haya una apropiación, estamos hablando de que los niños están adoptando estos árboles. En lo que respecta a mí, voy a poner todas mis ganas y mi empeño para que esto siga, porque tenemos que fortalecer la semilla que son nuestros niños, ahí es donde tenemos que fortalecer el sentimiento y el cariño por la naturaleza”, puntualiza la docente.
Un nuevo ciclo
La escuela fue el primer hito de esta restauración de We Tripantu, la que en sintonía con la celebración del inicio de un nuevo periodo para diversos pueblos originarios – “una nueva salida del sol” para los mapuches- quiso simbolizar el comienzo de una nueva relación con el entorno y sus recursos.
“Se inicia un ciclo nuevo de la naturaleza y la tierra empieza entregando todo su newen o energía. Este es tiempo de plantar, de podar, de prepararse para este nuevo ciclo con todos los seres que están en el territorio”, explica Manuel Maribur, reconocido líder de turismo comunitario del valle de Elicura. “Es importante comenzar este proceso participando en esta restauración, que pienso que es como restaurar la vida que tenían los bosques antiguos, la biodiversidad, el itrofill mongen o la vida de todo, como decimos los mapuche. No se restaura solamente para que se beneficien los humanos, sino que toda la vida que hay en el bosque, lo que vemos y lo que no vemos, porque cuando tú rompes un territorio y pones eucaliptus, llega un momento en que no hay árboles, se pierde el aukin, que es el eco, y entonces se produce una variación relativa de la humedad que debe tener el territorio y eso es necesario también para el equilibro de la vida de todos”, agrega.
Un ejemplo de este cambio de visión para un nuevo ciclo lo entrega Ricardo Valencia, quien decidió reconvertir las cinco hectáreas que hace más de 20 años había destinado a monocultivo forestal, en el sector Mahuida, en el valle de Elicura, cerca de Cañete.
“Cuando no estaban los eucaliptus llegaba harta agua en estas vertientes, después todos empezamos a plantar y no sabíamos que se iban a terminar las vertientes, tampoco había técnicos que nos dijeran que no plantáramos cerca de las aguas”, recuerda, mientras da una mirada a las plantas de mañío, hualle, canelo, notro, arrayán, araucaria, murtilla y maqui, con las que el proyecto aportó a su proceso de restauración.
Esta actividad en terreno, que contó con la participación de representantes de Conaf, Municipalidad de Contulmo, WWF Chile, Fundación Nahuelbuta y diversas agrupaciones locales vinculadas al bosque nativo, culminó con una presentación de la primera Cooperativa de Restauradoras de Nahuelbuta, presidida por Ivonne Carrillo, y con la restauración de nacientes de agua en un predio del sector Elicura Alto.
“Esta es una buena oportunidad para hacer las cosas bien y recuperar bosques nativos que se han perdido en Chile, a través de estas alianzas, aplicando conocimientos técnicos en donde nosotros desde Conaf podemos aportar», señaló Pablo Sanhueza, analista fiscalizador de Conaf, oficina Cañete.
En tanto, el alcalde de Contulmo, Mauricio Lebrecht, valoró esta iniciativa y destacó la necesidad de seguir implementando este tipo de acciones. “Apoyamos y nos sentimos felices con lo que se está realizando en nuestra Cordillera de Nahuelbuta, sobre todo por lo que escuchamos y lo que hablamos de cuidar las nacientes de agua y reforestar con bosque nativo. Como municipio también hemos tomado medidas, y a través de un convenio con Conaf crearemos invernaderos para producir plantas nativas”, informó la autoridad comunal.