Bosques costeros en Zapallar: ciencia y conservación ante la urgencia de proteger un ecosistema único
Ubicado en la costa central de Chile, los Bosques de Zapallar conforman un área privada única debido a su característica de ecosistema mediterráneo, definido e identificado como “hotspot” de la biodiversidad. Hoy, su valioso ecosistema cuenta con la atención de la ciencia, ya que su hábitat está siendo investigado para analizar el cambio temporal y espacial de los ecosistemas en el contexto de la actual crisis climática, considerándolo como un refugio frente al cambio climático. Conversamos con Carmen Rosa Ringeling, directora ejecutiva de la Corporación Bosques de Zapallar; y con Patricio Pliscoff, científico a cargo de la investigación. Aquí te contamos más acerca de este increíble lugar y los desafíos que ha significado mantener, con recursos privados y donaciones, un corredor biológico clave para la zona central de Chile.
El año 2010 nació Bosques de Zapallar, una corporación sin fines de lucro, formada por vecinos residentes y veraneantes de Zapallar, Región de Valparaíso, con el único objetivo de proteger y conservar los bosques del corredor biológico del lugar.
Tomando en cuenta que un corredor biológico es una zona geográfica definida que funciona como conexión de un ecosistema y su entorno con el fin de preservar la biodiversidad del lugar, la importancia de este bosque es única en la zona costera de Chile central.
La corporación y su aporte a la naturaleza
Siendo una iniciativa privada de conservación, gracias a la figura legal de “Derecho Real de Conservación Ambiental”, es que el equipo de la corporación ha logrado hacerse cargo, de manera perpetua, de las distintas áreas privadas protegidas que conforman el corredor biológico, como el Parque El Boldo, inaugurado el año 2010, y entregado simbólicamente a la comuna de Zapallar; 20 hectáreas del sector de Aguas Claras y La Judea, abarcando no sólo dicha comuna, sino que también llegando hasta Papudo.
El Parque El Boldo es el único que tiene acceso al público, el cual cuenta con maravillosos senderos por los cuales se puede pasear, hacer trekking, caminar o trotar. Mientras que las zonas de Aguas Claras y La Judea, están destinadas únicamente a investigaciones científicas.
Lee también: Parque El Boldo: Un bosque para la comunidad
Además, han logrado crear proyectos colaborativos con la Municipalidad de Zapallar, como el trabajo intervencional que están realizando en el Cerro de la Cruz, un área municipal en que la corporación tiene la finalidad de preservar el lugar para atenuar el proceso de erosión que estaba sufriendo.
“Los ecosistemas mediterráneos concentran un 20% de la biodiversidad del planeta, pero hay muy poco remanente y menos aún conservado, ya que está súper perturbado históricamente por el asentamiento humano. Dentro de la zona central de Chile, el lugar que está mejor conservado con ese tipo de ecosistemas, son los Bosques de Zapallar”, explica Carmen Rosa Ringeling, directora ejecutiva de Corporación Bosques de Zapallar.
Debido al gran trabajo y la gestión de conservación que han realizado, este sábado 23 de abril, fueron galardonados con el premio Elisa Corcuera, otorgado por la Asociación de Iniciativas de Conservación en Áreas Privadas y de Pueblos Originarios de Chile (ASI Conserva Chile). “Dado a que el premio es escogido por otras personas que se dedican a lo mismo, para nosotros tiene un mérito doble”, expresa Ringeling.
Una importante investigación científica
Dada a su ubicación geográfica, la zona descrita tiene la particularidad de ser la única en Chile central que es una estribación o grupo de pequeñas montañas que derivan de la cordillera, y que tiene una orientación Este y Oeste.
Es por esto, que Patricio Pliscoff, Doctor en Ecología de la Universidad de Lausanne, Suiza; y profesor asociado del Departamento de Ecología y del Instituto de Geografía de la Universidad Católica de Chile, está liderando el proyecto Fondecyt “Refugios de cambio climático: una nueva herramienta biogeográfica para la priorización espacial de los ecosistemas chilenos” estudiando detalladamente los Bosques de Zapallar.
“Este lugar es como un micromundo que hemos aprovechado para analizar cómo serán los efectos del cambio climático para el resto de la zona central de Chile, ya que como tiene esa distribución Este y Oeste, se dan todas las combinaciones de ladera que hay en la zona central”, detalla el Doctor en Ecología.
La identificación de estos refugios climáticos permitirá establecer mejores acciones de adaptación al cambio climático, promoviendo la conservación de la flora, fauna y funga chilena. Por esto, también se están realizando monitoreos de fauna con cámaras trampa y recuento de la flora existente.
“Esta zona es la que tiene el listado de flora más completa que hay en Chile, el primero y más antiguo de una zona geográfica específica que se da en el continente, publicado en 1945 por Federico Johow, llamado Flora de las plantas vasculares de Zapallar. Esto es súper interesante y útil para nosotros, ya que nos permite comparar el antes y el ahora”, explica Pliscoff.
Los ecosistemas mediterráneos sólo se pueden encontrar en Chile, California, la cuenca mediterránea, Sudáfrica y Australia, y se estima que serán fuertemente afectados por el cambio climático, y aunque han sido considerados como prioridad para la conservación, sólo el 1% de ellos están protegidos en nuestro país, y menos del 5% en el resto del mundo.
Los requerimientos de una iniciativa de conservación privada
La necesidad de proteger el lugar nació hace más de 15 años, cuando los vecinos y vecinas de la comuna de Zapallar lograron salvar los bosques del cerro El Boldo de un megaproyecto inmobiliario que no cumplía con el plan regulador de la comuna, formándose años más tarde, la corporación que alberga las áreas protegidas.
Dichas áreas, corresponden a bosques esclerófilos y lauriesclerófilos en quebradas, donde habitan especies amenazadas de extinción, como el chagual (Puya chilensis), el chagualillo (Puya venusta), el naranjillo (Citronella mucronata), el petrillo (Myrceugenia correaefolia) y la pasionaria (Passiflora pinnatistipula).
Además es el hábitat de especies como el quique (Galictis cuja), el zorro culpeo (Lycalopex culpaeus), la guiña (Oncifelis guigna) y el cururo (Spalacopus cyanus); variedad de reptiles, anfibios y aves, como el pequén (Athene cunicularia) y el tucúquere (Bubo magellanicus), entre otras.
Con el fin de preservar su riqueza natural y todas las especies mencionadas anteriormente, al ser una iniciativa impulsada por privados locales, Bosques de Zapallar debe buscar su financiamiento de manera externa, a través de colectas o donaciones, con el fin de mantener el proyecto.
“Los aportes de esta colecta nos ayudan a financiar nuestros programas. Monitoreo y protección de fauna nativa, restauración de áreas erosionadas, extracción de especies exóticas, reproducción de flora nativa en nuestro nuevo vivero, educación ambiental, aumento de áreas legalmente protegidas y combate de las causas que amenazan la supervivencia de este valioso ecosistema”, explica la directora ejecutiva.
*Si deseas hacer un aporte, puedes realizarlo hasta el viernes 29 de abril a través de este link