A mediados de abril, se difundió la noticia de que la Corporación Nacional Forestal (Conaf) advertía sobre la posible amenaza para el picaflor de Arica (Eulidia yarelli) debido a los bebederos cerca de su hábitat. En un comunicado, la institución hizo un llamado a utilizar los bebederos de agua para colibríes con criterio y responsabilidad, además de evitarlos en algunos lugares, tras detectar un aumento de picaflores del norte (Rhodopis vesper) y el de cora (Thaumastura cora), en un posible detrimento del picaflor de Arica, que se encuentra en peligro de extinción.

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Picaflor del norte. ©César Muñoz

Esta medida precautoria volvió a poner en el centro de atención a los famosos bebederos de picaflores, unas pequeñas infraestructuras que se suelen colgar en jardines para atraer colibríes y se puedan alimentar. Muchas veces, estos se instalan simplemente para poder recibir su visita o para ayudarlos a alimentarse. En ese sentido, una de las principales dudas – que genera mucho debate- es si es que son recomendables.

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Picaflor chico en bebedero ©César Muñoz

Para poder tener un panorama más claro a esta interrogante, conversamos con César Muñoz, biólogo y miembro de la Red de Observadores de Aves y Vida Silvestre de Chile (ROC). Al respecto, nos comenta que todavía falta información e investigaciones, además de que depende mucho de cada caso. En eso, dice que no hay una respuesta enfática de si son o no recomendables. Pero aclara: “lo que sí podría ser más tajante es: ¿son necesarios? En estricto rigor no. En Chile no hay expertos que llamen a poner bebederos porque los picaflores lo necesitan. A priori, no se está salvando a los picaflores al poner un bebedero”.

¿Qué efectos podría generar un bebedero?

Actualmente, la información que hay sobre los bebederos de picaflores es acotada y a nivel local. Así lo explica César, quien también dice que algunos estudios están realizados en lugares donde existen muchas especies de colibríes en un mismo territorio. Incluso en Chile existe esa misma diferencia. Por ejemplo, en el norte conviven colibríes como el de Arica, el del norte y el de cora, mientras que en la zona central hay mayor presencia de colibríes gigantes en verano y de picaflores chilenos en invierno (puedes conocer sobre las especies que habitan en Chile en este artículo). Sin embargo, la literatura disponible permite tener ciertas aproximaciones a los efectos que podrían tener los bebederos.

En ese contexto, uno de los temas que se discuten es el de los efectos que podrían tener para la salud de estas aves. “Dentro de los riesgos potenciales de los bebederos, porque no es muy claro, está la probabilidad de transmisión de enfermedades. Puede ser piojos, patógenos o parásitos, por ejemplo. Las flores también tienen ese tema, pero la diferencia es que no reciben tantos picaflores en un día”, explica Muñoz. En ese sentido, existe un artículo que dice que, entre otros efectos, los bebederos podrían generar esto. Ahora, esto también se relaciona con la limpieza de los bebederos, ya que si no es constante, pueden aparecer hongos dañinos para las aves.

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Picaflor chico ©César Muñoz

Por otro lado, el bebedero es un shot de alimento fácil para el picaflor. Esta ave tiene un acelerado metabolismo, por lo que consume más energía y necesita néctar cada 10 o 15 minutos, de acuerdo a lo que se explica en el podcast Chilean Birds. Ahora, los colibríes no solo se alimentan de néctar, sino también de insectos. Sin embargo, esto último constituye una menor parte de alimento.

Pero ¿qué efectos existen si es que el picaflor está comiendo de un bebedero y no de las flores? “Yo pensé que iba a ser más claro, pero hay varias conclusiones” -afirma Muñoz- “Hay un par de estudios que encontraron que sí se disminuía la tasa de polinización y otros que no”. De nuevo, depende mucho de cada caso.

Por ejemplo, un estudio realizado en Norteamérica -con una especie de esa zona- puntualizó que, en épocas de alta floración, la tasa de visitas a bebederos bajaba. Eso también tendría que ver con la cantidad de azúcar que hay en esta pequeña infraestructura: si es que es menor a la de la flor, el colibrí va a preferir la flora. Pero también, en época de menor floración -donde también podría influir la sequía-, las visitas a los bebederos aumentarían. Otro estudio, en cambio, explicó que, en un área urbana de Ciudad de México, sí se redujo la visita a plantas nativas, asociado al uso de bebederos.

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Picaflor del norte (hembra) ©César Muñoz

De esta forma, explica César, en base a diferentes ejemplos, “se ha encontrado que las polinizaciones de ciertas flores cerca de los beberos es baja, pero hay otros casos que dicen lo contrario, en el sentido de que la probabilidad de que el picaflor llegue a esa flor es más alta, porque lo atrae en bebedero”.

Por eso también un punto importante es dónde se ubica el bebedero, porque hay personas que los colocan tanto en ciudades como en áreas rurales. “Si un picaflor no va a alimentarse a un bebedero en Santiago, por ejemplo, va a ir otra flor no nativa. Eso también sería un alimento suplementario, si se quiere ser estricto. Si hacemos un jardín para picaflores, igual es un alimento extra. Por ejemplo, con la sequía la cantidad de flores en invierno en matorral esclerófilo es baja, entonces la ciudad de por sí tiene un rol subsidiario. Pero fuera de la ciudad, hay que priorizar la flora nativa porque está adaptada a su hábitat”, dice César.

En ese sentido, cabe la duda de si es que los bebederos cambiarían la conducta de las aves. César apunta a que hay algunos estudios que dicen que hay cambios de conductas en países donde hay muchas especies de picaflores y que, al juntarse en un bebedero, tienden a ser más competitivos.

En el caso del picaflor de Arica, según se explicó cuando se dio a conocer la noticia, tanto los picaflores del norte como los de cora son competidores del de Arica. Completando esta información, se explicó que los de cora, por ejemplo, llegan, se establecen dispersando en los recursos alimenticios y sitios de nidificación del de Arica, lo que es preocupante para su conservación. “En casos como este no se puede arriesgar, si se ve un problema, hay que aplicar el principio precautorio”, dice César.

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Picaflor gigante ©César Muñoz

Sin embargo, en lugares como la zona centro – sur, en invierno solo está el picaflor chico, por lo que la competencia sería entre la misma especie.

“Se ha visto distintos casos en el tema de la competencia, también resultados mixtos. Hay veces que sí, sucede, y otras que no”, dice César.

Luego, agrega: “¿Tiene un efecto en la conducta de los picaflores el bebedero a mediano o largo plazo? Probablemente sí. El picaflor no es indiferente. Los colibríes tienen buena memoria espacial. Saben dónde están las mejores flores, cada cuánto se repone el néctar de esa flor. Entonces, sabe que el bebedero va a estar ahí”.

Un uso responsable

En general, las opiniones sobre este tema son divididas. En ese contexto, para aquellos que decidan instalar, hay que tener en cuenta la información antes explicada, además del contexto dónde se instalan y también los cuidados que eviten efectos que se sabe que pueden ser negativos para las aves.

“Quizás lo más importante es qué agua ponerle al picaflor, lo que se asocia a temas de salud. Desde la ciencia la respuesta es clara: si se pone un bebedero tiene que ser con azúcar blanca, es lo más similar a un néctar de una flor”, dice César, quien es tajante en rechazar los néctares que venden hechos con colorantes de tonalidades rojas.

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Picaflor chico  y quintral ©César Muñoz

Tampoco hay que ponerle algo más: ni azúcar morena (que contiene impurezas que permiten que se generen proliferaciones de microorganismos que pueden ser dañinas), tampoco miel. La melaza y el hierro son un peligro para los colibríes, pudiendo generar mortalidad. “La proporción más recomendada es una taza de azúcar por cuatro de agua. También se recomienda hervir el agua antes de hacer la mezcla”, dice César.

Otra cosa clave es que hay que ser minuciosos con la limpieza y mantención de los bebederos, en especial en época de calor. “Hay que limpiarlos cada dos días como máximo y no llenarlos, solo poner un poquito de agua con azúcar. Si no, se generan hongos que pueden generar infecciones en el picaflor. Uno debería cepillarlo. Si se pone un bebedero, que no se haga mal”.

También está el tema del lugar donde se instalan. Lo ideal es evitarlos en lugares rurales, para que los picaflores prefieran flora nativa. Si se ponen en lugares urbanos, es importante alejarlos de ventanas. Esto porque los picaflores pueden chocar, entrar a la casa, o ser cazados por gatos o perros cuando caen.

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Picaflor chico ©César Muñoz

Pero en estricto rigor, como se dijo en un principio, no son necesarios. Es más recomendable, si se quiere atraer picaflores, hacerlo con flora nativa o incluso no nativa, si es que no se mantienen los bebederos como debería ser. Se puede dejar crecer los quintrales en invierno, que son por excelencia “picaflorescos” o dejar flores tubulares, de colores anaranjados.

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