Existe una noción extendida del desierto como un lugar “sin vida”. Sin embargo, esta creencia se aleja bastante de la realidad, pues pasa por alto un intrincado equilibrio que depende de diversos organismos que son únicos, incomprendidos y que se han adaptado a rigurosas condiciones. Algunos habitantes de estos ambientes extremos, por ejemplo, se alimentan de la niebla o camanchaca, mientras que otros duermen en los suelos, entre rocas, como si esperaran un evento inusitado y repentino para manifestarse en su esplendor.

Nueva especie Schizanthus nutantiflorus ©Javiera Chinga
Nueva especie Schizanthus nutantiflorus ©Javiera Chinga

Algo similar ocurrió en el otoño e invierno del año 2015, cuando lluvias inusuales en el desierto de Atacama derivaron en una extensa floración, que ayudó al descubrimiento de una nueva especie para Chile. Se trata de Schizanthus nutantiflorus, una hierba anual de hermosas flores moradas, que hasta ahora solo se ha encontrado en la Región de Antofagasta, en ningún otro lugar de Chile ni del mundo. Este importante hallazgo fue publicado recientemente en la revista científica Systematic Botany por Nicolás Lavandero, Javiera Chinga, Raquel Pinto y María Fernanda Pérez, quienes develaron – entre otras cosas – que esta planta posee una característica única dentro de su grupo.

Así lo asegura el investigador asociado a la Universidad Católica, Nicolás Lavandero, quien detalla que “la característica más notoria del género Schizanthus son sus flores, ya que, aparte de ser bonitas y atractivas al ojo humano, presentan una gran diversidad de formas y adaptaciones para interactuar con sus polinizadores, por lo que la estructura que mejor sirve para diferenciar entre especies de Schizanthus, son las flores. Schizanthus nutantiflorus presenta una característica única dentro de las especies del género, en que sus flores miran hacia abajo una vez abiertas, de ahí viene el epíteto específico que le pusimos: nutantiflorus, del latín nutans (cabecear o agachar la cabeza), y florus (flor), lo que significa ‘flor que mira hacia abajo’”

Nueva especie Schizanthus nutantiflorus ©Javiera Chinga
Nueva especie Schizanthus nutantiflorus ©Javiera Chinga

En efecto, “lo primero que salta a la vista de esta nueva especie de Schizanthus son sus peculiares flores inclinadas hacia abajo. Este es un rasgo no menor ya que tiene importantes implicancias ecológicas, en particular, determina cómo los potenciales polinizadores se acercan a la flor e interactúan con ella”, explica Javiera Chinga, investigadora postdoctoral del Centro de Ecología Aplicada y Sustentabilidad (CAPES UC) y del Instituto Milenio de Socio-ecología Costera (SECOS).

Para hacerse una idea, la nueva especie vive en medio de suelos arenosos, rocas, barrancos y laderas de la zona costera, entre Tocopilla (donde se emplaza la mina Mantos de la Luna) y la Playa Hornitos. Hasta ahora, solo se ha reportado en este sector de la Región de Antofagasta. Por lo mismo, calificaría como una especie microendémica, ya que el área donde habita sería extremadamente restringida, aunque no se descarta que existan poblaciones en los alrededores.

Nueva especie Schizanthus nutantiflorus en Tocopilla, Mantos de la Luna ©Raquel Pinto
Nueva especie S. nutantiflorus en Tocopilla, Mantos de la Luna ©Raquel Pinto

Además, y a diferencia de otras plantas de su mismo grupo, Chinga asevera que “Schizanthus nutantiflorus no tiene una distribución que caiga dentro de los clásicos oasis de neblina del norte. De hecho, aparece desde la altura de Mejillones hasta el sur de Tocopilla y, al menos las poblaciones que muestreé yo, no caen dentro de la categoría clásica de oasis de neblina, ya que en esa parte de la costa la cordillera está muy metida hacia interior. Esto quiere decir que el ciclo de vida de esta especie depende exclusivamente de eventos de lluvia asociados al fenómeno de El Niño”.

Otro aspecto relevante es su extravagante flor, la cual posee – en términos muy simples – una serie de estructuras, como los pétalos de abajo y prolongaciones que sirven como “pista de aterrizaje” para ciertos insectos. También tienen un mecanismo que les permite descargar polen de forma explosiva, como si tuvieran una catapulta.

Nueva especie Schizanthus nutantiflorus ©Raquel Pinto
Nueva especie Schizanthus nutantiflorus ©Raquel Pinto

“Sin embargo” – señala Chinga – “al estar la flor inclinada, el labio inferior ya no está en posición de plataforma de aterrizaje para insectos como las abejas, dado que ahora este se encuentra casi perpendicular al piso. En este caso el potencial polinizador tendría que mantenerse ‘abrazado’ al labio inferior (y a la catapulta de polen) mientras se alimenta de néctar. Si bien no pudimos hacer estudios de polinización ni biología reproductiva cuando colectamos la especie en terreno, sí pude observar la visita de un gran lepidóptero [mariposa], el cual efectivamente se abrazó por pocos segundos al labio inferior de la flor, activando el mecanismo de descarga explosiva de polen. Fue impresionante, porque efectivamente uno ve la nubecita de polen al activarse la catapulta”.

Nueva especie Schizanthus nutantiflorus ©Javiera Chinga
Nueva especie Schizanthus nutantiflorus ©Javiera Chinga

Por ello, la investigadora de CAPES UC subraya que no es menor encontrar una especie que presente tantos rasgos asociados a los polinizadores en el Norte Grande, donde la presencia de estos animales puede ser escasa o muy variable durante todo el año. A esto se suma el hecho de que “efectivamente esta especie solo germinará luego de eventos de lluvia inusual, debiendo ser polinizada durante esa misma temporada para poder generar la próxima generación de semillas, las cuales deberán esperar quizás años a que se dé otro evento de lluvia inusual. Yo volví el 2017 a visitar las mismas poblaciones de las que saqué material el 2015, y no había absolutamente nada”.

No era una, sino tres

En junio de 2015, cuando comenzó esta historia, las investigadoras Chinga y Pérez fueron a colectar plantas al desierto, luego de que las anormales lluvias de marzo culminaran con una extensa floración en la zona costera. Con su buen ojo, se percataron que los especímenes que colectaron diferían bastante de lo que comúnmente se conocía como la especie Schizanthus laetus. Algo no calzaba. Luego se sumó la importante experiencia de Pinto y Lavandero. Efectuaron una exhaustiva revisión no solo de las plantas colectadas en 2015, sino también de cientos de otras que están almacenadas en los herbarios del Museo Nacional de Historia Natural, de la Universidad de Concepción, y del extranjero. Y también realizaron los análisis moleculares de rigor, llegando finalmente a los resultados que ya conocemos. Este sería el “resumen resumido” de un formidable trabajo colaborativo.

Schizanthus laetus en Perales, Tal Tal ©Sebastián Teillier
Schizanthus laetus en Perales, Tal Tal ©Sebastián Teillier

Lavandero destaca que “no deja de maravillarme que aún existan especies nuevas por descubrir en Chile. Uno asocia el descubrimiento de nuevas especies a localidades remotas en el trópico, en densas selvas tropicales, pero en realidad no hay que ir muy lejos para encontrar cosas aún no descritas. Entre el 2020 y lo que va del 2021, se han descrito 18 especies nuevas en el país”.

Este caso demuestra, por enésima vez, la necesidad de estudiar y describir a las especies que conforman la biodiversidad chilena, una labor meticulosa y de largo aliento que suele ser poco valorada, apoyada y financiada. “Tampoco existen fondos a nivel nacional para el trabajo taxonómico, relegando la taxonomía a un nivel inferior de otras ciencias, lo cual me parece ridículo, ya que casi todos los estudios científicos en la biología se basan en saber distinguir una especie de otra especie”, cuestiona Lavandero.

Pero esta investigación no se limitó a describir a la nueva especie Schizanthus nutantiflorus. También develó otros aspectos relevantes, ya que revalidaron la existencia de la planta Schizanthus fallax, la cual fue descrita en 1929 por el botánico estadounidense Ivan Johnston, luego de que visitara Tocopilla en 1925 (año que, por cierto, fue lluvioso en el norte). No obstante, “otros trabajos taxonómicos en Schizanthus sinonimizaron a esta especie con Schizanthus laetus, es decir, las trataron como si fuesen la misma especie, debido a su similitud morfológica”, precisa el investigador. Lo mismo sucedió con la recién descubierta Schizanthus nutantiflorus, que había sido colectada en el pasado, siendo identificada también como Schizanthus laetus.

Especie revalidada Schizanthus fallax ©Javiera Chinga
Especie revalidada Schizanthus fallax ©Javiera Chinga

Dicho en simple, Schizanthus fallax fue confundida con otra especie hermana. Eso, hasta que la colecta de esta planta, realizada 90 años después por las investigadoras, ayudó a reafirmar su existencia como una entidad diferente.

Schizanthus laetus en Paposo ©Charif Tala
Note las diferencias: Schizanthus laetus en Paposo ©Charif Tala

En palabras de Lavandero, “llegamos a la conclusión de que, efectivamente, en el Norte grande de Chile no existe solo una especie de Schizanthus (reconocidas anteriormente todas como Schizanthus laetus), sino que tres: Schizanthus laetus, Schizanthus fallax y la nueva especie Schizanthus nutantiflorus. Como verás, todo el trabajo, desde haber visto los ejemplares en terreno y colectarlos, hasta tener publicado el trabajo, tomó poco más de 5 años”.

Diferencias entre A. Schizanthus fallax B. Schizanthus laetus C. Schizanthus nutantiflorus ©Silvia Lazzarino
A. Schizanthus fallax B. Schizanthus laetus C. Schizanthus nutantiflorus ©Silvia Lazzarino

Mientras la nueva especie Schizanthus nutantiflorus se destaca por su prolongada e inclinada “pista de aterrizaje” de insectos; Schizanthus fallax posee pétalos inferiores y estambres fértiles muy reducidos en tamaño. Esto haría que el mecanismo de liberación explosiva de polen – que presentan sus especies hermanas – no sea funcional en su caso.

Los investigadores creen que dicha reducción del tamaño sería una adaptación de Schizanthus fallax a ambientes más extremos, hostiles y cambiantes, donde la presencia de polinizadores es muy escasa e incierta, “por lo que esta planta prefiere autopolinizarse, antes que esperar que un insecto llegue y la polinice. Esta hipótesis se sustenta además en que Schizanthus fallax es la especie de Schizanthus más nortina de entre las tres, donde los eventos de lluvia son muy raros y escasos en comparación a los eventos de lluvia donde habitan Schizanthus laetus y S. nutantiflorus”, puntualiza el botánico.

Especie revalidada Schizanthus fallax ©Javiera Chinga
Especie revalidada Schizanthus fallax ©Javiera Chinga

Lo más importante de todo es que la identificación y conocimiento de estas plantas y sus formas de vida tienen implicancias directas en su conservación. Si siguieran considerándose como una sola especie, en vez de tres, se subestimaría la salud de sus poblaciones y los riesgos que enfrentan cada una de ellas.

Este aspecto es crítico considerando las presiones y amenazas que enfrentan en el norte del país.

La vulnerabilidad de las flores del desierto

Luego de realizar el estudio que inspira este artículo, los investigadores propusieron categorizar el estado de conservación de las tres especies (Schizanthus laetus, Schizanthus fallax y Schizanthus nutantiflorus) como “en peligro”, esto en el marco del 18° proceso de Clasificación de Especies del Ministerio del Medio Ambiente. Su hábitat restringido, así como sus singularidades, aumentan ostensiblemente el grado de vulnerabilidad de estas plantas.

“El primer paso para poder conservar una especie, es validarla como tal. Por ejemplo, S. nutantiflorus [la especie nueva] fue por muchos años sinonimizada con S. laetus. En ese escenario, perjudicas a ambas especies pensando que es una sola especie con un rango de distribución más amplio. Ahora que validamos que son dos especies distintas, sabemos que S. nutantiflorus es un microendemismo, en donde su acotada distribución, su ciclo de vida peculiar que hace que sea difícil catastrarla en las líneas base, más la actividad minera del sector, hacen que además sea una especie en peligro”.

Nueva especie Schizanthus nutantiflorus ©Raquel Pinto
Nueva especie Schizanthus nutantiflorus ©Raquel Pinto

Precisamente, las tres especies de Schizanthus se encuentran dentro de áreas de concesiones y actividades mineras. Considerando que estas plantas aparecen luego de eventos como lluvias inusuales, no se descarta que muchas de sus poblaciones ya hayan sido arrasadas por las faenas y omitidas por completo en las líneas de base, cuando los proyectos mineros presentan los estudios de evaluación de impacto ambiental (cuando se los exige la normativa). Lavandero advierte que “la ley chilena no obliga a estos proyectos a esperar que sea un año ‘optimo’ para la vegetación para realizar el estudio, y ya que estos eventos ocurren cada 5 o 10 años, en la práctica es como si estos sectores no tuvieran vegetación y así se evalúan en el sistema”.

A esto se suman los efectos de la crisis climática, que ya se han constatado en organismos emblemáticos de ambientes áridos, como los cactus. “Se ha observado en los últimos años una disminución de la capa de neblina en el norte, la cual es clave para la subsistencia de los ecosistemas de oasis de neblina. Esto se puede ver por ejemplo en la mortalidad masiva de Eulychnia iquiquensis [copao de Iquique] en varios de estos oasis. También los eventos de lluvia parecen ser más escasos y más extremos, y la mortalidad de gran parte de la vegetación de los oasis lo demuestra”.

Además, la especie revalidada Schizanthus fallax y la nueva Schizanthus nutantiflorus no estarían presentes dentro de áreas protegidas que le ofrezcan, de cierta manera, un nivel de resguardo. Toda esta mezcla de riesgos, presiones y amenazas pueden repercutir en la extinción local de sus poblaciones, minando su supervivencia a largo plazo.

Especie revalidada Schizanthus fallax ©Raquel Pinto
Especie revalidada Schizanthus fallax ©Raquel Pinto

El taxónomo de la Universidad Católica acentúa que “es importante que se reconozca de una vez por todas la gran y aún desconocida biodiversidad que hay en el desierto de Atacama y dejar de tratar al norte como una zona de sacrificio donde se puede hacer todo tipo de actividad extractiva, contaminante o rallys, con la idea de que es un terruño seco y sin vida”.

Con anhelo, esperan que este estudio ayude no solo a visibilizar a este trío de plantas, sino también que el Estado de Chile las clasifique como especies en peligro de extinción. De ese modo, se podrían abrir las puertas para impulsar medidas concretas y formales de conservación.

Todo sea para que el desierto no pierda a sus singulares flores.

“El mensaje es que nuestro Norte Grande puede aun guardar muchas maravillas por descubrir, pero para poder descubrirlas, debemos protegerlo”, sentencia Chinga.

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