Aniol Serrasolses, kayakista extremo: “Cada día tengo menos de loco y lo que hago lo planifico muy bien”
Bajó en kayak desde los paisajes nevados del volcán Villarrica hasta el lago del mismo nombre. Pasó por nieve, bosque, ríos hasta el lago, realizando entre tanto un truco jamás antes logrado y registrado. Se trata de la reciente hazaña, que se compartió en un video, del kayakista extremo Aniol Serrasolses, quien a sus 29 años ya tiene una trayectoria que lo dota de experiencias al borde del límite y galardones mundiales en esta disciplina. Aquí conversamos con él sobre sus inicios, los recuerdos que lleva en su corazón, sus trabajos audiovisuales y su amor por los ríos chilenos. ¿Qué nos contó? Léelo a continuación.
La travesía comienza desde el volcán Rucapillán (Villarrica), en la Región de la Araucanía, Chile. En un paisaje donde la nieve predomina y el bosque se ve hacia adelante, Aniol Serrasolses (29) no está en ski, ni en snowboard, ni menos a pie. Sus manos sujetan un remo y su cuerpo un kayak. Se ubica lejos de un río, pero la misión es tirarse igual.
Fuera del río, donde él se siente más cómodo, Aniol confía en su experiencia y emprende rumbo, sacando al kayak fuera de su contexto. De la nieve pasa a los árboles nativos, esquivándolos para no chocar. Sigue por los ríos Palguín, Nevados y Captrén para llegar al lago Villarrica. Fueron kilómetros de recorrido que presenciaron un truco nunca antes publicado (Doble Cobra Flip) y que, además está grabado en un video de acción realizado junto a Redbull, en el marco de su proyecto Snow Kayak, que tuvo su estreno mundial el 31 de marzo.
A meses de su hazaña, Aniol, kayakista extremo, intenta buscar un poco de señal para hablar por teléfono en el pueblo de Futaleufú, en la Región de Los Lagos. Es aquí donde este español encontró su hogar y construyó su cabaña, maravillado por los ríos chilenos. Es en este lugar también, donde planea sus próximas aventuras y recuerda el camino que lo ha llevado donde está en su carrera profesional: un fluir que ha ido de la mano del kayak.
Subiendo hacia la aventura
Aniol tenía 12 años cuando su hermano Gerd lo acercó a un kayak. Vivía en un pequeño pueblo de Cataluña, en España, cuando veía a gente mayor aficionada por el kayak ir a remar. Él se ponía el traje de neopreno de su papá, que le quedaba grande, y montaba en un remolque su kayak. Lo unía a su bicicleta cada día después de clases y llegaba a aprender cómo remar, voltear y pararse.
Pero, según cuenta, el segundo día de aprendizaje ya fue extremo. Una especie de primera experiencia para su futuro.
La causa fue la lluvia. El río Ter amaneció con mucho más caudal. Para Aniol, en ese entonces, era “la cosa más grande del mundo”, aunque cree que los más probable es que hayan sido un par de olas, suficientes para empujarlo a unos troncos y que saliera nadando.
Lo recuerda como traumático, pero increíble al mismo tiempo. Ahí sintió esa conexión con el deporte, la impresión por lo potente del río y practicó. Vio su mejoría y se enamoró del deporte al aire libre, de la comunidad. Sintió que estaba en su lugar.
¿Cuándo fue la decisión de dedicarte profesionalmente a este deporte?
Partió desde la base de que dejé de estudiar bastante joven. A los 16 empecé a trabajar por un tiempo en una fábrica textil, la verdad es que no me veía ahí trabajando por muchos años. Me fui de casa, empecé a trabajar como guía de río, haciendo clases, bajando balsas de rafting y sabía que quería dedicar mi vida al kayak, pero los comienzos no eran fáciles. Andaba sin un peso, no tenía sponsor, era complicado así que la verdad es que me arriesgué mucho yendo a por un estilo de vida que en su momento no prometía nada en términos económicos.
Cascada abajo
Fueron 42 metros.
En Veracruz, México, Aniol, de en ese entonces 19 años, se tiró por la segunda cascada más alta del mundo en su kayak. Se llama “Big Banana” y este deportista fue a ella como un joven en búsqueda de los más altos desafíos, como las cascadas más grandes o los rápidos más difíciles. Tal como él mismo explica, algo que lo llevara al mayor límite de lo posible y esto era ideal. Se trataba de una cascada preciosa en la mitad de la selva.
¿Fue un hito en tu carrera?
Desde luego, uno de ellos. Con haber logrado esa cascada y el video que salió luego, me empecé a hacer un nombre en la comunidad de kayak y ahí es cuando empezaron a cambiar las cosas.
¿Y cómo fue la sensación de estar ahí arriba y mirar hacia abajo?
(Ríe) Sí, la verdad es que las cascadas son unas experiencias muy locas. Todo suele pasar bastante rápido, pero la vista que uno tiene al llegar al labio de la cascada es como cuando sales de un lugar oscuro y se abre el valle. Pero la verdad es que estás tan concentrado en lo que tienes que hacer que no te puedes dar el lujo de contemplar el paisaje o atesorar el momento: tienes que preocuparte de que el kayak caiga con el ángulo correcto. El tirarse es sentir un vacío en el cuerpo, algo realmente difícil de explicar. Son momentos muy cortos, tensos y especiales que te llevas para siempre adentro y no se te olvidan. Es una experiencia épica.
Empujando los límites
Hace algunos años, Aniol emprendió junto a 5 amigos rumbo a México por el río Jalacingo, en Veracruz. Uno de ellos iba liderando, él era en quien todos confiaban porque conocía, en teoría, el camino. Pero de la nada, una cascada de 30 metros los llevó hacia abajo.
Nadie sabía de ella y era de esas en las que en este deporte llaman “portaje” o las que no se corren. Esas que hay pasar por un lado caminando.
Cayeron los cinco. Uno se partió el casco, otro se hirió el cuello, otro el hombro, otros estaban casi inconscientes. Se encontraron debajo de la poza de la cascada y no podían salir. Estaban atrapados. En eso, Aniol no se despegó de su kayak y pasó por otra cascada para bajar una pared, escalar y poder mandarles una cuerda. Él estaba herido y sangrando, pero logró ayudar a sus amigos a salir.
“Fue una experiencia al límite de lo estúpido porque nos podíamos haber matado todos y cosas así, tengo mil historias en las que fácilmente podría no estar vivo y he tenido la suerte de haber sobrevivido demasiadas experiencias así”, comenta Aniol.
¿Cuál es la experiencia que llevas más en tu corazón?
Em… ¿en cosas buenas o malas?
La que tú consideres.
Bueno, es que dentro del kayak he vivido momentos muy felices, muy intensos, que no se te olvidan, en ambos sentidos. Cosas buenísimas. Y otras que han sido nefastas y que llevo igual adentro y no te puedes deshacer de ellas. Son fuertes, no son positivas realmente.
Me ha pasado de todo, desde conseguir hitos de los que me siento totalmente orgulloso como correr el río Stikine, en Canadá, que dentro del mundo del kayak es como el Everest. Ese es uno de los ríos más difíciles, más largos y logré hacerlo solo, en el récord de tiempo y en el récord de mayor nivel de agua. Entonces eso es un hito para mí, pocos que sabemos lo que es ese lugar y la dificultad de ese río, es es una de las cosas que más me enorgullece de mi carrera. He ganado el campeonatos como el Austria + North Folk Championshimp, el Adidas Sickline World Championship, esas son de las carreras más importantes que hay y haberlas ganado también genera alegría.
¿Y las experiencias que más te han tocado que sean negativas?
Bueno, ahí hay varias. Definitivamente la muerte de gente que era muy buenos amigos míos, esa es la peor parte y la más dura, es horrible de hecho y son cosas que te llevas para siempre, que nunca se te olvidan y que siempre vas a recordar y uno aprende a vivir con ello. Como que se pasa página pero igual siempre está ahí. Pero bueno cosas que se aprenden y move on.
¿Alguna vez alguien ha tildado de loco?
Em, sí, varias veces.. siempre te dicen eres un loco. Cada persona que está en el mundo de los deportes extremos tiene su fase de más locura, inconsciencia, de mandarse todo y llegar a los límites o romper los establecidos. Pero, a medida que uno agarra experiencia, te vas calmando y te haces más sabio. Obviamente se quiere seguir empujando los límites del deporte haciendo cosas grandes, pero también vas agarrando mucha experiencia de qué pasa cuando las cosas no van bien, eso te va curtiendo y te va preparando para tener más conciencia, ser más precavido y también ser más bueno. Entonces, cada vez tengo menos de loco y más de premeditación. Ahora todo lo que hago lo planeo muy bien. No creo que esté loco yo.
En los mejores ríos del mundo
Los meses de confinamiento por la pandemia, motivaron a Aniol a quedarse en Chile y avanzar en construir su cabaña cerca del río Futaleufú y, cómo no, aventurarse en los ríos que considera “de los mejores del mundo».
Pero la primera vez que ese kayakista visitó Chile fue incluso antes de empezar a tener éxito en el mundo del kayak. Tenía 18 años y viajó con todos sus ahorros por este país y su vecino, Argentina. Pasó más de seis meses viajando desde los ríos del norte hasta la Patagonia, a la altura del río Baker.
Ahí fue cuando se enamoró de los ríos, del estilo de vida, de viajar, remar, conocer lugares, la comunicad del kayak. Era una vida entretenida, distinta todos los días. En esa ocasión también conoció Futaleufú, lugar en el que hoy puso sus raíces.
¿Cómo describirías los ríos de Chile? ¿Tienen algo que envidiarle a los conocidos del mundo para realizar kayak?
Todos los ríos del mundo tienen lo suyo, pero los de Chile los considero de los mejor del mundo. Hay unos con cascadas, otros grandes como el Baker o el Pascua, con mucho volumen y olas gigantes. Hay muchos ríos, entonces si te pegas un viaje del norte al sur, tienes para remar centenares de ríos y cada uno más bueno que el otro.
En la pandemia, me imagino que igual hubo paro. ¿Cómo fue esto y el poder retomar?
Bueno, yo la pandemia me la pase toda en Futaleufú entonces aproveché mi tiempo para construir mi cabaña, la verdad que dentro de todo fue una bendición porque me dio un tiempo para mi casa. Igual he podido remar, pero sí todos los eventos y viajes que teníamos planeados se cancelaron. Llevo muchos meses acá en Chile con ganas de que se pueda volver a traer turismo, de poder volver a competir, a viajar, pero lo bueno la verdad siendo sincero la cosa se ve bastante mal, no se solución rápida con esto, no.
En ese tiempo que pudiste ir a remar ¿Qué ríos visitaste?
Remamos el río Futaleufú que es el de la casa y este verano pude ir al sur de Chile, fuimos hasta Villa O’Higgins y en ese viaje pudimos remar los mejores ríos del sur: el Bravo, Meyer, Cochrane, Amarillo en Chaitén, muchos ríos la verdad, fue un muy buen viaje.
Los proyectos personales de Aniol Serrasolses
En los años y cascadas que han pasado por el cuerpo de Aniol Serrasolses hay un proyecto que lleva en su corazón. Es el primero que menciona cuando se le pregunta por el más entretenido en el que haya participado y tiene un fin social.
Junto a su hermano Gerd crearon el “Serrasolses Brothers Program”, una escuela itinerante que busca enseñar a niños de escasos recursos con ánimos de aprender kayak. Para los pequeños, es como si un futbolista famoso llegase a donde ellos viven, les preste equipo y les haga clases, siempre con el objetivo de que tengan opciones de desempeñarse en el mundo de los ríos. Se trata de una iniciativa que ha desarrollado no solo en Futaleufú, sino que también en India, Perú y tenía planes de ser en Costa Rica, aunque se frenó por la pandemia.
Mientras tanto espera que esto se retorme, Aniol también planea volver a competir, si las condiciones sanitarias lo permiten, y viajar al campeonato del mundo en Nortuega, junto con proyectos audiovisuales en Chile, México e Islandia. Todo junto a su kayak, gran parte de su vida y felicidad, junto a los ríos, donde él encuentra un lugar de meditación, calma, relajación y energía. Es que, tal como él menciona, “el río es todo para mí”.