Más popularmente y, sobre todo hacia el sur, se pueden conocer como hualves. Así es como el pueblo mapuche se refiere a humedales o áreas pantanosas. Se trata de bosques pantanosos a los que, actualmente, también se les ha dado el nombre de bosques hundidos o bosques de pitrantos.

En ellos, especies como el temu (Blepharocalyx cruckshanksii) y el canelo (Drimys winteri), entre otros árboles o arbustos de la familia de las mirtáceas, son comunes hacia el sur. Mientras tanto, en Chile central y el norte marcan presencia otras como la Luma chequen. Y en toda su distribución, la pitra (Myrceugenia exsucca). Así, se suelen caracterizar por ser ecosistemas de humedal de agua dulce dominados por árboles, asociados a ríos, esteros y sus áreas de inundación.

Bosque hundido en el río Maullín. Crédito a Fundación Legado Chile
Bosque hundido en el río Maullín. Crédito a Fundación Legado Chile

Sus características los hacen ecosistemas importantes, pero muchos desconocen su relevancia. Además, se han visto expuestos a amenazas a través de los años. Para conocer más sobre ellos, revisamos algunas fuentes documentales y conversamos con Andrés Vera, profesional en Restauración y Conservación de la Fundación Legado Chile y Antonio Maldonado, paleoclimatólogo del Centro de Estudios Avanzados en Zonas Áridas (CEAZA).

¿Por qué son relevantes los bosques pantanosos?

Al definir qué es un bosque pantanoso, Maldonado explica que es aquel en que la napa freática está cerca de la superficie, por lo que se alimenta de aguas subterráneas que afloran a la superficie: “Eso involucra que la zona donde están estos bosques están siempre con agua o tienen suelos húmedos, al menos, constantemente. Son muy localizados por esto de que son en lugares donde aflora la napa”.

Se localizan desde la Región de Coquimbo a la de Magallanes y, de acuerdo con información del Museo Nacional de Historia Natural (MNHN), el aporte constante de aguas subterráneas configura una vegetación que depende de las condiciones de suelo local más que del clima regional, siendo la principal característica botánica la presencia de árboles dominantes de la familia de las mirtáceas, como las antes mencionadas. En Chile, hay 24 especies de mirtáceas y la mayoría son árboles o arbustos siempreverdes, de los cuales algunos son endémicos del país.

Bosque hundido en el río Maullín. Crédito a Fundación Legado Chile
Bosque hundido en el río Maullín. Crédito a Fundación Legado Chile

Esto es solo una de las características que hacen a estos ecosistemas importantes. Dentro de esa línea, Vera, de la Fundación Legado Chile- organización que tiene iniciativas para conservación del bosque hundido en una zona del río Maullín, uno de los lugares con alta presencia de bosques pantanosos- explica que un punto importante es que, al tener una vegetación densa, hay muchas especies que albergan estos bosques Y, si perdiéramos este ecosistema, estaríamos perdiendo especies que no se dan en otros lados, como la cordillera, por ejemplo.

Desde el MNHN afirman que la importancia botánica de estos bosques, particularmente en la Región de Aysén, suma a la presencia de mirtáceas, una riqueza de musgos, hepáticas y escasos antocerotes.

En ese sentido, hay otras especies que habitan en estos ecosistemas, más allá de solo las vegetacionales. “Albergan flora y fauna acuática de agua dulce, que está siendo cada vez más atacada por la deforestación y desertificación de los suelos”, dice Vera. Por ejemplo, el profesional nombra al huillín (Lontra provocax) –en el caso del río Maullín- que vive únicamente dentro de ecosistemas dulces de ríos y, por lo tanto, ahí se alimenta: “Uno de sus alimentos es el camarón de río, que vive dentro o entre las raíces de los árboles sumergidos. Esa es de sus primeras fuentes de alimento. Entonces sin bosque hundido, no hay crustáceos y sin ellos, no hay huillín. Es decir, la cadena trófica se desmorona”.

Al mismo tiempo, son refugio y corredores para la fauna silvestre, especialmente avifauna. Con ambos puntos, Maldonado dice que estos bosques pueden ser puntos importantes en términos de la conectividad de las especies porque son formaciones arbóreas continuas: «Al ser siempre bosques aislados, funcionan como puntos de refugios para aves e insectos, los que van de un bosque a otro, mientras no sea mucha la distancia entre ellos. Esto es más relevante en Chile central y el norte chico, donde funcionan un poco como oasis verdes para esta fauna».

Finalmente, según explica Vera, son sumideros de carbono de gran importancia: “se ha estado estudiando cuánto CO2 pueden absorber y mantener en la tierra, porque estamos hablando de raíces tierra abajo”. Según el texto Suelos de humedales y trumaos húmedos del sur de Chile, los hualves “contribuyen a regular el cauce de los ríos, frenando los procesos erosivos de la ribera, controlando inundaciones y actuando como tampones para retener sustancias disueltas o suspendidas en el agua del suelo”. Con todo eso, son un recurso paisajístico, de ecoturismo y se relacionan estrechamente con la cultura mapuche.

Pese a esto, históricamente han estado expuestos a amenazas.

A lo largo de Chile y los años: desconocidos y bajo amenazas

Los bosques pantanosos han existido por miles de años en lo que ahora es Chile. Maldonado realizó un estudio en el que identificó que hace seis mil años atrás estos bosques, particularmente en la Región de Coquimbo, desaparecieron, lo que estuvo asociado a condiciones climáticas mucho más secas que las actuales. “Hay uno de estos bosques en Los Vilos que se está empezando a secar y eso nos sugiere que nos estamos acercando, no llegando, a ese momento tan árido que vivimos hace cinco mil años atrás. Eso sí, estos bosques en la zona han tenido sus altibajos, pero han logrado recuperarse en una escala temporal amplia. Estos últimos dos mil años, a excepción del periodo reciente, han sido donde los bosquecitos han estado mejor”, explica.

En ese sentido, el profesional apunta a que una de las principales amenazas para estos ecosistemas es el cambio climático, aunque suma otras constantes, como la extracción de agua o el cambio de uso de suelo, sobre todo por el tema de las napas freáticas porque se podrían secar y estos ecosistemas no se sustentan solo con el agua de las precipitaciones. “Obviamente, mientras más al norte vas, su límite de distribución es más crítico. Acá tenemos un bosquecito emblemático que se está secando y claro, es probable que sea efecto del cambio climático, pero también hay que investigar si puede ser por extracción de agua”, explica.

Bosque hundido en el río Maullín. Crédito a Fundación Legado Chile
Bosque hundido en el río Maullín. Crédito a Fundación Legado Chile

En esa misma línea, Vera agrega la deforestación a la que se ha visto expuesto a través de los años, y la falta de responsabilidad de proyectos, como parcelaciones, aledañas a ríos: “muchas veces no se cumplen todas las normativas impuestas y de a poco se van degradando estos ecosistemas, que son súper sensibles. Eso se relaciona con el agua, pequeños cambios en su temperatura o su composición orgánica”.

Así, tal y como se explica particularmente para la Región de Aysén desde el MNHN, estos “humedales boscosos” han sido “durante décadas intensamente explotados y transformados por ser considerados improductivos, percepción que al presente está cambiando al considerarlos refugios de vida de interés para la conservación”.

Bosque hundido en el río Maullín. Crédito a Fundación Legado Chile
Bosque hundido en el río Maullín. Crédito a Fundación Legado Chile

Con esto, por ejemplo, desde la Fundación Legado Chile han impulsado una iniciativa para recuperar el ecosistema afectado de la desembocadura del río Maullín y también de educación socioambiental. Al respecto, Vera comenta: “cuando se habla de bosque, nos solemos olvidar de los bosques hundidos y su configuración ecológica, como sus altas densidades (por metro cuadrado encontramos 60 o 70 especies). Entonces falta educación socioambiental, es decir, hablamos de algo que trasciende el concepto ecológico del ecosistema y tiene que ver con nuestras conductas como humanos en él (…). Falta un input de mayor conciencia, de decir: esto alberga tal especie y si lo cuidamos, por ejemplo, tenemos aire más limpio”. Eso es parte del desafío.

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