El patio escolar puede promover que los niños realicen diversos tipos de juegos e interacciones sociales en contacto con la naturaleza. Estas interacciones contribuyen al desarrollo de sus capacidades físicas, socioemocionales y cognitivas. A continuación, destacamos 7 de las acciones fundamentales que hemos identificado que ocurren en un paisaje de aprendizaje.

Movimiento

Jardín Infantil Cumbre Volcán Ojos del Salado, Renca. ©Álvaro Benítez
Jardín Infantil Cumbre Volcán Ojos del Salado, Renca. ©Álvaro Benítez

El espacio y la naturaleza promueven juegos de movimiento y exploración, invitando a los niños a saltar, trepar, esconderse, subir, bajar y resbalarse. A través del placer del movimiento los niños desarrollan el equilibrio, la musculatura, la motricidad gruesa, la coordinación y diversas destrezas físicas.

Los juegos topográficos, desniveles, pirámides, barras, plataformas de diferentes alturas y muros de escalada, promueven que los niños y niñas realicen acrobacias, saltos y piruetas. El espacio propone desafíos, que los hacen ponerse a prueba y autorregularse, para irse superando y adquiriendo autonomía y seguridad en sí mismos. 

Roles

Colegio Juan Pablo Duarte, Providencia. ©Álvaro Benítez
Colegio Juan Pablo Duarte, Providencia. ©Álvaro Benítez

Los niños pequeños buscan rincones protegidos donde jugar con otros empleando su imaginación. Los niños y niñas pasan a ser otras personas, así mismo los objetos adquieren otros significados que responden a las necesidades del juego.

A través de los juegos de roles los niños reflejan el mundo que los rodea, recrean el imaginario de los cuentos y otros referentes. Algunos ejemplos de juegos de roles son: a cocinar, al papá y la mamá, al doctor, a los piratas, al supermercado, a las muñecas, al policía, a la profesora, etc. Estos juegos son sumamente importantes en la adquisición de habilidades sociales, la capacidad de empatizar con el otro y de formar amistades. 

Imaginación y activación de los sentidos

Colegio Arturo Toro Amor, Independencia.©Fundación Patio Vivo
Colegio Arturo Toro Amor, Independencia.©Fundación Patio Vivo

La materialidad del espacio entrega nuevas experiencias sensoriales, mediante el contacto con la tierra, los árboles, las plantas o la madera. Los niños descubren el aroma de las plantas y tienen nuevas experiencias visuales a través de la transformación estética del lugar.

Las estaciones del año comienzan a vivirse en el espacio. Los juegos musicales también abren nuevas interacciones y formas de relacionarse al aire libre. Todo esto abre la imaginación de los niños y crea un espacio para que inventen juegos de exploración en torno a estos elementos.

Juegos de construcción

Los niños están ávidos de experimentar y manipular objetos de distintas materialidades y formas, pudiendo lograr estructuras muy elaboradas. A partir de pequeños objetos construyen un todo, al tiempo que desarrollan la capacidad de concentración, la motricidad fina y aprenden a compartir colaborativamente.

Es un juego arraigado en el presente, que constantemente se vuelve a empezar, con el desafío de lograr una torre más alta, una ciudad, una casa o una construcción más elaborada que la anterior. Cuando los niños van creciendo, este tipo de juegos toman forma en las manualidades (carpintería, tejido, etc.). 

Reglas

Junto a los juegos de movimiento se agrega la variante donde los niños aprenden juegos con reglas concretas. Se requiere un mayor grado de abstracción y un acuerdo grupal donde todos deciden cumplirlas. A través de estas actividades se desarrolla el juego social, se forman amistades y se aprende a colaborar con otros. Hay muchos juegos de este tipo que se vuelven más desafiantes con un patio vivo, como la pinta,  el cachipún alemán, las escondidas, las quemadas, y el pillarse, entre otros, dado que hay más lugares para esconderse, saltar y armar recorridos.

Coordinación

Al tener mayores capacidades y experiencias, los niños se embarcan en juegos que requieren de destrezas físicas. Comienzan jugando a saltar la cuerda, el luche o al elástico, también las niñas suelen jugar en parejas o tríos a secuencias de manos donde cada vez se aplaude más rápido y de forma más elaborada al ritmo de alguna canción. Luego aparecen los diversos juegos de malabarismo, de equilibrio y saltos. En un patio vivo, el espacio se distribuye dando lugar para cada tipo juego e intereses de los niños. La coordinación y la destreza física se adquieren a través de la perseverancia de los niños y las posibilidades que brinda este espacio.

Contención

Colegio Ayelén, Rancagua.©Álvaro Benítez
Colegio Ayelén, Rancagua.©Álvaro Benítez

El patio provee de rincones donde los niños pueden reunirse, refugiarse y compartir con sus pares de forma más íntima y contenida. Aquí se puede conversar, contar cuentos e historias, y dar espacio para aquellos niños que quieren recrearse a través de la imaginación y la representación mental.

Los elementos a usar pueden ser bancas, una parte del aula abierta, una pequeña plataforma donde sentarse, o un túnel. De esta manera, comienzan a socializar desde otro lugar y se construye una intimidad. También son lugares propicios para hacer trabajos en grupo, leer o utilizar juegos de mesa.

1 Comentario

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  1. Saúl

    Gracias

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