Carta en Revista Science promueve priorizar la conservación de vegetación nativa dentro de las ciudades de Chile
Juan Luis Celis y Nélida Pohl, integrantes del Instituto de Ecología y Biodiversidad (IEB), publicaron un documento en la prestigiosa revista científica Science, haciendo un fuerte llamado a fortalecer la protección y restauración de los ecosistemas naturales en áreas urbanas, tales como parques, cerros islas, riberas de los ríos, y otros remanentes de vegetación nativa. Desde el IEB nos comparten más detalles en esta nota.
“Fuera de los entornos urbanos, se cultivan extensas plantaciones de especies de árboles nativos en terrenos áridos, en un intento de reemplazar los ecosistemas que se han perdido debido al desarrollo. En lugar de crear más plantaciones, que pueden no ser sostenibles, Chile debería priorizar la conservación de vegetación nativa remanente dentro de sus ciudades”, señala la carta publicada en la prestigiosa revista científica Science.
El 56% de la población mundial vive en ciudades y se espera que esta tendencia continúe, particularmente en países latinoamericanos ricos en biodiversidad como Chile, que tiene uno de los porcentajes más altos de población urbana en el mundo, 89%. Pese a ello, los parques urbanos chilenos suelen ser pequeños, escasos y dominados por vegetación exótica, mientras que los remanentes de vegetación nativa que sustentan la biodiversidad en la ciudad, están confinados en áreas a menudo vulnerables.
Así lo advierte una carta recientemente publicada en la Revista Science, elaborada por los Doctores Juan Luis Celis, investigador del Instituto de Ecología y Biodiversidad, IEB, y de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, y Nélida Pohl, directora de comunicaciones del IEB. El documento sostiene que a este complejo escenario al interior de nuestras ciudades, se suma otro, fuera de los entornos urbanos, donde se cultivan extensas plantaciones de especies de árboles nativos en zonas degradadas, como un intento de reemplazar los ecosistemas que se han perdido debido al desarrollo. “En lugar de crear más plantaciones, que pueden no ser sostenibles, Chile debería priorizar la preservación de la vegetación nativa remanente dentro de sus ciudades”, enfatizan.
Ambos autores explican que la expansión y desarrollo urbano, impulsados principalmente por los intereses del mercado inmobiliario, han generado efectos negativos sobre la biodiversidad, limitando así la existencia de vegetación nativa a cerros aislados, laderas empinadas y quebradas, áreas en las que también esta flora se encuentra amenazada “por la expansión urbana no regulada, la tala ilegal, los incendios, la sequía y, en el caso de vertederos no oficiales, la contaminación”.
Medidas ineficientes
¿Por qué resultan ineficientes estas acciones de reforestación en territorios al límite de la ciudad? Juan Luis Celis, comenta al respecto: “Lamentablemente, la mayoría de las iniciativas de reforestación, están basadas en la plantación de árboles, generalmente en terrenos desprovistos de vegetación, con exposición directa al sol y sin las condiciones adecuadas para su sobrevivencia, lo que además demanda una gran cantidad de recursos y esfuerzo en protección y riego. Esto, obviamente, limita su sobrevivencia futura. También hay que considerar que estas plantaciones están basadas en unas pocas especies arbóreas, o incluso en una sola especie en monocultivos -por ejemplo, de quillay-, lo que constituye una pérdida importante de biodiversidad y de representación del ecosistema original”.
Al respecto, Nélida Pohl señala que muchas de estas medidas son “facilistas y no se basan en los principios de la restauración ecológica, sino que apuntan solo a la plantación de árboles. Tener ecosistemas saludables no solo involucra plantar un tipo de especie, pues es necesario hacerlo bajo criterios ecológicos, considerando un conjunto más diverso y rico de especies, ya que ninguna planta o árbol crece solo ni en cualquier lugar”.
Debido a ello, la carta indica que en materia de políticas públicas, Chile debe incluir la protección y restauración de los ecosistemas naturales remanentes en las áreas urbanas, iniciativa que permitirá entregar importantes servicios ecosistémicos y bienestar a sus habitantes. Entre estos beneficios se destaca el secuestro de carbono, el suministro de oxígeno, la reducción de las olas de calor y la contaminación atmosférica, la infiltración de agua, mitigación del ruido, y la provisión de hábitat para la biodiversidad, entre otros.
“La biodiversidad no solamente tiene un valor intrínseco desde la ética, sino que también nos otorga beneficios directos. Hay muchos estudios que muestran que el acceso a la naturaleza, incluso dentro de la ciudad, mejora la salud física, psicológica y social de las personas”, advierte Nélida Pohl.
La disminución del estrés, es otro factor relevante que destaca Juan Luis Celis. “En relación a esto, recientemente se han documentado relaciones positivas entre calidad de vida y una mayor biodiversidad en las ciudades, basado en indicadores biomédicos, psicológicos y cognitivos. Todo esto incide finalmente en un mayor bienestar humano”.
Vegetación nativa en la ciudad
¿En qué espacios dentro de las ciudades se debiera promover la restauración? Los científicos realizan diversas recomendaciones, como proteger y restaurar los cerros islas de la degradación y el avance inmobiliario. “Éstos, en su mayoría, cuentan con vegetación nativa, en mayor o menor grado de degradación, lo que facilita su restauración y optimiza los recursos. Otro ejemplo son las riberas de ríos, humedales, esteros o canales que existen y que atraviesan la ciudad, que incluso podrían servir de corredores biológicos de flora y fauna, entre las cordilleras de los Andes y de la Costa. También existen numerosas quebradas con remanentes de vegetación, que, por la pendiente, no están construidas, pero muchas de ellas, hoy son utilizadas como rellenos y basurales ilegales por lo que constituyen zonas de riesgo y no son valoradas ambientalmente. Finalmente, grandes parques urbanos, podrían destinar una proporción de su área a la restaurar del ecosistema local”, sostiene el investigador del IEB.
En ese contexto, Nélida Pohl destaca el ejemplo del bosque Panul en la precordillera de Santiago, defendido por habitantes de la comuna de La Florida, quienes buscan protegerlo de los intereses inmobiliarios.
“La expansión de las redes de parques urbanos y remanentes naturales para preservar la vegetación nativa conectaría la conservación ambiental con el bienestar humano. La biodiversidad nativa adicional ayudaría a compensar pérdidas debidas a la expansión urbana, la generación de energía y la minería”, expresa la carta.
Finalmente, con estos antecedentes, ambos autores esperan que el mensaje pueda llegar a las autoridades de los Ministerios de Medio Ambiente, Agricultura y Vivienda y Urbanismo, así como al Servicio de Evaluación Ambiental, SEA, CONAF y los municipios, quienes pueden velar por la protección de remanentes urbanos y llevar a cabo el ordenamiento territorial de las comunas. “Sin embargo también son muy importantes los privados, que muchas veces tienen la convicción de generar aportes al medio ambiente o mitigar sus impactos, pero fallan en su aplicación o implementación por falta de conocimiento y asesoría”, puntualiza Juan Luis Celis.
Puedes leer la carta completa en este link.