Paisajismo sustentable: repensando los espacios verdes de las grandes ciudades
La escasez hídrica prolongada que afecta a muchas ciudades y comunas del país está obligando a repensar la forma en que se utiliza el agua a toda escala, desde poblados a las grandes ciudades. Producto de lo anterior, los municipios han desplegado una serie de medidas destinadas a hacer un uso más racional del recurso. Una de ellas, probablemente la más visible y mediática hoy, es el recambio del pasto y flores ornamentales por especies de menor consumo hídrico. Los seres humanos juegan un papel cada vez más importante en la lucha contra el cambio climático, por ello, trabajar en servicio del medio ambiente para crear un paisaje que esté en equilibrio con la naturaleza y el clima local se ha vuelto una práctica cada vez más necesaria. ¿En qué consiste el paisajismo sustentable? A continuación te lo contamos.
El escenario de sequía en la zona centro-sur de Chile sigue agravándose, mientras que cerca de la mitad de la población del país se encuentra en situación de escasez hídrica. Producto de la actual situación, cada día es más difícil mantener las áreas verdes de las ciudades, las cuales están compuestas, principalmente, por jardines con gran cantidad de especies exóticas con baja eficiencia hídrica, mucho césped y mala elección de especies. Siendo gran parte de ellas altamente dependientes de mantenciones, riegos frecuentes y un alto gasto de tiempo y recurso, traducido en una demanda de agua que no podemos permitirnos.
Por eso, durante los últimos años, el uso del césped -uno de los grandes consumidores del recurso a nivel urbano- está siendo repensado al interior de las áreas verdes urbanas. Varios municipios de diversas comunas han comenzado a reemplazarlo, en distintas áreas verdes, por otro tipo de especies de bajo consumo hídrico, de climas mediterráneos o nativas, para llevar a cabo un mejor uso del suelo. De esta forma, se pretende mantener la estética de las áreas verdes, aumentar y atraer especies de insectos y otros seres vivos. Sumado a lo anterior, cuidar un recurso que cada día es más escaso.
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Por un tema cultural, se asocia el pasto con jardines, plazas y parques. No obstante, esta especie es propia de ciudades europeas lluviosas, donde crece sin necesidad de riego. Caso contrario al clima mediterráneo de Chile, donde el pasto debe ser regado insistentemente para adornar los paisajes de las urbes. Muchas de las especies cultivadas en las ciudades son muy delicada y requiere mucha agua para sobrevivir, un recurso que escasea y que, lamentablemente, no tenemos hemos sabido cuidar. Según estimaciones del Parque Metropolitano de Santiago, por cada metro cuadrado de pasto se requieren diariamente hasta 10 litros de agua en los meses de calor. Así mismo, otras especies como el plátano oriental, también son grandes consumidores de agua.
Por otro lado, el paisaje urbano de las ciudades se encuentra repleto de especies ornamentales de alto consumo hídrico. “Hay muchas excepciones pero existen muchos casos tanto en jardinería como en paisajismo donde se plantan especies con alto consumo hídrico, y en el fondo, para mantenerlas, la gente busca todas las manera para intentar establecer estas plantas. Si la planta necesita suelo acido, se trata de modificar el ph del suelo, y si la planta necesita fierro, se incorporan quelatos de fierro. Entonces, se trata de siempre intentar adecuar la situación para lograr tener determinadas planta en el jardín, en vez de preferir otra capaz de crecer en esa zona de forma sin hacer grandes cambio”, indica el paisajista Nicolás Sánchez.
En este contexto se abre paso el paisajismo sustentable, un estilo de paisajismo que consiste en mejorar o trabajar con el medio ambiente para crear un paisaje que esté en equilibrio con el clima local, ya sea para ahorrar agua o por buscar soluciones amigables en respuesta a diversas problemáticas ambientales. A su vez, es un estilo que busca generar un espacio de alto valor estético y funcional, que permita la recolección e infiltración del agua lluvia y que, considerando las condiciones propias del territorio, demande el menor mantenimiento posible.
«Cuando la gente entiende que el jardín es mucho más que un pedazo de pasto con un perímetro de plantas, el jardín cobra sentido y deja de ser un simple suntuario, adquiriendo una riqueza mayor que permite convertirse en un área viva, un ecosistema donde existe biodiversidad, El pasto, en ecología, no es más valioso a una alfombra de una casa. Hay que ser un poco más generoso y mirar desde afuera, y de esta manera aproximarme y permitir que mi jardín sume al medioambiente», señala Nicolás Sánchez.
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Las áreas verdes son un requerimiento básico para la calidad de vida de los habitantes de la ciudad y para el medio ambiente urbano. El rol que cumplen y sus beneficios, tanto ambientales como sociales, son fundamentales para los ciudadanos. Además, estas áreas regulan el microclima, el ruido, la calidad del aire, la permeabilidad de las aguas lluvias, desempeñando un papel esencial en la biodiversidad. Ahí es donde recae la importancia de que el paisajismo sea capaz de adaptarse a las nuevas condiciones de sequía y cambio climático, para así lograr generar áreas verdes que sean sostenibles en el tiempo.
En ese sentido, existen varias alternativas para el pasto en los jardines –así como para otras especies de plantas ornamentales de alto consumo hídrico-, las cuales suelen conocerse como cubre suelos. No obstante, ninguno de ellos puede cumplir la misma función que lleva a cabo el pasto. “El pasto es una especie que resiste el alto tránsito, y no hay especies que reemplacen eso. Esta el tiqui tiqui (Phyla Nodiflora Reptans) y la falkia (falkia repens), que si bien cubren el suelo, no resisten el alto tránsito. Entonces, en el fondo, uno puede cubrir y dar verde al lugar, pero no puede darle la misma función al espacio que el pasto”, señala Nicolás Sánchez.
Cabe señalar que esto no significa que el espacio donde había pasto necesariamente debe quedar exento de vegetación, sino más bien, que este espacio debe ser repensado y visto más del lado contemplativo, y es que un jardín es mucho más que pasto rodeado por un par de plantas.
Por otro lado, la paisajista Teresa Moller, señala que el debate no debería estar centrado en el pasto, sino que en la forma en la cual nos vamos a adaptar a un clima cada vez más cálido y más seco, que pareciera haber llegado para quedarse: “No es cambiar el pasto por cubre suelos de lo que tenemos que hablar, sino que tenemos que detenernos a pensar en cuál es el paisaje que podemos tener, respecto a las condiciones que tenemos, y como lo administramos de manera eficiente. Tenemos que entender que nuestro paisaje tiene una cantidad de agua limitada y debemos adaptarnos a esa realidad. Y en ese sentido, yo creo que los árboles son nuestra mejor alternativa. Ellos son los que mejor pueden soportar esta situación y permitirnos vivir en este paisaje seco.”
Cabe destacar, igualmente, que al hablar de paisajismo sustentable no existe una discriminación entre especies exóticas y nativas, sino más bien, al momento de planear un área verde, se buscan las especies que se relacionen de la mejor forma con el ecosistema en donde se desarrollan o pueden desarrollarse. Así lo señala Nicolás Sánchez: «Lo sustentable no está asociado solamente a lo exótico o lo nativo. Hay muchas especies exóticas que son mucho más eficientes en el uso del recurso hídrico que muchas nativas. El paisaje sustentable, al final, va a ser aquel capaz de desarrollarse con las condiciones del lugar, sin sobre exigir ese ecosistema y consumiendo lo necesario, generando un aporte ambiental».
Por otro lado, Teresa Moller señala: “Tenemos que entender que hay árboles con alto requerimientos de agua, y otros que no, exóticos o nativos. No por ser nativo no necesitas agua, eso es mentira. Las especies nativas como el peumo y el maitén, vivían en una zona central en la que había mucha más agua de las que hay ahora, por lo que de acuerdo al contexto, no son especies de bajo requerimiento hídrico. Tenemos que adecuarnos a las nuevas condiciones de vida, olvidarnos del pasto, olvidarnos de los cubre suelos, olvidarnos de los arbustos, y concentrarnos en hacer un paisaje arborizado que sea agradable para la nueva realidad que vamos a tener, que ya estamos teniendo”.
Las ciudades juegan un papel cada vez más importante en la lucha contra el cambio climático, por ello, trabajar con el medio ambiente para crear un paisaje que esté en equilibrio con el clima local se ha vuelto una práctica cada vez más necesaria. “hoy día tenemos muchas posibilidades de que el paisajismo se desarrolle de forma correcta, con un consumo hídrico adecuado al territorio, y con especies que son súper emocionantes, al tener prestaciones ambientales junto con las estéticas, en el sentido de la cantidad de vida que atraen. El jardín sustentable es la visión correcta, es lo que hay que hacer y hoy tenemos la posibilidad de dar el giro”, finaliza Nicolás Sánchez.