El infinito Chiloé: un recorrido fotográfico viajando con niños
Nuestro colaborador, Marcelo Salazar, nos entrega un recorrido fotográfico a través de increíbles y mágicos rincones de Chiloé, los cuales visitó junto a su hijo. Acá nos invita a salir con los pequeños a la naturaleza, respetando sus procesos y educándolos sobre lo que los rodea y por qué hay que cuidarlo. Nos comparte algunas paradas como el Humedal de Caulin, Tenaun e Isla Mechuque, Cascada de Tocoihue, Isla Lemuy, Quinched, Huillinco y Cucao. Conoce más detalles sobre este recorrido en esta nota.
Quería aprovechar este pequeño relato para poder mostrar en terreno una experiencia propia del senderismo con niños, conociendo algunos rincones de gran belleza que hacen de Chiloé un lugar mágico. Quizás, los que más nos maravilló de esta isla y archipiélago es su infinidad de rincones, los cuales hemos ido descubriendo junto a nuestro hijo, quien nos pidió ir para allá. Los viajes no se enfocan en buscar grandes travesías, sino más bien encontrar y disfrutar de rincones donde el caminar, conocer la cultura y la belleza se unen. Bajo mi punto de vista, esta es la estrategia para acercar paso a paso a estas pequeñas personas a la naturaleza.
Durante 2021 cruzamos a Chiloé unas cinco o seis veces. Esto fue un gran contraste con 2020 porque nuestro último viaje fue en marzo, con una breve anécdota: justo ese fin de semana, cuando inició la pandemia en Chile, del 13 a 15 de marzo estábamos realizando una travesía en kayak junto al 3er encuentro de Kayak de Chiloé en Quinched y el lago Tepuhueico. A nuestro regreso subimos a la barcaza en Chacao con ambulancias que trasladaban los primeros casos desde un crucero. Luego de ese viaje pasaría más de un año para volver a reencontrarnos con la isla, su cultura y, por supuesto, su rica comida.
Naturaleza e infancia
Cuando leo sobre naturaleza e infancia, pienso en dos cosas que me han acercado más a la idea de adentrarme a los bosques. Son algo que va más allá del buen sentido común porque ayudan a entender un poco más los ecosistemas.
Lo primero ha sido, probablemente, lo más impactante. Fue ese descubrimiento sobre la conexión del bosque en una red interconectada, con roles y funciones, como describe Suzanne Simard en sus artículos o como bien describe Peter Wohlleben en su libro “la vida Secreta de los árboles”. Algo así como una red a modo “Avatar” (como la película de James Cameron). Esto es fascinante y mágico y me ha permitido tener una mirada más amplia y consciente de lo relevante que es la mezcla de “naturaleza e infancia”. Los pequeños nacen con esta posibilidad de un conocimiento duro sobre el bosque donde caminan sus pies. Lo anterior lo cuento porque muchos de nosotros hemos caminado ignorando este descubrimiento, pero la pasión de mover los pies por los bosques desde pequeño fue necesario para hoy tener más conciencia y caminar más, ¡pero fascinado!
El otro punto que me ha impactado, desde la charla de Juan Pablo Orrego y Martin del Rio en Teatro del Lago en Frutillar hace unos años, es la idea potente que dice que somos parte del ciclo ecológico o de la naturaleza. Pero al contrario de esta idea, hay quienes se sienten fuera, algo así como sentirnos superiores, un poco fruto de la vida en la ciudad colmada de tacos y con todo lo que el mundo del consumo te ofrece. Creo es vital en el desarrollo global de una persona el conocer un poco más de su entorno, y la educación ambiental a los niños es básica.
Otra cosa que he visto y aprendido al salir a caminar con mi hijo es que ellos nos enseñan a mirar de otra forma, a dar énfasis en otros elementos o a valorar aquellas cosas que damos por obvias en un viaje. Ellos siempre con la mirada del juego ven cada obstáculo, hito geográfico, antrópico y a la fauna como un momento de entretención que quedan en la retina. Mientras más elementos haya en el trayecto mezclados con el entorno mejor, por lo que disfrutan de cada puente colgante, pasarela, escalera, cerco o casita que se vea en el trayecto. También ellos disfrutan mucho el hito del picnic o del snack a mitad de viaje. No lo digo solo yo, sino que está escrito y recomendado en distintas web o portales que enseñan a sacar a nuestros hijos al bosque, como Fundación Trekking Chile.
Nos vamos a Chiloé
Este hermoso es un archipiélago de la Región de los Lagos. Haremos un viaje lineal geográfico, sin línea de tiempo, de algunos lugares que se pueden visitar en diferentes jornadas, pero lo haremos como si fuéramos por la ruta sin parar.
Partimos por el hermoso cruce del canal
El hito del cruce en la Ruta 5, aun sin puente, permite generar un estado emocional de desconexión o de distancia. El canal de Chacao nos hace un alto a casi una hora de viaje desde Puerto Varas. El cruce en barcaza es algo esperado por muchos niños, y quizás con una mirada de juego, viendo como entran camiones, buses, 4×4, que recuerdan los juguetes de casa. Estos 20 o 30 minutos se hacen mágicos si además vemos aves y lobos en el canal.
Humedal de Caulin
Ya en Chacao, entramos al poblado del mismo nombre y avanzamos derecho a su plaza junto a la iglesia que domina el paisaje y que verán desde lejos. Desde ahí sale ruta a Caulin. Nos vamos a caminar a la playa, donde en toda época se llena de cisnes, patos, quetros y, en invierno, se pinta de rosado con los flamencos que migran desde el Altiplano donde sus lagunas se congelan.
Luego desde Ancud, la ruta de la costa W20 nos llevará a las localidades de Pumillahue, Puñihuil, Lacuy y Duatao, por mencionar algunas. Todo este camino está bien asfaltado y señalizado. Existen caminatas cortas que permiten ir a miradores como el muelle del Caleuche al final de la playa de Puñihuil, donde por 1000 o 2000 pesos se puede acceder a un mirador muy bello con vistas a la costa y roquerios hermosos. El Cruce Duatao Chepu quedará para otro viaje, caminata que se puede hacer en un sentido coordinando con operadores locales y que permite ver la costa pacifico norte de la isla.
Luego regresamos un poco hacia Chacao y tomamos la ruta W15 desde la ruta 5, una ruta nueva pavimentada que pasa por Manao y Linao haciéndonos llegar directo a Dalcahue, pasando por Quemchi. Por esta ruta con buen tiempo permite viajar mirando la Cordillera de los Andes, donde es posible ver incluso los volcanes Corcovado y Michimahuida.
Además, existen varios atractivos que se pueden visitar como la isla Aucar o las turberas de Aucar en las cercanías de Quemchi. Esta última cuenta con un sendero de 4,5 km fruto del trabajo de su dueño, quien muestra el tesoro que pueden representar estos ecosistemas en las reservas de agua de la isla.
Tenaun e Isla Mechuque
Antes de llegar a Dalcahue, doblamos hacia el poblado de Tenaun por la ruta W231, donde está la iglesia Patrimonial del mismo nombre, que es de las más hermosas que hay en la isla. Desde ahí tomamos una lancha chilota hacia la isla de Mechuque, lugar donde caminaríamos por una hora recorriendo sus palafitos y luego el muelle de las islas que está a unos 2 o 3 km del poblado. Terminamos con un rico curanto al hoyo, que nuestro hijo vio en todo su proceso.
Cascada de Tocoihue
De regreso a la ruta camino a Dalcahue, nos detenemos en sector de Tocoihue, lugar donde en un pequeño sendero se puede acceder a una hermosa cascada en un bosque que impresiona por lo frondoso, con grandes coihues y mañíos.
Continuamos hacia el sur, donde alojamos.
Las cercanías de Castro tienen muchos lugares de alojamiento de todos los precios, sobre todo en la península de Rilan. Es un lujo recorrerla. Me gustaría agradecer la hospitalidad y comodidades del Refugio Pullao y Ocio Territorial, lugares que pueden buscar por las diferentes redes y web.
Isla Lemuy
Desde aquí se puede seguir rumbo a isla Lemuy, por Ruta 5, virando hacia Chonchi, tomando ruta W853, donde e sigue a ruta costera a Queilen. En esta ruta a 12 km de Chonchi está el cruce a isla Lemuy, comuna de Puqueldon. Esta es una larga isla que se puede recorrer en auto y detenerse en las iglesias patrimoniales. También muy cerca de Puqueldón está el parque Yayanes que posee un pequeño, pero bello sendero interpretativo en un recinto privado. Son no más de 30 o 40 minutos caminando, es especial para niños pequeños. Además, hay un restaurante y cabañas que ofrece el dueño.
Quinched
Cerca de Chonchi, existe un pequeño paraíso: Quinched. Aquí junto a la Marina Quinched, viven pescadores en sus alrededores, conformando un paisaje con vista el oriente donde el cambio de mareas hace un propicio paseo con niños por sus playas rocosas y arenas. Justo en esta bahía se realiza el encuentro de Kayak de Chiloé, organizado por el club de Kayak Viento Sur, en conjunto con Marina Quinched y otros grandes del kayakismo nacional. Es un precioso evento que además acoge el remar inclusivo junto a colegios e instituciones que trabajan con niños y jóvenes en situación de discapacidad como escuela Antukao de Castro y Teletón de Puerto Montt.
Huillinco, Cucao
Volviendo un poco atrás, desde Ruta 5, pasado unos kms de cruce a Chonchi, se llega girando a la costa a la ruta W80, la ruta de Lago Huillinco y Cucao. Aquí hay un polo de aventura muy bello y variado. Está el Parque Nacional Chiloé que posee muy buenos senderos administrados por Conaf. Hacia el sur está el famoso y concurrido Muelle de las Almas, administrado en forma privada y muy bien señalizado, con senderos bien demarcados y aptos para cualquier edad. Un poco antes de Cucao, en Huillinco el parque Tepuhuieco posee senderos muy buenos, de los que hay buena información en sus redes y web. El sendero tiene dificultad media en algunos puntos, es de gran belleza y permite visitar los mañios más grandes que conozco, además de un magnifico bosque de arrayanes acompañando el río Bravo y con el broche de oro final: su cascada con el mismo nombre.
Rincones hay muchos y son infinitos
En una segunda parte de este artículo continuaremos el recorrido al sur hacia Quellón y Tantauco. Esta es solo una pincelada de un recorrido virtual que es infinito.
Retomo el concepto de viaje con hijos. Creo que en un justo equilibrio es posible hacer caminatas de mayor aliento, leyendo bien la condición física de los niños, y respetando su condición de infantes, motivando estas actividades con un énfasis en el juego, incentivarlos con hitos relevantes y de buscar atractivos a veces diferentes.
Mi experiencia me dice que ya a los 6 o 7 años un niño tiene un desarrollo muscular para realizar actividades más intensas y eso se expresa también en el deporte y el juego diario que debemos conocer previamente. Respetar las pausas, la reposición del agua y alimentación como parte del atractivo del viaje, esto último muy en el enfoque de un break o picnic que a ellos les gusta.
Si tienen suerte se puede ver fauna, principalmente la más emblemática que es el pudú, que hoy presenta una fuerte disminución de su número, dado principalmente por los atropellos en las rutas, la introducción de perros domésticos en forma masiva cercanos a su hábitat, y la pérdida del bosque por la tala ya descrita y mostrada en este portal por otros autores, todas acciones lamentables.
Cualquier necesidad de más detalles de las rutas, me pueden escribir a mi Instagram.
Marcelo Salazar @marcelosalazarfotografia